Política internacional y contexto regional

07/10/2016
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Los discursos y posicionamientos de Bolivia, demandando a Chile el diálogo abierto en torno al derecho a una salida marítima cumpliendo sus promesas anteriores y el respeto a los derechos humanos de los transportistas bolivianos que sufren atropellos en territorio del vecino país, se han reforzado con la participación del Presidente del Estado, Evo Morales Ayma, en la última Asamblea General y en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones (ONU) y han presentado  importantes elementos de la agenda de la política internacional en una situación regional muy sensible y volátil.

 

Morales manifestó sus críticas a las políticas intervencionistas de Estados Unidos y la militarista Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en varias regiones del mundo y planteó la necesidad de realizar reformas en la ONU buscando superar el capitalismo que es el origen de la crisis, la desigualdad y la injusticia en contra de los pueblos y reiteró la decisión de Bolivia de poner en práctica los acuerdos referidos al combate al Cambio Climático.

 

En la Asamblea de la ONU recordó que las políticas de nacionalización de los hidrocarburos y la recuperación de las empresas estatales han permitido a Bolivia alcanzar importantes niveles de estabilidad económica reduciendo los niveles de pobreza y extrema pobreza y atendiendo con los servicios básicos al conjunto de la población como parte de los derechos humanos fundamentales.  

 

Hay que tomar en cuenta que las relaciones de Bolivia con Estados Unidos continúan deterioradas desde 2008 cuando el gobierno de La Paz expulsó al Embajador Philip Golberg por injerencia en asuntos internos, a partir de lo que se han producido continuas fricciones entre ambos países en torno a políticas internas del país. El aislamiento y rechazo a las políticas de Estados Unidos en América Latina y el Caribe fueron ejecutados por varios gobiernos nacionalistas y antiimperialistas de la región desde 2005 hasta 2015 –los de Chavez, Evo, Kirchner, Lula, Ortega, Correa, Mujica, entre otros-- desde 2005 hasta 2015, año en que comenzaron los virajes políticos conservadores en varios países.

 

Bolivia se encuentra en un nuevo momento de las relaciones con los gobiernos de los países vecinos que han cambiado de orientación. Frente al golpe de estado contra la presidenta Dilma Rousseff de Brasil el gobierno convocó a su embajador, aunque ha reiterado que las relaciones económicas no sufren cambios tomando en cuenta que Bolivia exporta importantes volúmenes de gas al estado de San Pablo; además se tiene en estudio la construcción de un tren bi-oceánico entre Perú, Bolivia y Brasil y, de manera similar, los vínculos con el gobierno de Mauricio Macri de la Argentina no tienen el nivel que existía con el gobierno anterior.   

 

Por otra parte, las relaciones con Chile, país con el que no se tienen embajadores, se mantienen en tensión diplomática debido a la demanda realizada por el gobierno de Evo Morales ante el Tribunal de Justicia de La Haya para que el gobierno de Santiago acepte el diálogo en torno a los derechos bolivianos a una salida marítima y cumpla las promesas de varias autoridades chilenas a lo largo de los últimos cien años.

 

Finalmente, en este marco internacional, corresponde subrayar la reciente visita del Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, para reafirmar las relaciones, en torno a las cuales el presidente boliviano, que lo recibió en el Palacio Quemado, afirmó que “China y Bolivia son aliados geopolíticos”. China se ha convertido, a lo largo del siglo XXI, en una potencia mundial en los ámbitos económico, militar, diplomático y político.

 

Eduardo Paz Rada

Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina. 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/180812
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