La heterogeneidad de la protesta social

22/11/2019
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Masiva participación en el paro, 21 /11/2019
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Botero, el exministro de Defensa, decía que la protesta social únicamente se justifica cuando busca el bien común. El Ministro nunca se preguntó por el significado de lo que podría ser bueno para todos. Términos como bien común, bienestar general, bien de la patria, etc., son categorías platónicas que remiten a formas ideales. En la realidad ninguna es posible. Son tan inalcanzables como el Santo Grial. Cuando el expresidente Uribe envía trinos con tono mesiánico, suele invocar el bien de la patria. Él se siente intérprete del bien común. Olvidan Botero y Uribe que la patria no es un sujeto racional. Es una entidad colectiva en la que cada uno piensa distinto, y actúa de acuerdo con su propia norma moral.

 

El sueño kantiano del imperativo categórico es lograr que la norma moral individual pueda ser propuesta como norma moral universal. El propio Kant reconoce que este ideal no es posible. No obstante, considera que de todas maneras el imperativo categórico debe ser la guía de la moral individual.

 

Botero y Uribe se presentan como los conocedores de la norma moral universal. Y, por tanto, cualquier persona que piensa distinto es considerada un potencial enemigo de la sociedad. Sus miradas desconocen las tensiones que se presentan en cualquier sociedad entre las preferencias de los individuos, y la dificultad de conjugar la heterogeneidad de percepciones en una hoja de ruta relativamente común. El sueño de Botero y Uribe niega la complejidad de las interacciones sociales. Y, finalmente, es paralizante, ya que al resto de ciudadanos no nos quedaría otra alternativa que esperar los mandatos del mesías. La propuesta Botero y Uribe lleva a la parálisis. Para ellos Colombia va bien, y gracias a Duque el país está avanzando satisfactoriamente hacia el bien de la patria. Y dado que vamos por el camino adecuado, la manifestación del 21N no se justifica.

 

En contra de la opinión de Botero, el llamado a la movilización ha ido tomando fuerza porque el descontento con las políticas gubernamentales es evidente. Y los participantes no van a la calle por las mismas razones. La heterogeneidad de motivos es grande. Y contrariando a Botero, la fuerza de la movilización no implica convergencia de intereses. Los manifestantes son de muy diverso tipo, y tienen reivindicaciones más o menos confusas. El sentimiento de indignación es más que suficiente para marchar. No se requiere que haya claridad sobre la sociedad futura. Basta con que haya descontento con la situación actual.

 

Los motivos para marchar son de muy diverso tipo. Para algunas personas, la manifestación es una forma de expresar el descontento con el manejo que el gobierno le ha dado al proceso de paz. No son mentiras, como dice Duque. Es evidente el poco compromiso con los acuerdos de La Habana. El presupuesto es reducido, y el Estado no está protegiendo la vida de los líderes sociales.

 

Otros sienten indignación porque las declaraciones a favor de la equidad no se reflejan en los hechos. La llamada “ley de financiamiento” que, en realidad, fue una “ley de des-financiamiento”, busca favorecer a los grandes empresarios en contra de los grupos medios de la población.

 

Para otros es necesario protestar porque los subsidios y el gasto público no son progresivos. Los ricos se cuelan y se aprovechan de los subsidios. El gobierno se niega a aceptar las recomendaciones de la Comisión de Gasto que propone gastar más y mejor. En contravía de este mensaje, el Ministro de Hacienda sigue empecinado en afirmar que el gasto público tiene que bajar, y la única forma de hacerlo sería recortando programas.

 

Algunos se sienten mal con la forma como se están tratando los temas ambientales. Además de las limitaciones de los recursos, el gobierno debe ejercer un claro liderazgo en los temas ambientales y en los procesos que conlleva el crecimiento verde.

 

Para muchos el manejo de la política exterior ha sido un desastre, especialmente por el tratamiento que se le ha dado a Venezuela y Cuba.

 

Para un número importante de trabajadores son aterradores los anuncios sobre la reforma pensional y la reducción del salario mínimo.

 

Para los pequeños productores del campo, es inaceptable la falta de apoyo del Estado en el mejoramiento de los servicios y de la infraestructura que lleve a mejorar la productividad y la competitividad.

 

Un grupo de manifestantes se siente molesto por la agudización de la concentración de la riqueza, de las tierras, de las acciones… El 80% del ahorro pensional lo manejan los fondos de pensiones del Grupo Aval y del Grupo Antioqueño.

 

Estas y muchas otras razones son más que suficientes para marchar. Y la esperanza de cada una de las personas que participan, es que estas movilizaciones pueden ayudar a reducir las injusticias mencionadas. Y en esta búsqueda de alternativas, la única convergencia posible es el afán de que la situación cambie, y que las condiciones de vida mejoren.

 

18 de noviembre de 2019

 

https://www.sur.org.co/la-heterogeneidad-de-la-protesta-social/

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203439
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