La Glencore en el banquillo de los acusados
- Opinión
Luego de más de 5 años de una rigurosa investigación en el terreno la Red Sombra de Observadores de Glencore acaba de publicar un informe sobre la presencia de dicha empresa en Argentina, Bolivia, Colombia y Perú.
El mismo establece los impactos y daños más graves de siete operaciones mineras de la multinacional anglo-suiza en dichos países. Glencore Xstrata, con sede operativa y domicilio fiscal en el cantón helvético de Zug, es la cuarta empresa minera más grande del mundo y la primera comercializadora de materias primas a nivel global. Se encuentra entre las más importantes en cuanto a la producción latinoamericana de plata, cobre, estaño, zinc, oro y carbón. Controla y participa en las más grandes reservas mineras y ejecuta inversiones a gran escala como pocas empresas en la región.
La Red Sombra de Observadores de Glencore, congrega organizaciones no gubernamentales de Argentina, Alemania, Bolivia, Bélgica, Colombia, Filipinas, Perú y Suiza.
La motivación para lanzarse a tan esforzado trabajo -con los escasos recursos con los que cuentan en general las organizaciones de la sociedad civil- tiene una explicación histórica. Según los autores, “durante años pudimos constatar que la información que Glencore reportaba al mundo en sus informes de sostenibilidad era poco profunda, selectiva, incompleta y en ocasiones, contradictoria”. En síntesis, agregan, “la empresa posicionó una visión próspera del negocio extractivo, ocultando el verdadero alcance de su estructura empresarial y los graves impactos negativos para las comunidades y los Estados anfitriones”.
Entre ellos el gigantesco consumo de agua y los innumerables residuos y vertimientos contaminantes con graves repercusiones en materia de biodiversidad y equilibrio hídrico. Sin subestimar los impactos inciertos para la salud humana, pérdida de medios de vida para las comunidades locales y desplazamientos económicos y por contaminación.
El Informe de la Red Sombra denuncia el déficit en cuanto a la reparación integral de comunidades en las regiones afectadas y la falta de estudios sanitarios concluyentes. Enumera un gran número de investigaciones y sanciones ambientales contra la empresa. Y certifica la alta conflictividad socioambiental que produce su presencia en territorios con pocas oportunidades económicas y muy baja calidad de vida.
¿Por qué una empresa con la experiencia y capacidad de Glencore no ha respondido de manera adecuada las quejas y exigencias de las comunidades aledañas a sus operaciones en lo que al respeto de los derechos humanos se refiere?, se pregunta la Red Sombra. Pregunta clave que no tiene respuesta. Aunque se perfila, a manera de hipótesis, la falta de voluntad política de la multinacional para respetar los derechos socio-ambientales y humanos de las poblaciones afectadas haciendo prevalecer, por sobre todo, su lógica de rentabilidad.
Como conclusión, la Red Sombra alienta a otras organizaciones, plataformas, movimientos sociales y comunidades a que trabajen de manera articulada alrededor del control corporativo y ejerzan el control social y veeduría desde los territorios para denunciar los grandes atropellos de los que sean víctimas.
*Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria
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