¿Es la independencia nuestro ideal común?

13/09/2018
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Para la noche del 12 de agosto de 2018, la oposición convocó a un tuitazo denominado #SOSIntervencionMilitarYa

 

Padre Simón Bolívar, así empiezan las clases de historia de los primeros años de nuestras vidas. En muchas de las aulas donde se repiten reina una deslucida imagen de Bolívar y así principia, sin mucha gloria, la formación de nuestros republicanos.

 

Somos un país poscolonial y eso no es una frase sencilla. Pasamos desde el 2 de agosto de 1498 cuando el colono pisó por primera vez la desembocadura del río Orinoco hasta 1811 bajo un gobierno que emanaba de lejos y que se apropió de los suelos, implantó una religión, persiguió a los pobladores originarios y fundó algunas de nuestras primeras ciudades.

 

¿Qué pasó después? ¿El 6 de julio de 1811 éramos entera y felizmente libres? Si así hubiese sido la historia de la Independencia hubiese sido más corta y no hubiesen prosperado los discursos que fueron cortando a su mínimas parte, como hoy quedó dividida, nuestra América.

 

Walter Martínez, concluyendo recientemente uno de sus programas conmocionó a parte de la opinión pública anunciando que lo que era evidente es que los futuros escenarios, quizás incluso inmediatos, que viviríamos serian de invasión y guerra.

 

¿Llegará mañana esa guerra? ¿Vendrá por Colombia? ¿Por qué los colombianos quieren o porque Estados Unidos no quiere una nueva guerra de Irak? O ¿no llegará porqué existe alguna fibra latinoamericana capaz de repudiarlo? Estas preguntas están sobre la mesa.

 

Al hacérnoslas caemos en cuenta que algunas cosas no están claras como que tenemos dos años en un Estado de Excepción cuya nueva configuración hace que lo notemos menos porque no hay suspensión de garantías pero si hay una causal de alerta, de dificultad, impropia de los tiempos ordinarios.

 

Nosotros solemos creer que todas las personas que son venezolanas comparten la Independencia como causa común, que tienen para este valor un cariño extremo capaz de dar su vida por preservarla ¿pero es esto cierto?

 

No tan sólo está que hay cosas que se le piden a los hombres y otras que se le exigen a los héroes y que los hombres sólo son hombres y los héroes son seres escasos sino que nosotros seguimos teniendo viva una pesada herencia colonial que se nos eterniza en el lenguaje.

 

Esa sensación de que lo nuestro es peor, que lo malo es nacional y la viveza es criolla. Ese discurso que pasa por los medios, por las bocas, por las redes y que nadie tiene ni siquiera la manera de detectarlo salvo cuando su estridencia lo devela en cosas como pretender hacer humillante la palabra Patria.

 

¿Cómo hablaba Venezuela antes de 1999 cuando lo propio era apenas folclore, nuestra vecindad con Estados Unidos llenaba las calles de carros y olvidaba los tranvías, cuando las universidades se ufanaban de sus pruebas de selección? ¿Puede que algunos de los hombres más venerados de esa pretérita Venezuela añorasen en la prensa extranjera recuperar el estado de las cosas que existió antes de la Independencia?

 

Esto decía en una nota de prensa publicada en El País de España, Uslar Pietri en 1981: “Y en la cuenta inexorable que tendremos que rendir cuando suene el medio milenario del descubrimiento en medio de nuestra recelosa y fetichista separación que nos condena irremediablemente a la impotencia.”

 

¿Es la Independencia la que él entendía como recelosa y fetichista separación que nos condena irremediablemente a la impotencia? ¿Existe algún sector del país al que le importa tan poco nuestra cualidad de libertad y la vida del Padre Bolívar que son intelectuales, promotores, solicitantes y soldados de las fuerzas que sueñan la ocupación de la Patria?

 

¿Se relacionará esto con esta nueva forma de ser que exige estar triste, desesperanzado, rendido o emigrado? ¿Sería sobre esto lo que pensaba Bolívar en Bogotá cuando dijo que “la independencia es el único bien que hemos adquirido a costa de los demás” para concluir que era el tiempo de recuperar la gloria y la libertad?

 

La Independencia es un concepto en plena batalla, en lo económico y en lo político pero también dentro de cada quién cuando podemos ver que esta no se mantiene por su pura promulgación y que en su contra operan muchos intereses, mecanismos y sujetos deseosos quizás silenciosamente de vivir en un país donde el anhelo bolivariano no se hubiese cumplido.

 

13 de septiembre de 2018

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/195302?language=en
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