Se hunde en la crisis
- Opinión
Así, por narices, Donald decidió retirar a los EEUU del acuerdo alcanzado en Viena, el 14 de julio de 2015, a propósito de la actividad nuclear de Irán. Dicho acuerdo fue suscrito por los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU –China, Rusia, EEUU, Francia y el Reino Unido– además de Alemania, la Unión Europea y el propio Irán.
De esa manera se evitó una crisis mayor cuyas implicaciones geopolíticas amenazaban con desestabilizar todo el planeta. A cambio de limitar su actividad nuclear al área civil, los EEUU y occidente se comprometieron a desactivar las sanciones económicas que afectaban a los persas. El petróleo iraní pudo llegar a los mercados internacionales ofreciendo un respiro a una economía a mal traer por las tensiones internas, y las guerras a las que se vio arrastrada precisamente por occidente y que le obligaron a aumentar considerablemente su presupuesto militar: guerra iraquí-iraní (1980-1988), las invasiones llamadas guerras del Golfo Pérsico (1990-1991 y 2003…), la guerra contra el Estado Islámico aun en curso, para no hablar del interminable conflicto kurdo.
Desde la firma del acuerdo Irán ha respetado escrupulosamente todos sus términos. Al menos eso dice Yukiya Amano, jefe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, organismo encargado de verificar in situ la actividad nuclear iraní.
El anuncio por parte de los EEUU de su retiro del acuerdo, y la imposición de nuevas sanciones a partir de hoy, hace que la prensa europea titule: “Irán se hunde en la crisis”. Entretanto, las multinacionales europeas que habían desarrollado jugosas actividades en Teherán sufren y corren a ponerse a salvo. Mantener sus actividades en Irán las expone a su vez a las sanciones económicas del Imperio que no afectan solo al país sancionado sino también a las empresas que osen comerciar con él.
Airbus debía suministrar 100 aviones, de los cuales solo tres llegaron a Teherán. Peugeot se retira, aun cuando Irán era su principal mercado exterior con 400 mil vehículos al año. El petrolero Total salió corriendo. Renault se escabulle. ATR entregó 5 aviones y salió volando. Según el ministro iraní del Trabajo, “A partir del momento en que serán aplicadas las sanciones americanas habrá más de un millón de personas sin trabajo, y una tasa de inflación importante, del orden del 110%”.
A la todopoderosa Ángela Merkel no le quedó más que reconocer que, a pesar de los esfuerzos desplegados por la Unión Europea para proteger a sus empresas frente a las sanciones americanas, muchas de ellas deben abandonar Irán.
Jean-Yves Le Drian, ministro francés de Relaciones Exteriores, juzgó “inaceptable” que las empresas europeas que trabajan en Irán puedan ser sancionadas por los EEUU. En Washington, el portero de la Casa Blanca preguntó: “Jean-Yves who?” Bruno Le Maire, ministro francés de Finanzas, y su homólogo alemán Olaf Scholz, no pudieron sino reconocer su impotencia después de algunas aguerridas declaraciones de perro faldero.
De modo que un gesto del mentón de Donald tiene a Europa tiritando, y a Irán sufriendo. Todo esto te lo cuento porque la prensa sigue culpando a Nicolás Maduro del desorden económico que impera en Venezuela.
Ahora bien, al lado de las sanciones contra Venezuela, las sanciones contra Irán, que no hacen sino comenzar, son pecata minuta. Uno da por descontado que Maduro es un torpe, que quienes manejan la economía venezolana son unos chantas, que el calor del Caribe atonta y todo lo que quieras. Pero que un simple gesto del imperio tenga a una potencia como Irán en el suelo, y a toda Europa con diarrea… da la medida del poder que aun ejerce Washington.
Si a eso le sumas el “presunto atentado” contra Maduro… (cuando las bombas explotan en New York, en Barcelona o en París son atentados terroristas, pero si explotan en Caracas son un “presunto atentado”) comprendes que la guerra comercial lanzada por Donald contra China, México, Canadá, la Unión Europea y Rusia no es sino un prolegómeno, la “previa”, un simple precalentamiento antes de que comience el partido.
Queda por ver lo que dirán los otros: si los europeos rajaron de Irán, las empresas chinas, las indias, las rusas y las turcas se quedaron. Chile, ¡sí, Chile!, mira con mucho interés cómo sustituir al imperio en los mercados que este abandona. Washington debe estar preocupado. Piñera exulta.
Si no fuera porque las consecuencias las sufren los pueblos, las gesticulaciones de Donald harían reír. Hasta que el propio Donald –y los EEUU con él– se hunda en la crisis.
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