El Trump en su laberinto (I)
- Opinión
Trump, o sus cortesanos, comprendieron que la guerra de hoy es de un tipo distinto al de las armas convencionales. Es comercial, industrial y financiera. Una guerra que, auspiciada por el fundante de la CIA Sherman Kent en la posguerra para con sus “enemigos”, ahora juega en contra del mismo imperio en decadencia.
Trumbeando hacia el abismo
La estrategia trumpeana se halla signada por la realpolitik de Kissinger, cuyo lema y práctica fue dividir para reinar. Así como en los inicios de los 70 el sesudo y cínico asesor llevó adelante el acercamiento con China, en el marco de una confrontación con la URSS, pivoteando sobre la división del movimiento comunista internacional, hoy la táctica de Trump, siempre asesorado por el anciano Henry, es acercarse a Rusia, en el marco de: 1) Incentivar la ruptura de la alianza de Rusia con China y sus perspectivas regionales y mundiales; 2) Neutralizar la influencia industrial, comercial y financiera de China en el mercado mundial, “territorio del enemigo” según principios leninistas interpretados por quien esto escribe, quien se “abrió al mundo” en el marco de enfocar la guerra contra EE.UU. y la confrontación/cooptación de sus adláteres utilizando las reglas de juego del capitalismo.
El principio comunista de que “el capital no tiene patria” es una realidad .Desde que la guerra se comenzó a librar en el “territorio del enemigo”- el mercado mundial capitalista, que contribuyó a desatar la “autodisolución” de la URSS- la cruda verdad se impuso a la ficción de los “valores” de la democracia occidental, principal envoltorio en el cual se presenta - y se oculta- el salvajismo del sistema. Todos los “valores” de la democracia occidental abrevan en las aguas servidas de la reproducción ampliada del capital y la ganancia individual. Y ningún emprendimiento capitalista invierte ni invertirá un centavo en un ramo en donde sus ganancias sean menores que en otros, estén donde estén y tengan la bandera que tengan, so pena de ser eliminado de la “competencia”. La reproducción ampliada del capital es la única bandera de los capitalistas, bandera mundial que ahora se ha vuelto contra sus propios panegíricos.
La trumpa no funcionará
Trump pretende, como dijimos más arriba, dividir para reinar. Y su mentado “acercamiento” a Rusia es una táctica a utilizar para alejarla de China. Sus manifestaciones en cuanto a dejar a Europa “sola” en el terreno militar- la OTAN deberá mantenerse por sí misma, sugirió- , eludir el tema de Ucrania y Crimea, impostar sobre Siria y los “rebeldes” creados por EE.UU. y sus socios, etc., etc., es una jugada que ya practicó Hitler cuando, a fin de neutralizarla un tiempo para arremeter contra “occidente”, firmó un tratado de no agresión con la URSS en 1939. Ya se sabe en que terminó el tratado en junio de 1941. Los “rusos”- ex soviéticos por ahora- aprendieron mucho sobre el “respeto” del nazi y su pretendida jugada de hacer creer que Alemania y la URSS podían convivir en una Europa fragmentada y repartida entre ambos sistemas, antagónicos e irreconciliables. El mismo “respeto” por Rusia pregona -y la misma repartija del territorio europeo sugiere- ahora el nuevo engendro del país del norte de América que, al igual que Hitler, arremete furiosamente contra el “capital financiero” y el establishment, mientras lava dinero sucio en sus emprendimientos inmobiliarios de Corea del Sur, Islas Británicas, Indonesia y Turquía, entre otros.
En el nuevo mapa de unidad estratégica que han trazado Rusia y China- la una, desde su “autodisolución”, repotenciando su fuerza militar, a fín de que el imperialismo, ya acorralado por sus propias contradicciones, no pueda recurrir a una aventura bélica para salvarse del fín que le espera; y la otra, invadiendo su propio campo de juego con productos, capitales, y otros elementos de la libertad de mercado y bla, bla, bla.- se despliega hoy frente a las narices del trumpismo y otras resacas oficiales u opositoras del capital imperialista para decir que ya la hegemonía norteamericana, occidental y capitalista, ha llegado a su fin.
La patria es el capital
El libre flujo de mercancías y capitales en el mundo, apreciado por los defensores de la ‘competencia’ y la ‘libertad’ de comercio y empresa, ha traído aparejado a EE.UU un desgarramiento de su economía. Un Estado que financia a los ricos, saqueando y llevando a la guerra y la muerte a su pueblo para engordarlos, gasta millonadas en un complejo bélico-empresarial cuyo destino es destruir bienes y personas y no reproducirlos y hacerlos plenos humanos, y emite dólares sin respaldo real para seguir jugando en un universo virtual, no puede durar eternamente. La tan remanida “competencia” internacional le ha traído a EE.UU., sólo del desde el 2001 hasta el 2016, la pérdida de 5 millones de empleos industriales, el cierre de más de 63 mil fábricas- 15% del total desde el 2001 hasta el 2014-, el arrasamiento de una gran parte de su población por la heroína y otras drogas adictivas- ilegales pero legítimas en cuanto al juego de producir mercancías para el mercado, sean cuales fueren, inherente al funcionamiento del sistema-, una deuda pública que supera el 100 % de su PBI, y la emisión de Bonos del Tesoro por más de un billón de dólares, de los cuales más de la mitad lo atesora China y otra parte Rusia y Japón. ¿Cómo revertir esa situación? ¿Quizá volviendo a reindustrializar el país imperial, poniendo trabas a la ‘libertad’ de comerciar mientras se agita el monigote del capital financiero como causante de sus problemas, cuando ese mismo capital se constituyó históricamente en acicate de la reproducción ampliada del capital y a la vez en su sepulturero, en su actual período de decadencia?. ¿Qué empresa multinacional o local va a invertir en cualquier emprendimiento donde sus ganancias serían menores que las que obtendría si invierte en otro, con mayores ventajas comparativas?
El capital es la patria de los capitalistas, y donde se acreciente más, flameará su bandera. Y no hay nada que pueda revertir la situación.
La guerra imperial y su correlato de guerra económica, creada por el imperio del capital, le está jugando en contra a los EE.UU. con Trump o sin él. Sus enemigos-adversarios/socios a veces como parece, están utilizando los principios del yudo para terminar con su hegemonismo en el mundo
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