Instantáneas del 1-12
- Opinión
El ambiente, en las calles, es de fiesta. Desde los grandes medios, dominan la duda y la desconfianza. Le regatean su triunfo: apenas treinta millones de votos, entre una población de 120 millones de personas. De cualquier modo, este 1 de diciembre es, por muchos motivos, histórico.
En el Congreso y, sobre todo, en la antigua Plaza Mayor, su espacio natural, Andrés Manuel López Obrador se siente cobijado por sus fans, los amlovers. No hay populismo sin carisma y él busca a la gente, que a su vez lo busca a él: un encuentro con la Historia.
En muchas cosas, se dirige a ellos como si fuera todavía candidato. Expone cien compromisos que tendrán, ahora, que materializarse en políticas públicas. Yo me conformo con uno: el dedicado a los jóvenes, en cuanto a educación y trabajo. Hoy, de lo se trata es “evitar los delitos del porvenir”.
Se habla, sin desmesura, de un cambio de régimen. Cuando menos, es el fin del ciclo neoliberal, “neoporfirismo”, que exacerbó las contradicciones de la modernidad capitalista, que se tradujo en mayor dependencia económica y desigualdad social. Su discurso, para muchos, suena como una vuelta al periodo del desarrollo estabilizador.
Lo de la cuarta transformación, en corto 4T, ya tiene su símbolo en cinco figuras emblemáticas: Morelos, Hidalgo, Juárez, Madero y Lázaro Cárdenas, que representan los anhelos de libertad, soberanía y justicia del pueblo mexicano. Su realización parte de una premisa: desterrar la corrupción, endémica y estructural, cuyo combate liberará, junto con la austeridad republicana, recursos necesarios y suficientes. ¿Desterrar la corrupción, perdonando a los corruptos?
La ceremonia de la entrega del bastón de mando indígena, cual ritual protector, abre la interrogante de si llegó la hora de la reivindicación de los pueblos originarios. ¿Implicará, por ejemplo, el fin de las concesiones mineras que devastan territorios sagrados, o de las empresas que, al negociar con el agua, privatizan un derecho humano? ¿Qué influencia tendrá en sus decisiones el concejo asesor empresarial?
Desempolvó una vieja consigna: “Por el bien de todos, primero los pobres”. Pobres que suman, junto a los vulnerables con al menos una carencia social, más de cien millones de personas. De allí su convocatoria de “una modernidad desde abajo” y su llamado a reactivar la propiedad social de la economía.
En su estilo pausado, hace una petición, que es casi una súplica: “Ténganme confianza y paciencia; nos están heredando un país en quiebra”. Y una última cosa: “la línea es que no hay línea. La línea la da el pueblo”.
Antes había dicho: “Haré cuanto pueda para obstaculizar la regresión en que están empeñados conservadores y corruptos”. Tarea no para un solo hombre, así sea el presidente, sino de aquellos que buscan un cambio para todos. “No tienes derecho a fallarnos”, sentenció un ciclista (es como si Eugenia León hubiera cantado Si nos dejan, de José Alfredo Jiménez).
Pronto lo sabremos: la hechura del Presupuesto de Egresos será la prueba de fuego.
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