La guerra está precedida de grandes mentiras
- Opinión
El 9 de agosto pasado se realizó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile el Foro: “Guerra: El derecho a la paz y a la autodeterminación”.
Y claro, la guerra tiene muchas armas, una de ellas es la “guerra de la información” que en palabras simples tiene por fin convencer y ganar a la opinión pública a favor de una determinada posición. Lo malo de esto es que se hace a base de mentiras y manipulación de masas.
Ya prácticamente cuesta, cada día más, encontrar una nota o reportaje periodístico que muestren, lo más objetivamente posible, los dos puntos de vista, las dos caras de la moneda, de una determinada noticia o realidad.
Millaray Huaquimilla, vicepresidenta del Centro de Estudiantes, señaló que es importante contrastar visiones. “Hay una versión hegemónica de ciertos procesos que al mismo tiempo invisibiliza violaciones a los derechos humanos que son muy graves como es el caso de Israel contra Palestina; como ha sido el caso de España que ha tenido el descaro, por ejemplo, de cuestionar el proceso democrático en Venezuela pero no ha sido cuestionada por lo que pasó en Cataluña. Así, en el mundo, podemos ver distintas experiencias”.
Hay que decir que en muchos sucesos del pasado y del presente se usa como pretexto la defensa de valores que nadie aparentemente debiera cuestionar: La defensa de la libertad, de la paz, de la democracia, del cristianismo, de la civilización, etc.
Sin embargo, “Cuando EEUU interviene en otros países pasa todo lo contrario de lo que se plantea defender” dice la líder estudiante.
Para no ir más lejos, tenemos la experiencia propia. EEUU hizo todo lo posible e imposible para derrocar al gobierno democrático de Salvador Allende. Ahí están los Informes del Senado de los EEUU que reconocen derechamente la “intervención” que hubo.
En esa época, se dijo de todo contra Allende para derrocarlo y para que la opinión pública aceptara como algo lógico y necesario el “golpe de Estado” que dieron los militares.
Se dijo que el gobierno de Allende, quien ganó democráticamente la elección, era una dictadura marxista, que no había libertad de expresión, hasta que se iban a llevar a los niños a Cuba, entre otras tantas mentiras que se levantaron para sembrar el miedo y el descontento social.
Lo que hizo EEUU en Chile, con la derecha, sólo trajo como consecuencia final la llegada de la dictadura militar encabezada por Pinochet. Desde el mismo el 11 de septiembre de 1973 se comenzaron a conocer las graves violaciones a los derechos humanos que sucedieron en Chile. Sin embargo, EEUU nada hizo para frenar o impedir lo que comenzó a suceder en nuestro país.
Alicia Lira, presidenta de AFEP, lo dice: “Nosotros lo vivimos en carne propia porque no nos dejaron vivir, no permitieron la autodeterminación de los pueblos, porque se vio interrumpido por el golpe militar y el bombardeo a La Moneda y todo lo que sucedió después con el terrorismo de Estado: el exilio, la tortura, la prisión, la desaparición forzada y las ejecuciones”.
Esa fue la realidad de miles de chilenos que vivieron las violaciones a los derechos humanos de la forma más brutal. Sin embargo, millones de chilenos sufrieron y sufren, hasta el día de hoy, violaciones a los derechos humanos porque la dictadura privatizó y limitó lo que antes eran derechos como la salud, la educación, la seguridad social, la democracia, etc.
Han pasado casi 45 años del golpe de Estado y las agrupaciones siguen demandando lo que cualquier persona, por sentido común, por justicia, si le asesinan, torturaran o desaparecen a un familiar, debieran exigir.
“Hemos dado una larga lucha por la verdad y la justicia. Nos duele la impunidad porque si hay más de 1500 procesos abiertos es por la lucha de las agrupaciones. Pero hoy se nos violenta con los beneficios carcelarios que la Corte Suprema ha dado a criminales de lesa humanidad. Ninguno se arrepiente, ninguno ha pedido perdón, aunque a nosotros eso no nos interesa”, dice la dirigente.
¿Pero dónde se entrenaron los criminales? Alicia Lira lo recuerda: En la Escuela de las Américas del Ejército de los EEUU. Fue allí donde aprendieron a mirar a su propio pueblo como “enemigo interno” que fue la idea base de la Doctrina de la Seguridad Nacional.
Por ahí pasaron Manuel Contreras, Miguel Krassnoff, Álvaro Corbalán, Odlanier Mena, Carlos Herrera Jiménez, Pablo Barrientos, y muchos otros criminales más.
Más de cinco mil soldados chilenos han recibido entrenamiento en la “escuela de asesinos” y hasta el día de hoy nuestro país sigue enviando soldados a esta academia militar. En el 2017, se entrenaron 229 soldados más en la Escuela de las Américas.
Pablo Jofré, profesor y analista Internacional, comienza su intervención diciendo que “En tiempos de engaño universal decir la verdad se convierte en un acto revolucionario. Decir la verdad es complicado, es complejo, es peligroso, es difícil, sobre todo en estos tiempos de mucha virtualidad”.
A continuación nos habla de un “concepto” muy utilizado en los últimos tiempos de conflictos y guerras: “posverdad”. Nos reconoce que este “es un nombre nuevo para algo que existe y que es la mentira y para eso se usa la desinformación y la manipulación de las noticias”.
Recuerda el analista lo que dijo Noam Chomsky: “la población en general no sabe lo que está ocurriendo y ni siquiera sabe que no lo sabe”.
Como ejemplo, pone la situación de Palestina donde los medios masivos hacen aparecer los asesinatos a palestinos como resultados de una respuesta legítima, defensiva, por parte de Israel.
“Ahí no hay un cruce de ataques. No existe equiparidad de fuerzas entre Israel y Palestina.
Eso es una “posverdad”. Es una mentira del porte de un buque. Nos tratan de decir que hay ahí un guerra equiparable”, dice Jofre
Hay que reconocer que la gran mayoría de las personas no saben de historia, ni del despojo que ha sufrido el pueblo palestino de su territorio. Ni menos saben del tratado de Balfour, del 2 de noviembre de 1917, que de manera arbitraria dio el derecho a los judíos a tener una nación y justamente en los territorios dónde está ubicada Palestina la que fue invadida, en 1948, hace 70 años.
¿Por qué no sabemos estos datos objetivos? ¿Por qué los grandes medios de masas sólo publicar lo que les interesa que nosotros sepamos? ¿Por qué no hay tanto escándalo por lo que pasa en Palestina hace 70 años?
Ruperto Concha, periodista y analista Internacional, en su intervención dice que “Más allá de la noticia, hay una continuidad que va de un titular a otro, de un subtitular a otro, de una bajadita, de un adjetivo que se repite. Todo eso construye una narrativa, un cuento, que te construye una noción de realidad”.
El periodista recordó un dato importante: “Sabemos que una gran revista, como fue Newsweek o el Time, en su tiempo, llegaron a la quiebra durante el gobierno de Bush y después bajo el gobierno de Obama y fueron vendidas en un dólar. ¿Quién las compró? ¿Quién pagó ese dólar? Efectivamente, la AIPAD, la institución de los intereses judíos en EEUU. En estos momentos el total de los medios de comunicación de gran envergadura están bajo ese control. Los grandes medios están controlados por los grandes capitales”.
Por otro lado, Ruperto Concha recuerda la firma del Tratado de Libre Comercio que firmó el ex Presidente Ricardo Lagos con EEUU donde se dio la espalda a los intereses de América Latina. Al mismo tiempo, menciona los nuevos tratados comerciales que ha firmado Chile y que son una clara desventaja a la soberanía de nuestra nación.
“Hablar de Chile es hablar de unos farsantes, de unos lame botas de EEUU, que han traicionado los conceptos más antiguos que habían alcanzado las naciones latinoamericanas”, dice Concha, agregando que “Cuando creemos que los chilenos tenemos buena fama estamos soñando; tenemos muy mala fama”.
En su intervención deja muchas preguntas: ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué votamos por esta gente? ¿Por qué votamos contra la paz? ¿Por qué nuestras autoridades, los diputados, no se preguntan cuándo firman algo? ¿Quién sale ganando?
Finalmente, no puedo dejar de agregar lo que señaló Ruperto Concha: “Tenemos una deuda pavorosa con los jóvenes, les estamos dejando un mundo de mierda. Un mundo corrompido de una manera extraordinaria, de una manera increíble, y donde tener esperanza es una osadía y esa osadía esperamos que la tengan los que ahora son jóvenes” para cambiar este mundo y erradicar la maldad y la injusticia.
Pablo Ruiz es periodista del Observatorio por el Cierre de la Escuela de las Américas. Foto Gentileza de COSMOPOLITA
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