Panorama mundial 2017

09/02/2017
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Al observar lo que está sucediendo en el mundo por estos días, nos asalta, de manera inevitable, una profunda inquietud por el futuro inmediato. En efecto, en un catastro – todavía incompleto – advertimos una serie de fenómenos que están desestabilizando a países y continentes enteros.

 

1.- Aquél diagnóstico “posmoderno” que auguraba el fin de los “metarrelatos”, como una forma de explicar el declive del “socialismo real”; no logró advertir que se debía incluir también el relato demoliberal sedimentado desde la Revolución Francesa. Hoy, las viejas formas democráticas y republicanas no son asediadas por revoluciones marxistas sino –paradojalmente– por “populismos derechistas” de corte nacionalista.

 

2.- Este auge populista de derechas pone en riesgo todo el proyecto globalizador y las formas democráticas occidentales que parecían consolidar una “nueva lógica del capital” en el presente siglo. El caso de Donald Trump resulta paradigmático a este respecto.

 

3.- Entre las consecuencias de esta deriva populista, surge una visión antiliberal que en lo tecno-económico exacerba el proteccionismo; en lo político acentúa el autoritarismo y en lo cultural se muestra adverso a la mediatización, declarándose enemigo de los medios. Para decir las cosas por su nombre, no se requiere mucho esfuerzo para encontrar una clara proximidad con los “fascismos” del siglo pasado.

 

4.- Entre los riesgos inmediatos del “proteccionismo-autoritario -populista” podemos consignar, por lo menos, cuatro grandes cuestiones: primero, una inminente guerra comercial; segundo, una carrera armamentista de proporciones; tercero, un control de los flujos migratorios y, cuarto, un descuido intencionado de los graves problemas medioambientales.

 

5.- Las consecuencias previsibles del nuevo estado de cosas no son nada alentadores. Ante un debilitamiento, a nivel planetario, de las ideas llamadas “progresistas”, se acrecienta la desigualdad social y el paro, no solo en países subdesarrollados; se acrecienta también la crisis ecológica y el calentamiento global. En pocas palabras, en nombre de salvaguardar la patria, se extiende la intolerancia, la violencia y el control mediático.

 

6.- El horizonte que se está dibujando no es, en absoluto, halagüeño. No resulta aventurado presagiar un aumento de la tensión internacional. Las actuaciones del gobierno estadounidense con sus vecinos como México (y toda América Latina); así como las amenazas a Irán y la no solapada hostilidad hacia China, parecen confirmar lo que viene.

 

7.- Del mismo modo, si el modelo “proteccionista-autoritario-populista” se extiende por Europa, como una manera de enfrentar a la Rusia de Putin, es altamente probable que todo el andamiaje internacional entre en crisis, desde la ONU a la OTAN, pasando por los Tratados de Libre Comercio o los Acuerdos de Cambio Climático.

 

Es como si el mundo entero – al abolir los grandes relatos de nuestros abuelos - estuviese entrando en una nueva “Edad Media High Tech” presidida por un nihilismo infantiloide en que nuestros más profundos miedos coexisten con el fanatismo, siempre ignorante; y las computadoras de última generación con la más absoluta barbarie.

 

Álvaro Cuadra es Doctor de la Université Paris-Sorbonne. Paris. France

 

https://www.alainet.org/es/articulo/183408
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