Jóvenes del barrio y semillas soberanas
- Opinión
Entrevista con Gabriela Peña, Ministra de Agricultura Urbana
Gabriela Peña no tiene dudas: la respuesta a las agresiones imperialistas norteamericanas es avanzar decisivamente en la construcción del socialismo bolivariano y la paz con justicia social. Portavoz nacional del movimiento Jóvenes del Barrio José Antonio Sermeño, Gabriela forma parte de la dirección nacional de la juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JPSUV) y es ministra de Agricultura urbana.
La encontramos en dos ocasiones. La primera vez durante la rueda de prensa de la JPSUV, donde encabezó la mesa de la presidencia con la secretaria general Rodbexa Poleo y otra dirigente, Mayerlin Arias, presidente de la Misión Jóvenes de la Patria Robert Serra. Una segunda vez, la vimos en la Avenida México, durante una fiesta militante por los cuatro años de existencia del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura Urbana (Minppau): una de las actividades políticas de este "febrero rebelde", que tiene en su centro la transmisión de la memoria a las generaciones más jóvenes.
Gabriela Peña es un ejemplo de la importancia que tienen los jóvenes de los barrios pobres en la construcción del poder popular. “Soy hija del Caracazo - dice ella - nací en la Dolorita el 21 de febrero de 1989, seis días antes del levantamiento popular contra el neoliberalismo. Mi madre era una obrera, también trabajaba de noche para que mi hermana y yo pudiéramos estudiar, mi padre era albañil, hizo todos los trabajos posibles para sobrevivir. Ambos me educaron sobre los valores de solidaridad y justicia social”.
Durante la rebelión cívico-militar del 4 de febrero de 1992, Gabriela tenía solo tres años, pero imprimió en su mente las palabras de esperanza despertadas en la familia desde el "Por ahora" de Chávez. Y recuerda las lágrimas de alegría cuando el pueblo llevó a su presidente de nuevo al gobierno después del golpe de estado del 11 de abril de 2002. En ese momento, Gabriela tenía 13 años.
Algunos jóvenes reconocen a la ministra, se acercan y la felicitan por el trabajo que ha realizado. Alegre e infatigable, ella responde a todos, toma nota. Luego continúa: “El 30 de abril de 2012, a pesar de la enfermedad, el comandante Chávez firmó la ley orgánica del consejo de trabajadoras y trabajadores y dijo: la dejo en sus manos. Un compromiso que no queríamos fallar. En ese momento estaba participando en la Escuela de Medicina Latinoamericana Salvador Allende, donde estudiaron jóvenes de 42 países”.
Como vocera nacional del movimiento Jóvenes del Barrio, promovido por Maduro para atender a la juventud en situación de vulnerabilidad en los barrios pobres, Gabriela trabaja con el Ministerio de la Comuna. “Desafortunadamente, dice, en 2013, por denunciar la corrupción en la escuela, siguiendo las indicaciones primero de Chávez y luego de Maduro, terminamos desempleados. Pero esto solo ha renovado mi compromiso. Seguí luchando por el poder popular con la asamblea de ciudadanas y ciudadanos, como vocera del consejo comunal y promoviendo la participación de los jóvenes del barrio en la política”.
El trabajo en la Misión Jóvenes del Barrio, un plan de atención integral que existe en los 24 estados del país, "muestra cómo la revolución puede cambiar a las personas, recuperarlas, y cuántos espacios puede abrir, es emocionante". Un compromiso que permitió a la ministra unirse al equipo de Maduro en la vicepresidencia del Socialismo territorial.
Un espacio en el que, explica, “como jóvenes del barrio podemos discutir y aportar nuestras ideas sin que nadie nos silencie. El presidente dio mucha fuerza a los jóvenes del barrio para que, con irreverencia en la discusión pero con alianza en la acción, lo ayudamos a gobernar. Gracias a los jóvenes del barrio, participo en la dirección nacional de la JPSUV, e fui nombrada comisionada de la Comuna. En resumen, mi compromiso se expresa cada vez más en el campo del poder popular y con una motivación renovada. Hace seis meses, el presidente me nombró Ministra de Agricultura Urbana y, anteriormente, el profesor Aristóbulo Isturiz me había confiado por dos años la tarea de viceministra de capacitación de la comuna, para explicar al país cómo organizarnos y cómo capacitarnos en esta área estratégica. He aprendido mucho trabajando con un maestro como Aristóbulo”.
Alrededor, la gente canta y baila. La ministra explica las líneas de intervención del Minppau: “En primer lugar, dice, nos hemos organizado para la consolidación del estado comunal, para garantizar la soberanía alimentaria, según lo establecido por el primer objetivo del Plan de la Patria. Por esta razón, es necesario crear una cultura agroalimentaria soberana y un tejido agro-productivo con una distribución nacional adecuada, promoviendo la recuperación de semillas soberanas. Tenemos que pasar de ser consumidores a productores, desarrollar la agricultura urbana y familiar, y por esta razón hemos creado la campaña promocional Producir es vencer".
Otra área importante - explica Gabriela Peña - “es la de dar ímpetu y difundir el modelo de gestión socialista de Minppau en este cuarto aniversario. El socialismo también significa generar espacios de cultura, recreación para los trabajadores y las trabajadoras de la comunidad. El Plan de la Patria debe llevarse a los territorios, y esto tiene que ver con la construcción de un consejo nacional de agricultura municipal y familiar que actúa sobre la base de las indicaciones de la FAO para América Latina y se articula con las partes aliadas y con todas las instancias que hacen vida en la zona”.
La música es ensordecedora ahora. ¿La nueva ofensiva imperialista? La ministra sonríe: “Somos un grupo de hermanas y hermanos que creemos que el socialismo es posible en un mundo multicéntrico y multipolar, en la Patria Grande de Bolívar, en la herencia de Lenin, Sandino, Fidel, Chávez. Creemos que es posible combinar la liberación y la emancipación de todos los pueblos del mundo. Y un proceso importante ya ha comenzado, como lo demostró el último Encuentro Mundial contra el imperialismo y por la soberanía, la paz y la vida. Más de 400 delegados de 72 países pudieron ver que nuestra Venezuela está en paz, orgullosa de su presidente cuando reclama la dignidad del pueblo, cuando gobierna obedeciendo al pueblo. Y los jóvenes, como se puede ver, lo acompañan ".
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