Hacia otra economía: el caso de la ciudad de México
- Análisis
En la Ciudad de México se vive un penoso y difícil momento, que en buena medida es el resultado de la negligencia de unas autoridades que parecen haber perdido el control de los hilos fundamentales de la gestión urbana. El abandono de la ciudad se refleja en la inexistencia de una estrategia de gobierno mínimamente estructurada y en el predominio de barruntos inconexos de políticas públicas, que más parecen ocurrencias que ejercicios serios de reflexión colectiva. Esto es algo absolutamente incomprensible e inadmisible tratándose de un conglomerado de casi nueve millones de personas, que se encuentra inmerso en una megalópolis en la que habita casi la cuarta parte de la población del país. Si la planificación general de la ciudad es inexistente, la estrategia para conducir el desarrollo de la economía urbana ni siquiera pasa por las cabezas de unas autoridades que están más preocupadas por hacer negocios personales, medrando con el patrimonio público, que por mejorar las condiciones de vida de sus representados.
Pero el escenario está por cambiar de manera radical, pues el 1º de julio próximo se realizarán los comicios para Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y todas las encuestas indican que la candidata del partido Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, tiene muy altas probabilidades de triunfo. Felizmente, sus propuestas de campaña son de avanzada, lo que abriría la posibilidad de frenar el deterioro de las condiciones de vida y de iniciar un giro radical en la estrategia para enfrentar los graves problemas que padecen los habitantes de una de las urbes más grandes y pobladas del planeta.
Tendencias urbanas
La economía de la Ciudad de México se encuentra completamente desarticulada y a la deriva. Su antiguo perfil manufacturero se desdibujó en los últimos treinta años para dar paso a un modelo de tipo bipolar, con un extremo en el que avanza con rapidez la precarización en gran escala del comercio y los servicios, y otro en el que domina la maquinaria de un “moderno” enclave financiero, comercial y de servicios —cada vez más dependiente del reciclamiento de fondos de procedencia desconocida— que destruye, cual gigantesco buldócer, la convivencia social y el patrimonio histórico, cultural y natural de la ciudad.
Los habitantes de la capital de México son víctimas de un boom especulativo que en buena medida ha sido financiado por lo que —sotto voce— se conoce como el cártel inmobiliario, una alianza entre empresarios y políticos dedicada a hacer de la ciudad su negocio privado. Esta asociación ilegítima es impulsada por las elevadísimas tasas de retorno de unos proyectos de inversión que, más frecuentemente de lo que se cree, se desarrollan eludiendo la normatividad vigente, siempre con la venia de funcionarios deshonestos que claudican a su papel de reguladoras para convertirse en socios.
Los mega proyectos son paradigmáticos de un capitalismo urbano de cuates que no se detiene ante nada, pues arrasa por igual con la naturaleza y sus paisajes, que con las personas y sus posibilidades de convivencia. En la década de 1990 se emprendió la urbanización de Santa Fe, en el poniente de la ciudad, un proyecto supuestamente bien planeado que derivó en una imparable ola de especulación inmobiliaria y que ocasionó el colapso de la movilidad, los servicios y la seguridad en toda la zona. Como si se tratase de una condena bíblica, casi treinta años después la mafia político-empresarial ha emprendido la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) sobre cuatro mil hectáreas de terreno en la parte más baja de una cuenca inundable al oriente de la ciudad. A esta vasta extensión comercializable, muy pronto se sumarán al menos otras cinco mil hectáreas de urbanización periférica, así como las setecientas cincuenta hectáreas del aeropuerto actual, que tendría que ser cerrado debido a su incompatibilidad con las trayectorias de navegación de la nueva terminal aérea. Las objeciones sociales, ambientales, económicas y técnicas son numerosas e implacables, pero, hasta el momento, por delante de los intereses colectivos y del bien común, se han impuesto los intereses particulares, en tanto que las obras involucradas en el mega desarrollo representan un potencial de negocio inmobiliario de varias decenas de miles de millones de dólares.
Navegar a la deriva y sin proyecto alguno para la ciudad, es tanto más grave y peligroso en una época en la que se vislumbra un futuro incierto y amenazante. Como nunca antes, el desarrollo tecno-científico está acelerando la reducción del valor individual de las mercancías al lograr que su producción se realice con una cantidad cada vez menor de trabajo humano, abriendo así la posibilidad de atender las necesidades fundamentales de la población con muy poco esfuerzo. Sin embargo, al mismo tiempo, la incorporación generalizada de inteligencia artificial en todos los ámbitos de la vida tiende a dejar en la calle a millones de trabajadores. En todas partes, el sistema económico prevaleciente está arrojando fuera de sus redes de producción y consumo a la mayoría de la población. De mantenerse esta tendencia, es posible anticipar que, en poco tiempo, la mayor parte de la población mundial estará al margen de este modo de “organizar” la vida productiva. Y esto no es una exageración: en 2017, el 82% de la riqueza generada en el mundo fue a parar a manos del 1% más rico, mientras que la riqueza del 50% más pobre no aumentó en absoluto1. Por desgracia, en el mediano plazo el escenario podría ser aún más complejo, pues diversos analistas (Mackinsey, PwC, Oxford University) estiman que cientos de millones de los trabajos que hoy en día realizan los seres humanos, podrían desaparecer por el efecto de la robotización, la automatización y la digitalización de los procesos de producción y distribución de bienes y servicios2.
Estos fenómenos son un ejemplo paradigmático de la naturaleza contradictoria e irracional del sistema. Por un lado, el capital es capaz de desarrollar en forma inusitada las fuerzas productivas, pero esta virtuosa cualidad, al parecer, sólo puede materializarse devastando los paisajes naturales y sociales, envileciendo la política, despreciando la cultura, mercantilizando la educación y la salud, desnaturalizando la alimentación, corrompiendo todo aquello que se cruza en su camino y, lo más terrible de todo, destruyendo la dignidad de las personas al transformarse en un implacable y masivo destructor de puestos de trabajo.
Suponer que la inversión en actividades que incorporan un gran caudal de conocimiento a los procesos productivos podrá resolver, algún día, el gravísimo problema de desempleo y subempleo que caracteriza al mundo moderno, no pasa de ser un buen deseo. Aun dando por hecho que la mano de obra cuente con el nivel de capacitación necesario, que las redes de infraestructura sean adecuadas para recibir inversiones masivas, que prive un ambiente de confianza y seguridad propicio para la inversión, y que exista la demanda para absorber los bienes y servicios que se producirían bajo estas condiciones, es legítimo cuestionarse: ¿De dónde saldrían los dos billones de dólares necesarios para poder ofrecer, por ejemplo, un empleo moderno y bien pagado a los más de treinta millones de mexicanos que en la actualidad sobreviven en la informalidad?3 A estas colosales restricciones habría que agregar la creciente presión proteccionista que el gobierno de Estados Unidos —el principal socio de México— está ejerciendo para desalentar la inversión directa dentro de nuestras fronteras y, con ello, intentar fortalecerla en su propio territorio. Por eso, cuando los estrategas, los políticos, los funcionarios y los empresarios hablan de “atraer inversión en actividades de punta para generar empleos bien remunerados”, es preciso preguntarse: ¿A qué se refieren?
Sin duda alguna, la cuarta revolución industrial representa una oportunidad única para la humanidad, pero es indispensable administrar su potencial con inteligencia. De nada sirve elogiar sus prodigios y virtudes si no se encuentran opciones para los miles de seres humanos que cotidianamente son echados a un lado del camino, por una forma de capitalismo salvaje que los expulsa también de sus redes de consumo y los condena a vivir en la miseria.
En definitiva, la economía de una de las ciudades más grandes del mundo tiene que echar mano de todos los recursos (lícitos) a su alcance, para garantizar su viabilidad en el mediano y largo plazo. El centro de la estrategia deben ser sus habitantes, puesto que, si la economía no sirve a los intereses de la mayoría, entonces se asume que potencialmente irá en contra de los intereses de esa mayoría. Dicho esto, es necesario subrayar que cualquier modelo económico habría de ser pensado en su despliegue espacial, pues de otro modo quedaría flotando en el aire. El regional y el local son los dos planos territoriales, complementarios entre sí, en los que debe fundamentarse toda estrategia, siempre poniendo en el centro el bienestar de las personas y de las comunidades que viven en la ciudad.
Prospecto general de ciudad
¿Qué perfil debería tener la nueva economía de la Ciudad de México? En realidad, lo que se requiere es comenzar a construir un modelo económico que sea capaz de ocupar fuerza de trabajo en grandes cantidades. Para lograrlo, dicho modelo debe enfocarse en dos tipos de actividades: 1) aquellas de escala regional que son capaces de producir mucho valor agregado, porque incorporan una gran cantidad de conocimiento a los bienes y servicios que generan, y 2) las de escala local, que se vinculan estrechamente con las necesidades esenciales de las comunidades barriales y de los pueblos originarios. Es hacia el desarrollo de esas actividades que, en esas dos escala territoriales, deberían alinearse la energía social y el esfuerzo gubernamental.
Escala regional: Este componente de la estrategia de desarrollo económico para la ciudad se fundamenta en las premisas siguientes: a) Para acceder a niveles superiores de desarrollo y superar la desigualdad social, es necesario modificar la orientación de la estrategia de libre mercado a ultranza. b) El estado debe ser promotor y facilitador pero, también, regulador del desarrollo, por lo que debería aplicar políticas de compensación entre zonas, entre sectores, al interior de sectores y entre empresas de diferente escala, que garanticen la cohesión económica y social. c) El desarrollo económico de la ciudad no puede fundamentarse exclusivamente en el sector externo sino, de manera preponderante, en el mercado interno, impulsando sus vocaciones productivas y sus potencialidades. d) El desarrollo tampoco puede sustentarse en los bajos salarios, sino en la innovación para la productividad y en la incorporación de conocimiento a la producción. e) La ciudad debe definir con claridad los sectores que son de interés estratégico y que deben permanecer bajo la rectoría del estado, sobre todo en virtud de la complejidad del escenario nacional y de la vecindad con la potencia más poderosa del orbe. f) Es crucial definir también los sectores restringidos y los prohibidos, las polígonos económicos especiales en los que operan los incentivos, los instrumentos a aplicar, las necesidades de inversión en infraestructura, la vinculación con las instancias generadoras de conocimiento y la transmisión de habilidades a los trabajadores. En principio, han sido seleccionadas siete actividades con el potencial suficiente para generar altos volúmenes de valor agregado e incorporar conocimiento local, con el propósito de incidir directamente en la solución de los problemas críticos de la Ciudad de México.
Escala local: En paralelo, es indispensable impulsar —con todos los recursos públicos al alcance— el desarrollo de las economías locales en los barrios y los pueblos de la ciudad. Y es que es en los paisajes locales donde las comunidades gestionan su vida diaria, donde habitan y conviven, y donde individuos, grupos y comunidades intercambian energías con la naturaleza, y expanden el conocimiento colectivo. Cada barrio y cada pueblo debería estar interconectado con los demás y su actividad cotidiana habría de alimentar el big data social, que será útil para evaluar y comprender el presente y sentar las bases para construir el futuro de manera colectiva, incorporando en el proceso las necesidades y los deseos de toda la comunidad urbana. Se trata de construir nuevas redes, en las que se inscriban quienes están siendo materialmente echados de las redes capitalistas tradicionales de producción y de consumo debido al incremento de la desigualdad social y a la vertiginosa automatización de los procesos de trabajo. La dimensión local de la estrategia necesariamente debería ser abordada de manera conjunta por la representación gubernamental y las comunidades locales, de tal modo que puedan ser atendidas las necesidades básicas de los ciudadanos a partir de la generación de actividad económica y no exclusivamente mediante apoyos económicos directos.
Para lograr en la Ciudad de México un desarrollo social y territorialmente equilibrado, es necesario caminar simultáneamente en tres rutas que se complementan entre sí:
a) La metropolitana, en la que se fomentarían regiones integradas de conocimiento, especializadas en las actividades ya aludidas
b) La barrial, en la que se tejerían redes comunitarias de autoabastecimiento para satisfacer el bienestar de las familias, mediante el impulso de actividades productivas integradas que estén vinculadas a las necesidades básicas
c) La rural, que tiene como propósito contribuir a la autosuficiencia de alimentos en la ciudad a partir de unidades de agricultura orgánica tecnificada.
Una condición esencial para poder alcanzar el prospecto económico deseado para la ciudad, es establecer una alianza de largo plazo con las instituciones académicas y de investigación científica, en dos ejes fundamentales: a) emprender proyectos conjuntos (sector público, sector social, sector privado e instituciones académicas) para desarrollar las siete regiones de conocimiento propuestas, y b) para ofrecer acompañamiento técnico especializado a las redes comunitarias de autoabastecimiento.
Regiones Integradas de Conocimiento: Son polígonos para la producción y el desarrollo tecnológico en los que el gobierno de la ciudad y los gobiernos de las alcaldías garantizan condiciones para el estímulo de las actividades primordiales identificadas, para configurar el nuevo perfil económico urbano a escala regional. Conservando en todo momento su capacidad de regulación de los procesos, el gobierno de la ciudad debería promover y facilitar el desarrollo los proyectos que se impulsen en su interior, mediante combinaciones imaginativas y eficientes de participación pública, social y privada, bajo el criterio de privilegiar el interés colectivo sobre el individual, y levantando el capital que ofrezca las mejores condiciones para la ciudad. En específico se proponen siete regiones para desarrollar en ellas actividades específicas, orientadas a los siguientes aspectos: 1) autosuficiencia de alimentos, 2) aprovechamiento y gestión del agua, 3) desarrollo de energías alternativas, 4) innovación en modalidades y sistemas de movilidad, 5) aprovechamiento de la cadena desecho-insumo, 6) adaptación de la ciudad a la sismicidad, y 7) desarrollo de aplicaciones de software, vinculadas con los seis tópicos anteriores y con las actividades a impulsar en la escala local.
Redes comunitarias de autoabastecimiento: Utilizando como soporte los instrumentos descritos en la sección siguiente, tales como las Fortalezas del Emprendedor, las Casas de Oficios, las Granjas Productivas y los Bastiones Culturales, es indispensable tejer redes alternas en los barrios y en los pueblos de la ciudad, para que, desde la empatía, la cooperación y solidaridad a escala local, se abran opciones para resolver necesidades en todos los ámbitos de la vida: alimentación, bienes de consumo básico, salud, cadena desecho-insumo, distribución-comercialización, cultura, educación y deporte, información y comunicación, energía, agua, drenaje, infraestructura rural, infraestructura productiva, infraestructura urbana y servicios públicos, dinero, crédito, comunicaciones, transporte, restauración ecológica, entretenimiento y recreación, y seguridad y justicia. Es en estos ámbitos en los que el gobierno de la ciudad y los gobiernos de las dieciséis alcaldías tendrían que promover el desarrollo de actividades productivas para el autoabastecimiento local. En esta escala territorial lo importante es generar actividad productiva en forma masiva y ocupar y capacitar al mayor número posible de personas, de manera preferente a jóvenes, amas de casa y miembros pertenecientes al grupo de la tercera edad.
Unidades de Agricultura Orgánica Tecnificada: Son herramientas para hacer posible la autosuficiencia en la producción de algunos de los alimentos que integran la canasta de consumo básico de la población de la Ciudad de México. Además del impulso en toda la entidad a la producción de alimentos para el auto abastecimiento local en los barrios y colonias de las zona urbanas mediante técnicas como la agroecología, la permacultura, los huertos intensivos, la organoponia y la producción pecuaria de traspatio, en las zonas rurales se podría desarrollar la experimentación y la producción agrícola de hortalizas en invernaderos de alta tecnología en estrecha colaboración con las universidades y los centros e institutos de investigación afines, para desarrollar —mediante procedimientos biológicos— especies hiper productivas de cultivos fundamentales para ser utilizados en gran escala en el resto del país. De igual forma, sería posible convertir a la Ciudad de México en un territorio de vanguardia para la producción de productos orgánicos mediante la utilización de técnicas agroecológicas en los extensos espacios rurales localizados en la porción sur del territorio. Las actividades más factibles son las siguientes: 1) cultivo de hortalizas, 2) cultivo de frutales, 3) cultivo de plantas medicinales, 4) cultivo de flores y plantas de ornato, 5) producción de fertilizantes biológicos, 6) crianza de animales de corral, y 7) producción de alimento para animales de corral.
Encadenemientos sectoriales-espaciales
Una meta factible de alcanzar durante los seis años del gobierno entrante, es la generación de quinientos mil nuevos puestos de trabajo a partir de quinientos núcleos (polígonos), seleccionados a lo largo y ancho de la ciudad, en los que sería necesario enfocar una buena parte de los recursos disponibles para apoyar emprendimientos que ocupen un mínimo de mil personas en cada uno de ellos, mediante distintos tipos de formas asociativas: cooperativas, empresas mercantiles, franquicias sociales y asociaciones en participación, entre otras.
Sería necesario llevar a cabo la planeación específica que permita identificar los territorios idóneos para localizar los núcleos y para determinar quiénes los integrarán y con qué incentivos se reclutaría a los participantes, pero también para saber qué actividades debe desempeñar cada núcleo, cómo se encadenarían sectorial y territorialmente las actividades de los núcleos, cómo debe operar el respaldo de universidades, institutos y centros de investigación, de qué manera deberían vincularse con las siete macro regiones, qué papel habrán de jugar el subsidio público (becas para aprendices, sobre todo), cuál es el mapa de ruta priorizado, secuenciado y temporalizado, cómo articular esta política pública con el resto de políticas públicas para la ciudad: centros sociales comunitarios, movilidad, educación, salud, etcétera, cómo planear la utilización del agua y la energía, cómo organizar la disposición de los desechos, y cómo adecuar los usos del suelo a la nueva realidad económico-social de la ciudad.
Una de las claves de este modelo de expansión del mercado interno urbano sería la concentración del esfuerzo en los tipos de encadenamiento que deriven de la planeación a escala micro. Así, por ejemplo, por sólo mencionar la producción de alimentos en las redes comunitarias de autoabastecimiento —que sería tejida en toda la ciudad por grupos de capacitadores expertos—, sería posible encadenar actividades tales como recolección y empaque de lixiviados, producción de lumbri composta, fertilizantes e insecticidas biológicos, producción de semillas, producción de empaques reciclables, fabricación de composteros, recipientes y artículos para el cultivo de plantas, como palas de mano y charolas distribuidores de agua, entre otros, empaque de producción excedente de hortalizas y productos de traspatio, diseño de marca, imagen, publicidad y embalaje, comercialización y distribución de la producción excedente en domicilios y a través de la red de puntos de venta, administración de los negocios individuales, colectivos y en red, verificación sanitaria y certificación de calidad, seguridad de la producción y la distribución, fabricación de jaulas, peceras, alimentos y otros productos para la crianza de pollos, conejos y truchas, y preparación de conservas, entre muchas más. Otra vertiente factible para la experimentación es la construcción en gran escala de obras de infraestructura urbana y productiva ligera, que involucren la participación de las propias comunidades en su planeación, ejecución y mantenimiento, que sean de bajo costo y respetuosas de las personas y los paisajes naturales. Con un modelo como este es factible afrontar una gran multitud de necesidades de agua, drenaje, disposición de desechos, producción agrícola, prevención de desastres, transporte y vialidad, energías alternativas amigables con el ambiente, entre otras.
Instrumentos básicos de política
Fortalezas del Emprendedor: Son instancias que cumplen tres funciones para hacer posibles los emprendimientos individuales y colectivos: a) asegurar financiamiento accesible y suficiente, b) garantizar apoyo tecno-productivo, y c) consolidar y desarrollar nuevas habilidades en los emprendedores. Con este instrumento se pretende generar masivamente emprendimientos nuevos en todos los barrios y los pueblos de la ciudad, ofreciendo soporte a quienes participan en las actividades productivas directamente relacionadas con las necesidades básicas de las comunidades. Su propósito último es constituirse en un puntal para lograr la formación y la consolidación de mercados locales. Se trata de que, a través de empresas individuales o familiares y de otras formas asociativas, los habitantes de las distintas colonias y localidades emprendan negocios para producir en todas aquellas actividades encadenadas que fueron descritas líneas arriba, desde las relacionadas con la producción y distribución de alimentos frescos y procesados, de bienes de consumo básico y suntuario, y de bienes y servicios artísticos y culturales, hasta la elaboración de bienes y servicios de consumo colectivo (infraestructura social, servicios públicos, insumos para las instituciones públicas) en alianza con el gobierno de la entidad. Las Fortalezas del Emprendedor también pueden apoyar el desarrollo de instrumentos idóneos de distribución e intercambio, tales como bancos del tiempo, monedas locales, cajas de ahorro popular y cooperativas de consumo intermedio y final.
Granjas productivas: El propósito de este tipo de establecimientos es ofrecer capacitación —sobre todo a jóvenes— para dominar técnicas de producción y transformación agropecuaria sustentables, que hagan posible el autoabastecimiento de productos alimenticios y de materias primas naturales en las localidades rurales y urbanas. En estos espacios también se les adiestraría en las diferentes modalidades para emprender negocios en el ámbito agropecuario, así como en los mecanismos para la comercialización y el intercambio de productos en especie y mediante monedas locales.
Casas de oficios: Son lugares en los que los jóvenes aprenderían oficios vinculados a la producción de bienes de consumo básico. Así mismo, tienen el propósito de investigar, desarrollar y enseñar los oficios vinculados a las técnicas agrícolas, hidráulicas, arquitectónicas, industriales y de transporte que son propias de la región, así como sus soluciones de sustentabilidad y convivencialidad. Se trata de enseñar a los jóvenes las opciones para crear empresas productivas locales, y la forma de organizarlas en redes de autoabastecimiento e intercambio.
Bastiones culturales: Son espacios en los que se capacita a jóvenes artistas y emprendedores culturales para dominar diferentes técnicas artísticas y oficios relacionados con las artes y la cultura. En ellos se busca promover la articulación para las redes de expresión cultural a escala local, así como el aprovechamiento de los mercados regionales. Parte fundamental del enfoque es el desarrollo de habilidades para que los estudiantes sean capaces de cristalizar su actividad en empresas culturales que les permitan vivir dignamente de su actividad. Estos bastiones serían de gran utilidad para poner en valor el potencial que tienen los bienes culturales de la ciudad —privilegiando contextos territoriales deprimidos— como mecanismo para regenerar, fortalecer o complementar las economías locales, cohesionar socialmente a las comunidades y superar diferencias entre lo urbano y lo rural.
Posibles proyectos en las regiones integradas de conocimiento
NÚM. | REGIONES INTEGRADAS DE CONOCIMIENTO | UBICACIÓN | OBJETIVO | PROYECTOS POSIBLES |
1 | Autosuficiencia de alimentos | Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan, Magdalena Contreras, Xochimilco y Cuajimalpa | Investigación, producción de alimentos orgánicos y fabricación de insumos | Instalación de invernaderos de muy alta productividad y transformación del Suelo de Conservación en una zona de producción agroecológica |
2 | Aprovechamiento y gestión del agua | Iztapalapa | Investigación sobre y producción de sistemas de captura, reuso, tratamiento y reciclamiento de agua | Planta para la producción de dispositivos para el ahorro de agua en oficinas y viviendas |
3 | Energías alternativas | Azcapotzalco | Investigación y producción de dispositivos de energía solar, eólica y otras | Planta para la producción de paneles, calentadores solares y celdas fotovoltáicas |
4 | Innovación en modalidades de transporte y sistemas de movilidad | Álvaro Obregón | Investigación y producción de tecnologías y sistemas alternativos de transporte | Modelo para la solución de embotellamientos y sistema para el control de semáforos |
5 | Aprovechamiento de la cadena desecho-insumo | Gustavo A. Madero | Investigación y producción de tecnologías para reuso, reciclamiento, reducción, y aprovechamiento de desechos | Sistema para la producción en masa de composta y lixiviados |
6 | Adaptación de la ciudad a la sismicidad | Cuauhtémoc y Benito Juárez | Investigación y desarrollo de sistemas y dispositivos para la adaptación de personas, edificaciones e infraestructuras a los eventos sísmicos, característicos de la Ciudad de México | Concurso para el diseño de cimentaciones, estructuras y sistemas constructivos resistentes a los sismos |
7 | Desarrollo de software | Benito Juárez, Coyoacán e Iztapalapa | Desarrollo de especialistas y de aplicaciones de software para mejorar la vida y la convivencia en la ciudad de México | Concurso de aplicaciones de software en dispositivos móviles para mejorar la seguridad individual y familiar en la ciudad |
Planeación participativa permanente
Por supuesto, lo aquí expuesto no es más que un esquema muy básico, configurado sobre la base de la experiencia de un grupo especializado que ha participado en la planeación geoprospectiva de diferentes espacios territoriales en diversos lugares de México4. Sin embargo, pensamos que puede ser de utilidad y funcionar como uno de los referentes a considerar durante el proceso de diseño del programa de trabajo del futuro gobierno de la Ciudad de México.
Ciudad de México a 28 de mayo de 2018
Notas
1 Premiar el trabajo, no la riqueza, Resumen del Informe Anual 2017, Oxfam, página 2.
2 Alberto Carral, La utopía a nuestro alcance, ALAI, 3 de julio de 2017 https://www.alainet.org/es/articulo/186537. Ver también Martana F. Maldonado, Automatización ¿Seremos reemplazados por los robots?, periódico El Universal de México http://www.eluniversal.com.mx/cartera/management/automatizacion-seremos-reemplazados-por-robots
3 Conservadoramente, se requerirían entre cincuenta mil y cien mil dólares de inversión para generar un solo empleo con estas características.
4 Ver el portal de Geoprospectiva, una asociación civil que viene trabajando los temas del desarrollo en el territorio desde hace muchos años: www.geoprospepectiva.com
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