Norteamericanos no son tan tontos como a veces parecen. A pesar de la millonaria campaña mediática internacional a favor de la Clinton, supieron elegir el mal menor. La Clinton es la autora jactanciosa de la destrucción de Libia, del asesinato de Gadafi, de las alianzas con Qatar, Arabia Saudita, Gran Bretaña y Francia e Israel para destruir a Siria, el último de los países árabes seglares que había (Irak, Libia y Siria), responsable de utilizar el caos causado por la instrumentación del fanatismo religioso y la ignorancia.

La llegada de la Clinton a la Casa Blanca con las propuestas sobre Siria, que hizo durante su campaña electoral, conducía seguramente a un escalamiento de las tensiones con Siria y Rusia que hubiesen terminado en una confrontación militar entre dos potencias con armas atómicas. El que los norteamericanos la hayan mantenido fuera del poder, es un signo de madurez del electorado norteamericano, que supo escoger bien a pesar del ruido ensordecedor de los medios y de las majaderías inoportunas, que al Candidato Trump, tenía una tendencia a decir.

Un hecho curioso de la campana electoral americana es la presencia casi permanente del Presidente Putin en el debate. Primero fue Trump quien afirmó que podía dialogar sensatamente con Putin, lo cual es cosa de elemental realismo político. Eso se utilizó, para presentarlo como el candidato del Kremlin, seguido de una campaña mediática de diabolización de Putin en todos los países de la OTAN, que no parece haber alejado a los electores, se diría que fue al contrario. Tanto que en los últimos actos de campaña de Trump, en Florida, un actor que apersonaba a Putin pedía que votaran por Trump. Pareciera que tuvo buen efecto.

Argonay 09/11/2016