China y Panamá: los puntos sobre las íes

02/09/2019
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Estamos acostumbrados a las intervenciones de EU y a escuchar barrabasadas y disparates de sus gobernantes. [...] ¿Qué derecho tiene EU para descalificar las inversiones de China en nuestro desarrollo o en el Canal?'

 

Desde que el Gobierno de Juan Carlos Varela estableció relaciones con China (RPCH) en 2017, no han cesado las presiones para difamar, tergiversar y desacreditar los objetivos de Beijing, incluso inventarlos y atribuirles intenciones descabelladas que solo existen en las mentes desequilibradas de quienes manejan la política exterior de EU.

 

Son muchos los científicos, psicólogos y analistas que han calificado al presidente Trump como una amenaza internacional. Solo hay que ver la guerra comercial contra China, causante de una inestabilidad económica que perjudica a todos, aparte de su intromisión en Hong Kong para desestabilizar a la RPCH.

 

Dichas presiones constituyen claras intervenciones en los asuntos de Panamá y de China, una abierta violación del Derecho Internacional que, no obstante, constituye una conducta consecuente con la decisión de Washington de desconocer la normativa mundial: EU quiere que todos se le sometan y rindan pleitesía a su pretendida excepcionalidad, como si nosotros fuésemos su perrito faldero o, mejor dicho, su patio trasero.

 

Pero Panamá sí debe respetar las reglas del juego que el resto del mundo acata y exigimos, por tanto, un trato recíproco.

 

Estamos acostumbrados a las intervenciones de EU y a escuchar barrabasadas y disparates de sus gobernantes.

 

El presidente Trump, por ejemplo, ha dicho que el cambio climático no existe y que es una conspiración, aunque en privado reconoce que sí atenta, igual que China, contra la seguridad nacional; que Washington podría bombardear con armas nucleares los huracanes para evitar que lleguen a sus costas y que quiere, para estupor de isleños y daneses, comprar Groenlandia, que no está en venta.

 

El secretario de Estado, Mike Pompeo, –rememorando sus tiempos como director de la CIA- admitió, para deleite del Instituto Hudson, que ‘engañamos, mentimos y robamos' (‘we cheated, we lied and we stole'), valioso legado que le dejó a Gina Haspel, la novel directora de la Agencia, una criminal de guerra que se especializa en operaciones encubiertas como esta de Hong Kong.

 

Veamos lo dicho por Washington sobre China.

 

Tanto Pompeo como los almirantes Kurt Tidd y Craig Feller del Comando Sur han dicho que la presencia de China en el Canal perturba la seguridad de la vía acuática, sin ofrecer razones (acusaciones gratuitas).

 

Sin embargo, según el Departamento de Defensa, la única ocasión en que se perturbó la seguridad del Canal y hubo que cerrarlo por primera vez fue por decisión de EU a raíz de la invasión, como lo reconocieron el general Dennis McAuliffe, exgobernador y administrador del Canal, opuesto a la masacre, y el subadministrador de Panamá, Fernando Manfredo: un suceso en el que nada tuvo que ver Beijing.(1)

 

Para los halcones como Pompeo y John Bolton, todo lo que huela a China ya huele mal, empezando con la cuestión de su embajada, que motivó una cursilería chovinista de leyenda.

 

Para Robert Evan Ellis, del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra de EU —enviado a Panamá por el Departamento de Estado para estudiar (espiar) los avances de China— las inversiones propuestas por Beijing en áreas como energía, logística y telecomunicaciones son ‘sospechosas'.

 

Son tan sospechosas que la empresa privada ha llevado a cabo varias rondas de negociaciones para un TLC con China claramente favorable a Panamá.

 

¿Qué derecho tiene EU para descalificar las inversiones de China en nuestro desarrollo o en el Canal?

 

¿No eran más ‘sospechosas' las catorce bases militares ilegales, de las cuales nada sabía nuestro país? ¿No eran más sospechosas las actividades del Comando Sur, donde se fraguaron todos los golpes de Estado y genocidios en la región, por ejemplo, bajo el Plan Cóndor?

 

Ellis nos advierte que la China puede ‘adueñarse' del complejo de puertos existentes en ambas entradas del Canal, ignorando que los mismos pertenecen a la empresa Hutchinson Ports y no al Gobierno de la RPCH y cuyo funcionamiento se ajusta a las leyes de nuestro país.

 

Le preocupaba a Ellis que China pudiera ganar los contratos para construir el cuarto puente y que la Autoridad del Canal de Panamá tiene una Junta Directiva ‘corrupta' que constituye un riesgo para la vía interoceánica.

 

Que cualquier país participe en licitaciones de Panamá es un asunto interno que no le concierne a EU. Empresas chinas ganaron esa licitación. ¿Ya la torpedearon, o el Ejecutivo le dará este trabajo sucio a la Asamblea?

 

¿Sabrá el ministro de Asuntos del Canal y presidente de la Junta Directiva, que esta es ‘corrupta'? ¿Lo sabrá el presidente Cortizo, quien designó en ese cargo al expresidente Aristides Royo?

 

Ellis enumera una serie de medidas punitivas si Panamá no se somete a los intereses de EU: Washington debe encabezar un lobby de empresas marítimas para presionar a Panamá o usar los puertos de Colombia; restringir el acceso a puertos de EU de los barcos con bandera panameña; restringir el comercio de barcos que salen de puertos panameños con destino a EU y restringir el acceso al mercado de EU a instituciones y ciudadanos panameños' (ojo, señor Varela).(2)

 

Ya el Gobierno de Varela, en acto de abyecta sumisión, canceló el registro de 60 barcos de Irán de nuestra Marina Mercante, aliándose a la política guerrerista de EU, en violación de la neutralidad del Canal y de Panamá.

 

Si estas sanciones unilaterales, extraterritoriales e ilegales no son un crimen de lesa humanidad, ¿entonces qué son?

 

Washington está dispuesto a matar nuestra gallina de los huevos de oro. Es el macho que —herido en su honor— prefiere asesinar a su infiel pareja antes que cedérsela a su amante (‘porque te quiero, te mato)'.

 

Ellis, un despistado profesor de estrategia, propone que EU debe ser firme con China: ‘Un enfrentamiento sobre Panamá puede ser preferible a que continúe la aceptación del comportamiento agresivo de China' (el lobo califica como ‘agresiva' a la oveja).(3)

 

Ahora bien, el director del Consejo de Seguridad Nacional de EU, Mauricio Claver-Carone, en un mensaje directo al presidente Juan Carlos Varela y al electo, Laurentino Cortizo, les advirtió su posición: ‘Hemos discrepado con el tema de China, pues no vemos que las intenciones sean simplemente comerciales, pues (China) tiene otros intereses geoestratégicos y políticos'.

 

¿Cuáles son estos intereses geoestratégicos y políticos, si la RPCH jamás ha intentado pasar un barco de guerra por el Canal, para no decir que desee alguna base naval? Si la RPCH no tiene bases militares en su área geográfica inmediata, ¿para qué tenerlas en América Latina y el Caribe?

 

Nuestra conducta no se debe regir por los ‘diktats' de Washington, sino por la política exterior de amistad, cooperación y neutralidad, tal como aparece en la Declaración Conjunta entre Panamá y China, suscrita en diciembre de 2018 por el presidente Xi Jinping y el presidente Varela:

 

‘La Declaración Xi-Varela afirma que Panamá se incorpora a la iniciativa de la Franja y la Ruta como socio complementario para promover el diálogo y la cooperación en la región; da la bienvenida a las empresas chinas para proyectos de inversión y establecer sedes en toda América Latina y el Caribe y pone a disposición de China su plataforma logística para propiciar un mayor intercambio comercial con Asia'.(4)

 

Si Panamá sigue con China (Ellis dixit), EU nos chantajeará con el ‘bluff' de los puertos de Colombia. Pero Panamá debe saber que, si no respetamos la Declaración Conjunta, la contraparte tampoco va a esperar indefinidamente a que la novia se decida, con el agravante de que, además de despechada, puede quedar vestida y alborotada.

 

Panamá le dio muchas vueltas al establecimiento de relaciones con China cuando todo estaba en su punto y, por esa razón, Beijing miró para otro lado.

 

Es verdad que la historia se repite a veces en espiral, pero también que los actores no son siempre los mismos.

 

Notas

 

(1) Julio Yao Villalaz, ‘Manfredo exonera a Noriega (¡Casi destruyen el Canal!)', La Estrella de Panamá , 17 de diciembre de 2017).

 

(2) Julio Yao Villalaz, ‘Panamá: el yunque y el martillo', La Estrella de Panamá, 28 y 29 de mayo de 2019.

 

(3) Marco Gandásegui, ‘Los planes de EE.UU. para contener el avance chino en Panamá', La Estrella de Panamá , 4 y 11 de octubre de 2018.

 

(4) Julio Yao Villalaz, ‘Declaración Conjunta Panamá-República Popular China', La Estrella de Panamá , 13 de diciembre de 2018.

 

Julio Yao Villalaz

Analista internacional y exasesor de política exterior.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/201908
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