COP 25, cambio climático y corrupción

20/12/2019
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A propósito de la COP 25 y sus pobres resultados en Madrid, he recordado que en el 2011 Transparencia Internacional publicó un libro de 446 páginas sobre corrupción y cambio climático que vale la pena desempolvar ahora.[1]  Se trata de un trabajo colectivo promovido y auspiciado por Huguette Labelle, Presidenta en ese año de Transparency International, Kumi Naidoo, Director Ejecutivo de Greenpeace y Ashok Khosla, Presidente, International Union for Conservation of Nature (IUCN). Nada menos que 58 especialistas investigadores de 15 países del planeta escriben en este libro y, a decir verdad, no dejan títere con cabeza ni tema escabroso en relación con la gran hipocresía y sospecha de corrupción en torno a la mitigación, la adaptación al cambio climático y los bonos de carbono y los esquemas REED. En uno de los prólogos, el Informe dice que “es la primera publicación que analiza en forma exhaustiva los principales riesgos de corrupción relacionados con cuestiones climáticas y ofrece análisis esenciales que ayudarán a los responsables de la adopción de políticas, profesionales y otros actores relevantes a comprender los riesgos y desarrollar respuestas efectivas en un momento crítico, en el cual se están sentando las bases de la arquitectura de la gobernabilidad climática.”

 

Los 58 expertos y profesionales abordaron en el libro cuatro áreas clave: 1) gobernabilidad y los principales desafíos para hacer frente al cambio climático; 2) mitigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero GEI con transparencia y rendición de cuentas; 3) adaptación al cambio climático identificando los riesgos de corrupción en el desarrollo de la resistencia al clima, el financiamiento y la implementación de las estrategias; y, 4) gobernabilidad forestal que responda a los desafíos de corrupción que prevalecen en el sector forestal, e incorporar la integridad a las estrategias internacionales destinadas a frenar la deforestación y promover la reforestación.

 

Las buenas intenciones y la información casuística prevalecen a lo largo de todo el informe y los promotores señalan que, durante más de 15 años, el trabajo de Transparencia Internacional ha demostrado que, si no se toman medidas para revertirla, la corrupción destruye la vida de las personas, devasta sus medios de subsistencia y frustra las iniciativas de justicia social y económica. Y añade que esto mismos riesgos se aplican a las políticas y acciones sobre el cambio climático: “La solución consiste en lograr una gobernabilidad más sólida, y en asegurar que las estrategias de mitigación y las soluciones de adaptación que se plantean a nivel local, nacional e internacional se basen en la participación, la rendición de cuentas y la integridad. Con todo lo que está en juego y frente a la urgencia del problema al que nos enfrentamos, debemos garantizar que las políticas sobre cambio climático sean justas, efectivas y transparentes, tanto en su diseño como en su implementación”.

 

Estuve en la presentación del informe en el Perú en el 2011, a los pocos días de haber sido nombrado Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales del Ministerio del Ambiente MINAM. Fui invitado por Proética que es el capítulo peruano de Transparencia Internacional y me solicitaron comentarlo, lo que no hice ya que me habían enviado el libro el día anterior… aunque me comprometí a leerlo con atención y tenerlo para consultas en mi escritorio. Aun así, recuerdo haber dicho que la peor corrupción en este tema es la hipocresía de los mercados de carbono, la mercantilización de los bienes comunes, los recursos naturales, principalmente los bosques y el riesgo de que los pueblos indígenas pierdan sus territorios con los esquemas REDD (reducción de emisiones por degradación y deforestación). También dije que el calentamiento global a consecuencia de la generación de GEI por acción humana, tiene responsables principales, que son los países industrializados y ricos, cuyos gobernantes no quieren cambiar el modelo de producción y consumo, depredador y productor de GEI, que se acumulan desde mediados del siglo XIX.

 

Ocho años después, Proética estuvo en la COP 25 en Madrid y el 6 de diciembre, Magaly Ávila, Directora del Programa de Gobernanza Ambiental, participó en el panel «Explorando los efectos de la transparencia en los múltiples niveles de la Gobernanza climática». El panel fue organizado por Transparencia Internacional, como parte de las actividades por la Cumbre del Clima. Ávila dijo que se debe lograr una gobernanza más sólida, y asegurar que las estrategias de mitigación y las soluciones de adaptación que se plantean a nivel local, nacional e internacional se basen en “la participación, la rendición de cuentas y la integridad”. Añadió sin ambages que: “Con todo lo que está en juego y frente a la urgencia del problema al que nos enfrentamos, debemos garantizar que las políticas sobre cambio climático sean justas, efectivas y transparentes, tanto en su diseño como en su implementación. No tenemos tiempo, la Amazonía está siendo deforestada, la corrupción es una amenaza en nuestra lucha contra el cambio climático”[2].

 

En el Resumen Ejecutivo del libro citado, publicado en el 2011, se informa que se estima que las inversiones vinculadas únicamente a iniciativas de mitigación del cambio climático ascenderán a casi US$ 700,000 millones para 2020, se realizarán inversiones públicas por no menos de US$ 250,000 millones al año “a través de nuevos canales nunca probados y sin demasiada coordinación. A su vez, ya existen presiones para acelerar las soluciones, lo que aumenta el riesgo de corrupción”

 

Un libro reciente sobre temas de corrupción en relación con el capitalismo rentista, el investigador británico Guy Standing[3] sostiene que actualmente tenemos un sistema de mercado menos libre que se haya creado nunca y que es “profundamente corrupto porque sus líderes afirman que es lo contario de aquello en lo que se está convirtiendo”. Señala para concluir, rescatando la Carta del Bosque a 800 años de su promulgación[4], que los bienes comunes nos pertenecen a todos nosotros y por lo tanto no se debería permitir a nadie monopolizarlos o agotarlos: “Tenemos que recuperar todos los aspectos de los bienes comunes, incluyendo ríos y lagos, tierra y mar, nuestros recursos naturales y los servicios comunes sociales e intelectuales”. Y el clima, digo yo, que es el principal bien común y los responsables del exceso de GEI que provocan el cambio climático atentan contra todos estos bienes comunes

 

Lamentablemente, en este asunto del cambio climático, no solo es el modelo. ¡TAMBIÉN ES LA CORRUPCION ESTÚPIDO!

 

Lima, 17 de diciembre 2019

 

Hugo Cabieses Cubas

Economista peruano, licenciado en la Universidad del Pacífico, ex Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales (2011), ex asesor parlamentario (2016-2017 y 2019), investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica, activista del Foro Social Pan Amazónico FOSPA y militante socialista convicto y confeso.

 

[1] El libro completo está en el siguiente link para los que quieren darse el trabajo de leerlo: https://portals.iucn.org/library/sites/library/files/documents/Atm-Cl-101-Es.pdf

[3] Guy Standing; La corrupción del capitalismo. Por qué prosperan los rentistas y el trabajo no sale a cuenta; Pasado & Presente, Barcelona, España, 2017.

[4] Sobre esta carta  y la misma Carta Marga ver: https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/El%20Manifiesto%20de%20la%20Carta%20Magna-TdS.pdf. Nos sorprende que ya desde el año 1217 los ingleses tenían la claridad de proteger los “bienes comunes” aunque en los siguientes siglos los hicieron puré e Inglaterra es una de los principales países con una deuda ecológica monstruosa.

https://www.alainet.org/es/articulo/203963
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