Salida al mar de Bolivia: chovinismo de la izquierda y el progresismo chileno

26/03/2018
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Dada la naturaleza del conflicto que originó la mediterraneidad boliviana, resulta en verdad patética la miseria política que reina entre las distintas expresiones de la izquierda y del progresismo chileno, especialmente aquellas con representación institucional, frente a la demanda altiplánica de salida soberana al mar, señala Maximiliano Rodríguez en Correo de los Trabajadores.

 

El historiador Javier Portales recordaba en Punto Final que si bien el Tratado de Lima de 1929 le restituyó Tacna a Perú, le permitió a Chile “reintegrarse” al escenario latinoamericano y dejar de ser “la Prusia de Sudamérica”, como fue motejado a comienzos del siglo XX, una cláusula de dicho tratado le ha permitido a Chile seguir demostrando un hegemonismo decimonónico con Bolivia hasta el día de hoy.

 

Pero en lugar de aprovechar positivamente dicha cláusula para resolver de manera satisfactoria para los tres países el que Bolivia obtenga una salida soberana al mar, y que terminemos con los resabios que enturbian nuestras relaciones, el Estado chileno prefiere el camino inmovilista de perpetuar la humillación y el resentimiento boliviano. Y con ello, indirectamente, continúa también preservando el resquemor peruano, añadía el historiador.

 

Las posiciones hasta ahora oscilan entre la adscripción acrítica a las cruzadas de unidad nacional impulsadas por el gobierno de turno y el remedo vergonzante de excusas y silencio cómplice, mientras que miserable ha sido hasta ahora la actuación del Frente Amplio, en el sentido de no poder (o querer) alzar una posición única, clara y firme frente a la cuestión.

 

Rodríguez recuerda que en el contexto de las elecciones primarias sus dos precandidatos presidenciales se habían pronunciado sobre el tema en un debate televisivo. El supuestamente más izquierdista Alberto Mayol era de la idea de canjear kilómetro cuadrado por kilómetro cuadrado de territorio con tal de otorgarle a Bolivia una salida soberana al mar.

 

Se apuraba, en todo caso, en tranquilizar a su audiencia aclarando que el territorio que eventualmente se le cedería a Bolivia bajo ninguna circunstancia se emplazaría en el territorio que le fue arrebatado, sino que estaría en el límite con Perú. Así, su solución consistía a fin de cuentas en azuzar las rencillas nacionales entre países, en donde Chile, cual Poncio Pilatos, se terminaba desentendiendo de su responsabilidad histórica.

 

Quien terminaría siendo la candidata presidencial, Beatriz Sánchez, simplemente evitó referirse al tema, señalando que «Por responsabilidad política, no puedo contestar esa pregunta». Tras obtener el 20% en la primera vuelta presidencial, el 18 de marzo señaló: «Yo aquí yo no me pierdo, ¡ah! Cuando hay una resolución de Estado, como lo que está pasando hoy día,… que atraviesa gobiernos además, la posición de Estado es una sola. Y ahí se respalda también».

 

Cabe recordar que a excepción del breve paréntesis de la Unidad Popular, los únicos gobiernos que la historia de Chile conoce desde que el país se anexionara los territorios norteños son de naturaleza oligárquico-burguesa.

 

El Partido Comunista (PC), que tuvo en sus filas a destacados historiadores que investigaron los reales intereses detrás del conflicto bélico que dejó a Bolivia sin salida al mar, sus dirigentes de hoy repiten todos los lugares comunes de la realpolitik burguesa. Dos parlamentarios comunistas fueron invitados a seguir el primer día de alegatos por televisión en el palacio de La Moneda (Camila Vallejo y Daniel Núñez), pero no asistieron.

 

El presidente del PC, Guillermo Teillier (quien se excusó de no acompañar al canciller Ampuero a La Haya por razones particulares, no por las políticas), dijo que no tenía problemas en asistir. «Nosotros estamos con la política de Estado». «Nosotros [los comunistas] consideramos que este [la demanda boliviana] es un tema de Estado y nosotros vamos a estar siempre presente».

 

Durante el pasado gobierno de Nueva Mayoría, Tellier fue parte de la delegación que en 2015 acompañó al ex canciller Heraldo Muñoz a la anterior ronda de alegatos en La Haya, independientemente de que el origen de la privación de salida al mar de Bolivia siguiera siendo el mismo: una guerra de rapiña capitalista.

 

Carmen Hertz, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados y del Comité Asesor del ministro en la demanda boliviana, dijo al portal de El Siglo, que el PC apoyaba «sin matices y sin ninguna limitación en forma clara» la posición oficial chilena, y agregaba que «tenemos que privilegiar la unidad nacional y no las rencillas domésticas».

 

Ante el desolador paisaje que deja la miseria de los principales referentes institucionales de izquierda, las clases populares chilenas quedan a la deriva política, abandonadas a su suerte y sin defensa posible ante la inoculación de todos los venenosos prejuicios nacionalistas de la burguesía, señala Maximiliano Rodríguez.

 

Cecilia Vergara Mattei

Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

(CLAE) www.estrategia.la

 

https://www.alainet.org/es/articulo/191842
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