Pandemia y geopolítica
- Opinión
La actual paralización o desaceleración de la actividad productiva y comercial pudiera equipararse a los ciclos en los que la economía entra en crisis, que son propios de la naturaleza y funcionamiento del sistema. Sin embargo, hay que resaltar que el impacto proviene, en esta ocasión, de un factor externo, una pandemia, un hecho que en la historia ha afectado diversos tipos de economía.
En todo caso, un nuevo ciclo de funcionamiento se irá desarrollando, con transformaciones en los procesos productivos, financieros y comerciales, y en la relación de esos procesos con el Estado. Igualmente, tendrá lugar una reconfiguración de la globalización y de las relaciones geopolíticas, procesos que ya habían comenzado antes de la aparición del Covid-19.
Ahora bien, la forma en que esas transformaciones se concreten dependerá más de los intereses y de las correlaciones de fuerza, internas o internacionales, que de elaboraciones bien intencionadas.
Geopolítica
En la esfera de la globalización, ya se habían emprendido redefiniciones, como consecuencia del choque de intereses económicos nacionales y el resquebrajamiento de la cohesión interna de varios países. Grecia, el Brexit, la Guerra comercial de Estados Unidos con China son episodios de este trascurso.
En el campo geopolítico también se había comenzado a transitar del esquema unipolar que resultó del fin de la Guerra Fría, hacia formas de multipolaridad. La redefinición de la globalización impulsará aún más la pugna en la que la multipolaridad buscará consolidarse frente a los intentos por desvanecerla.
Las respuestas ante la pandemia muestran que no hay un Estado mundial, y que tampoco la Unión Europea lo tiene. Del mismo modo, no hay un Estado unipolar líder. Y se ha revelado que las instancias multilaterales de coordinación mundial no se ajustan a la nueva multipolaridad, entre ellas el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Venezuela
El torbellino de las redefiniciones geopolíticas encuentra a Venezuela en su centro. Washington no ha aceptado que Caracas se haya separado de su órbita geopolítica y se ha entablado un tenso conflicto entre los dos países por este motivo.
Se ha llegado a un punto tal, que las solicitudes del secretario general de la ONU y del papa Francisco para que se alivien las sanciones en medio de la contingencia epidemiológica se han respondido con una negativa, incluso para una tregua.
Se ha endurecido la posición del Departamento de Estado en relación con el documento que emitió en enero de este año, que se centraba en elecciones y designación del CNE, y se ha retomado el discurso de abril de 2019, que apunta como estrategia a la fractura del sector gubernamental.
Es bastante probable que la pandemia del Covid-19 no tenga como efecto la modificación del esquema de relaciones geopolíticas con Latinoamérica que ha seguido hasta ahora la élite dirigente estadounidense. Pero tal vez un cambio de gobierno en ese país sí pudiera dar paso a políticas menos beligerantes, que permitan una convivencia razonable.
De modo que seguramente habrá que esperar al menos hasta las elecciones presidenciales de EEUU para que se celebren negociaciones más realistas sobre la relación geopolítica futura de Venezuela-EEUU y sobre los asuntos internos.
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