Ahora la toca al pueblo blindar la Revolución:

Algunas consideraciones sobre la Asamblea Nacional Constituyente (I)

08/05/2017
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Hace ya seis días, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, en uso de sus atribuciones constitucionales, ha procedido, como uno de los legitimados de conformidad con el artículo 348 de nuestro texto constitucional, proceder a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.

 

Pues bien, desde mi óptica, es importante destacar que ante el interés por obtener información sobre este proceso, es importante destacar que ha faltado claridad en la transmisión de la información y de lo que debería ser este proceso. Sin duda, comparto el criterio del colega abogado y amigo Enrique Tineo Suquet, de que este proceso no es lineal, pero si es importante dotarlo de pedagogía y simplificarlo de manera que todo el pueblo lo pueda entender, puesto que la campaña enemiga empezó temprano, como en 1999, a objeto de desfigurar y boicotear desde ya esta iniciativa. Elemento que no van a lograr, pero que debemos cuidar al extremo.

 

En estos momentos, en el país hay una proliferación de “constitucionalistas” similar a la de “oncólogos” durante la coyuntura de la enfermedad y posterior desaparición física de nuestro Comandante inolvidable Hugo Chávez. En este momento, sin desmeritar el interés y el incontenible deseo de participación popular que se ha desbordado en las calles, si es importante orientar y documentarse sobre este trascendental tema.

 

Recuerdo que en el año 2007, cuando Hugo Chávez propuso la reforma constitucional y fui formado y capacitado por la Asamblea Nacional de aquel entonces como facilitador para explicar el proyecto de reforma, el cual no pudimos aprobar, comenzamos por un primer elemento sobre las maneras de cómo pudiésemos ajustar nuestra Carta Magna, el libro de todos. En este momento quiero permitirme hacer el mismo ejercicio en este artículo, a objeto de que tengamos conciencia de la transcendencia de la iniciativa de convocatoria de esta nueva fase del proceso constituyente realizada por el Jefe del Estado, Nicolás Maduro, el pasado lunes 1 de mayo de 2017.

 

Una primera manera de proponer cambios en nuestra Constitución es a través del mecanismo de la enmienda constitucional, que de conformidad con el artículo 340 de nuestra Carta Magna, consiste en la adición o modificación de uno o varios artículos del texto constitucional pero sin afectar su estructura fundamental.

 

Importante es recordar que el 15 de febrero de 2009, los venezolanos y venezolanas fuimos consultados a través de este mecanismo para proponer la postulación indefinida de los cargos de diputados a la Asamblea Nacional, y Consejos Legislativos estadales; de gobernadores y gobernadoras, alcaldes y alcaldesas y del Presidente o Presidenta de la República, es decir, se enmendaron los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de nuestro texto constitucional, lo que posibilitó la presentación de la candidatura de Hugo Chávez en las presidenciales del año 2012.

 

Y como el mismo texto constitucional lo expresa, en este mecanismo no se afectaron los principios ni la estructura fundamental de nuestra Carta Magna.

 

El segundo mecanismo es el de la reforma constitucional, que de conformidad con el artículo 342 y siguientes, tiene por objeto una revisión parcial del texto constitucional y la sustitución de una o de varias de sus normas que no modifiquen su estructura y principios fundamentales.

 

Recordemos que hace diez años, luego del triunfo incontrovertible del Comandante inolvidable Hugo Chávez, el mismo hizo la propuesta al país de los cinco motores constituyentes: 1.- Reforma Constitucional; 2.- Ley Habilitante; 3.- Moral y Luces; 4.- Nueva Geometría del Poder y 5.- Explosión del Poder Comunal.

 

Es decir, hace diez años, el Comandante inolvidable y Presidente de la República, Hugo Chávez, probó la figura y el mecanismo de la reforma constitucional, a los fines de adecuar la misma a los tiempos que se vivían en aquel entonces. También es bueno recordar que en ese momento, la correlación de fuerzas en el parlamento y en buena parte de los gobiernos de la América Latina y caribeña nos favorecía, era un momento histórico distinto al actual, y por eso consideró el Comandante la utilización de esta figura, a los fines de poder ajustar el texto constitucional a esa realidad que vivíamos en aquel entonces.

 

Ahora, cuando se plantea el mecanismo de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, ahí la cosa es mucho más densa, se trata de un diálogo más profundo. Es por ello, que me permitiré transcribir textualmente el artículo 347 del texto constitucional:

 

Artículo 347: El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder, puede convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar el Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución. (Resaltado y subrayado del articulista).

 

Es decir, no se trata de una mera “reforma” del texto constitucional, sino de lo que realmente se trata es de hacer una revolución completa, general, profunda. La Asamblea Nacional Constituyente no solo buscará redactar una “nueva constitución”, sino que tiene la tarea ciclópea de transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico.

 

Uno de los elementos con los que desde ya el fascismo trata de atacar la convocatoria de esta Asamblea Nacional Constituyente, es a través del planteamiento de que el “madurismo” se enfrenta al “chavismo”, y es ahí donde me quiero permitir realizar algunas consideraciones y desmontar esta tremenda falacia.

 

El propio Presidente de la República, Nicolás Maduro, ha expresado que en el país no existe madurismo, lo que existe es CHAVISMO, hasta el punto que él se considera el primer Presidente de la República chavista, así que no hay tal contradicción entre chavismo y madurismo.

 

Por otro lado, desde 1999 el país ha estado en un proceso constituyente. Simplemente que de acuerdo a las teorías del Poder Constituyente originario, el mismo se pudiera catalogar en tres etapas o fases: Una primera fase, de convocatoria del mismo; una segunda fase, la Asamblearia propiamente dicha, la cual vivimos en 1999 y de la cual haremos algunas consideraciones y tomaremos algunas referencias en próximos artículos; y la fase ejecutiva, que fue que luego que aprobamos la nueva Constitución, como ocurrió en 1999, fuimos a un proceso de relegitimación de todos las ramas del Poder Público, y de ejecutar los postulados de esa Constitución.

 

Pero como estamos en un proceso incipiente de establecimiento de un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, y las realidades políticas, económicas y sociales no son estáticas, pétreas, sino dinámicas y cambiantes, esa misma Constitución estableció mecanismos abiertos y flexibles para poder adecuarse y ser ajustada a esas realidades.

 

Amén de que en los últimos 18 años de proceso revolucionario, han venido apareciendo un conjunto de sujetos históricos y nuevos actores políticos, sociales, económicos y culturales que en el debate constituyente de 1999 no fueron visibilizados.

 

Cuando culminó la fase asamblearia constituyente de 1999, muchos pensaron que la tarea estaba terminada, a lo que el Comandante inolvidable expresó: “No estimados camaradas, solamente hemos cumplido un paso, ya que este proceso Constituyente continúa”.

 

Es decir, desde mi óptica, estamos viviendo el mismo proceso constituyente que se inició en 1999, sólo que en una nueva etapa, y en otro momento histórico y bajo unas nuevas realidades.

 

Y sin duda, como el mismo Presidente Maduro lo ha expresado, esta convocatoria a esta Asamblea Nacional Constituyente, será el desencadenante histórico que debe conducir a nuevos derroteros y a nuevas victorias a la Revolución Bolivariana en esta nueva etapa, si hacemos las cosas bien y como debemos hacerla.

 

Haciendo un primer paralelismo de la convocatoria de la ANC en 1999 con respecto a esta de 2017, es que ambas sin duda constituyen desencadenantes históricos. En 1999, luego de aprobada la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez a través de los 49 decretos leyes de la habilitante de 2001, dio muestras de impulsar las transformaciones que el país demandaba, atizando las primeras contradicciones de clase que devinieron en un sangriento Golpe de Estado en abril de 2002 y el sabotaje- paro económico y petrolero de diciembre de 2002 hasta febrero de 2003; pero también desató la primera oleada de gobiernos progresistas y revolucionarios en el continente (La llegada de Lula en Brasil, los Kirchner en Argentina, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, la vuelta de los sandinistas en Nicaragua, Sánchez Cerén en El Salvador, etc.) .

 

Y pudiéramos inferir, que el fascismo criollo, en coordinación con sus pares internacionales, le tienen tanto culillo a esta propuesta, sin duda audaz, con riesgos, con amenazas, con asechanzas para nuestro proceso, pero no por ello menos corajuda, valiente, chavista y que se constituye en una oportunidad de poder profundizar nuestro proceso revolucionario, de conducir nuestra Revolución por el camino de la irreversibilidad y del no retorno al pasado capitalista, como en alguna oportunidad lo señaló el diputado mártir, Robert Serra.

 

Es por ello, que luego de observar ese extraordinario programa “Con Amorín” donde fue entrevistada la colega, extraordinaria camarada y amiga, una de las mejores comunicadoras que tiene este país, y me estoy refiriendo a la abogada María Alejandra Díaz Marín, donde proponía que hay que explicar lo que es una Asamblea Nacional Constituyente y el por qué de su convocatoria en este momento histórico, es que me ha inspirado a la producción de varios artículos en ese sentido, a los fines de poder coadyuvar y canalizar este debate hermoso que apenas comienza.

 

Sin duda, como el mismo Carlos Marx lo señaló en alguna oportunidad: “La historia a veces se muestra, unas veces como comedia, y otras veces como tragedia”. Y en algunas ocasiones, los ciclos históricos pareciera que se repiten.

 

No podemos olvidar también que el primer constituyentista del país, Simón Bolívar, expresó: “Las constituciones deben ser revisadas cada diez años, para poder adecuarla a los tiempos políticos, sociales, culturales de un pueblo”. Esta máxima bolivariana fue seguida a pie de juntillas por Hugo Chávez, en las propuestas de reforma en 2007, la cual no fue aprobada, y de enmienda en 2009, la cual si pudimos aprobar, y la continúa el Presidente Obrero e hijo de Chávez, Nicolás Maduro, en este año 2017

 

Y no podía iniciar este debate y este aporte que dejo al pueblo, sin hacer estas consideraciones políticas, ideológicas, porque el proceso constituyente por el que nos tocará afrontar en las próximas semanas y meses por venir, requiere de la mayor claridad y conciencia político ideológica, porque el Derecho Constitucional, y sobre todo este debate constituyente, primero es antes que nada político, y luego deviene en lo jurídico.

 

Y es en ese sentido, que hay que evitar caer en las trampas leguleyas que desde ya juristas de la derecha están realizando, para tratar de frenar, de confundir, de enrarecer y desfigurar esta Constituyente que ha prendido y ha calado en el alma de nuestro pueblo. No estoy expresando tampoco que no haya que explicar los fundamentos jurídicos y constitucionales de esta propuesta, todo lo contrario. Es adoptar la pedagogía y tocar la conciencia y el alma del pueblo, para que pueda comprender, en su justa dimensión, la transcendencia de la convocatoria que nos ha realizado el Presidente Nicolás Maduro. Y es por ello, que los leguleyos del fascismo que fracasarán en sus intentos.

 

Y esto también será una tremenda incógnita acerca de si la oposición participará o no en las elecciones de los constituyentistas. Tan transcendental ha sido esta propuesta, esta convocatoria a un diálogo más profundo a través de la Asamblea Nacional Constituyente, que esto pudiera constituirse en un elemento que divida aún más a la oposición venezolana, ya que extra muros, he tenido el conocimiento de que algunos sectores de esa oposición tienen serias intenciones de participar en esta ANC, incluso postulando candidatos. Eso lo saludaríamos y lo aplaudiríamos, porque es lo que el país nos está demandando.

 

Sin duda estamos ante una nueva cita con la historia. Y de verdad que somos privilegiados de estar viviendo este actual tiempo histórico, donde algunos de nosotros podremos señalarle a nuestros hijos y nietos, que pudimos vivir dos asambleas nacionales constituyentes, y de que tuvimos la oportunidad de escribir esa nueva historia patria.

 

A mis lectores y lectoras, muy pendientes, porque seguiremos en estas entregas explicando aspectos sobre este proceso constituyente.

 

No puedo cerrar este artículo, agradeciendo a los compañeros y compañeras presentes en el Ministerio del Poder Popular de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología donde iniciamos estos conversatorios sobre este proceso constituyente bolivariano; así como las Librerías del Sur en la esquina de Gradillas y a la Sala de Planificación y al equipo político en los Magallanes de Catia, que han sido los lugares donde hemos podido compartir saberes e impresiones acerca de esta invitación que nos ha formulado el Presidente Nicolás Maduro.

 

Y de más está decir, que estoy a la orden y a disposición de los estudiantes , campesinos, campesinas, movimientos de mujeres, comunas, consejos comunales, y las diversas formas y organizaciones del Poder Popular, para seguir compartiendo reflexiones y saberes en el marco de esta cita con la historia que nos han formulado.

 

Además, esta coyuntura permitirá saber quién es quién. Y quienes serán los que decidirán subirse al autobús y quienes decidirán quedarse a un lado de la historia.

 

Por ahora lo dejaremos hasta aquí, pero pendientes de los próximos artículos donde continuaré realizando consideraciones importantes acerca de este proceso constituyente.

 

Juan Martorano

Abogado, activista por los Derechos Humanos, militante revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas

http://juanmartorano.blogspot.com

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 @juanmartorano

 

 

 

 

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