Las manos: una maravilla de la evolución biológica

20/03/2020
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Visión anatómica y funcional

 

Una breve revisión de la historia evolutiva de las manos de los seres humanos nos lleva a los primeros vertebrados que colonizaron la Tierra y aprendieron a caminar o correr con sus cuatro patas terminadas en cinco dedos. En los miembros anteriores de estos primitivos tetrápodos ya se hallaban las estructuras precursoras de las manos, que en los mamíferos y en los primates – por la adaptación a la vida arborícola- se fueron perfeccionando progresivamente. Las manos de los seres humanos tienen una estructura anatómica esencialmente similar a las de otras especies de primates, empero, en nuestra especie las manos alcanzaron un alto grado de desarrollo evolutivo que les transformó en estructuras excepcionales por su morfología, anatomía y funcionalidad.

 

La mano es una estructura de altísima complejidad, una verdadera maravilla de la morfo-anatomía que jugó un papel muy importante en la evolución humana. La anatomía de la mano revela su estructura fina y delicada: consta de 27 huesos, 20 músculos, tendones y ligamentos, arterias y venas, todo lo cual forma una unidad anatómico-funcional perfecta que está controlada por una compleja red de nervios; a eso se debe la movilidad, sensibilidad y versatilidad, que se traduce en acciones tanto de fuerza como de precisión. La mano es el órgano del tacto más delicado y de mayor capacidad discriminativa.

 

En el proceso evolutivo de las manos del Homo sapiens jugó un papel determinante la posición erguida de sus ancestros homínidos, pues, al quedar liberados de la locomoción los miembros anteriores se convirtieron en superiores; esto fue el inicio de transformaciones profundas. Los brazos están unidos vigorosamente al tronco mediante la articulación   de los hombros, que está formada por el omóplato o escápula, la clavícula y la cabeza del húmero. Esta estructura óseo-articular y potentes músculos dieron a los brazos una amplia capacidad de movimiento y libertad de acción.

 

El antebrazo, formado por el cúbito y el radio, se une al brazo mediante la articulación en bisagra, lo cual hace posible la flexión y extensión. Pero además el antebrazo es capaz de hacer movimientos de ligera rotación que permiten que el antebrazo gire hacia adentro y hacia fuera en los movimientos conocidos como supinación y pronación.  En el antebrazo se hallan la mayor parte de los músculos que controlan el movimiento de las manos a través de los tendones que atraviesan la muñeca para llegan a la palma de la mano y a los dedos.

 

La estructura de las articulaciones del carpo y el complejo y delicado conjunto de músculos, tendones y ligamentos permiten a la mano realizar movimientos de flexión, extensión y circunducción, con independencia del codo, lo que ofrece muchas posibilidades para el funcionamiento de la mano; empero, es la forma y constitución de la mano la que explica su versatilidad, pues el pulgar con su amplia libertad de movimientos le dan excepcionales atributos, que no poseen otras especies.

 

La oponibilidad del pulgar a los demás dedos es la característica más importante para el funcionamiento de la mano. El pulgar tiene una amplitud e independencia de movimiento que le permiten a la mano una variedad de operaciones como la divergencia, convergencia, prehensibilidad y oponibilidad, con lo cual la mano es apta para coger objetos de diferente tamaño, usar herramientas de todo tipo, realizar acciones de alta  precisión,  actuar como pinza manual, pinza digital y con ello puede coger un alfiler o asir el lápiz y escribir, tocar instrumentos musicales o de alta precisión;  para lo cual la uña aplanada es un elemento que amplía las posibilidades funcionales de los dedos.

 

Desde la posición de reposo de la mano se puede apreciar toda su capacidad y versatilidad de movimientos, lo cual le permite una diversidad de acciones. La mano por su rica inervación tiene una alta sensibilidad táctil con lo cual puede ejecutar trabajos tan finos que exigen micro manipulación como la joyería al elaborar una filigrana, la relojería, el bordado o el arte, la microcirugía, etc. Las manos se convierten en herramientas multifuncionales: arman y desarman, construyen y destruyen, agarran, destrozan, rasguñan, golpean… también siembran y cosechan los frutos de la tierra; abrazan, acarician cuando rozan la piel del ser amado.

 

Las manos: versátiles y expresivas                                                                                       

 

La mano es el órgano más versátil del cuerpo humano y a la vez de alta expresividad a través del lenguaje gestual. Los gestos de la mano tienen muchos significados y simbolismos: la mano abierta para dar y recibir, la mano derecha de los padres para bendecir a sus hijos, la mano extendida con la palma hacia el frente para indicar alto a una acción, la mano cerrada para aprehender un objeto, la mano crispada… la mano empuñada... Las manos y los brazos tienen una especial función en el ataque y en la defensa, además una excepcional fuerza expresiva… Los brazos que acunan al ser amado… Las manos enternecidas para la caricia, también se convierten en órganos sexuales auxiliares que exploran y estimulan…  Los dedos posibilitan la lectura a los no videntes les permiten comunicarse mediante el lenguaje gestual y mímico a las personas privadas del habla y el oído.

 

Las manos expresan emotividad, dulzura, ternura, temor…  forman parte del lenguaje cotidiano: los gestos manuales dan mayor énfasis a los argumentos; expresan emociones y sentimientos en la danza y el arte dramático. Las manos hablan por sí mismas: muestran signos referentes al estado de salud de una persona, sus movimientos revelan estados de ánimo como el temor y el miedo… Muchos rasgos de la personalidad humana se expresan en las manos: estados psicológicos conflictivos, dramas internos… emociones y actitudes individuales y colectivas… Las manos pueden ser tan elocuentes como el rostro más expresivo, al punto que una persona “se expresa con sus manos y habla con sus gestos”.

 

Como las huellas dactilares que revelan la identidad personal,  también las manos revelan  la identidad de nuestro ser, reflejan cualidades humanas nobles y elevados: persona de manos limpias, manos abiertas, manos generosas, manos solidarias, “es mi mano derecha”, manos amigas, manos de artista, manos encallecidas por el trabajo (de campesinos, obreros, artesanos…), “la mano abierta de un amigo”; como también actitudes contrarias e innobles: manos cerradas, manos duras, “manos sucias”, “juego de manos es juego de villanos” dice el adagio popular.

Los dedos tienen también su lenguaje propio: el pulgar levantado en señal de éxito, en dirección contraria de fracaso o condena; el índice es el indicador natural, puede señalar el camino, pero también puede ser señal de amonestación, amenaza o acusación, la V de la victoria, el dígitus impúdicus que tiene distinto significado en las distintas culturas…

 

Las manos en la evolución cultural

 

Desde la fabricación de herramientas rústicas de nuestros antepasados remotos, las manos posibilitaron la expresión material del intelecto, el desarrollo cultural de progreso creciente que se expresó  en el arte primitivo, en la artesanía, la manufactura, las artes plásticas y otras; todas ellas son manifestaciones superiores del ser humano,  fruto de un largo proceso coevolutivo de la mano y del cerebro, del cerebro y de la mano, en un círculo virtuoso de perfeccionamiento y evolución conjunta. La mente enseñó a los hombres y mujeres cómo usar las manos, y, a la vez, éstas estimularon el desarrollo intelectual. Se afirma con razón que la inteligencia, el conocimiento, los sentimientos, recuerdos, deseos, valores…, y las manos, nos han hecho humanos; pues son un maravilloso producto de la evolución biológica y un factor fundamental de la evolución de las diferentes culturas a través de la historia de la humanidad. Cabe destacar que “El obrar humano es altamente complejo, compromete a la totalidad del ser, su cuerpo y su espíritu… necesita de varios elementos; razón, imaginación, destrezas motoras, energía física, disponibilidad afectiva, deseos, automatismos, esfuerzo, constancia, resistencia, angustia, esperanza y salud”. (1)

 

Poetas, pintores y escultores han exaltado la maravilla de las manos y su extraordinario simbolismo:

 

“Las manos maternales que en mi pecho son/como dos alas quietas sobre mi corazón”.

“Las manos de mi madre saben borrar tristezas”.

 

“Acógeme en tus brazos y delicadamente, con tus manos de seda acaricia mi frente…”

 

 “… hoy estoy en tus manos/ como la blanda cera en manos de un artista”. (2)

 

Pero nuestras manos merecen eso y más. Merecen ser cuidadas como tesoros.  Alguna lesión o daño en el antebrazo, la muñeca, la palma de la mano o en los dedos podría causar daños permanentes. La anatomía de la mano es muy compleja y delicada; por lo mismo la cirugía de la mano reviste mucha complejidad por los numerosos huesos, músculos, nervios y vasos sanguíneos que debe reparar. La ciencia médica ha logrado avances muy grandes en la cirugía de la mano, pero enfrenta limitaciones insalvables frente a daños mayores, como la inhabilitación de la mano o la pérdida de uno o más dedos. Las manos son estructuras de asombrosa perfección y funcionalidad, son una maravilla de la evolución biológica y fueron determinantes en la evolución social y cultural. 

 

En la grave situación sanitaria que vive el mundo entero por la pandemia del Covid-19 debemos lavarnos en forma frecuente y prolija las manos, tanto por higiene personal como por responsabilidad familiar y social. En nuestras manos está, ahora y siempre, la salud y la vida.

 

Notas

 

  1. Barreto, D. 2019. Semiología del silencio, la risa, el llanto y la pereza. Quito, Editorial Universitaria, Universidad Central del Ecuador.

 

  1. Extractos de poesías y canciones, de varios autores.

 

 

Quito, 20 de marzo 2020.

https://www.alainet.org/es/articulo/205386
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