El decreto de Trump es continuidad del decreto de Obama

21/03/2018
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La reciente orden ejecutiva (decreto) dictado por el presidente estadounidense, Donald Trump, no es más que la crónica de una muerte anunciada. Razón tiene nuestro padre Libertador Simón Bolívar, cuando en alguna oportunidad señalo: “No se es libre impunemente”.

 

El preámbulo de la referida orden ejecutiva inicia así: “Yo, Donald J. Trump, presidente de los Estados Unidos de América, para tomar medidas adicionales con respecto a la emergencia nacional declarada en la orden ejecutiva 13692 del 8 de marzo de 2015, y confié en las medidas adicionales tomadas en la orden ejecutiva 13808 del 24 de agosto de 2017, ya la luz de las recientes acciones tomadas por el régimen de Maduro para intentar eludir las sanciones estadounidenses emitiendo una moneda digital en un proceso que la Asamblea Nacional democráticamente electa de Venezuela ha denunciado como ilegal…”

 

Estas consideraciones demuestran que la reciente decisión del presidente Trump, constituye el desarrollo de la promoción de una intervención militar contra el país. Karl Marx ha expresado que los ciclos históricos se repiten, unas veces como comedia, “y otras veces como tragedia, y tiene mucha razón en tal aseveración”.

 

Además de ello, se confirma la labor apátrida que configuraría el delito de traición a la patria por parte de los actuales parlamentarios que se encuentran en la Asamblea Nacional (en desacato), al prestarse al desarrollo de los planes de una potencia enemiga extranjera para agredir al país donde dicen haber nacido.

 

La reciente decisión del gobierno estadounidense se dicta tres años después y con una diferencia de diez días de aquella inefable orden ejecutiva (decreto) de Barack Obama, donde declaró la emergencia nacional de los Estados Unidos, por considerar a Venezuela “una amenaza inusual y extraordinaria” a su seguridad nacional. Trump en continuidad con ello, el 24 de agosto del año pasado, escaló en las agresiones contra el país al dictar un decreto donde prohíbe las transacciones y nuevos financiamientos en dólares contra Venezuela, en el contexto de estrechar aún más el cerco económico y financiero contra el país. Lo que demuestra que no se trata de si el gobierno estadounidense es demócrata o republicano, sino que es una política de Estado impuesta por los lobbys y el complejo tecnológico militar industrial.

 

Importante es poner en contexto el decreto de Obama y el decreto de Trump que prohíbe las transacciones en cualquier criptomoneda promovida por y desde Venezuela. Hace tres años, el entonces Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, escribió una carta al congreso estadounidense a objeto de elevar el techo de la deuda pública de ese país a 18 billones de dólares, antes de que “llegue la crisis” (desde 2008, el mundo vive una crisis económica y estructural del capitalismo, y estamos viviendo sus consecuencias todavía). Tres días después, Obama promulgó el inefable decreto como es un hecho público, notorio y comunicacional.

 

El periodista y analista político, Arlenin Aguillòn, nos recuerda que previo al decreto de Trump referido a prohibir las transacciones financieras en criptomonedas promovidas desde Venezuela, legisladores estadounidenses desde el mes de enero venían presionando al Departamento del Tesoro de EEUU para que bloqueara las vías de comercialización del criptoactivo venezolano. La semana pasada, el senador Bill Nelson escribió una carta al Departamento del Tesoro, alertando el uso del Petro para evadir el bloqueo que Washington oficializó desde el mes de agosto del año pasado: “¿Qué está haciendo la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro para evitar que Maduro y otras entidades sancionadas eviten o socaven las sanciones de EEUU al usar o crear criptomonedas?”, preguntó Nelson al actual Secretario del Tesoro, Steve Mnuchin. Si a eso agregamos las recientes designaciones de Mike Pompeo como Secretario de Estado estadounidense, y de Gina Haspel como directora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), pues como diría el inmortal Gabriel García Márquez: “crónica de una muerte anunciada”.

 

Sin duda el petro posee muchas bondades, pero tiene sus bemoles los cuales no han sido suficientemente explicados. Esos elementos deben ser atendidos y discutidos ante la población. Uno de los riesgos que denuncio es este que estamos analizando en el presente artículo.

 

No pretendo con ello satanizar o desmeritar la iniciativa del presidente Maduro de adoptar esta medida a fin de evadir las medidas coercitivas unilaterales del gobierno estadounidense que pretende quebrar nuestra economía y doblegar la voluntad del pueblo venezolano de ser libre. Antes bien, pese a los riesgos, reconozco la valentía del mandatario venezolano en adoptar la misma. Solo pienso que había que explicar a través del uso de una matriz FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) referida a las implicaciones de la adopción de una medida de estas características. La apuesta es alta y los riesgos múltiples y diversos, no obstante, a mi juicio, es una decisión correcta.

 

Asimismo, y no conforme con la adopción de esta orden ejecutiva, el gobierno yanqui sancionó a otros cuatro venezolanos que tienen o tuvieron responsabilidades en funciones públicas: William Contreras (SUNDEE), Carlos Rotondaro (IVSS), Américo Mata (Banavih) y Nelson Salazar (Oficina Nacional del Tesoro). Con ello, se llegaría a 52 funcionarios venezolanos “sancionados” por el gobierno estadounidense, incluyendo al Presidente de la República, Nicolás Maduro y a su vicepresidente ejecutivo, Tareck El Aissami.

 

Es evidente que el gobierno estadounidense pretende restarle al gobierno y al Estado venezolano margen de movilidad y maniobra a nivel internacional, a objeto de impulsar una intervención militar contra Venezuela.

 

Asimismo, y citando nuevamente la apreciación de Aguillón, desde el pasado lunes 19 de marzo, corren 72 horas donde está ocurriendo un recrudecimiento de las acciones del lobby internacional contra Venezuela. No solo son las recientes decisiones de Trump para bloquear transacciones en criptomonedas promovidas desde Venezuela y funcionarios venezolanos, sino que además, recientemente los mandatarios de Colombia y Brasil, Juan Manuel Santos y Michel Temer, se reunieron en Brasilia para unificar planes contra Venezuela. Santos es la principal ficha en la región que tiene Washington para atacar la institucionalidad venezolana. Desde el día lunes viajó a Brasil acompañado de su canciller María Ángela Holguìn, y los ministros de Agricultura y Comercio. Santos instó a cortar el mandato de Nicolás Maduro para “restaurar la democracia en Venezuela”. Durante los últimos meses, Bogotá ha recibido a Benjamín Netanyahu , canciller y Primer Ministro de Israel, Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, Rex Tillerson, ex secretario de Estado, Kurt Tidd, jefe del Comando Sur de EEUU y a Thomas Shannon, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos. Adicionalmente, la Casa Blanca confirmó que Donald Trump irá a ese país inmediatamente después de su participación en la VIII Cumbre de las Américas prevista para los días 13 y 14 de abril en Lima.

 

Asimismo nos recuerda Aguillón que, para el momento en que escribimos estas líneas, el vicepresidente Pence de Estados Unidos acudirá a la OEA para exigir a los gobiernos de países del hemisferio, ejercer mayores presiones sobre Venezuela. Ningún otro vicepresidente estadounidense había cumplido una agenda similar en la OEA, desde 1994 cuando lo hizo Al Gore para impulsar la invasión a Haití. Pence ha cumplido agenda oficial en Chile, Argentina y Colombia, siempre apuntando a Venezuela. El vicepresidente participará durante una sesión protocolar del Consejo Permanente de la OEA, convocada de manera oficial. Mientras la agenda internacional se sigue tejiendo, a lo interno se cumple el cronograma electoral. Para el momento en que escribimos estas líneas, se auditará el Registro Electoral Permanente (REP) a utilizar en los comicios de mayo, además de aperturar el lapso de sustituciones y modificaciones de las postulaciones, justo cuando Pence hablará ante la OEA, además de que las organizaciones políticas escogerán su posición en la boleta electoral a utilizarse en las elecciones legislativas y presidenciales del 20 de mayo. Todo esto durante las 72 horas que empezaron a correr desde el pasado lunes 19 de marzo.

 

Al igual que el decreto de Obama, la orden ejecutiva de Trump va dirigida contra empresas que busquen comerciar o realizar transacciones en petros y otras criptomonedas promovidas desde Venezuela; además de centrar sus ataques en subdivisiones políticas, agencias o instrumentalidades venezolanas, donde se incluye nada más y nada menos que el Banco Central de Venezuela y a la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), y cualquier persona bajo propiedad o esté bajo el control de, actuando o en representación del gobierno de Venezuela. Más claro, no canta un gallo dicen en mi pueblo.

 

Y casualmente, faculta este decreto, al igual que el de Obama, al Secretario de Estado (Mike Pompeo), y al Secretario del Tesoro (Steve Mnuchin) a adoptar cualesquiera otras medidas contra Venezuela. Y aún hay gente que cree que no existe una guerra contra Venezuela. Indudablemente estamos recibiendo ataques multidimensionales y multiformes, lo cual no está siendo entendido por toda la población.

 

El porqué de estos ataques tiene algunas respuestas muy sencillas. La primera, las recientes reelecciones de los mandatarios Xi Jin Ping de China y Vladimir Putin de Rusia, países aliados de la República Bolivariana de Venezuela. Otra razón tiene que ver con el aumento de los precios del petróleo, lo que aumenta a su vez la cotización del criptoactivo petro, que hace más atractiva su adquisición, y tercero, la posibilidad cada vez más cercana de una nueva oleada de gobiernos revolucionarios y progresistas en Suramérica y el Caribe, que cambie la correlación de fuerzas en contra de los intereses hegemónicos en contra de Estados Unidos, y a favor de Venezuela.

 

Así las cosas en la Patria Grande. Pese a este escenario de dificultades y agresiones, el futuro luce promisorio. Si superamos la coyuntura, la Revolución adoptaría la senda del no retorno. A eso le teme Estados Unidos y por eso buscará aniquilar al Gobierno y Revolución Bolivariana.

 

Juan Martorano

Abogado, activista por los Derechos Humanos, militante revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas

http://juanmartorano.blogspot.com

http://juanmartorano.wordpress.com

jmartoranoster@gmail.com

 @juanmartorano

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/191747?language=en
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