El mundo que vivimos o el gatopardismo que viene por sus fueros

25/03/2020
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  • Opinión
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Foto: litci.org
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El tema del coronavirus en realidad es alarmante y de una gravedad meridiana. No nos vamos a enfocar en sus víctimas, formas científicas o chantísticas que asume, ‘creadores’ del mismo, etc., ya que lo tratamos en diferentes notas y entrevistas de Telesur.

 

Lo que sí está en cuestión es, a la luz de lo que ocurre en el mundo todo y fundamentalmente en cuanto a cómo hacerle frente a esta pandemia, es lo siguiente:

 

1)      Se vincula a la aparición de esta peste no solo con el gobierno de los EE.UU. y sus perros de presa de los laboratorios ‘medicinales’/ servicios de inteligencia/ organismos oficiales dedicados a la guerra biológica- cosa por lo demás, a mi entender, cierta- sino con el denominado ‘neoliberalismo’, la cara ‘mala’ del capitalismo.

 

2)      Se habla del ‘Estado’ a secas en cuanto al control de la salud, la educación y otros ítems caros a la defensa de la nación y el país- confrontándolo con el ‘neoliberalismo’ macrista y otros- sin hacer mención de si es un Estado obrero-campesino- popular o un Estado burgués, capitalista, de cualquier signo o ‘modelo’ que sea.

 

3)      Se hacen elogios a China Popular y a Cuba por la función que cumplen en la atención de los afectados en el mundo por este mal, sin hacer mención, u ocultar a través de eufemismos, que son Estados socialistas, conducidos por un Partido revolucionario, que es quien orienta a la población y a los funcionarios de todos los órdenes no sólo a desarrollar la ciencia en todos los aspectos- aun conservando elementos culturales tradicionales que los hacen impermeables a la penetración cultural capitalista/imperial- sino a ejercer la disciplina y la solidaridad entre los pueblos, con o sin pandemia mundial. Tampoco se dice nada sobre Vietnam en este caso y, dicho sea de paso, tampoco se informa que la República Popular Democrática de Corea (RPDC) no ha tenido un solo caso de coronavirus ni muertos por esta causa, debido a la organización del Poder Popular orientada por el Partido del Trabajo (PT) y el Estado obrero-campesino-popular.

 

Pues bien, a mi entender:

 

1-      Hay una lucha ideológica en lo que hace al marxismo y sus discípulos. Por un lado, se cita a Lenin, pero se reniega de sus enseñanzas, también a otros compañeros que han seguido el camino leninista en distintas partes del orbe, pero desteñidos, difuminados, descoloridos. Por otra parte, no se cita a Kautsky, a Bernstein y a otros socialdemócratas ‘progres’ de aquel momento histórico leninista, pero se tienen en cuenta sus enseñanzas reformistas, su ‘evolucionismo’ en el marco de una lucha de clases negada, su definición de democracia ‘pura’, del Estado ‘puro’, etc. De esta manera, el Estado, para los exponentes del reformismo actual, que utilizan al coronavirus y sus efectos para hacer prevalecer sus teorías, sería unívoco, tal como lo planteaban los reformistas de ayer y los de hoy. Cabe decir, en cuanto a esto, que se vincula a los males de hoy con el neoliberalismo o neoclasicismo económico, que es una de las caras del capitalismo, la más dura pero también la menos hipócrita. El otro ‘modelo’ a implementarse sería el Estado ‘de bienestar’, capitalismo ‘serio’ o como se le llame, sin comprender, o comprendiéndoselo, pero haciéndose los burros, que como cara buena del capitalismo dura lo que, en algunos países socialistas dicen, lo que un merengue en la puerta de un colegio. La polémica, lejos de chicanear, tiene su razón de ser. El capitalismo ‘malo’ decae por sí mismo puesto que genera superproducción, pobreza extrema, miseria, pestes, etc. El capitalismo ‘bueno o serio’ lo suplanta, pero, como se sabe, su mecanismo de absorber masas de parados para que consuman y se salve la ‘crisis’, contrae otra peor para los capitalistas: a mayor empleo tiende a bajar la tasa de plusvalor, el trabajo no pagado, por cuanto no se puede extorsionar a los trabajadores para que acepten trabajar por dos mangos en cuanto los parados no presionan en el mercado de trabajo. Baja el plusvalor, ya en baja por la incorporación de tecnología de punta para suprimir el trabajo humano y bajar costos que reduce la cantidad de laburantes. Ya Marx enseña que, si dos obreros reemplazan, manejando una máquina, a 200, el plusvalor que se le extrae siempre será menor que el que se les extrae a los 200 obreros. Además, cuando sobran los laburantes, los que sobran no consumen o consumen poco, lo que limita la reproducción ampliada del capital apropiado privadamente y precipita las crisis. El coronavirus, que ataca fundamentalmente a los que no producen y consumen poco- viejos pobres o semipobres- es entonces ínsito al capitalismo como sistema, que de esta manera aligera las cargas, no ‘despilfarra’ dinero en nada que no sea beneficio y así sigue la ronda.

 

El problema del coronavirus, la extinción del planeta, la modificación de climas, etc., no es del modelo ’neoliberal’ sino del capitalismo como sistema depredador, incluido el Estado de bienestar. En algún momento, frente al avance del socialismo soviético luego de la segunda guerra, los norteamericanos, verdaderos ganadores de ella, insuflaron a Europa- fundamentalmente a Alemania- miles de millones de dólares a través del Plan Marshall. De estos salió el Estado de bienestar, neokeynesiano o como se le llame, que consistió en ilusionar a los pueblos de Europa con un capitalismo ‘como dios manda’ opuesto al ‘estatismo y colectivismo’ comunista. La iglesia y la socialdemocracia mundial se dieron la mano en ello, como hasta hoy lo hacen, pero el problema no se resuelve allí. Y ahora ya se ve claro, está a la orden del día.

 

 2-      Como decíamos más arriba, los ‘progresistas’ hablan de un Estado a secas que ponga    límites al capital, hoy ‘mercados’. Pero el Estado a secas no existe. Existen Estados capitalistas y Estados socialistas. En los Estados capitalistas, el aparato estatal está al servicio de los sectores dominantes- ricos de toda riqueza, locales y extranjeros- y son los que determinan su accionar. En el neoliberalismo actúa como gendarme, para lo único que el Estado sirve es para reprimir a los millones de disconformes con la explotación y la marginación. En el capitalismo bueno, el Estado actúa, o parece actuar, como freno a los intereses de los ricos, declamando sus panegíricos que ‘la ley se hace para todos’, etc. y que hay que armonizar el capital y el trabajo, siendo el Estado- por encima de las clases sociales, de explotadores y explotados- el que armonizará la sociedad. No es así. Cuando las papas queman- o sea cundo se llega al límite de la imposibilidad de proseguir una reproducción ampliada del capital tal como los poderosos- y ‘dueños’ del Estado quieren- el Estado ya pasa de ser ‘benefactor’ a represor. El Estado burgués está al servicio de las clases poseedoras, industriales, financieras, etc. y no hay tu tía. La ideología capitalista es pragmática, pasa de la ‘globalización’ a la ‘protección trumpista’, pero siempre en beneficio del capital. Así como el capital ejerce su dictadura a través de la necesidad popular y del Estado burgués y sus instituciones, a los cuales los grupos económicos privados manejan a su antojo y conveniencia, los Estados obreros-campesinos-populares someten a los grupos económicos a la voluntad popular y eliminan la cultura imperialista que actúa como un veneno en los cerebros de las masas, en cualesquiera de sus manifestaciones. Se habla de estos Estados como ‘autoritarios’, porque allí no hay libertad para explotar ni manipular, a través del comercio, la industria, las finanzas, la prensa, etc. a las grandes masas populares, creadoras de riqueza espiritual y material. Por ejemplo, hace unos días un personaje sostenía en un canal televisivo, en un programa en el cual participé, que estaba a favor de la ‘libertad de prensa…pero… ¿de qué libertad hablaba? ¿Es de prensa o de empresa la libertad en el capitalismo? Por supuesto, en el capitalismo hay libertad hasta para morirse de hambre, contraer enfermedades y que grandes medios de información en manos de empresarios infundan temor a la población, la paralicen, la partan en ‘individuos’ temerosos e ignorantes, y la lleven a la pasivación, a la desidia, al sálvese quien pueda y a la muerte. El Estado burgués es eso, un aparato político al servicio de los poderosos. El Estado obrero-campesino-popular, Socialista, es un Estado de todo el pueblo, hegemonizado por obreros en alianza con los campesinos y demás clases o capas populares, orientado por un Partido revolucionario que no sólo tiene por base a las masas, sino que es su expresión política general y paralelamente expresa la conciencia colectiva más avanzada.

 

 3-      Por último, abordaremos el tema, ahora sí, del coronavirus, teniendo en cuenta cuales son los países que, no sólo contienen su avance, sino que envían, a través de sus gobiernos, a médicos y otros profesionales a paliar los sufrimientos de los países del orbe. China comenzó con los casos de coronavirus y a casi dos meses de aparecidos ha logrado contener la enfermedad, estudiar una vacuna y ejercer la solidaridad con el mundo todo. Cuba socialista no sólo ha elaborado medicamentos que neutralizan la acción viral- como el Interferón- sino que envía a diario médicos y personal especializado por el mundo y nuestro subcontinente para paliar la enfermedad. ¿Es casual que esto ocurra? ¿Es casual que en la RPDC no haya infectados de coronavirus? ¿Qué en Vietnam no haya más que 134 infectados y ningún muerto? No. Porque estos países son países socialistas. Cada uno con sus características y modelos de construcción, pero tienen en común: Un Partido Comunista o similar que orienta a la población a la movilización, la disciplina, la educación y la solidaridad. Un Estado obrero-campesino-popular que representa los intereses de todo el pueblo y actúa en consecuencia, priorizando la salud de la población a los negocios particulares.  Y no sólo prioriza la salud de la población a la ‘economía’, sino que por no estimular ‘consumidores’ sino trabajadores mantienen reservas suficientes de alimentos y elementos varios para paliar la enfermedad sin que la población sufra escaseces. Si la sufre, y desde hace añares, es por el bloqueo de las potencias imperiales, con Estados Unidos de Norteamérica a la cabeza, y sus aliados en el mundo, tanto europeos como medioorientales tales como los gobiernos de Israel y Arabia Saudí, entre otros.

 

La disciplina proletaria y popular se impone a la improvisación, el liberalismo y el sálvese quien pueda de los países capitalistas, donde algunos de sus voceros más conspicuos, ignorantes y perversos han planteado que si los ancianos deben morir para ‘salvar’ el sistema, pues que se arreglen. Eso es el capitalismo y sus ‘modelos’. A uno le sigue el otro como el calor a la llama y el pifido a la materia, ambos son caras de la misma luna del capital, que solo alumbra a los poderosos del planeta.

 

Al modelo capitalista ‘macrista’ en nuestro país, le sigue otro ‘serio’.

 

No seremos quienes ahora intentemos echar al fuego al nuevo gobierno por las limitaciones estructurales e ideológico-políticas que tiene, haciéndole el juego al fascismo que, siempre en estas crisis, hace su aparición. Ya lo vemos con Trump, Bolsonaro, Piñera, etc., etc.

 

Pero si daremos la batalla ideológica para hacer comprender que solo el Socialismo, o sea, la socialización de los medios de producción  y afines en manos de los trabajadores, la construcción de un Estado obrero-campesino-popular, la conformación de fuerzas armadas y de seguridad que se constituyan como obreros-campesinos y pueblo armado y organizado, y la construcción de un Partido evolucionario que oriente, en el marco de la democracia-centralismo, la actitud a tomar por todo el pueblo trabajador en cualquier circunstancia que sea, es garantía de victoria.

 

Los países socialistas y antiimperialistas han aprendido a defenderse frente a la agresión imperial en cualquiera de sus formas y en cualquier época. Y la peste actual es una de ellas, y será derrotada.

 

 Asistimos al principio del fin del capitalismo como Sistema.

 

 El socialismo y el comunismo asomarán a la humanidad al reino de la libertad, la abundancia y la solidaridad.

 

24 de marzo de 2020

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/205471
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