Venezuela resiste ante la ofensiva imperialista
- Opinión
Como nunca antes en la historia, Venezuela viene siendo acosada y agredida por el imperialismo yanqui y sus lacayos. Desde todos los frentes, de manera directa o camuflada, el Pentágono despliega sus malas artes para derrocar al legítimo gobierno del Presidente bolivariano Nicolás Maduro.
Desde que el Comandante Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, la Casa Blanca comenzó su propósito de defenestrar a la Revolución Bolivariana. En cada acto de desestabilizador –desde los paros patronales, sabotajes, intentos de magnicidio, guerra económica, bombardeo mediático con mentiras, calumnias y difamaciones, golpe de estado, violencia callejera y demás acciones antidemocráticas y desestabilizadoras–, se descubre la mano del gobierno estadounidense. A través de su embajada, la NED, USAID, la Cuarta Flota, sus medios de comunicación, el paramilitarismo, la CIA, DEA y los organismos internacionales controlados por ellos, llámense OEA, BID, FMI, Banco Mundial, etcétera, el imperialismo yanqui no ha descansado un instante en su objetivo de asediar y atacar al gobierno revolucionario.
Tal vez, durante los primeros meses del mandato del Presidente Chávez, el injerencismo no fue tan agresivo, debido a que el imperialismo se abocó a un intento de “domesticación” del Comandante. Pero ni bien percibieron que esa tarea era infructuosa, comenzaron a golpear sistemáticamente. Su idea de “seducción” se estrechó contra la convicción patriótica y revolucionaria del líder histórico de la Revolución. La táctica de “la zanahoria y el garrote” –siempre esgrimida por el imperialismo–, fracasó estruendosamente. Chávez, sin aspaviento y sigilosamente, había reconstituido la OPEP y comenzaba a diagramar sus políticas integracionistas que luego coronarían en Petrocaribe, ALBA, Unasur y la Celac.
Nunca el bolivarianismo pudo gobernar libremente, sin los “palos en la rueda” que el imperialismo y sus agentes se encargaron de poner a su marcha. Ni siquiera una misión tan humanitaria, como la Misión Robinson de alfabetización, dejó de ser atacada por el gobierno yanqui. Según ellos, se estaba “ideologizando peligrosamente” la población.
Sin embargo, la obra de la Revolución fue avanzando contra viento y marea, con el esfuerzo de un pueblo que asumía que Venezuela podía ser un país libre y con justicia social, con el liderazgo del Comandante Chávez. Con dificultades propias de una herencia nefasta recibida tras décadas de entrega y malos gobiernos, la Revolución fue venciendo las dificultades una por una, dejando girones tras cada batalla.
Luego de la muerte –o asesinato– del Comandante Chávez, las agresiones contra el pueblo venezolano se incrementaron indisimuladamente. El Presidente Maduro no ha tenido un minuto de tregua, el embate ha sido y es feroz. Nada hubiera conseguido la oposición sin el apoyo permanente del gobierno norteamericano. El odio de clase de la oligarquía que dirige a los partidos de oposición obnubila su visión. Esa derecha “mayamera” no solo pretende el gobierno, sino que exige venganza contra aquellos que se atrevieron a limitar sus privilegios y generar esperanza en el pueblo humilde. Las clases dominantes venezolanas, por características propias de su desarrollo histórico, que no podemos abarcar en este espacio, actúan con una brutalidad sin límites.
Es importante tener en cuenta esta participación directa del imperialismo norteamericano en la agresión permanente, porque ubica hoy a la Revolución Bolivariana en una etapa de resistencia dentro del proceso de lucha por la liberación nacional y el socialismo. Son todas las fuerzas de la anti-patria, en su mayor expresión, las que se han encolumnado bajo la dirección directa del gobierno estadounidense; que no es solamente apoyo el que brindan, sino conducción operativa tendente al derrocamiento del gobierno constitucional.
Su artillería mediática imperialista ya ha producido muchas “bajas”. Un sector de la población ha sucumbido ante el aluvión desconcientizador de mentiras e infamias que derraman día a día. El gobierno y el pueblo bolivariano resisten estoicamente la ofensiva contrarrevolucionaria. Si no fuera por el alto nivel de conciencia de esa importante franja del pueblo, no es aventurado afirmar que el gobierno, con tan descomunal acoso, hubiera caído hace tiempo.
Es por eso que toda acción que va tomando el gobierno bolivariano en defensa de la democracia y las conquistas en beneficio del pueblo, son medidas de carácter antiimperialistas, de resistencia ante quien pretende retrotraer a la Venezuela semi-colonial. La confrontación es entre Patria o Colonia.
Lo sembrado por el Comandante Chávez sigue dando frutos. La batalla está desarrollándose, estamos recibiendo “plomo parejo”, pero, contando con la solidaridad de los pueblos y gobiernos hermanos, los bolivarianos tenemos la suficiente entereza para salir, una vez más, airosos en el combate.
Caracas, 2016
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