¡Sembrar cada metro de tierra disponible! ¡No hay más tiempo!
- Opinión
Desde el 14 al 16 de octubre pasado la ciudad de La Haya, en los Países Bajos, albergó a cerca de un millar de personas de más de 30 países del mundo que participaron de las audiencias del Tribunal Monsanto y de la paralela Asamblea de los Pueblos. Los participantes tenían los más diversos perfiles: agricultores de los cinco continentes, abogados, científicos de las áreas de biología, agronomía y medicina, docentes, estudiantes, activistas de variados pelajes.
Las jornadas se iniciaban antes de las 08:00 y se extendían hasta pasada la medianoche; transcurrían entre debates, conferencias, muestras artísticas, talleres de estudio y análisis, prospecciones e intercambio de informaciones.
Las víctimas de las transnacionales encontraron quienes las escucharan, los medios masivos franceses y alemanes cubrieron ampliamente el encuentro y más de 10.000 personas siguieron la transmisión en vivo y los reportes que se hicieron a través de las redes sociales. Para todos quedó muy claro que Monsanto y las demás transnacionales del agronegocio son culpables de la violación de derechos humanos básicos. Y también quedó clara la necesidad de seguir tejiendo la unión de movimientos sociales de todo el mundo para enfrentar el enorme poder de las empresas, ya que las acciones en su contra pueden ser muy peligrosas, como es el caso de dos participantes del Tribunal Monsanto, provenientes del Sur de América, que recibieron desagradables sorpresas al volver a casa.