Carta desde el Pacífico. Noticias Sudamericanas

30/06/2016
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La Alianza del Pacífico (AP) es una iniciativa de integración regional, que fue promovida por el Estado peruano y conformada, en principio, por cuatro países: Chile, Colombia, México y Perú.Sin embargo, dicha Alianza ha sido planteada como un proceso de integración abierto y no excluyente, por ello, 24 países de América Latina, Europa, Asia y Oceanía se encuentran en calidad de observadores del acuerdo. A la vez que Costa Rica y Panamá, que se encuentran en pleno proceso de incorporación.  

 

La AP tiene sus orígenes en el Foro del Arco del Pacífico Latinoamericano, propuesta del gobierno peruano de Alan García, a raíz del quiebre de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), en 2007, la cual había entrado en crisis desde 2006, cuando tuvo lugar la salida de Venezuela y cuando los gobiernos de Ecuador y Bolivia adquirieron marcos de políticas económicas diferenciados de los de Colombia y Perú. La propuesta de este foro penduló sobre la potenciación de las relaciones Asia-Pacífico y el refuerzo de acuerdos comerciales con nuevos países como Chile.

 

La iniciativa de integración comenzó a tomar forma en 2011, cuando se hizo pública por medio de la firma de dos acuerdos en Perú. La primera declaración de intenciones tuvo lugar el 28 de abril en Lima, con la participación de los presidentes Alan García (Perú), Juan Manuel Santos (Colombia), Sebastián Piñera (Chile) y Felipe Calderón (México). Además, con la observación de Rómulo Roux, Ministro de Asuntos del Canal de Panamá, enviado especial de Ricardo Martinelli (presidente de Panamá, país que participa como observador en al Alianza).

 

El segundo acuerdo profundizó en la definición de los propósitos de la Alianza y en el establecimiento de un calendario de avance de la misma. La reunión tuvo lugar en la ciudad de Mérida (México), el día 4 de diciembre de 2011. Allí los mismos mandatarios –excepto Ollanta Humala, elegido presidente cinco meses antes, y quien fue representado por el Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Rafael Roncagliolo-firmaron un acuerdo orientado a la definición inmediata de la Alianza del Pacífico.

 

De tal manera, el 6 de junio de 2012 se firmó el acuerdo de la Alianza del Pacífico, que desde la perspectiva geopolítica, nace como una respuesta al denominado “giro a la izquierda” de algunos gobiernos en América Latina. Este acuerdo surge como un contrapeso del Mercosur cuyo punto de partida inicial data del año 2005 en Mar del Plata cuando Néstor Kirchner (Argentina), Lula da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela), le dijeron No al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).Desde entonces el Mercosur comenzó a plantearse, no ya como un acuerdo aduanero y comercial, sino también de cariz político, social y cultural. Unasur y luego Celac fueron creadas buscando una nueva institucionalidad en miras de la inclusión social, la distribución de la riqueza, la integración productiva y la potenciación del mercado regional.

 

Alianza del Pacífico y Mercosur representan dos procesos de antagónicos, que involucran modelos de sociedad en beneficio de sectores sociales opuestos. Conceptualmente el énfasis de Alianza del Pacífico está orientado al libre comercio, en contraste con las políticas del Mercosur, tales como la integración productiva y el comercio intrarregional. El sostenido crecimiento económico de los países de la AP permite, además, que otro de sus objetivos sea convertirse “en una plataforma de articulación política, de integración económica y comercial y de proyección al mundo, con especial énfasis en Asia-Pacífico”1.

 

Cabe destacar que Perú, Chile y México a su vez, son parte de los 12 países miembro del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP), firmado el 3 de febrero de 2016. Los 7 países restantes son: Japón, Australia, Brunei, Malasia, Nueva Zelanda, Vietnam, Singapur, Canadá y Estados Unidos. Además de las críticas al Tratado, que supuestamente busca favorecer a las trasnacionales, su objetivo parece ser atemperar la influencia de China en el ámbito económico del Pacífico. Tras firmar el convenio TPP, Barack Obama aseveró que no permitirá a países como China liderar la economía global.

 

Sostenida por los Estados Unidos, la Alianza del Pacífico se erige como herramienta en la geopolítica del Departamento de Estado norteamericano y de la derecha estadounidense desplegada en el escenario internacional. Sigue la línea de vigorizar el modelo neoliberal al igual que los Tratados de Libre Comercio, que desde el año 2002 en adelante implicaron a gran parte de las naciones de América Central, Chile, Perú y Colombia, entre otras.

 

Perú

 

Perú fue el país que promovió la Alianza del Pacífico bajo el gobierno del entonces presidente, Alan García (APRA). En octubre de 2010 envió al presidente colombiano Juan Manuel Santos una propuesta con miras a que Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Chile formaran un “área de integración profunda”, en la que se asegurara plena libertad para la circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Lo que se daría a conocer públicamente el 28 de abril de 2011 a través de la Declaración de Lima.

 

Se trataba del segundo gobierno de García el cual se caracterizó por su marcado interés en favorecer la inversión extranjera, acelerando la integración del Perú con los grandes mercados mundiales. En ese sentido, siguió los lineamientos de la política económica trazada desde 1990, es decir, tras el fin de su primer gobierno y el advenimiento del fujimorismo. García profundizó el modelo neoliberal primario exportador y continuó la agresiva política de firma de tratados de libre comercio (TLC), consolidando así el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el Acuerdo de Libre Comercio entre Perú y los Estados de la Asociación Europea de Libre Comercio (Suiza, Liechtenstein, Islandia y Noruega) y otros acuerdos comerciales del mismo talante con países como Tailandia, Corea del Sur, México, Chile, China, Canadá y Singapur.

 

El crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) fue sostenido gracias a los precios internacionales de los metales. Como contracara, las protestas sociales en diversas localidades continuaron en alza, sobretodo en oposición a los proyectos mineros. Los tratados comerciales con sus respectivas rebajas arancelarias arrojaron, como saldo de su mandato, un aumento de la penetración de las importaciones, lo que afectó la producción industrial y agrícola. Es decir, el crecimiento no se sustenta en aumentos sostenidos de la productividad y, por lo tanto, no conduce a ganancias de competitividad. Esta manera de crecer acrecienta la desigualdad de ingresos y, por ende, alimenta el conflicto social. El modelo neoliberal es exportador neto de capitales. Por su parte, la Alianza del Pacífico redujo el impuesto de sus ganancias al 5%, ampliando las posibilidades de salida de capitales. En pocas palabras una economía más vulnerable y más dependiente de los mercados externos.

 

El sucesor de Alan García, el presidente Ollanta Humala (Partido Nacionalista), cumplió con los acuerdos previos en su aspecto comercial y económico, pero cuidándose de no participar en ningún bloque ideológico, por su política de no alineamiento en relación con los países latinoamericanos. Durante la II Cumbre de la Alianza del Pacífico –en Mérida-, realizada a inicios de diciembre de 2011, Ollanta Humala no concurrió y fue representado por el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Rafael Roncagliolo. Tampoco asistió a la Cumbre de Celac, en Caracas. De él mismo la derecha peruana decía que se trataba de un candidato “chavista”. Sin embargo a poco de concluir su mandato (el 28 de julio) Mario Vargas Llosa, el escritor e influyente líder de opinión, dijo en una entrevista realizada por el periodista argentino Andrés Oppenheimer que el mandato de Humala fue la mejor presidencia de la historia peruana. La caracterización se basa en haber continuado con la política económica predominante en el país en los últimos años.

 

En las últimas elecciones presidenciales de este año, el resultado final se dirimió a favor de Pedro Kuczynski, quien en 2004 –en calidad de lobista- fue promotor de negocios para las empresas extranjeras con la exportación del gas de Camisea, en desmedro de los intereses nacionales. En su condición de ministro de Economía, hizo que se modificaran algunos decretos para permitir que el gas de los lotes 56 y 88 se pudiera utilizar para satisfacer la demanda del mercado mexicano, permitiendo así ganancias millonarias para las empresas que por entonces representaba. Nada hace pensar que en materia de política económica modifique el modelo extractivista exportador, heredado del pasado.

 

Colombia

 

El presidente Juan Manuel Santos no fue el encargado de la cartera de Comercio Exterior durante el gobierno de César Gaviria en vano. Su interés por el estableciemiento de alianzas regionales, ha sido, desde los primeros meses de su primer gobierno, su apuesta segura, tanto que, conforme ocupó el sillón presidencial en el Palacio de Nariño, inició una campaña por mejorar las relaciones de Colombia con sus vecinos Venezuela y Ecuador, malogradas durante el gobierno de Álvaro Uribe. En este sentido, su trabajo por la integración ha sido intenso y el apoyo de la plataforma política que lo avala, la Unidad Nacional, constante.

 

Por ello, si la relación con países el “eje bolivariano” ha sido cuanto menos diplomática, la articulación política con los países de corte neoliberal, en torno a la Alianza del Pacífico en Colombia se podría denominar activista. En este sentido, los dos gobiernos Santos han orientado sus esfuerzos al establecimiento y fortalecimiento de la Alianza, en su carácter comercial. Así, queda claro en los ejes principales del proyecto político denominado “Colombia, la paz ya viene” que pone de manifiesto, en varias ocasiones, que la AP es el instrumento “más importante de la región”.

 

Los ejes de acción del gobierno en torno de la alianza se centran en varios temas: en primer lugar, la conquista y la apertura hacia nuevos mercados, especialmente los asiáticos, orientándose, fundamentalmente, al fortalecimiento del mercado minero-energético entre las economías integradas. Éste último es un factor que cabe destacar, pues Colombia es el décimo primer país productor de carbón en el mundo (según el StatisticalReview of WorldEnergy, 2013), con una producción en 2015 de 88,5 millones de toneladas. En Colombia son las compañías Glencore (Suiza), Drummond (EE.UU.) y BHP Billington (Australia) las principales concesionaras de la explotación del carbón en minas de cielo abierto en la Guajira y en el Cesar y, a su vez, las grandes beneficiarias de las reducciones arancelarias para la exportación en el marco de la AP.

 

Otro de los ejes centrales para Colombia es la apertura en el sector agropecuario. Las líneas del gobierno se orientan hacia la tecnificación del campo por medio de la participación de integrantes de la Alianza, como el recién llegado (todavía en trámites de adhesión), Argentina, cuyo presidente Mauricio Macri recientemente visitó Colombia, con la finalidad de establecer los primeros acercamientos. En la reunión que sostuvo con su homólogo colombiano, la agricultura fue un tema central de cooperación sur-sur.

 

Esta declaración de intenciones se produjo en plena finalización del paro agrario que tuvo a Colombia en vilo durante más de dos semanas. La denuncia de las organizaciones campesinas hacia las políticas neoliberales del presidente Santos en torno al campo, han hecho que la Minga y las agrupaciones campesinas se reinstalen en la lucha (entre otras cosas) por la preocupación ante la entrada al mercado de productos sin límites arancelarios, algo que ya vienen sufriendo desde la aprobación del Tratado de Libre Comercio con EE.UU. y que se intensificaría con la firma de nuevos acuerdos comerciales con más países, con cultivos extensivos e industrializados, como es el caso de Argentina, con la caña de azúcar, el algodón y las oleaginosas.

 

En definitiva, la prioridad del gobierno de Santos y de la plataforma política que lo avala está centrada, más que todo, en la activación comercial en torno a dos intereses fundamentales, la reducción de las barreras arancelarias para la salida de los productos de la “locomotora extractivista” y, por otra parte, el abaratamiento de las importaciones agrícolas de países industrializados agropecuariamente.

 

A pesar de ello, es necesario destacar la labor del Ejecutivo en la reintegración de Colombia como “hub” regional, algo que permite, al calor de acuerdos como la Alianza del Pacífico, plantear entre líneas otros proyectos de integración de carácter social, turística, educativa, cooperación sur-sur y colaboración en los proyectos venideros anclados al posconflicto. Particularmente, la acción de Santos ha sacado a Colombia del aislamiento regional, propio de la administración pasada, que desarrollaba al país de espaldas a Latinoamérica, obviando la pluralidad y las oportunidades regionales que la integración sur-sur plantea.

 

México

 

Durante el mandato de Felipe Calderón (Partido Acción Nacional - PAN) el incremento de la pobreza alcanzó límites exorbitantes, que pusieron de manifiesto la enorme crisis social que vivía el país, con más de un 44% de su población en la pobreza (2008) y un incremento paulatino que dejó un sangrante 52% de la población en esas condiciones, tras su mandato (2012).

 

La situación de la crisis económica mundial en 2008 fue otro de los elementos que hizo impulsar nuevas alianzas estratégicas regionales, orientadas –cómo no- a la apertura mercantil hacia nuevos mercados, siendo el asiático (eje central de la AP) el mercado más interesante, para un país que tradicionalmente miró hacia el norte.

 

Con un discurso neoliberal que definió la necesidad de estos procesos aperturistas, como elementos favorecedores de la situación económica del país y como una forma de ataque al vergonzante aumento de la pobreza, Felipe Calderón integró a México en la Alianza del Pacífico, siendo partícipe de la misma, desde los primeros momentos de contacto.

 

El interés de integración, que no decayó con la llegada de Enrique Peña Nieto, del Partido de la Revolución Institucional (PRI) a la presidencia en 2012, se centra en varios factores. El primero de ellos se vincula al reposicionamiento de México en el mapa regional, la intencionalidad de mirar otros horizontes más allá del norteamericano, se relaciona no con un rechazo al vecino del norte, sino con un cambio en la estrategia de alianzas regionales, donde Venezuela, Brasil y Argentina entonces estaban adquiriendo un peso geopolítico importante, sin un contrapeso de otras potencias.

 

La convergencia gradual que se estableció ayudó también a reforzar el comercio entre México y los países integrantes de la Alianza, fundamentalmente, porque su competitividad económica se centra en la producción de bienes del sector manufacturero(especialmente del sector automotriz) y servicios (fundamentalmente en las áreas de las telecomunicaciones). En este sentido, el contacto con mercados como el colombiano y el peruano fueron dos ejes importantes a la hora de fomentar el proyecto integracionista que permitiría a los grandes empresarios mexicanos, como por ejemplo, Carlos Slim (muy cercano al presidente Calderón), entrar a sus mercados de telecomunicaciones.

 

Otro de los ejes más importantes de interés para el gobierno de México fue la apertura de fronteras. Teniendo en cuenta que en México el turismo aporta (a 2016) un 8,5 del PIB, la eliminación de visados para los ciudadanos de países integrantes de la Alianza fue un acicate más que promovió la integración de este país.

 

La estrategia del presidente Calderón del PAN y, posteriormente, de Enrique Peña Nieto del PRI es coherente con las políticas neoliberales que asumieron los dos partidos, desde finales de los años ochenta, orientadas hacia la liberalización económica, después de que Carlos Salinas de Gortari (PRI) firmó el Tratado de Libre Comercio con EE.UU..

 

Chile

 

Desde la Cumbre Iberoamericana de Mar del Plata, realizada el 3 y 4 de diciembre de 2010, Sebastián Piñera –entonces Presidente de Chile por Coalición por el Cambio, alianza de centroderecha integrada fundamentalmente por dos partidos políticos: la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN)- convocó a los Presidentes de Perú, Colombia y México a una reunión para discutir cómo fortalecer su relación a través de una integración profunda. La integración no se basa solamente en aspectos arancelarios o aduaneros, sino que busca consolidar políticas, normas y estándares nacionales. Sin embargo, las negociaciones comerciales de los miembros de la AP continúan siendo de carácter individual, sin señales públicas de querer negociar de manera conjunta acuerdos comerciales con terceros.

 

Alianza del Pacífico sigue la línea de la política chilena de –por lo menos- los últimos veinte años, esto es consolidarse como un país-puerto hacia Asia-Pacífico y –dada su posición geográfica- como un puente entre los mercados del Pacífico y del Atlántico. En los últimos 15 años Chile ha aumentado la exportación de recursos naturales a China, sin embargo, frente a la depreciación de la moneda china el panorama ha cambiado. Actualmente Chile ha diversificado su oferta exportadora, aprovechando los tratados de libre comercio (TLC) tanto a nivel regional como extrarregional.

 

Los vínculos comerciales de los miembros de la AP con Asia no mantienen un patrón común, para Chile el mercado asiático representa casi la mitad de las exportaciones totales. De los cuatro países miembro, Chile es el único que presenta superávit comercial a diferencia de los otros tres miembros que arrojan déficits. A su vez, Chile por medio de AP logra colocar tanto servicios de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), como servicios profesionales y empresariales. En la Cumbre de Paracas realizada en julio del 2015 Chile valoró la negociación del Primer Protocolo Modificatorio del Acuerdo Marco. Las modificaciones incluyen un capítulo de mejoras regulatorias y nuevas normas en cuanto a telecomunicaciones y el comercio electrónico.

 

Bachelet, en sus dos periodos, a pesar de representar una coalición de centro-izquierda, no se ha distanciado del modelo de economía abierta que ha caracterizado a la economía chilena. En la 49° cumbre del Mercosur–bloque del que Chile es Estado asociado- realizada en diciembre de 2015, la presidenta consideró que,a pesar de las diferencias políticas, institucionales y de organización económica, "es posible avanzar hacia la convergencia y creación de sinergias entre estos dos mecanismos de integración, especialmente en aquellas materias que no involucren temas arancelarios".A pesar de las diferencias en modelos de desarrollo, Chile estima que hay ámbitos en los cuales la Alianza del Pacífico y Mercosur pueden trabajar de manera conjunta, por ejemplo, en la facilitación del comercio o la conectividad física y virtual.

 

En enero del corriente año el ex mandatario chileno Sebastián Piñera visitó al nuevo presidente argentino, Mauricio Macri, interesado en un acercamiento entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. Piñera también usó la reunión protocolar para tratar la cuestión del conflicto que el país trasandino y Bolivia tienen desde hace más de un siglo, por la salida al mar. Sobre el conflicto limítrofe el ex presidente enfatizó el tratado del año 1904 –que aún se encuentra vigente- a sabiendas de que Bolivia en su carácter de país adherente al MERCOSUR, esto es con derecho a voz pero no a voto, lleva adelante el reclamo de restitución del territorio marítimo desde hace tres años. “Mar para Bolivia, Malvinas para Argentina” había sido la consigna con la que el julio de 2015 Evo Morales logró el apoyo de activistas de DD.HH. y trabajadores en una visita oficial a Argentina. En la misma oportunidad se había referido al país austral como “el país que más apoyo” brinda a su causa. 

 

Acercarse al Mercosur, cuyos miembros conjuntamente representan más de la mitad del PBI de la región, parece ser la clave. La iniciativa de “convergencia en la diversidad” entre AP y Mercosur fue lanzada por el gobierno de Chile en 2014, y en los últimos meses ha recobrado vigencia favorecida –entre otros factores- por el cambio de administración en Argentina.

 

Argentina

 

El presidente Mauricio Macri ha llegado al poder por una la alianza de derecha Cambiemos, conformada por la Coalición Cívica (ARI), PRO (Propuesta Republicana) y la Unión Cívica Radical (UCR).Recientemente bajo su mandato Argentina, se ha incorporado a la AP como un observador oficial y asistirá a la próxima reunión del grupo propuesta para el 1 de julio en Santiago, Chile. Como miembro observador, Argentina contaría con derecho a voz pero no a voto, también se le permitirá asistir a las reuniones del grupo, a las que haya sido invitado y, finalmente, según los criterios actuales de adhesión a la AP, deberá contar con un TLC con al menos la mitad de los miembros actuales.

 

A diferencia de otros bloques de integración, los límites de la AP no son geográficos. Su membresía responde a visiones compartidas en términos de política económica. La incorporación del macrismo –en calidad de observador- a la AP ha sido interpretada como un alejamiento con respecto a las políticas económicas de carácter proteccionista. Macri fue elegido en noviembre de 2015, su plataforma política auguraba un cambio económico radical a la Argentina, luego de diez años de kirchnerismo (Néstor Kirchner 2003-2007, y su esposa Cristina Fernández de Kirchner 2007-2015).

 

Subyace la duda de cómo y en qué medida la Alianza del Pacífico profundizará su relación con el grupo Mercosur, cabe destacar que Uruguay y Paraguay –ambos miembros del Mercosur- ya son observadores en la Alianza del Pacífico. Los miembros de la AP comparten políticas abiertas hacia el comercio y la inversión, además de una extensa red de Tratados de Libre Comercio (TLC) y aranceles más bajos que los países miembros del Mercosur.

 

Ava Gómez y Bárbara Ester/CELAG

 

http://www.celag.org/carta-desde-el-pacifico-noticias-sudamericanas-por-ava-gomez-y-barbara-ester/

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/178458
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