La economía del mercado sin rostro humano
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Este libro nace de la curiosidad y de la oportunidad de tener en la ciudad de Quebec representantes de movimientos sociales de todo el Continente Americano que vinieron a Quebec en el marco de la Cumbre de los Pueblos del 2001, evento realizado paralelamente a la tercera Cumbre de las Américas.
En la tercera Cumbre de las Américas que se efectuó en Quebec en el 2001, participaron los presidentes de los 34 países de las Américas. En esta tercera cumbre se iba a definir los sectores de la economía que entrarían eventualmente a ser negociados ante el proyecto de creación de una zona de libre comercio “ALCA” de Alaska a la Patagonia para el 2005. Los ministros de comercio de las Américas y los empresarios se habían encontrado con antelación para definir los sectores de liberalización comercial.
El proyecto de integración comercial se presentaba públicamente como una buena oportunidad para contribuir al desarrollo y crecimiento económico de los países y a la consolidación de la democracia en los países donde aún era incipiente.
Para los representantes de la Cumbre de los Pueblos, entre ellos la Alianza Social Continental, la Cumbre de los Pueblos 2001 era una plataforma para denunciar el carácter antidemocrático en que el proceso de negociación se efectuaba porque solamente los ministros de Comercio de los 34 países de las Américas y los representantes del sector de negocios participaban en la tabla de negociación; lo cual permitía constatar que la prioridad de la zona de integración era la comercial más que cualquier otro aspecto. De otra parte, ni los parlamentarios, ni las organizaciones sindicales y sociales estaban al corriente de lo que se estaba negociando pero se sabía que estaba en juego la negociación de los bienes culturales y los servicios públicos.
Y más aún que los acuerdos eran simplemente una ampliación a todo el Continente americano de lo que era el Tratado de Libre Comercio Norteamericano “NAFTA”. Las diferentes organizaciones campesinas, indígenas y mineras denunciaban los efectos nefastos ambientales y sociales de la aplicación de políticas neo-liberales de sus respectivos gobiernos y que dicha orientación económica se reforzaría con la creación de una zona de libre comercio en el 2005 en el Continente Americano.
Los parlamentarios de las Américas fueron convocados en septiembre de 1997 en la ciudad de Quebec, Canadá a una primera Conferencia de las Américas. Dicha Conferencia se hacía necesaria según Jean-Pierre Charbonneau, presidente de la Asamblea Nacional de Quebec en 1997, precisamente porque los parlamentarios ignoraban lo que se estaba negociando en el proyecto de creación de una zona de libre comercio de las Américas “ALCA” para el 2005. Era un proyecto intergubernamental y los parlamentarios no estaban invitados a participar en la negociación. Esa primera conferencia de parlamentarios de las Américas tuvo por objetivo establecer un consenso entre los parlamentos de las Américas dado que si ese proyecto comercial era aprobado por los gobiernos de cualquier manera serían los parlamentos los que tendrían que ratificarlo. La Conferencia buscaba establecer la responsabilidad de los parlamentarios como representantes de la población porque dicho proyecto comercial tendría impactos sociales, ambientales y económicos no necesariamente favorables para la mayoría de la población.
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