Meng Wanzhou, Huawei y los Rosenberg
- Opinión
La excusa socorrida es que China Popular compite deslealmente con las industrias de EUA, aunque su Gobierno no ha presentado ninguna evidencia
Estados Unidos ordenó a Canadá arrestar a la señora Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei e hija de Ren Zhengfei, fundador del segundo mayor fabricante de smartphones del mundo, de China Popular, bajo sospechas de que dicha empresa constituye un peligro para la seguridad nacional de EUA, al ser capaz de penetrar cibernéticamente sus sistemas informáticos de defensa. Estas, por supuesto, son alegaciones falsas. Meng Wanzhou no ha violado leyes en EUA, Canadá o la Unión Europea, y a ella no se le han hecho cargos de ninguna naturaleza, por lo cual su detención es arbitraria e ilegal.
La excusa socorrida es que China Popular compite deslealmente con las industrias de EUA, aunque su Gobierno no ha presentado ninguna evidencia. Pero las infundadas sospechas han originado una guerra de aranceles y una confrontación comercial capaces de agravar el desorden económico mundial. Lo que ocurre es que el autoproclamado ‘campeón de la libertad, de la democracia y el libre comercio' no cree ni en la libre competencia ni en el juego honesto o ‘fair play'.
¿Cuál ‘fair play' puede haber con la detención de Meng Wanzhou, si se sabe que fue arrestada por una presunta violación de las sanciones de EUA contra Irán, que el Gobierno chino ha negado? Hagamos esta pregunta: si las sanciones de EUA contra Irán son de carácter unilateral y no provienen del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos miembros permanentes (salvo EUA) son todavía signatarios del tratado con Teherán, ¿por qué la denuncia o desvinculación de EUA de dicho convenio afectaría al resto de los signatarios, Francia, Rusia, China y el Reino Unido? ¿O incluso a Alemania?
Mientras China Popular demanda a Washington por las acciones atentatorias, Meng Wanzhou permanece como rehén de Canadá y de EUA y solo está libre bajo fianza mientras espera un juicio de extradición que podría llevarla injustamente a prisión.
De nada han valido la afirmación ni la comprobación de que Huawei no es una empresa estatal ni que la República Popular China ejerce influencia alguna sobre la misma. De nada han valido las afirmaciones de socios estadounidenses de Huawei de que esta empresa no representa amenaza alguna a los intereses de seguridad de EUA.
La acción filibustera contra China es parte de la política de EUA de evitar el indetenible ascenso de la potencia asiática como primera economía del planeta en menos de diez años y como una de las tres primeras potencias emergentes junto a Rusia y la India. Sobre todo, dicha maniobra revela los intentos de contrarrestar la presencia de China y Rusia en Latinoamérica y el Caribe y para recordarnos que somos ‘patio o puerta trasera' de EUA. Sin embargo, no es la primera vez que EUA manipula la justicia en nombre de su hegemonismo. Ya lo había dicho Maquiavelo, ‘El fin justifica los medios', bandera de piratas que enarbolan especímenes trogloditas como Trump, Pompeo, Bolton y Abrams.
El 19 de junio de 1953, los esposos Jules y Ethel Rosenberg fueron ejecutados en la silla eléctrica bajo el cargo de espiar para la Unión Soviética y pasar información a Moscú sobre la bomba atómica. Se les aplicó una Ley de Espionaje de 1917 que contemplaba la muerte para espías en tiempos de guerra, aunque no había ninguna en esa fecha entre EUA y la URSS.
Se supo que el móvil de los esposos Rosenberg era altruista: cooperar con la URSS para que pudiera equipararse a EUA y evitar así un ataque nuclear ventajista que devastaría al país euroasiático, que carecía de capacidad nuclear disuasiva. El juicio a los Rosenberg tuvo lugar durante la Guerra de Corea (1953), en la que intervino EUA bajo la bandera de la ONU, debido a una ausencia inexplicable del embajador soviético en el Consejo de Seguridad. ¡A los Rosenberg se les acusó absurdamente incluso de ser responsables de la muerte de decenas de miles de soldados de EU en Corea!
El juicio, para nada exento de irregularidades (‘pitfalls'), se llevó a cabo en pleno auge de la histeria macartista o persecución contra toda idea progresista o patriótica que, por ejemplo (en un país colonizado como Panamá) sirve para dar cobertura a un anticomunismo enemigo de la libre expresión, tal como ocurrió con Charles Chaplin, Albert Einstein y Vanessa Redgrave.
En 1966, David Greenglass, hermano de Ethel, que pasó 10 años en prisión por su confesión y colaboración, admitió haber acusado perversamente a su hermana (que no era espía) y a su cuñado ¡bajo amenazas del FBI!
El caso de Meng Wanzhou y Huawei no es el primero ni será el último en que EUA sacrifique la justicia en el pedestal de su dictadura mundial. Por eso yo, en el Día Internacional de la Mujer, brindo por la memoria de Ethel, asesinada en la prisión de Sing Sing, no por ser espía, sino por ser la mujer de un gran espía humanitario.
Julio Yao Villalaz
Analista internacional y exasesor de política exterior.
Del mismo autor
- Lo que la caja de Pandora oculta 13/10/2021
- Panamá: fundamentos para una nueva política exterior 04/08/2021
- Cuando EE. UU. invadió Panamá para patear a Japón 21/07/2021
- 11 claves del exito de la república popular China 12/07/2021
- China y Panamá ante los berrinches de Washington 28/06/2021
- ¿Quién politiza la pandemia y rehuye investigar su origen? 10/06/2021
- El mártir del Canal y el primer guerrillero del siglo XX 31/05/2021
- EE.UU. y China: urbanidad e intervencionismo 26/05/2021
- ONU y la responsabilidad de protección e intervención humanitaria 21/05/2021
- La tragedia de Palestina 17/05/2021