¿Quo vadis, Ecuador? (II)

14/03/2017
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II Parte

 

El rasgo predominante de la campaña presidencial para la segunda vuelta, protagonizada por el populista liberal Lenín Moreno y el liberal populista Guillermo Lasso –ambos proclives a la globalización corporativa- ha sido el tratamiento epidérmico de las relaciones externo-internas atingentes al Ecuador.

 

Esta carencia aparece tanto más inquietante para un país que abdicó de su soberanía monetaria hace más de tres lustros y que, por otro lado, cualquiera sea el nuevo inquilino de Carondelet, heredará del maximato correísta un explosivo coctel que combina un debilitado intervencionismo y un neoliberalismo vergonzante que ni siquiera ha logrado morigerar los astronómicos desequilibrios en las cuentas externas y fiscales, amén de una desestructurada institucionalidad político-administrativa

 

A propósito de proveer de realismo a las plataformas de gobierno publicitadas por los candidatos finalistas, nos ha parecido pertinente aportar al debate que ha suscitado la actual transición política con el desglose de algunos planteamientos teóricos e históricos de corte antisistema.

 

A este efecto, reeditamos -con ligeros retoques- un texto académico originalmente publicado por ALAI a principios del 2009.

 

El Autor

América Latina, Ecuador

Premisas y desafíos del nuevo escenario internacional

           

(ALAI: 26/03/2009 )

 

Los acontecimientos de significación histórica no son producto de factores azarosos o incidentales, sino, por el contrario, constituyen el resultado de causas  que se configuran en largos procesos en los cuales interactúan diversas condiciones materiales e inmateriales.

En concomitancia con lo anterior, cabe anotar que la “explosión” financiera de Wall Street del pasado 2008 -cuyas ondas expansivas están envolviendo al planeta entero-, en la medida que exhibe síntomas de un agotamiento sistémico del capitalismo, debe ser aprehendido sin perder de vista los orígenes mismos de ese régimen productivo y de organización social en los albores de los Tiempos Modernos.

Creemos que únicamente con ese telón de fondo se puede comprender la lógica íntima de los sucesos contemporáneos y discernir objetivamente sobre los “horizontes probables”.

Sirva este lacónico exordio para la exposición de algunos presupuestos teórico/históricos que aspiramos contribuyan a avanzar en la reflexión académica y política tanto retrospectiva como prospectiva.

l.  Los tiempos históricos casi nunca coinciden con las fechas que se acostumbra subrayar en el calendario.  Con esta aseveración se quiere poner de relieve que, así como el siglo XX comenzó para América Latina en l9l0 con la Revolución mexicana y para el conjunto de la humanidad en l9l7 con la victoria bolchevique, el siglo XXI se habría iniciado, en realidad, en l989, con la demolición del muro de Berlín y la victoria de las potencias capitalistas comandadas por Washington.

No obstante la espectacularidad de este último acontecimiento, el triunfo multifacético del capitalismo central –tecnológico, económico, político, cultural, ideológico, militar- frente a su rival histórico del siglo XX, el “socialismo real” europeo encabezado por la URSS, y que llevó a proclamar “el fin de la historia” con la definitiva hegemonía del mercado y la democracia liberal, antes que la apertura de un nuevo capítulo de la evolución humana, apenas habría representado la imposición pasajera de una variante de la Modernidad, con sus corolarios del Progreso y el Crecimiento ad infinitum.  De todos modos, tal suceso significó la proyección en extensión y profundidad de esa forma de percibir y organizar el mundo de raíz renacentista y que tiene como ejes a las fuerzas amorales del dinero y la ciencia positiva-experimental (en su proyección tecnolátrica).

2.  La simbiosis y potenciación de estas dos fuerzas –componentes de la razón instrumental- a partir de la Revolución Industrial iniciada en Inglaterra se convertiría en el gran motor del capitalismo en los dos últimos siglos.  Después de la II Guerra Mundial esa fusión se orientará a un incremento de la productividad, antes que a una difusión social de sus logros.  Conforme a Samir Amin y Albert  Jacquard, entre otros, la tendencia descrita marcó el agotamiento del modelo tecnológico fordista (fragmentación del proceso productivo y ampliación del consumo de bienes industriales) y su progresiva sustitución por un modelo intensivo en capital y en conocimiento (toyotismo).

El correlato económico de esta nueva fase del modo de producción capitalista será, por un lado, la desvalorización y progresiva exclusión de la fuerza laboral en las propias metrópolis y especialmente en el vasto mundo del “subdesarrollo”, y por otro, el naufragio del Estado del Bienestar (Welfare State) de inspiración socialdemócrata en las instancias centrales del sistema, así como el debilitamiento, a partir de los años 60-70 del siglo pasado, de los estados desarrollistas/intervencionistas/industrialistas en las áreas periféricas.

3. La reconfiguración del capitalismo derivada de la nueva base tecnoeconómica no supondrá, sin embargo, ninguna modificación sustantiva de los medios y fines del sistema de marras; por el contrario, provocará su exacerbación. ¿A qué nos referimos?

En cuanto concierne a los medios, a una ofensiva en extensión y profundidad de ese régimen productivo (extensión: ex campo soviético y progresivamente a China; profundización: sectores terciarios del Primer Mundo y sectores primarios del Tercero). (Cf. José Valenzuela Feijoo: El mundo de hoy. Mercado, razón y utopía, Anthropos, Barcelona, l994).  En cuanto a los fines, habría que referirse a la conversión de la búsqueda de la ganancia –móvil consustancial al capitalismo- en una auténtica religión: el monoteísmo del mercado, según Roger Garaudy.

Si la primera tendencia tenía/tiene como corolario una renovada estrategia de ocupación territorial, económica y militar del mundo por parte de los poderes metropolitanos (propósito exacerbado después del ll-S del 2001), la segunda busca proyectarse a la dominación política, ideológica y cultural totalitaria de los habitantes del planeta.

Este modelo de dominación imperial que tuvo su apogeo en tiempos de Bill Clinton (1993-2001), con soportes en la creación de capital ficticio/parasitario alimentado en la Nueva Economía (comunicaciones, cibernética) y en el keynesianismo de guerra (operativos de “guerra humanitaria” y secesionista en la ex Yugoslavia), empezará a hacer aguas durante la administraciones de George W. Bush y Dick Cheney al calor de sus intrínsecas y agudizadas contradicciones.

4. En su estudio titulado “Reflexiones sobre el colapso de la civilización burguesa” (www.alainet.org/active/27275&lang=es), el investigador argentino Jorge Beinstein, luego de refutar las opiniones subjetivas de los apologistas del establecimiento internacional, explica con rigor teórico la cruda crisis económico/financiera de comienzos del siglo XXI como a una fase inherente al “capitalismo senil”.  Similares enfoques han desarrollado autores como Samir Amin, Immanuel Wallestein, Wim Dierckxsens, entre otros.

Previsiblemente, sin embargo, el crack internacional de los mercados bursátiles a partir del pasado “Septiembre Negro” (2008), pese a mostrar de modo patético los pies de barro de la razón instrumental, no significará, ni mucho menos, que la lumpen granburguesía mundial vaya a abandonar sus presupuestos teóricos y sus prácticas depredadoras de las relaciones entre los seres humanos y las de estos con la naturaleza.  

5. Los países latinoamericanos vienen enfrentando la referida crisis sistémica en las condiciones de su inveterada vulnerabilidad; pese a la elevación de precios del petróleo y otras materias primas, correlato de las invasiones estadounidenses/europeas a Afganistán e Iraq, y del incremento de la demanda de las potencias emergentes -grupo BRIC: Brasil, Rusia, India, China-, cuya desaceleración a consecuencia de la depresión internacional en curso se ha expresado en el deterioro de sus relaciones comerciales así como en la contracción de los flujos de inversiones productivas y de las remesas de los emigrados.

Entre otras razones, esto obedece a que después de cinco siglos de colonialismo, semi y/o neocolonialismo las socioeconomías del área se encuentran gravemente desestructuradas al punto de demostrarse impotentes incluso para su autosustentación alimentaria, debido a su funcionalización a las metrópolis.  El cuadro completo es deprimente: desarticulación tecnoeconómica, estancamiento de la producción en términos relativos e incluso absoluto en las dos últimas décadas, desnacionalización del aparato productivo, predominio de la acumulación rentista en detrimento de la “economía real”, desempleo galopante, urbanizaciones patológicas, depredación del medio natural, democracias mediáticas, éxodos internos y externos masivos de la población, auge delincuencial e inseguridad pública, rampante corrupción de “cuello blanco”.

Como si esto fuera poco, en las últimas décadas, una deuda externa que actualmente bordea los 900 mil millones de dólares se ha convertido en el más potente instrumento del establecimiento financiero global para ejercer heteróclitas compulsiones.  Tales presiones han buscado -y seguirán buscando- que nuestras naciones generen recursos para el servicio de la deuda (el FMI y sus políticas de compresión de la demanda), prosigan con  reformas estructurales de corte liberal para arraigar las “leyes del mercado” (las acciones del Banco Mundial) o se incorporen a las reglas de una liberalización comercial, financiera y tecnológica de “una sola vía” (las directrices de la OMC, los TLCs estadounidenses o los Acuerdos de Asociación como los que actualmente negocia la Unión Europea con el nuevo eje aperturista andino conformado por Bogotá, Lima y Quito).

Todo esto reforzado con estrategias de control territorial y de recursos naturales, energéticos y ambientales como el Plan Colombia cofinanciado por USA, el Plan Puebla Panamá, el Plan Mérida, la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura de Sud América (IIRSA); o de funcionalización de las universidades mediante el Proyecto Tuning y de represión a todos los disidentes de la globalización corporativa, llámense estos dirigentes nacionalistas/latinoamericanistas, campesinos organizados, guerrilleros, ecologistas “infantiles”, intelectuales independientes, cristianos liberacionistas, militares patriotas, indígenas, desocupados, jubilados, poetas, mujeres, niños de la calle…

Políticas y acciones cuyo objetivo último no es otro que el interés de la civilización del capital de bloquear o falsificar las rutas a la concreción de vías alternativas y genuinamente democráticas de evolución para nuestras naciones.

6. No obstante, este oscuro panorama no totaliza la situación del subcontinente americano –y, por supuesto, ecuatoriano- de cara al derrumbe multifacético del capitalismo y a su brevemente descrita fuga hacia adelante.

Al menos dos órdenes de acciones/procesos de signo promisorio son factibles de recuperación y proyección.

Aludimos, por un lado, a las recrudecidas y multiformes luchas populares contra el reinado del fundamentalismo liberal, como ser:

El "caracazo” que selló el destino de la venal administración de Carlos Andrés Pérez; la rebelión de las comunidades indígenas del Ecuador comandada por la CONAIE que, en el verano de 1990, se enfiló contra el régimen “socialdemócrata” de Rodrigo Borja en la perspectiva de reivindicar el dominio de sus territorios ancestrales; el ¡Ya basta zapatista!  del 1 de enero de 1994 con que los encapuchados descendientes de los mayas exteriorizaron su repudio al colonialista TLC México-Estados Unidos, inaugurando la impugnación universal a la globalización corporativa; las ensangrentadas confrontaciones por el territorio y la defensa del ambiente de los Sin Tierra en el Brasil; las espontáneas contestaciones de los piqueteros argentinos; la “guerra del agua” en Cochabamba; las nuevas y heroicas acciones de los mapuches y la Rebelión de los Pingüinos contra la “educación de mercado” en el Chile de los “socialistas” Lagos y Bachelet; la victoriosa cruzada continental contra el ALCA; la “Comuna de Oaxaca”; la continuidad de las aguerridas  confrontaciones de los campesinos mestizos e indígenas contra la reforma agraria “al revés” que impulsa la oligarquía liberal-conservadora colombiana con la mediación de un Ejército cipayo y sus bandas paramilitares; la aguerrida defensa de la riqueza petrolera, minera y ambiental protagonizadas por el pueblo llano en las perdidas aldeas ecuatorianas de Dayuma y  Molleturo, en resistencia al furioso extractivismo chino-correísta.

El segundo orden de acontecimientos esperanzadores alude al resurgimiento de un pensamiento alternativo en América Latina y en otros ámbitos geográficos e intelectuales (Estados Unidos, Europa) y que se expresa ya en la recuperación de las contribuciones teóricas de los autores clásicos del socialismo y el utopismo, ya en el aggiornamento  de tales aportes a los tiempos que corren, ya en la disección del discurso único (el no-pensamiento que diría Saramago) y de las nuevas estrategias imperiales, ya en la recuperación de las visiones indígenas ancestrales, ya en la exposición de nuevos enfoques teórico/metodológicos para la interpretación del capitalismo otoñal y sus repercusiones a escala metropolitana y periférica, ya en el análisis del desplome moral de la Modernidad, ya en el estudio de la lógica del cataclismo ambiental, ya en el diseño de “otros mundos posibles”…

En nuestro estudio “El tedio de Davos y las luces de Belém” (www.alainet.org/active/28932&lang=es), adelantamos un listado de los trabajos más sugestivos presentados en la ciudad brasileña, sede de un cónclave altermundista a comienzos de este año. A esa lista agregamos ahora textos fundamentales del pensamiento alternativo como los siguientes;

-         Susan George, Informe Lugano

-         Arturo Roig y Hugo Biagini (coordinadores), Diccionario del pensamiento alternativo

-         Leonardo Boff, La crisis de la cosmología de la dominación

-         Julián Sabogal, Desarrollo humano multidimensionall

-         Darcy Ribeiro, El proceso civilizatorio

-         Wim Dierckxsens, La crisis de la civilización del capital

-         Ernesto Sábato, Hombres y engranajes

-         David Harvey, El neoliberalismo como destrucción creativa

-         Subcomandante Marcos, La IV Guerra Mundial ha comenzado

-         Eltman Altvater, La crisis sistémica del capitalismo a la luz del marxismo

-         Carlos Aguirre, Mandar obedeciendo.

 

Mar.14/2017

 

René Báez

International Writers Association


 

https://www.alainet.org/es/articulo/184107?language=en
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