Miguelina Acosta, Mariategui y el olvido de la Amazonía

08/03/2020
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En homenaje al Día Internacional de la Mujer 2020, escribo nuevamente sobre cómo José Carlos Mariátegui, el gran socialista peruano, escribió poco sobre la Amazonía, una enorme tarea que le asignó el Amauta a una gran mujer amazónica, Miguelina Acosta Cárdenas, nacida en Yurimaguas en 1887, hija de padres caucheros[1]. Desde Mariátegui y mucho antes, el Perú ha estado y está de espaldas a la Amazonía y sus bosques que son fuentes de agua, pulmón y riñón del planeta, además de contener una enorme biodiversidad, constituyéndose así como sostiene Roger Rumrrill, en la última renta estratégica del Perú en el siglo XXI[2], con la finalidad de impulsar una propuesta de desarrollo sostenible con los indios a la cabeza[3]. El Perú aún está de espaldas a la región Andino-Amazónica, claro está, para impulsar políticas en su defensa, pero el Estado colonial y depredador que tenemos, con sus gobiernos y políticos, no está de espaldas para señalar que es una “selva sin gente”, que se debe mercantilizar y por tanto depredar sus recursos, en especial los bosques.

 

Miguelina Acosta: jurista de polendas

 

Fue una de las primeras mujeres peruanas que tuvo una completa formación universitaria y, a través de su intensa labor periodística y su militancia social, desempeñó un papel clave en el incipiente movimiento de mujeres peruano en la primera mitad del siglo XX, abogando - junto a otras mujeres destacables - por los derechos de la mujer, las preocupaciones de la clase obrera y de los grupos indígenas del Perú[4]. Los padres de Miguelina, Miguel Acosta Sánchez y Grimanesa Cárdenas Montalván, pertenecientes al grupo de terratenientes caucheros de la Amazonía favorecidos por el boom de esta materia prima, desearon para ella una educación sofisticada que la preparase “como ama de casa a la vez administradora de las riquezas generadas por la explotación del caucho y los indios”. Es así que enviaron a Miguelina a Europa para estudios básicos y secundarios, como se acostumbraba con los hijos de los grupos rentistas amazónicos. Miguelina estudió en Francia, Suiza y Alemania, tras lo cual regresó al Perú, en el período en que la explotación cauchera había desaparecido por el descubrimiento del sustituto sintético que ahora conocemos. Al regresar a su pueblo natal, Miguelina fundó allí el primer colegio local de mujeres, trabajando como profesora hasta su traslado a Lima para estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

Durante sus estudios universitarios, Miguelina estuvo interesada en diferentes grupos de activistas sociales y políticos, entre los cuales destacó su vinculación con la "Asociación Pro-Indígena", institución fundada en 1909 Pedro Zulen y Dora Mayer. En 1914, Miguelina empezó a contribuir con el incipiente movimiento de mujeres peruano. Fue elegida como parte de la Junta Directiva de la organización feminista "Evolución Femenina", fundada en ese mismo año y, dentro de esta organización, Miguelina demandó para las mujeres tanto mejores oportunidades de educación como también los mismos derechos civiles y políticos que los varones.

 

Miguelina periodista y luchadora

 

En 1917-1920, Miguelina dirigió junto con Dora Mayer el semanario independiente "La Crítica" y allí publicó numerosos artículos firmados con los seudónimos "Maac" y "Emedosa". Los artículos de "La Crítica" abordaron temas relacionados al movimiento de mujeres en el Perú y el extranjero, la reforma universitaria de 1919 y la defensa de los derechos de los indígenas y los obreros. Destacan los artículos de Miguelina referidos a la formación de las mujeres, sosteniendo que la sociedad debería brindarles una buena educación, pues “bien formadas se encontrarían en mejores condiciones para desempeñar adecuadamente su papel de madres de familia”.

 

Después de la Primera Guerra Mundial, el Perú se vio enfrentado a una grave crisis económica causada por la creciente carencia de alimentos básicos y la consecuente alza de los precios de las subsistencias. Motivada por el contexto, "La Crítica" dedicó casi todos los artículos a la situación económica del país, destacando aquellos escritos por Miguelina por su agudeza analítica y el compromiso que expresaban con los sectores más afectados. En abril de 1919 surgió en Lima el "Comité Pro-Abaratamiento de las Subsistencias", que movilizó aproximadamente 30 mil obreros, reclamando la reducción de los precios alimenticios, del alquiler y demandó al gobierno que obligara a los latifundistas a producir para el abastecimiento interno y no sólo para la exportación.

 

Al mes siguiente, motivado por la presencia de la mujer en las jornadas de lucha, en una asamblea de ese Comité, Miguelina expuso lúcidamente su opinión sobre la crisis económica, siendo luego elegida como presidenta del Comité Femenino, asumiendo la tarea de organizar para el 25 de mayo de 1919 una manifestación de mujeres contra el hambre. Un día antes de realizar la manifestación, mujeres pertenecientes a delegaciones de distintos sectores sociales se reunieron en la casa de Miguelina, respondiendo a la convocatoria que se hizo en el diario limeño El Tiempo. Aunque la manifestación fue prohibida por las autoridades municipales, hombres y mujeres se reunieron en la tarde del 25 de mayo en el Parque Neptuno en el centro de Lima para realizar el llamado "Meeting del Hambre Femenino". El grupo de entre 2000 y 5000 personas, fue liderado por Miguelina y algunas otras coordinadoras, llevando pancartas con "¡Abajo la burguesía!", "¡Queremos pan!", "¡Abajo los capitalistas y los acaparadores!" y "¡Viva la organización femenina!".

 

Se produjeron enfrentamientos violentos entre las fuerzas del orden y los participantes, quienes se defendieron con piedras contra los ataques. A pesar de las represiones, una parte del grupo logró entrar a la Plaza Mayor, donde se produjeron nuevos enfrentamientos entre policías y manifestantes, dejando a numerosos heridos. Ninguno de estos incidentes imprevistos pudo impedir la realización del "Meeting del Hambre Femenino", en el cual las mujeres fueron protagonistas y expusieron su descontento con la situación económica del país. El 26 de mayo el Comité mencionado decidió lanzar una queja por el maltrato que habían sufrido los participantes de la manifestación del día anterior, solicitando la destitución del Jefe de Policía, quien respondió con el apresamiento del secretario general y varios de los miembros de la organización. Ante ello, el Comité proclamó una huelga general que paralizó por 4 días la vida económica de Lima y del puerto del Callao.

 

Miguelina propositiva

 

En julio de 1920, Miguelina recibió su título de bachiller en Jurisprudencia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dos meses después, "La Crítica" publicó su tesis titulada "Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica y social de la mujer", en la cual Miguelina expresó el profundo compromiso que tuvo con la defensa de los derechos de las mujeres. En su tesis criticó la definición del matrimonio formulada en el Código Civil de 1851 en el mismo sentido que fuese discutida por el grupo de intelectuales feministas de "Evolución Femenina", porque dentro de él prevalecían la patria potestad y tutelaje masculinos sobre la mujer, agregando tres observaciones importantes.

 

La primera sobre la contradicción existente entre la necesidad de la autorización del esposo para declarar en los juicios y la no obligatoriedad de ella en caso de ser encausada criminalmente. Miguelina sostuvo que, si la mujer no fuese capaz de ejercer sus derechos en juicio, entonces también necesitaría ser representada por su marido en el caso de ser acusada. La segunda sobre el impedimento de la mujer para desarrollar actividades económicas sin la autorización de sus esposos, sosteniendo que si estos derechos habían sido ejercidos durante la soltería y no deberían ser alienables por el sólo hecho del matrimonio. Finalmente, señaló que los artículos relacionados a esta definición no valoraban a la mujer como entidad jurídica, le robaban la libertad de acción y no obligaban a los hombres de una actitud de obediencia recíproca con las esposas.

 

Después de su graduación, Miguelina no dejó de participar en las actividades sociales de Lima que pretendieron mejorar la condición de obreros, indios y mujeres. De entre ellas destaca especialmente su participación en la "Segunda Conferencia Panamericana de Mujeres" en diciembre de 1924. Allí expuso su idea de crear un sistema de maestros rurales ambulantes, cuyo fin era mejorar la educación de los indígenas para transformarlos en ciudadanos conscientes y responsables, capaces de ejercer sus derechos y obligaciones y con anhelos culturales y progresistas. Estos maestros rurales ante todo debían enseñar a los indios cómo usar las materias primas de cada región, cómo construir viviendas higiénicas, cómo hacer uso de los artículos alimenticios locales y cómo aplicar las plantas medicinales para combatir las enfermedades.

 

La participación de Miguelina en el círculo de intelectuales, obreros e indios que había surgido alrededor de Mariátegui entre los años 1923 y 1930 motivó la publicación de esta exposición en febrero de 1928 en la revista vanguardista "Amauta". Los últimos años de su vida, Miguelina vivió en el Callao y falleció en 1938, siendo enterrada en el cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao.

 

Miguelina Amazónica y José Carlos Mariátegui

 

Hija de cauchero, anarquista, expositora militante de la Universidad Popular Gonzáles Prada, gran amiga de Dora Mayer y Pedro Zulen, fue presidente de la Federación de Universitarias Peruanas en 1919 y fue la primera abogada graduada en 1920 en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Políticas de la UNMSM con la tesis "Nuestra institución del matrimonio rebaja la condición jurídica social de la mujer". Obtuvo el grado de doctora con la tesis: "Reformas necesarias del código civil común peruano tendientes a hacer efectiva la igualdad civil y jurídica del hombre y la mujer". Para una reseña biográfica ver el escrito de Elizabeth Caviedes Torres, la historiadora de la UNMSM quien es la que más ha investigado sobre este importante personaje de nuestra historia[5].

 

Gracias al dato que me proporcionara Roger Rumrrill hace una década[6], conocí que la jurista Miguelina Aurora Acosta Cárdenas, fue la inteligente y diligente informante de José Carlos Mariátegui sobre la Amazonía. Doña Miguelina hizo precisiones a propósito de la región Loreto, que menciona el Amauta en el capítulo “Regionalismo y Centralismo” en sus “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana” (2da. Edición de 1934). Mariátegui reconoce los aportes de Miguelina cuando escribe: “A este respecto es imposible no declararse de acuerdo con la doctora Acosta Cárdenas, a quien toca, sin duda, concurrir al esclarecimiento de la realidad peruana con un estudio completo de la sociología de Loreto”. Dicho sea de paso, tarea encargada por José Carlos a Miguelina, que cumplió sólo en parte ya que falleció en 1933 a los 45 años.

 

Además de todas las luchas sociales e intelectuales en las que participó en defensa de los derechos de las mujeres y los indios, Miguelina dejó su huella amazónica, analítica y protestona en los escritos de Mariátegui, quien escribió lo siguiente hace 70 años: “Puede decirse que la montaña, o mejor dicho la floresta, es un dominio colonial del Estado peruano”. La jurista Acosta dejó su huella amazónica en “El problema de las razas en América Latina”, texto de corta-aguas y de ruptura con la III Internacional redactado por José Carlos Mariátegui a caballo con el doctor Hugo Pesce Pescetto, presentado a la 1ra Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires en 1929, con respecto a lo que llaman “la región boscosa del oriente”.

 

(Entre paréntesis, el doctor Hugo Pesce fue un médico e investigador de la lepra y la malaria, fundador del Partido Socialista del Perú junto con José Carlos Mariátegui, el mismo que 24 años después acogiera a Ernesto Che Guevara en el Perú y lo recomendara para viajar al leprosorio de San Pablo en Loreto. El Doctor Pesce dejó una importante huella en el Che, expresada en la dedicatoria al enviarle un ejemplar de su libro "La Guerra de Guerrillas": «Al Doctor Hugo Pesce, que provocara, sin saberlo quizás, un gran cambio en mi actitud frente a la vida y la sociedad, con el entusiasmo aventurero de siempre, pero encaminado a fines más armoniosos con las necesidades de América»[7]).

 

El texto presentado en Buenos Aires dice: “En la montaña o floresta, la agricultura es todavía muy incipiente. Se emplea los mismos sistemas de ´enganche´ de braceros de la Sierra; y en cierta medida se usa los servicios de las tribus salvajes familiarizadas con los blancos. Pero la Montaña tiene, en cuento a régimen de trabajo, una tradición mucho más sombría. En la explotación del caucho, cuando este producto tenía alto precio, se aplicaron los más bárbaros y criminales procedimientos esclavistas. Los crímenes del Putumayo, sensacionalmente denunciados por la prensa extranjera, constituyen la página más negra de la historia de los ´caucheros´. Se alega que mucho se exageró y fantaseó en el extranjero alrededor de estos crímenes, y aún que medió en el origen del escándalo una tentativa de chantaje, pero la verdad está perfectamente documentada por las investigaciones y testimonios de funcionarios de la justicia peruana como el juez Valcárcel y el fiscal Paredes, que comprobaron los métodos esclavistas y sanguinarios de los capataces de la casa Arana. Y no hace tres años, un funcionario ejemplar, el doctor Chuquihuanca Ayulo, gran defensor de la raza indígena – indígena él mismo – fue exonerado de sus funciones de fiscal del departamento de Madre de Dios a consecuencia de su denuncia de los métodos esclavistas de la más poderosa empresa de esa región”.

 

Sólo Miguelina Acosta pudo haber proporcionado a José Carlos Mariátegui y Hugo Pesce una información tan precisa sobre los sucesos del Putumayo y las tropelías del huaracino Carlos Fermín Fitzcarrald y el vasco Bernardino Perdiz en el Manu de Madre de Dios, denunciadas por el fiscal mencionado.

 

Es conocido que José Carlos Mariátegui actuó y escribió principalmente sobre la problemática social e indígena de la costa y la sierra del Perú, casi ignorando el 70% del territorio nacional: la región andino-amazónica. En muy pocos escritos menciona a la selva amazónica y se refiere a ella como “la montaña”. Esto en un momento histórico en el que 355,000 km2 de nuestra Amazonía habían sido perdidos y/o donados a Brasil y Bolivia como resultado de la “guerra del Acre” de 1899-1903, cuando el boom cauchero cometía genocidio con más de 50,000 nativos amazónicos en el norte con Julio César Arana y en el sur con Carlos Fermín Fitzcarrald, cuando el caucho era el principal rubro de exportación del país, cuando sonaban vientos autonómicos en Loreto desde 1920 por la futura pérdida de 403,000 km2 frente a Colombia que se produjo en 1933 y cuando las grandes potencias como Estados Unidos e Inglaterra ya le habían puesto el ojo a nuestros recursos de esa vasta región.

 

Sobre el interés de los Estados Unidos en anexarse la cuenca amazónica desde mediados del siglo XIX, rinde cuenta con todo detalle la historiadora Mariana Mould de Pease en la introducción del informe elaborado por los marinos estadounidense Lewis Herdon y Lardner Gibbon[8] que, por encargo del Director del Observatorio Naval de Washington el teniente Matthew Fontaine Maury, habían realizado una expedición dizque científica y comercial al Amazonas entre 1851 y 1853.

 

La historiadora escribe: “Las exploraciones de Herdon y Gibbon estaban enmarcadas dentro de este amplio proyecto nacional que en la mente del sureño M. F. Maury significaba ligar la cuenca del Missisipi con su similar del Amazonas”. Pero Mariana Mould nos reporta algo más: “El planteamiento de Maury respecto a la región amazónica, entonces, es parte del expansionismo económico, científico y cultural estadounidense, que se sustentaba en el siglo XIX en principios tales como la voluntad del Ser Supremo para integrar el género humano, antes que sobre la noción de que se trataba de un espacio vacío, que este mismo Ser Supremo les concedía”. A pesar de todas estas movidas amazónicas nacionales y tensiones geopolíticas internacionales de su época, es muy poco lo que escribió Mariátegui sobre esta “escena contemporánea” en lo interno y lo internacional.

 

La izquierda de espaldas a la Amazonía

 

En este contexto de debates, luchas y tareas inconclusas, lamentablemente un mínimo análisis de las propuestas programáticas de los partidos políticos en el Perú, de sus planes de trabajo y acciones – incluso y sobre todo de los de “izquierda” -, nos lleva a concluir que ninguno de ellos ha formulado propuestas para la Amazonía que partan de los pueblos andino-amazónicos. Este hecho revela lo siguiente:

 

  • Que no sólo el Estado peruano desde siempre sino también la clase política y los partidos centralizados en Lima han vivido a espaldas de la realidad amazónica.
  • Que la clase política peruana por ignorancia o por no tener visión de futuro, no ha sido capaz de entender y valorar las potencialidades amazónicas.
  • Que ésta invisibilidad de la realidad amazónica no ha cambiado en el siglo XXI, pese a que, como sostiene Roger Rumrrill, la Amazonía peruana es hoy en día la renta estratégica del Perú en el siglo XXI.
  • Que esta desconexión e incomprensión entre la realidad amazónica y los partidos políticos se explica asimismo porque en la Amazonía Peruana no existe una clase política, empresarial y un tejido institucional que haya podido imponer a nivel nacional una visión, un imaginario, una percepción y una agenda amazónica.

 

Considero que la izquierda actualmente en Perú y Nuestra América, demasiadas veces hemos estado y estamos de espaldas, antes y después de asumir el gobierno nacional o local, a los derechos de los pueblos indígenas, de los trabajadores, de los hombres, mujeres y jóvenes que luchan por sus territorios en defensa de sus recursos naturales, principalmente en la Amazonía, la Orinoquía y las selvas tropicales centroamericanas.

 

Mariátegui analizó, escribió y actuó principalmente sobre la problemática social e indígena de la costa y la sierra del Perú, pero casi ignoró al 70% del territorio nacional: la Región Andino-Amazónica. Lamentablemente los mariateguistas de ahora no hemos cumplido con una tarea que aún está pendiente: considerar los derechos territoriales de los pueblos indígenas de la región Andino-Amazónica como parte de la solución a nuestros múltiples y complejos problemas, como una posibilidad de otra racionalidad socio-cultural, productiva y de protección de los derechos de la naturaleza para el presente y el futuro nuestro y de la humanidad.

 

Mariátegui se rindió ante los argumentos de Miguelina: “Quiero considerar con la más amplia justicia las observaciones de Miguelina Acosta. Una de éstas, la esencial, es que de la sociología de la montaña se sabe muy poco. El peruano de la costa, como el de la sierra, ignora al de la montaña. En la montaña, o más propiamente hablando, en el antiguo departamento de Loreto, existen pueblos de costumbres y tradiciones propias, casi sin parentesco con las costumbres y tradiciones de los pueblos de la costa y de la sierra. Loreto tiene indiscutible individualidad en nuestra sociología y nuestra historia. Sus capas biológicas no son las mismas. Su evolución social se ha cumplido diversamente.

 

Y la “derecha” está cada vez peor

 

No otra cosa podemos pensar con relación a dos hechos muy recientes. Primero, el Gobierno prevé adjudicar a partir de abril y durante el 2020, ocho millones de has de bosques a inversores privados “para proyectos sostenibles que incluyen concesiones forestales para extracción de madera, ecoturismo y conservación y aprovechamiento de servicios ecosistémicos”, según declaró el 22 de enero del 2020 el jefe del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), Alberto Gonzáles Zúñiga. El SERFOR es un organismo adscrito al Ministerio de Agricultura y lanza este plan “para reducir la deforestación persistente en el país y combatir la tala ilegal” ya que la deforestación llegó a las 154,766 en 2018 y desde 2001 el Perú ha perdido cerca de 2,3 millones de hectáreas por diferentes causas como son la agricultura migratoria, la tala ilegal, la minería ilegal y el narcotráfico[9].

 

Segundo. Al parecer, se trata de una sensata propuesta en aplicación de un dispositivo legal aprobado el año pasado en el Pleno Agropecuario para fomentar “plantaciones forestales en la Amazonía” dispositivo que fue aplaudido por los grandes empresarios taladores del país que ven la Amazonía como recurso económico rentista. No obstante, no pasó ni una semana y la viceministra de Políticas Agrarias del MINAGRI, Paula Carrión Tello, una oscura representante de intereses empresariales privados agrarios, pidió la renuncia a Alberto Gonzáles Zúñiga sin indicar razones[10]. Veremos en los próximos días quien tiene la fuerza y la capacidad técnica necesaria para convencer al Presidente Vizcarra que remover al jefe del SERFOR es una concesión inadmisible para el Perú, un error estratégico y contraproducente respecto a los TLCs, a nuestro cacareado ingreso a la OCDE y a la Alianza del Pacífico.

 

Es necesario reportar que el 14 de junio del año pasado, el Congreso de la República aprobó con 43 votos a favor y 38 en contra una ley que promueve la instalación de plantaciones forestales principalmente en la Amazonía, mediante incentivos económicos para disque reforestar bosques. Es decir, más de lo mismo: la mercantilización de un recurso que es de todos los peruanos como son los bosques, poniéndolos en bandeja a los grandes taladores para instalar plantaciones, incluyendo las de especies exóticas como pino y eucaliptus (para la producción de papel) o palma aceitera, cuando la recomendación de los organismos internacionales y técnicos peruanos, es la recuperación de bosques naturales y la protección de los bosques vírgenes ya que valen más en pie que como madera, papel o aceites.

 

Las plantaciones forestales no son bosques[11] y fomentarlas es un suicidio para nuestro país. Veamos esto según el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM): El reemplazo de los bosques por plantaciones de árboles provocará un desastre ecológico para nuestro planeta, especialmente ahora que el calentamiento global se está acelerando dramáticamente. Los monocultivos de árboles, constituyen una amenaza a los ecosistemas forestales naturales biodiversos. Las denominaciones que ponen las comunidades locales a las plantaciones industriales son reveladoras. El eucalipto es el “árbol egoísta” porque sus plantaciones remueven nutrientes del suelo y consumen tanta agua que los campesinos no pueden cultivar arroz en los campos adyacentes.”[12]

 

Por ello y mucho más, varios pensamos que lo que debemos hacer con nuestra Región Andino-Amazónica son algunas de las siguientes medidas, comenzado por declarar una suerte de moratoria por 30 años de la tala insostenible de los bosques y las actividades depredadoras de los mismos:

 

  1. Inspirarse e impulsar en las prácticas ancestrales de los pueblos indígenas amazónicos sobre conservación y uso sostenible de los bosques, como es el uso de biochar (“Terra Preta”), quemas controladas, monitoreo comunal de bosques.
  2. Presionar para que el SERFOR dependa del ministerio del Ambiente ya que el principal enemigo de los árboles es el Ministerio de Agricultura (MINAGRI) y sus políticas de ampliación de frontera agrícola.
  3. Prohibir por 30 años nuevas concesiones mineras, petroleras, gasíferas y forestales, así como combatir con desarrollo sostenible la minería informal-delincuencial, tala ilegal y cultivos con fines ilícitos (coca, marihuana y amapola) y delitos asociados, principalmente en las triples fronteras.
  4. Llevar a cabo una reforestación agresiva de nuestra región Andino-Amazónica con REDD-Indígena para la ampliación de las áreas naturales protegidas regionales, provinciales, distritales y comunales, hasta alcanzar 100% del territorio nacional con cobertura boscosa, o sea “correr el cerco boscoso”.
  5. Acciones de restauración de desastres forestales y suelos degradados, causados por la minería artesanal de pequeña escala e ilegal del oro aluvial en todas las regiones de la amazonia peruana.
  6. Forestación masiva de laderas y cuencas altas de la sierra, mejorando la capacidad del agro familiar para hacer frente a la desaparición de los glaciares y cambios en los patrones de las lluvias.

 

Los ríos voladores de la Amazonía

 

Según señala el Dr. Ricardo Giesecke, ex ministro del Ambiente del Perú, en varias exposiciones y escritos: “La mayor parte de las lluvias en el Perú tienen lugar en la vertiente oriental de los Andes tropicales del Perú, es decir en el territorio amazónico del Perú. Estas lluvias se forman gracias a los vientos alisios que soplan de oriente a occidente, desde el océano Atlántico transportando ingentes cantidades de humedad (evaporada), sobre el llano amazónico del Brasil y del Perú.

 

Señala también que: ”Al chocar estos vientos cargados de humedad contra la formidable barrera que representa la cordillera de los Andes, se produce una elevación de la masa húmeda que al sobrepasar las cumbres, con las alturas por encima de los 4,000 a 4,500 metros, las masas húmedas se enfrían provocando su condensación convirtiéndose en lluvia copiosa y nieve sobre la vertiente oriental, en lluvias importantes en los valles interandinos y lluvias estacionales en las cimas de la vertiente oriental de nuestros andes, irrigando hasta las localidades de la costa del Perú.”

 

 

Esta situación, sostiene Giesecke, se ve posibilitada no solamente por las ingentes masas de humedad que llegan hasta la foresta amazónica peruana, sino que además los grandes árboles del bosque en pie presentan los mecanismos de la evapotranspiración que aumentan los volúmenes de humedad para hacer posible que los vientos alisios que suben por la presencia de los andes, lo hagan con mayores cantidades de humedad y de esta manera hacer posible todas las lluvias en el territorio peruano, desde hace cientos de miles de años.

 

El bosque amazónico del Perú, concluye Giesecke, no sólo es un recurso natural extraordinario, que cumple con prestar servicios ecosistémicos a nivel global, sino que en el caso específico nuestro es además la fuente de prácticamente toda el agua dulce de escorrentía del país e incluso de las aguas subterráneas de las napas freáticas, que provienen de los bosques y “los ríos voladores” que vienen desde el Atlántico cruzando la Amazonía. Para entender esto sugiero mirar vídeo de 8.25 minutos sobre ¿Por qué el Amazonas es tan importante? En: https://www.youtube.com/watch?v=_mO1bf8iTMI

 

Según el informe Alan Forsberg, geógrafo de la Universidad de Washington que estudia y enseña cambio climático por 30 años, publicado en Los Tiempos de Cochabamba en el año 2016 y reproducido por CLAES-Ambiental: El bosque natural de la Amazonía tiene alrededor de 600 mil millones de árboles, y cada uno actúa como una gran máquina de evaporación alimentada con energía solar. Estos árboles gigantescos bombean agua subterránea desde sus raíces profundas hasta sus hojas donde lanzan hasta 1.000 litros de vapor de agua a la atmósfera cada día. Un metro cuadrado de bosque nativo puede contener entre 8 a 10 metros cuadrados de hojas y, por tanto, producen flujos de vapor de agua que, por unidad de superficie, son típicamente más de diez veces superiores a pastos o tierras de cultivo, e incluso superan de manera significativa lo de aguas abiertas. A fuerza de interceptar y reciclar la escorrentía, los árboles mantienen el agua en el aire, donde se sopla por los vientos dominantes por miles de kilómetros en lo que se conoce como «ríos voladores» de vapor de agua invisible”[13].

 

Para los bosques y la sobrevivencia de la Amazonía, las mujeres son un elemento de sustento fundamental. Tal como sostiene un estudio realizado por el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR, por sus siglas en inglés), señala que: Durante muchas generaciones, las mujeres de la Amazonia peruana han usado los productos forestales para el sustento y beneficio de sus familias; y aunque antes su participación en las decisiones sobre la tierra era limitada, hoy la dinámica está cambiando. “Hombres y mujeres usan el bosque de forma distinta”, nos dice Dawn Rodriguez-Ward, una de las investigadoras de CIFOR, que ha estado recolectando información sobre el uso del bosque y los medios de vida antes y después de la implementación de iniciativas REDD+. “Las mujeres definitivamente están interesadas en participar en el manejo forestal. Una de las actividades en las que las mujeres están realmente interesadas es en la reforestación” [14].

 

Un artículo del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM por sus siglas en inglés), citado por Carina Pinasco, directora ejecutiva de Amazónicos por la Amazonía AMPA, señala que “las mujeres tienen un papel fundamental en la conservación del bosque, cumpliendo tareas específicas dentro de las comunidades; y que la destrucción del bosque tiene sobre las mujeres impactos graves y diferenciados, más graves aún que los que afectan a los hombres; las privan de autonomía y las empobrecen. Las mujeres tienen muy poca influencia sobre la conservación y la gestión de los bosques, el papel de las mujeres es secundario en las luchas por el reconocimiento de esos derechos y, por consiguiente, merece más atención y apoyo”.[15]

 

Finalmente, Karina Pinasco sostiene que: “Creo con absoluta convicción que los roles de las personas, sin distinción de género, son importantes y vitales para la conservación de bosques, que cuando entendamos de que todos los que formamos parte de esta nuestra casa común somos claves y nos respetemos, encontraremos la armonía que tanto anunciamos en discursos. Así, el conocimiento fluirá y con él será posible la acción colectiva para encontrar y construir opciones más sostenibles que nos permitan convivir, conservar y manejar los bosques.”

 

La verdad es que nos hace falta rendirnos ante los aciertos de Miguelina Acosta Cárdenas con relación a los derechos de las mujeres, los indios y la defensa de la región Andino-Amazónica, contra los depredadores de todo pelaje, en este 8 de marzo del 2020 !! Y todos los días !! …

 

 

Lima, 7 de marzo 2020

 

- Hugo Cabieses Cubas es economista peruano, licenciado en la Universidad del Pacífico de Lima, investigador del Instituto para el Desarrollo y la Paz Amazónica IDPA de San Martín y del Transnational Institute de Amsterdam TNI, activista del Foro Social Pan Amazónico (FOSPA), ex Viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales (2011) y militante socialista.

 

 

 

[1] Este artículo se basa la exposición realizada el 11 de junio del 2010 en el Simposio Internacional “El pensamiento de Mariátegui y la América Latina de hoy”, en Lima el 10 a 12 de junio 2010. Ver: https://www.servindi.org/actualidad-opinion/16/11/2017/mariategui-miguelina-y-la-amazonia. También ver: https://www.catedramariategui.com/anteriores/2013/7_Hugo_Cabieses.pdf.

[3] Ver mi artículo “El llamado desarrollo es “cosa de indios”… o no es nada” en: https://www.alainet.org/es/articulo/191007.

[5]Ver: Elizabeth Caviedes Torres en: Miguelina Acosta Cárdenas: una semblanza:

http://aquellascosasqueanadieimportan.blogspot.com/search/label/Miguelina%20Acosta%20C%C3%A1rdenas.

[8] Lewis Herdon y Lardner Gibbon, Exploración del Valle del Amazonas, Monumenta Amazónica, CETA, Quito, 1991.

[13] Ver: https://ambiental.net/2017/08/los-rios-voladores-de-la-amazonia/. Asimismo, ver este vídeo de 8.25 minutos sobre ¿Por qué el Amazonas es tan importante? En: https://www.youtube.com/watch?v=_mO1bf8iTMI

https://www.alainet.org/es/articulo/205118
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