El “nadie” Guaidó tiene dos caras y media
- Opinión
Primeras escaramuzas de la guerra terrorista de desgaste mientras la “guerra grande” se frena en seco
Fracasó Dia D para la “gran guarimba”: 6 de Abril
La “toma de los puentes”
La proclamada crisis humanitaria que sirvió como instrumento para la entrada de mercenarios desde Colombia, Brasil y Guyana, fracasó por completo el día 6 de abril; hace ya dos semanas. Su objetivo principal era el de servir a todos los medios de comunicación estructurados en una Falsimedia internacional, las imágenes de una invasión de tropas colombianas camufladas de paramilitares (algunos adiestrados en España), y de guarimberos venezolanos.
En ese conjunto había antiguos expulsados de las FANV condenados por delitos comunes. Gente de batalla y compromiso en dólares que exigirían la soldada apenas dos días después, una vez la derrota había sido consumada. Los cuadros políticos, terroristas, de relaciones internacionales, logísticos y encargados del planeamiento interior de la guerra han sido identificados por las autoridades venezolanas. El Jefe de este Estado Mayor terrorista llamado Cocoon 2.0 está dirigido por Leopoldo López. Su tropa para el asalto a los puentes -“civilizada” con vestimenta guarimbera-, metería por la frontera equipamiento militar de asalto: máscaras, armas de combate callejero, bombas explosivas, temporizadores, armas de guerra, racionamiento de combate y equipo para todas las acciones terroristas previstas: cables eléctricos, interruptores, granadas, etc. Los combatientes -irregulares pero muy bien cualificados- asaltarían los puentes Bolívar y Tiendillas arrollarían a las Fuerzas Armadas venezolanas que desertarían en masa y se pondrían en fuga. No se esperaba resistencia alguna por parte del pueblo bolivariano y del PSUV.
Guaidó y los principales miembros de su gobierno provisional y de la oligarquía venezolana habían organizado, para después de la avalancha o de la invasión por infiltración masiva en los puentes, el reagrupamiento del “troperío” más disciplinado, para el ataque y la toma de un pequeño municipio defendido por un reducido destacamento de las FMNB y el establecimiento de una pequeña base política e institucional; cabeza de playa territorial y poblacional para el asentamiento de un poder paralelo: el gobierno provisional de Guaidó. Lo ocuparon después de la “batalla de los puentes” pero fueron inmediatamente desalojados.
Para el día D-1 el mismo Guaidó había convocado a sus seguidores venezolanos y colombianos a un enorme concierto con presencia prevista para 250.000 personas. En realidad acudieron algunos miles. Era el principio del combate. La maniobra preliminar, con presencia del Presidente autoproclamado, los presidentes de Colombia y de Paraguay resultó un espectáculo grotesco, con una zona VIP reservada para artistas, presidentes, séquitos políticos, y oligarcas locales venezolanos, que fueron alojados posteriormente en hoteles de lujo; y una zona de acampada donde intentaron dormir las huestes de la oposición, combatientes de la Operación Libertad. Sudor, cansancio y ron.
Ninguna guarimbada para propiciar la invasión del propio país se merece ni siquiera un concierto tan bochornoso como el que precedió al intento de entrada por los puentes.
A poco más de algunos centenares de metros de distancia se colocó la manifestación bolivariana de apoyo a Maduro, mucho mejor encuadrada, más numerosa y con apoyo local considerable. La firmeza del pueblo, comandado por sus líderes naturales: Freddy Bernal como delegado presidencial y Diosdado Cabello como Vicepresidente del PSUV pasará a la gran historia de Venezuela, así como las intervenciones del Presidente Maduro alertando sobre el juego del imperialismo de EEUU y sus intenciones de saquear Venezuela, más allá de las pequeñas maniobras de sus lacayos en Venezuela, y de los apoyos de los EEUU en Washington, en la Florida, en la OEO y en la ONU.
Bernal organizaba los movimientos en el estado y Diosdado arengaba a los cuadros y a los escuadrones bolivarianos que pertenecían a las milicias. Las consignas mantenían la alerta durante la noche y ordenaban los movimientos tácticos durante el día. El cuadro era clarísimo: un ejército popular contra una cuadrilla de pandilleros profesionales de distinta procedencia.
La crisis convertida en el centro de la política imperial de los EEUU en América Latina y por extensión automática en el resto del mundo, ayudó a definir las posturas de los estados en la UE, que se comportaron, con pocas excepciones, como verdaderos estados quisling; y en sus organizaciones militares como la OTAN o como las alianzas ad hoc; centradas en esa misma Organización, pero que soslayan las enormes contradicciones de alguno de sus miembros e incorporan a otros dispuestos a afianzar las relaciones de sus oligarquías con los EEUU y participar en el saqueo.
La lucha entre depredadores y depredados
Por otro lado, la apropiación coactiva del petróleo y de las demás riquezas de Venezuela, de América Latina y, por extensión, de los países rebeldes con recursos naturales propios, definió las posiciones de la totalidad de los países del mundo que no pueden aceptar que las decisiones imperiales pasen por encima de su soberanía, acuerdos con terceros países, convenios multinacionales y tratados colectivos, que aseguran una legalidad internacional tan duramente conquistada, el desarrollo de sus pueblos y los posibles convenios de solidaridad e intercambio.
El asalto armado del país de Bolívar se convirtió en el símbolo y en la nueva realidad de la histórica lucha entre depredadores y depredados.
La amenaza de intervención militar, previo desgaste producido por la guerra económica, la inflación inducida, el acaparamiento de dólares y de bienes cuyos insumos eran proporcionados por el estado a precios preferentes, la guerra financiera, la guerra psicológica, la sensación de impunidad del terrorismo: con ataques a instalaciones militares, centros de salud y centros educativos (incluso el atentado físico con drones contra el Presidente Maduro), y el robo descarado de recursos, los ataques dirigidos a los bienes del pueblo; ha fracasado “por el momento”, aunque ese “momento” ha tenido caracteres de suceso estrepitoso después de anuncios continuados e incluso celebraciones de victoria.
La primera cara de Guaidó
Después de los grandes fracasos de EEUU en su política imperial contra la revolución bolivariana que lleva ya casi 20 años, Washington necesita de un hilo conductor permanente (o casi permanente) que represente el papel de conexión de la desvergonzada, conocida y pública, injerencia de los EEUU con una oposición interna que tiene que manejarse políticamente en un “Régimen” identificado con una dictadura pero que nadie en su sano juicio puede calificar como tal. El asunto no es nada fácil –incluso para expertos como los Jinetes del Apocalipsis-, cuya experiencia en estos temas se remonta, en conjunto, a varias decenas de años.
Guaidó fue elegido por ser un nadie en la oposición fascista venezolana y porque podía ir sumando, en cadena, acciones de resistencia, es decir: el “hilo conductor permanente” que justificase la continua intervención de Washington en su Patio trasero de siempre. Ésta es la primera cara de Guaidó.
El fracaso reiterado interno, el desprestigio en cada una de las batallas que él califica como de definitivas es la segunda cara de Guaidó. No rompe el hilo porque una vez puesta la fuerza exterior y simulada la fuerza interior justificante, tal cosa desharía la coartada del Imperio.
En efecto, en la “batalla de los puentes” fue la fuerte resistencia del Gobierno bolivariano, encabezada por las franelas rojas del PSUV, el despliegue de la milicia territorial y de las propias FANB, para impedir la intervención de tropas irregulares colombianas camufladas y de fuerzas especiales de los EEUU: pequeños comandos de la CIA o mercenarios, la que consiguió anular el nuevo intento.
El enésimo día D, con gran público VIP y un montaje teatral tal fastuoso como chapucero había fracasado de nuevo. Fue la primera cara de Guaidó: la del “Presidente autoproclamado” y reconocido por los EEUU y sus socios y gobiernos quisling, que intenta entrar en “su país”, con todas sus huestes, y es puesto otra vez en fuga y en ridículo; trasmutada en la segunda. Ambas aparecen simultáneamente y en precario. Guaidó se queda vacío y desmoralizado. Desaparecido. En búsqueda de un renacimiento. Esta es la media cara de Guaidó a la que me refería en el título de este artículo.
La transmutación parecía muy grave porque la cosa de la reincidencia en el enfrentamiento y la derrota no había empezado ahí. Antes de la “gran invasión de los puentes”, mucho antes de la aparición del “autoproclamado”; durante más de un año, se habían ensayado todos los instrumentos que podían concebir las mentes genocidas de Pompeo, Bolton, Pence, Abrams, Marco Rubio y los demás Jinetes de Apocalipsis (por ejemplo: Gina Haspel, Directora de la CIA y de sus agencias subordinadasiii o el Jefe de la IV Flotaiii y del Comando SUR, el almirante Craig Falleriv), y la del Presidente fascista Donald Trump.
Todos ellos, extranjeros. Pretendían diseñar el futuro de Venezuela y de América Latina siguiendo prácticas tan antiguas como las del Patio Trasero, y doctrinas como la Doctrina Monroe “América para los americanos”. Todas negaban la soberanía de Venezuela y la de los demás países de América Latina. Sus prácticas oscilaron entre la política de las cañoneras, la intervención indirecta como en Guatemala y las directas como en la República Dominicana y Cuba. En Chile, los EEUU se valieron del ejército local dirigido por la CIA.
Viejas doctrinas redefinidas por la Doctrina de Seguridad Continental y sus piezas particulares, las Doctrinas de Seguridad Nacional, hechas práctica concreta en la Operación Cóndor.
Para un mundo globalizado, todo lo continental había sido mundializado en lo teórico por las sucesivas Doctrinas de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, fundamentalmente las de George Bush (inmediatamente después del ataque a las Torres Gemelas), la de Obama y la de Donald Trump. Los conceptos básicos habían aparecido ya en la época Clinton (Madeleine Albright con la declaración de que los “intereses vitales autodeclarados o secretos” justificaban la intervención de los Estados Unidos), y la práctica de ruptura de la legislación internacional en la guerra de Yugoslavia.
En lo que se refiere a las prácticas que acompañaban las teorías los instrumentos habían sido puestos a punto por el gran complejo armamentístico. Entre ellos todos los definidos por los teóricos civiles y militares de una guerra híbrida, asimétrica, indirecta, y terrorista, con elementos de todo tipo, desde la inmensa campaña mediática hasta las guerras de pequeña intensidad (guarimbera), psicológica, económica, financiera, terrorista desde el magnicidio, o el asesinato de dirigentes (negado primero, afirmado después, y convertido en nueva amenaza ante la resistencia valiente del Presidente Maduro y del pueblo bolivariano).
La media cara de Guaidó
En todo este complejo diseño estratégico internacional, Guaidó no podía tener un papel principal, sino de actor prescindible y sustituible, de reparto. Juan “el guarimbero” fue seleccionado para el papel secundario. La media cara de Guaidó –medio guarimbero, medio terrorista-, fue ganando presencia en Falsimedia hasta que el equipo profesional de intervención de los EEUU consideró que para una tarea aparentemente tan sencilla como derribar a Maduro, Guaidó tenía que saltar a la tarima.
El trabajo era el de transformar su apariencia y su historial violentos, su discurso mínimo y obtuso, en los propios de un representante “legal” de la oposición venezolana, incluidos los deteriorados líderes de la MUD como Julio Borges. Entonces surgió el Presidente autonombrado hasta que fue seleccionado como un “Presidente interino” en su calidad de presidente rotativo de la Asamblea Nacional en desacato, como diputado suplente de la ultraderechista (fascista) Voluntad Popular.
No es fácil entenderlo pero para eso están los profesionales de Falsimedia y su complejo entramado orgánico y funcional. Se trata de convertir a un terrorista desconocido para sustituir a Marina Corina Machado, Antonio Ledesma, Leopoldo López, Henrique Capriles o el propio Julio Borges. Ninguno de ellos era capaz de ganar la Presidencia. Todos habían perdido la mínima credibilidad democrática. Todos habían vendido al país, habían despreciado su soberanía como los líderes de la IV República, odiada y temida por el pueblo, sueño sin retorno de la oligarquía del “Punto Fijo”, la primera gran enemiga histórica de Hugo Chaves.
Las primeras escaramuzas de la guerra masiva en la calle que se extenderían a todo el territorio tendrían que terminar con una “toma de Miraflores” han fracasado de nuevo varias veces. Habían sido precedidas por amenazas de todo tipo y por secuencias de guerra sucia, incluido el intento de asesinato del Presidente Maduro.
El “autoproclamado Presidente interino de Venezuela”, de pequeña tribuna y guarimba; ladrón y saqueador al tanto por ciento de las enormes riquezas de su país, encargado (fracasado) de la compra de traidores en los altos cargos de la FANB; que persigue que los EEUU o sus agentes le lleven en volandas al Palacio de Miraflores ya ha señalado nueva fecha de triunfo definitivo (nada menos que el 1 de Mayo) que, en realidad, por reiteración, supone la continuación de la Operación Libertad bajo la estrategia y el control natural de los EEUU. Los “controladores” son viejos y nuevos expertos que componen un siniestro y fanático equipo de auténticos genocidas.
Como ya he dicho en otra ocasión aquí se trata de Venezuela, que en estos momentos, es el centro de la guerra-mundo tanto en la coyuntura histórica de América Latina como en la del escenario globalv. La guerra hibrida, en su fase de terrorismo de alta intensidad, continuará mientras que el gobierno bolivariano no encuentre alternativas de defensa capaces de darle la vuelta a las agresiones que se producen en una guerra que ya se está desarrollando a nivel continental y que está a punto de abrirse hasta el escenario mundial.
Las dos caras del pelele Guaidó
Guaidó antes y después de este fracaso en la prolongada guerra continuada ejercerá de pelele de los Estados Unidos, de depredador de su propio pueblo, de facilitador del expolio y de ejecutor físico por encargo. Si le llega la oportunidad será el responsable de una matanza de la clase obrera, de los sectores populares, y de la dirigencia bolivariana. Ejecutará los planes de exterminio que están ya en las carpetas de los diseñadores.
Ese doble carácter que tiene Guaidó, de fracasado recurrente y de obediente sin límites, se ajustan perfectamente a lo que los Jinetes del Apocalipsis requieren de él. Es más, el “autoproclamado” les va como anillo al dedo, tal como están demostrando los últimos acontecimientos en la OEA y en el Consejo de Seguridad de la ONU. Las declaraciones básicas e invariables de los EEUU: “la guerra sigue más allá de los fracasos ocasionales y de las solemnes e incumplidas declaraciones de victoria” y “todas las opciones están sobre la mesa” continúan vigentes.
En contra de lo que afirman muchos analistas políticos que el tal Guaidó se quema en ese ejercer de pelele, aparentemente autónomo, le puede dar cierta continuidad según lo determinen los que sostienen y manipulen su marioneta. Hay que tener en cuenta que para el gobierno de los Estados Unidos es necesario mantener una imagen de continuidad de la resistencia política interior para sostener que “todas las opciones están sobre la mesa” incluidas las de resistencia armada interior y las de intervención indirecta (de Colombia, Paraguay, Brasil y Chile) previa petición del Grupo de Lima, de la propia OEA, o de ciertos sectores de la “comunidad internacional” a los que caracteriza como tales el Presidente de los EEUU. Ese “todas las opciones” amenaza también la cada vez más improbable intervención directa o de acompañamiento operativo de los Estados Unidos. A mi juicio es un “farol de póker” de Donald Trump uno de los reyes de los casinos.
En cuanto al Gobierno de Maduro y a la Venezuela bolivariana y revolucionaria, Guaidó les sirve para medir el grado de organización de los “Comités de Defensa y Ayuda” y de las “Células de libertad” que serían sus instrumentos operativos, con ayuda de la CIA y de sus reclutados en Colombia, algunos países de Centro América o en los centros de enganche de las compañías de mercenarios.
Su presencia en el oeste de Caracas y en el resto del país fue casi inexistente en las noches del 4 al 6 de abril. Buena parte de sus bases terroristas fue, sin duda, monoritoreada y fichada por las “unidades de defensa cívico-militar” y por las “cuadrillas de la paz”, en las que se organizó y encuadró la clase obrera y el pueblo bolivariano bajo la dirección del PSUV y su llamada a la unidad contra el fascismo.
La expulsión de Guaidó de los barrios populares que hemos visto en uno de los vídeos demostró varias cosas. La primera de ellas es que fuera de los barrios residenciales del este de Caracas su presencia es odiosa para los sectores populares que le hacen primer gran responsable –con evidencias de sombras, falta de agua, medicinas, alimentos y servicios básicos de todo tipo-, de las enormes dificultades por la que están pasando las clases populares en Venezuela. El Gobierno y la Fiscalía, el Poder Judicial y el Poder Constituyente, están manejando los tiempos de sanciones administrativas (por malversación y otros delitos) y las judiciales por traición a la patria, colaboración con el extranjero, cómplice de una agresión dirigida por el exterior, etc., todos ellos muy documentados con enorme sabiduría, para su detención y procesamiento en Venezuela cuando llegue el momento.
Mientras tanto la gran burguesía y la burguesía media que podría movilizar Guaidó, camina desolada por las grandes avenidas de Caracas con el ánimo hecho trizas. A pesar del acopio, los avisos previos del evidente mandatario de la trama -el presidente de los Estados Unidos y sus expertos- y del optimismo con el que les estimulan en cada etapa y de las urgencias de cada convocatoria (siempre la última), tampoco les queda mucha agua, ni alimentos, ni transporte, ni aire acondicionado. Las medicinas escasean y sus guerreros ya no les protegen como antes. Mientras, las Camisas rojas festejan sus victorias y resisten. Para colmo, Guaidó ha festejado la oscuridad de los cortes de energía como avance de la luz que traerá la caída del Régimen de Maduro.
La alternativa de los EEUU
En los últimos días, el 9 de abril para ser más preciso, el embajador venezolano en la Organización de Estados Americanos, Samuel Moncada, alertaba que se iban a producir “dos golpes de estado” en una misma acción: el primero el reconocimiento del representante nombrado por Guaidó como delegado de Venezuela en la OEA. Tal hecho sería realizado por el Consejo Permanente (Almagro por orden de los EEUU), que no tiene facultad alguna para ello. El segundo, incluido en el anterior, sería el desconocimiento del Presidente Maduro y la expulsión de su representación diplomática de la Organización de estados Americanos. Ambas acciones violaban la legislación internacional ante la mirada asombrada y rebelde de medio mundo y la mirada conformista, vasalla, algo avergonzada, frágil ante los pueblos del otro medio.
El terrorismo mayor
Al mismo tiempo que los EEUU incrementan la guerra diplomática y llaman a la guerra continental contra Venezuela, los cortes de energía eléctrica –totales, parciales, o fragmentados por horas y territorio, demuestran la crueldad ilimitada del Imperio contra el pueblo venezolano, y su capacidad de realizar una ciberguerra programada que obligará a una fuerte resistencia; y obligará a tomar conciencia a las clases populares sobre la necesidad y respuesta. La operación completa persigue la destrucción de todos los servicios vitales. Sin embargo, Venezuela, entre apagones y con escasez de todos los productos básicos esté demostrando su capacidad de resistencia y de organización. Recibe alimentos, agua y medicamentos a través de los CLAPs y del Carnet de la Patria del que solo se autoexcluye quien quiere. Ambos han sido, sin duda, factores de cohesión patriótica y de unidad. Los alimentos, las medicinas, los elementos técnicos para fortalecer la industria y librarla de los efectos de los apagones, están siendo suministrados por Rusia, China, e Irán que tienen larga experiencia sobre las guerras cibernéticas. También estos países proporcionan armas para la defensa: elementos de combate y adiestramiento básico de militares venezolanos. Todo está regulado por convenios que se han ido firmando desde hace mucho tiempo.
Venezuela aguanta esa guerra de desgaste mientras estabiliza los apagones, recibe alimentos básicos a través de los CLAPS y del carnet de la Patria; y medicamentos aportados de manera periódica y regulada por convenios internacionales desde China, Rusia y Cuba. Todos estos países tal como está previsto en acuerdos de larga data colaborarán en la defensa. También lo harán países como Irán y Turquía que no aceptan, por distintos motivos, el brutal asedio, y el complejo de guerra híbrida y desigual al que está sometida Venezuela.
Venezuela está metida de lleno en una guerra larga por determinación imparable -por el momento-, del imperio. Para ser más preciso: de los Estados Unidos y de algunos países más que participarán en el reparto posterior anunciado por Washington. A los EEUU les corresponderá el 50% de los beneficios derivados del despojo de las riquezas naturales de Venezuela, tal como ha sido anunciado por el Vicepresidente de los EEUU, Mike Pence. Los países de la OTAN ajustarán su presupuesto otánico a lo previsto en los últimos tratados de la organización, en tantos por ciento de sus presupuestos nacionales.
La operación Libertad con el cerco al Palacio de Miraflores que movilizaría a los factores internos tiene por nombre Operación Libertad, cuyos agentes internos y externos solo han sido nombrados por el evanescente Guaidó de manera poco concreta como “comités de libertad y ayuda” que se organizarían en “células de libertad”.
El enfrentamiento decisivo ha sido definido desde hace tiempo por el Presidente Maduro y por el “presidente autonombrado” Juan Guaidó”:
Maduro
Hizo un llamado a las 51 mil unidades de defensa popular cívico-militar para constituir las cuadrillas de paz para mantener la tranquilidad en el todo el territorio nacional. “No permitir que delincuentes pagados lleven la locura a las comunidades”. RT Resumen Latino Americano 3 Abril)
Guaidó
Convocó a sus seguidores a no perder la calle, a concentrar fuerzas para el sábado 6 de abril, día en el cual será el “simulacro de la operación libertad”, y a poner en marcha la “mega protesta estratégica organizada”. Hasta el momento no ha dado detalles sobre cómo será la operación, aunque ya había anunciado que crearían “comités de libertad y ayuda” que conformarían “células de libertad”, sobre las cuales tampoco informó del funcionamiento. (Página 12, 4 de abril)
Mucha mega y mucho simulacro para una operación de calle a la que han llamado “Operación Libertad” en honor al operador externo, los Estados Unidos, y a su lenguaje guerrero: “Operación Libertad Duradera” que es como un nombre genérico tanto en la guerra de Afganistán como en el Sahel, en el Cuerno de África y otros lugares del mundo.
En todos ellos se ha impuesto la guerra terrorista impulsada por Washington y desarrollada por su ejército paralelo (por el momento paramilitar o mercenario), las “guarimbas armadas” organizadas por los “comités de libertad y ayuda” de los que se pueden desgajar tiradores de élite con el nombre de “células de libertad”. El ataque frontal a los elementos básicos para la vida: corriente eléctrica, agua y alimentos que pueden –en teoría- servir de base a una ruptura de las clases trabajadoras y los grupos más populares y más desfavorecidos.
Los venezolanos saben ya en qué consiste todo eso. Grupos de “guarimberos” encapuchados y armados, encuadrando a gente previamente “trabajada” por gente de la USAIDvi y agentes de la CIA.
¿Qué ha ocurrido en Venezuela después de los ataques contra el Sistema Eléctrico Nacional (SEN)?
Lo responde de la manera la periodista María Alejandra Aguirre en el programa La Pupila de LaIguana TV: “estas arremetidas contra el SEN, planificadas por factores de la derecha nacional e internacional, han tenido como finalidad apagar al país con ataques físicos, cibernéticos y electromagnéticos”.
“Han intentado infructuosamente secarlo (al pueblo), agotarlo, estropear su día a día, cotizando lo esencial para vivir: agua, luz y comida. Todo esto para derrocar a su Gobierno”, dijo la comunicadora.
Lo más notable, no obstante es el papel “dinamizador” que tendrá la CIA en todo ese aparato de los Comités de Libertad y Ayuda”, según documentos aportados los la Misión Verdad de Venezuela.
Lean también:
https://www.rebelion.org/noticia.php?id=254377
17 de abril de 2019
ii La NED depende de la Secretaría de Estado, la USAID de la CIA. Cada una de ellas financia a otros agentes de la “guerra sucia” contra Venezuela.
https://es.wikipedia.org/wiki/Fundaci%C3%B3n_Nacional_para_la_Democracia
iii La IV flota tendrá como base a Mayport, en el estado de la Florida y será puesta bajo la doble jefatura de la marina americana y de las fuerzas militares del comando sur. El actual Jefe del Comando Sur es el almirante Craig Faller: https://www.infobae.com/america/eeuu/2019/02/08/el-comandante-del-comando-sur-craig-faller-eeuu-esta-enfocado-en-apoyar-una-solucion-politica-y-diplomatica-en-venezuela/
iv Craig Faller, “Craig el de los fallos”
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