La política exterior mexicana y sus vicisitudes (IV)

03/10/2016
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4ª parte          

                       

La política exterior de México es ejemplo de constancia en la defensa de los grandes intereses del país, así como del acompañamiento a la aplicación y protección de los derechos humanos en los países en que, por circunstancias internas coludidas con intereses transnacionales, se trastocan tales derechos en la concepción más plena de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en la ONU (10- 12-1948) y en relación con la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de las controversias entre países.

 

Distinto juicio al que aplican organismos regionales, siguiendo algunas pautas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, altamente politizado, con lo que desvía sus calificaciones a los países, en cuanto al cumplimiento de la custodia y defensa de dichos derechos entre sus connacionales, tarea que realiza en su examen periódico universal, que sirve –en muchos casos-  a los intereses de los imperios. En el caso de nuestra Región, esta tarea se realiza a través del Régimen Interamericano de Derechos Humanos, aplicando sanciones injustas a regímenes con quienes no comulga el imperio, sin considerar que son naciones poderosas las que incurren en crímenes de lesa humanidad, allí cabe la aplicación de justicia por la violaciones tales como: el genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Ver: 

http://www.scielo.org.mx/pdf/mcp/v4n11/2007-5308-mcp-4-11-00113.pdf

 

La actitud de nuestro país, respecto a los derechos humanos es consecuente con las políticas definidas por los gobiernos en turno. Hasta los años 80s del siglo XX, esta fue anti intervencionista, respetuosa e impulsora de los derechos humanos –con sus momentos difíciles como el “68”- pero fue de avanzada en otros derechos como los económicos y sociales –estos últimos inscritos en nuestra Constitución Política (1917). Ambos fueron impulsados vigorosamente durante el régimen de Luis Echeverría (1970-76), en que se bregó en la ONU y sus organismos correspondientes (ECOSOC, PNUD y UNCTAD) hasta logra conformar la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados” (12-Dic.-1974).

 

Es en este período que se inicia una intensa labor internacional: se definen políticas públicas y se crean organismos como el Instituto Mexicano de Comercio Exterior, el INMECAFE y otros que promueven y fomentan el comercio exterior; en busca de la soberanía alimentaria, se impulsa la producción agropecuaria y  a partir de 1972, la importación de alimentos (maíz, frijol, leche y oleaginosas) para cubrir los déficits en la satisfacción de las necesidades de la población.

 

En ese contexto se promovió en el ámbito de la ONU, la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados –ya mencionada- que pretende impulsar un nuevo orden económico internacional, siendo sustento de muchas propuestas de las naciones pobres –Grupo de los 77- para mejorar sus condiciones de relación económica y social con las naciones poderosas. También se establecieron y fomentaron relaciones comerciales novedosas, por medio de acuerdos y misiones en diversos países, buscando diversificar el comercio exterior y abrir campos de relación por otros rumbos del Planeta en un afán de escapar de la férula estadounidense.  Así ocurrió con Japón, Gran Bretaña, Unión Soviética y China.

 

De manera especial se promovió la creación del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) –antecedente del ALBA, CELAC, hoy en conflictos internos- con el fin de alentar la cooperación económica entre los países de América Latina. Se impulsó la creación de la Naviera Multinacional del Caribe, para transportar mercancías de países del Caribe y México, disminuyendo costos de fletes y transportes. Fue en este período de gobierno que ocurrieron los eventos de Allende en Chile y otros acontecimientos de menor monta, pero que requirieron que la diplomacia mexicana participara activamente. Para ello se amplió el rango de cooperación en el Grupo de los 77 -que aún existe dentro de la ONU- en la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (hoy ALADI) y en el Grupo Latinoamericano (GRULA) en que acordaba la Región sus posiciones en Naciones Unidas y en donde impulsamos el reconocimiento y aceptación de la diplomacia cubana en las deliberaciones regionales, hoy plenamente restablecidas y con un intenso influjo de la experiencia de vida cubana. 

 

Los cambios más trascendentes en la actuación internacional mexicana fueron propiciados por la nueva política económica puesta en marcha a mediados de los 80s del siglo XX. A su influjo México ingresa al GATT en 1986, marcando  el camino a la apertura económica del país, decisión significante para las relaciones internacionales de México, si bien los pasos siguientes fueron demasiado abruptos y sin estrategias para preservar el mercado interno que había crecido considerablemente en las décadas anteriores, tanto por influjo gubernamental como y primordialmente por la determinación de los sectores privado y social de la economía, que desarrollaron producciones con miras a sustituir importaciones, buscando la industrialización nacional, apoyada en la determinación de lograr tanto la soberanía como la autosuficiencia alimentaria de la nación.  

 

La situación alimentaria llega hoy a niveles de gravedad, en tanto el sector agropecuario crece considerablemente como exportador, alcanzando marcas mundiales de importancia. Desafortunadamente la producción y el usufructo de la productividad queda en muy pocas manos, mismas que vienen acaparando la tierra en el país –sea por compra o renta de la misma- alterándola por el uso indiscriminado de fertilizantes químicos y utilizando a sus dueños ancestrales como peones semi acasillados y cada vez en menor número, por los avances tecnológicos que requieren menos mano de  obra, manteniéndose el éxodo constante para servir en los campos, la infraestructura y la industria estadounidenses, cooperando al confort de los propietarios de esas tierras que fueron parte del México original. Nuestros campesinos salen al norte con peligros reales o latentes, que hacen nula la búsqueda del llamado “sueño americano”, que pervive en los ilusos que aún le persiguen. 

 

Los pretextos de los organismos financieros para los cambios señalados fueron: la crisis de la deuda en América Latina y el “fracaso” del modelo económico mexicano, avanzando a importantes cambios a dicho modelo, en que sobresalen: La apertura al comercio internacional y un modelo neoliberal, que dio como resultados los expresados anteriormente, integrando a México a los mercados mundiales. Los países pobres se encontraron frente a una estructura internacional diferente, tras la caída del muro de Berlín (9-Nov.-1989) y el fin de la Guerra Fría (1989-91) que modificaron la estructura internacional, pasando de una bipolar rígida y conflictiva, a una unipolar con un poco de flexibilidad. La derrota del “comunismo bolchevique” llevó a la preponderancia del capitalismo neoliberal; el “consenso de Washington” (falacia no consensuada) fue la receta para América Latina. Los años 90s fueron los de la “tercera ola de la democratización” (Huntington, 1991) y de un marcado optimismo  en la expansión del libre comercio y de los procesos de regionalización comercial. Ver: http://www.ned.org/docs/Samuel-P-Huntington-Democracy-Third-Wave.pdf

 

Los resultados negativos fueron en avance y para fines de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, México sólo era autosuficiente en la producción de huevo, frente a casi todos los demás alimentos básicos para la población. Fue necesario acudir a las importaciones. Así dependemos del abasto externo en un 67.9% del arroz que consumimos, el 42.8% del trigo, 31.9% del maíz (7 millones de Tons.) y 8.2% del frijol, según datos del INIFAP. En lo que concierne a las importaciones de ganado, se importa 40% de la leche que consumimos, 53% de la carne de aves, 68% de la carne de res y 78% de carne de cerdo, según los datos de IICA. Ver: file:///Users/victor/Downloads/libro_INIFAP_logros_sexenio.pdf  y para IICA http://www.iica.int/es/prensa/noticias/aument%C3%B3-producci%C3%B3n-de-alimentos-pero-desigualdades-condicionan-seguridad-alimentaria

 

 Los aspectos regionales y hemisféricos de la política exterior mexicana, durante los años 2000-2010, muestra comportamientos gravitados en la hegemonía de EU y los intereses nacionales en la región. Principalmente en el sexenio 2006-2012, en temas regionales, México tomó posiciones en las negociaciones que afectan al Sistema Interamericano y América Latina, que veremos en adelante. (Continuará)

 

Ciudad de Mexica, 2- octubre-2016.

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/180687?language=es
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