La postura de China sobre Venezuela más allá de las apariencias
- Análisis
En la mayoría de los casos nuestros juicios y observaciones en política internacional se encuentran obstaculizados por los preceptos de un conflicto geopolítico anterior sedimentados en nuestra inteligencia, cuya importancia fue capaz de determinar el mundo fáctico en el que nos desenvolvemos. De ahí que constantemente valoremos la transición del núcleo de la acumulación capitalista del Atlántico Norte a Asía Oriental, el ascenso de China, el declive de Estados Unidos y la crisis de reproducción ampliada en las economías euroccidentales, y sus concomitantes geoestratégicas, con los cristales de la Guerra Fría. Es decir: exigiendo alineamientos claros, purezas ideológicas y polarizaciones morales. Sustraernos del eje interpretativo de la Guerra Fría es una tarea inexcusable.
La crisis venezolana no ha sido la excepción, y un reciente editorial del importante diario chino Global Times titulado “Venezuela a microcosm of Latin American conundrum”(1) ha suscitado la pregunta sobre la visión de la República Popular China, especialmente del PCCh, sobre la guerra de posiciones que se libra actualmente en América Latina(2) .
Desde Washington, y sus sectores subordinados en la derecha venezolana, se ha impuesto la tesis según la cual el PCCh no protegerá en última instancia al gobierno de Nicolás Maduro (u cualquier otro presidente bolivariano). Sostienen que ante un cambio de gobierno en Venezuela China respetará la Doctrina Monroe prefiriendo llegar a acuerdos pragmáticos que consoliden su posición comercial en el país y la región. Por su parte, en los sectores ligados al gobierno venezolano la confianza que trasmiten las relaciones estratégicas con China, abonadas desde el gobierno de Hugo Chávez y proseguidas por Nicolás Maduro, han llevado a sedimentar la idea de un eje anti Washington entre Caracas, Beijing y Moscú. Esta visión propugna como estrategia la construcción de un “escudo protector” a partir de inversiones chinas en Venezuela que nuble una posible intervención estadounidense en el país.
Ahora bien, ¿cuál es la postura del gobierno chino ante el conflicto en Venezuela y sus repercusiones regionales? Para responder esta pregunta es necesario dejar de lado la “entropía venezolana” y fijar nuestras miradas en dos aspectos centrales: por un lado, las peculiaridades de la diplomacia China; por el otro, las necesidades geoestratégicas que emanan de la dinámica económica del gigante asiático en medio de la presente transición hegemónica del sistema histórico capitalista y de una transición interna hacia una economía de la innovación (a la que usualmente no se le presta suficiente atención).
Hurgando en las bases de la diplomacia china, en su discurso en la Conferencia de Bandung en 1955 el premier Zhou Enlai expresaba: “Si todos los países se comprometen a la no intervención en los asuntos internos del otro, los pueblos de los diversos países podrán elegir, según su propia voluntad, su sistema político y su modo de vida”(3) . Esta diplomacia contrasta con la postura liberal-wilsoniana que dirigió el “cosmopolitismo” intervencionista estadounidense desde principios del siglo XX hasta nuestros días. De la cual Venezuela ha tenido una fuerte dosis recientemente. Por lo que debemos tomarnos en serio la editorial del Global Times chino del pasado 1 de agosto cuando sostiene que “China no interferirá en el proceso político de Venezuela o de cualquier otro país latinoamericano. Se espera que los países latinoamericanos puedan superar las dificultades y disfrutar de los beneficios de cooperar con China”(4) . Simplemente, la intervención directa no es el estilo diplomático chino, lo que en ningún caso significa que China guie su política exterior por preceptos morales idealistas. La diplomacia comercial china cuenta con una historia de, al menos, quinientos años en Asia Oriental, en lo que se conoce como el “sistema comercial tributario centrado en China”. Principios que se han expandido territorialmente con el ascenso económico reciente.
La dirigencia china está convencida de que su única oportunidad de echar abajo la Doctrina Monroe en América Latina es ofreciendo lo que Estados Unidos no puede: inversiones a gran escala y comercio mutuamente beneficioso. Y las inversiones en Venezuela denotan que Caracas juega un rol central en esta estrategia. De acuerdo a los datos recopilados por Inter-American Dialogue, Venezuela es el principal receptor de préstamos chinos en la región, con una cifra que ronda el orden de los 62.2 billones de dólares desde 2007 hasta 2016(5) , abarcando a la fecha 650 proyectos conjuntos. Las inversiones chinas en Venezuela se han concentrado, como no podía ser de otra forma dada la inserción histórica de Venezuela en la división internacional del trabajo, en el sector energético de los hidrocarburos. A diferencia de Brasil que exporta un total de 1402 productos a China, siendo el país que lidera esta estadística en la región, Venezuela tan sólo exporta 14 productos, cifra que no ha variado del 2000 al 2014(6) . Lo que demuestra que la inserción de Venezuela a nivel sistémico no ha cambiado a medida que el núcleo de la economía global se dirige a Asia Oriental.
No obstante, desde el encuentro entre Xi y Maduro en 2015, el gobierno chino ha recalcado la necesidad de impulsar el desarrollo industrial en Venezuela(7) poniendo a disposición a una serie de industrias con capacidades excedentarias para que se instalen en el país (cemento, petroquímica, siderurgia, automóviles). Sin embargo estas iniciativas se han mostrado infructuosas, tanto por las especificidades de la economía rentista venezolana y la fuerte recesión que acarrea, como por las turbulencias de la economía global a partir de la crisis de 2008 y su impacto en América Latina en 2010. No es de extrañar que con un tono realista y franco el mencionado editorial del Global Times indique que ante las dificultades para desarrollar una estrategia de industrialización asertiva las economías de la región echaran mano de sus recursos naturales en la presente turbulencia económica global.
Así, luego de una primera etapa de inversiones en el sector primario, China se encuentra cada vez más interesada en localizar industrias en América Latina. Por lo que es de esperarse que el gigante asiático continúe sus inversiones en energía, hidrocarburos, minería, sin descartar la intensificación de iniciativas industriales. Vale recordar que el comercio sino-venezolano ha sido uno de los más exitosos en lo que a países de la región respecta. Según datos de la CEPAL para 2014 sólo tres países latinoamericanos tenían balanzas comerciales favorables con China: Chile (4.205 millones de dólares), Brasil (3.276 millones de dólares), Venezuela (2.201 millones de dólares). Contrastando con déficits como los de Argentina y Colombia situados por encima de los 6.000 millones de dólares(8) .
La interrogante central pasa a ser ¿qué postura acogerá China ante la guerra de posiciones que se libra en América Latina? Leyendo el sugerente editorial del Global Times el cual sostiene que “mantener la cooperación con China trasciende intereses partidarios en Venezuela”(9) , cualquier actor incauto puede entender que China se pondrá de lado a medida que el conflicto venezolano escale irreversiblemente e intentará poner en resguardo sus intereses económicos. Antes al contrario, en Beijing parecen tener suficientemente claro que un hipotético triunfo de la restauración conservadora guiada por Washington en la región implicaría orientar a las economías latinoamericanas como apéndice de los alicaídos y financiarizados circuitos de acumulación de capital estadounidense, creando caparazones de protección políticos en los que no podrá penetrar el dinero chino. Lo que inmediatamente se traduciría en un retroceso en su estrategia de echar abajo la Doctrina Monroe mediante la diplomacia del Yuan adelantada por la visita del premier Li Keqiang a la región en 2015(10) . La presencia de China en América Latina viene a llenar un vacío del cual EE.UU. no puede hacerse cargo, pero no sólo en el continente sino a nivel global.
Mientras que Estados Unidos intenta a toda costa erigirse como árbitro de la guerra de posiciones latinoamericana mediante el apoyo político directo a las oligarquías restauradoras regionales. China evita en lo posible inmiscuirse en los asuntos políticos internos de cada país, sin que ello signifique dejar de apoyar activamente en el ámbito económico y financiero a sus principales aliados estratégicos(11) . Como ejemplo, en septiembre del 2016 The Wall Street Journal en un artículo titulado “China Rethinks Its Alliance With Reeling Venezuela”(12) y firmado por Kejal Vyas, declaraba una supuesta reticencia china en continuar con los préstamos al gobierno de Maduro. Al mismo tiempo que anunciaba una presunta invitación a un grupo de economistas ligados a la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) con la intención de adelantar el resguardo de sus intereses en un hipotético gobierno de transición. Tan sólo dos meses después China aprobaba por intermedio del China Development Bank un financiamiento por 2.2 billones de dólares a Venezuela; en marzo de 2017 se admitía a Venezuela como miembro del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB)(13) , y en junio de 2017 Venezuela anunciaba la inversión conjunta de 4.250 millones de dólares en infraestructura petrolera(14) .
Dadas las apariencias, y tomando el dato, no menos importante, que sitúa a Venezuela como la principal reserva petrolera del mundo, pareciese que los asuntos de la potencia emergente y la potencia declinante en el país tienen que ver únicamente con petróleo. Estas visiones soslayan la temporalidad en la que se desarrolla una disputa hegemónica por el “puesto de mando” de la economía global. Como también las transformaciones que en ese largo proceso se producen. Una revolución energética se está gestando a pasos acelerados, y quien sea capaz de garantizarse el liderazgo de recursos y conocimientos estratégicos tendrá una ventaja decisiva para moldear el mundo en su beneficio(15) . Las baterías de iones de litio parece ser el elemento central de esta revolución energética y América Latina posee el 41% de las reservas mundiales de su materia prima. Todo indica que ninguna potencia emergente puede sustituir a una potencia declinante en el sistema histórico capitalista sin coronar una revolución energética que revolucione al mismo tiempo la productividad del trabajo, sin que ello indique la disminución de la importancia relativa de la fuente de energía anterior. En América Latina se encuentra el país con las reservas más grandes de la fuente de energía declinante, Venezuela, con el 41% de la materia prima vital para la fuente de energía ascendente, litio. Lo que indica un futuro regional signado por la continuidad del patrón de inserción en la división internacional del trabajo y la presencia activa de las potencias globales en competencia.
En los viejos tiempos de la Guerra Fría los alineamientos geopolíticos eran claros, las posturas morales ante los acontecimientos estaban regidas por una escolástica doctrinaria y las solidaridades automáticas eran el pan de cada día. Las estrategias geopolíticas se asemejaban a un juego de ajedrez en tanto que las jerarquías y tácticas estaban disponibles a la prístina aprensión de cualquier observador. En los nuevos tiempos del ascenso chino, la crisis de la hegemonía estadounidense, y la transición del núcleo de la economía global a Asia Oriental la realidad geopolítica se asemeja más a una partida de wéiqí: todo vuelve a ser económico y la ideología parece relegada a un segundo plano, las jerarquías se difuminan dando paso a la construcción de estrategias y correlaciones de fuerza que pueden actuar en múltiples sentidos. En suma, Zhongnanhai se juega en América Latina, particularmente en Venezuela, un importante paso en su estrategia de liderazgo global, sobre todo por la importancia que le ha dado la Casa Blanca a promover la caída del Gobierno Bolivariano como batalla central para el triunfo de la restauración conservadora en la región.
*Malfred Gerig es sociólogo por la Universidad Central de Venezuela (UCV), Profesor-investigador de la Escuela Venezolana de Planificación.
Referencias
1 “Venezuela a microcosm of Latin American conundrum”, Global Times, 1-08-2017: http://www.globaltimes.cn/content/1059160.shtml
2 R. Zibechi, “La mirada de china sobre Venezuela”, La Jornada, 4-08-2017: http://www.jornada.unam.mx/2017/08/04/politica/017a1pol
3 Zhou Enlai, “Discurso en la Conferencia de Bandung”, entre el 18 y el 24 de abril de 1955, disponible en: https://www.marxists.org/espanol/zhou/1955/abril-a.htm. La diplomacia china se sustenta en los “Cinco principios de la coexistencia pacífica”: respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial, no agresión mutua, no intervención en los asuntos internos de otros países, igualdad y cooperación de beneficio reciproco y coexistencia pacífica. Fueron desarrollados por Zhou Enlai en 1953, convirtiéndose en principios del Tercer Mundo durante la Conferencia de Bandung.
4 “Venezuela a microcosm of Latin American conundrum” cit.
5 K. P. Gallagher y M. Myers, "China-Latin America Finance Database," Inter-American Dialogue, 2016: http://www.thedialogue.org/map_list/
6 CEPAL, “El Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Caribe”, 2015, p. 68.
7 Véase “President Xi meets with Venezuelan president”, Xinhua, 01-09-2015: http://news.xinhuanet.com/english/2015-09/01/c_134577642.htm
8 CEPAL, “América Latina y el Caribe y China hacia una nueva era de cooperación económica”, Mayo de 2015: http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/38196/1/S1500389_es.pdf
9 “Venezuela a microcosm of Latin American conundrum” cit.
10 “Visita de Li inspira nuevos modos de cooperación entre China y América Latina”, Xinhua, 29-05-2015: http://spanish.xinhuanet.com/chinaiber/2015-05/29/c_134281463.htm
11 Ante la convulsión generada a nivel internacional por la Asamblea Nacional Constituyente, China ha declarado que “La elección Constituyente en Venezuela marchó en general de forma estable y hemos tomado nota de las reacciones de cada parte (…) China confía en que el Gobierno de Venezuela y su pueblo sean capaces de resolver sus asuntos internos, ya que lograr un país estable y desarrollado corresponde a los intereses de todas las partes”. “China respeta elección de la ANC y aboga por no intervenir en Venezuela”, AVN, 03-08-2017: http://www.avn.info.ve/contenido/china-defiende-constituyente-y-aboga-no-intervenir-venezuela.
12 Kejal Vyas, “China Rethinks Its Alliance With Reeling Venezuela”, The Wall Street Journal, 11 de septiembre del 2016: https://www.wsj.com/articles/china-rethinks-its-alliance-with-reeling-venezuela-1473628506
13 “Venezuela ingresó al Banco Asiático de Inversión e Infraestructura”, AVN, 23-03-2017: http://www.avn.info.ve/contenido/venezuela-ingres%C3%B3-banco-asi%C3%A1tico-inversi%C3%B3n-e-infarestructura
14 “Venezuela y China acuerdan inversiones petroleras por $ 4.250 millones”, El Universal, 13 de junio de 2017: http://www.eluniversal.com/noticias/economia/venezuela-china-acuerdan-inversiones-petroleras-por-4250-millones_656744
15 Joe Ryan, “China Is About to Bury Elon Musk in Batteries”, Bloomberg, 28 de junio de 2017: https://www.bloomberg.com/news/articles/2017-06-28/china-is-about-to-bury-elon-musk-in-batteries
Del mismo autor
- El callejón sin salida de la deuda externa venezolana 05/11/2018
- ¿Por qué dolarizar es decirle adiós a la industrialización y al desarrollo? 21/05/2018
- El desafío de Venezuela: crisis hegemónica y Gran Estrategia 30/01/2018
- La postura de China sobre Venezuela más allá de las apariencias 08/08/2017
- Discursos sobre una falsa elección: deuda, importaciones y metabolismo en la crisis económica venezolana 22/03/2017
Clasificado en
China-EEUU
- Umberto Mazzei 10/06/2021
- Umberto Mazzei 09/06/2021
- Michael Klare 08/04/2021
- Matthew Ehret 24/03/2021
- Lejeune Mirhan 16/02/2021