Soberanía alimentaria: conceptualizando políticas agroalimentarias con perspectiva de género

08/05/2020
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Foto: lavozdelsandinismo.com
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1. Soberanía Alimentaria y visibilización de las mujeres en la actividad agroalimentaria

 

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), las mujeres producen aproximadamente el 70% de los alimentos a nivel mundial (FAO, 2012). No obstante, la agricultura es a menudo percibida como un ámbito masculinizado, en gran parte debido al peso de discursos que abogan por la agroindustrialización y ensalzan la tecnologización agraria desde una óptica heteronormativa.

 

Existe a día de hoy, sin embargo, un amplio consenso en ámbitos sociales y académicos al destacar el papel de las mujeres campesinas en la consecución de la Soberanía Alimentaria (SA). Ello contrasta, por lo tanto, con la existencia de una percepción generalizada de la agricultura como actividad masculinizada.

 

Analizaremos a continuación el proceso a través del cual el movimiento social agrario La Vía Campesina (LVC) y sus organizaciones aliadas han trabajado en la construcción de este concepto, a fin de distinguir claves y aportes que han permitido dotar de una impronta feminista a esta reivindicación campesina. Complementariamente, destacaremos la conexión existente entre la cronología del proceso de autoorganización de las mujeres en el interior de LVC y la transversalización de la perspectiva de género en el desarrollo conceptual del derecho a la Soberanía Alimentaria.

 

2. Expansión semántica y aglutinación de fuerzas en el desarrollo de la Soberanía Alimentaria

 

Considerado el más importante movimiento transnacional en el mundo (Borras, 2004; Edelman, 2005; McMichael, 2006; Patel, 2006; Borras y Franco, 2009; Martínez y Rosset, 2013), La Vía Campesina agrupa a organizaciones de mujeres rurales, campesinos, campesinas, pequeños agricultores y agricultoras, trabajadores y trabajadoras del campo y pueblos indígenas. Constituida en el año 1993, a año 2020 está integrada por 182 organizaciones de 81 países, representando a más de 200 millones de personas de todo el mundo.

 

La Soberanía Alimentaria es un principio cuyo significado ha ido enriqueciéndose con el paso del tiempo, dando muestra de una capacidad de expansión semántica que conecta con la habilidad de LVC para dinamizar la concentración de sinergias de trabajo por parte de miles de organizaciones, movimientos sociales e incluso Gobiernos e instituciones internacionales.

 

Al respecto de lo estratégico de esta cualidad en el ámbito de las reivindicaciones sociales, cabe recuperar una reflexión realizada por la actual Secretaria Operativa Internacional (SOI) de LVC, la campesina zimbabuense Elisabeth Mpofu. Durante su participación en un diálogo crítico sobre Soberanía Alimentaria convocado en La Haya (Países Bajos) por el International Institute for Social Studies en el año 2014, ante las apreciaciones de quienes consideraban que LVC adoptaba una nueva definición de SA tras la realización de cada encuentro o foro, Mpofu explicó:

 

No estamos tratando de crear la definición perfecta, para un diccionario o para un libro de historia. Estamos tratando de construir un movimiento para cambiar el sistema alimentario y el mundo. Para construir un movimiento poderoso, necesitas agregar más aliados. Y al agregar más aliados, tienes más voces. Más contribuciones. Más temas a tener en cuenta. Así que tu concepto crece, evoluciona, se amplía. La Soberanía Alimentaria para La Vía Campesina, sí, es una visión del sistema alimentario por la que estamos luchando, pero, sobre todo, es una bandera de lucha en continua evolución (E. Mpofu, 2014).

 

En esta línea, desde la perspectiva de estudio de la cooperación crítica (Hegoa/EHU, 2009) el principio de la Soberanía Alimentaria ha sido tomado también como ejemplo de la ampliación de los marcos de lo pensable y lo posible en una lógica política de conflicto realizada por un movimiento social emancipador, en este caso campesino, hasta alcanzar a convertirse en sujeto político estratégico en la construcción de alternativas emancipadoras a las crisis de viabilidad que presenta el modelo de sociedad capitalista, patriarcal y colonial (Martínez y Casado, 2013).

 

Esta óptica conecta con la consideración por parte de LVC de la SA como "un principio de carácter político que cuestiona al sistema capitalista en todas sus expresiones y busca la transformación de la sociedad" (Francisca Rodríguez; EHNE, 2009), de tal modo que abarca más allá de lo relacionado con el derecho a producir alimentos, aludiendo a "derechos que involucran la vida misma" (Francisca Rodríguez; EHNE, 2009). Subraya, así mismo, que constituye una propuesta de articulación económica basada en la justicia social, medioambiental y de género, que, a través de los aportes específicos de las mujeres, hace referencia a un principio, a una "ética de vida":

 

La Soberanía Alimentaria es más bien un principio, una ética de vida, una manera de ver el mundo y construirlo sobre bases de justicia e igualdad. Para las mujeres campesinas este concepto es consubstancial a su propia existencia y definición social, pues su universo ha sido históricamente construido, en gran parte, en torno al proceso creativo de la producción alimentaria (Francisca Rodríguez; VV. AA, 2009).

 

 

 

3. Participación de las mujeres de LVC en las primeras definiciones de Soberanía Alimentaria (1996-2000)

 

El concepto de Soberanía Alimentaria fue presentado públicamente por la Vía Campesina durante la Cumbre Mundial de la Alimentación convocada por la FAO en Roma (Italia) en noviembre de 1996. No obstante, su primera definición se remonta al mes de abril, durante la realización de la II Conferencia Internacional de LVC celebrada en Tlaxcala (México). En el marco de este encuentro tuvieron lugar seis mesas de trabajo, una de ellas específicamente centrada en este concepto. En este espacio se concretó la primera definición de SA elaborada por LVC, acordando sus principios básicos y primeras propuestas para su consecución (LVC, 1996).

 

Paralelamente, la Conferencia de Tlaxcala señala el inicio de la articulación de medidas por parte de LVC para avanzar en la introducción de una perspectiva de género feminista en esta coordinadora internacional creada apenas tres años antes. La puesta en marcha de esta línea de trabajo a nivel organizacional, al tiempo que el movimiento en su conjunto trabajaba en la conceptualización de la SA como propuesta marco de sus reivindicaciones, establecería desde un primer momento una conexión diferenciada entre mujeres y Soberanía Alimentaria.

 

El 19 de abril de 1996, segundo día de la II Conferencia Internacional de LVC, las mujeres convocaron una reunión con el objetivo específico de analizar el rol de las campesinas en este movimiento social agrario de construcción todavía incipiente. Entre otras cuestiones (LVC, 1996), acordaron distribuirse para garantizar su participación en todas las mesas de trabajo de Tlaxcala “con el fin de que como mujeres se tenga un panorama más amplio y nuestra participación se diversifique” (LVC, 1996). Apenas dos años antes, durante la I Asamblea de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) -integrante de LVC-, celebrada en Lima (Perú) en el año 1994, las mujeres habían concentrado su participación en la comisión de trabajo “Mujer, Juventud y Niñez Campesina”, por lo que las nueve restantes habían carecido de sus aportes y perspectivas (CLOC, 2001).

 

La puesta en marcha de la estrategia de participación en todas las mesas de discusión de la II Conferencia, incluida por lo tanto la mesa de trabajo específica sobre Soberanía Alimentaria, propició la asunción de una temprana impronta de la perspectiva de género en la delimitación semántica de este concepto. Como muestra de ello tomaremos la extensa mención recogida en los 11 primeros principios básicos que LVC consensuó en torno a la SA (LVC, 1996). Distinguimos en ella dos partes: "las mujeres juegan un papel central en la Soberanía Alimentaria tanto en  el hogar como en la comunidad", cuyo énfasis podríamos afirmar que ha llegado hasta nuestros días; y una segunda en la que se realiza un ejercicio de concreción de derechos: "[las mujeres] tienen derecho a obtener recursos para la producción de alimentos, tierra, crédito, capital, educación y servicios sociales, así como a oportunidades iguales para su desarrollo y el empleo de sus habilidades".

 

Además, las militantes de LVC decidieron también en la reunión del 19 de abril que, "como mujeres", participarían en los eventos previos a la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de la FAO en noviembre de ese mismo año, entre ellos en el "Taller de mujeres rurales sobre seguridad alimentaria".

 

Pero antes de reunirse en Roma, las campesinas de LVC volvieron a trabajar sobre las líneas conceptuales definidas en Tlaxcala. Del 6 al 8 de agosto de 1996, representantes de las regiones de Europa, Norteamérica y América Central se reunieron en San Salvador (El Salvador) en la primera convocatoria de la Comisión Internacional de Mujeres (CIM), cuya creación había sido aprobada durante la II Asamblea de Tlaxcala, junto con la incorporación de la primera mujer al Comité de Coordinación Internacional (CCI) de LVC, la canadiense Nettie Wiebe, de la National Farmers Union (NFU).

 

Durante este encuentro en San Salvador la Comisión Internacional de Mujeres de LVC aportó aspectos que configurarían rasgos esenciales de la definición de Soberanía Alimentaria, tales como su directa relación con la salud o su identificación con el "derecho" de las campesinas y campesinos a producir "nuestros propios alimentos en nuestro propio territorio" (Desmarais, 2003).

 

Las líneas básicas aprobadas en Tlaxcala, junto con las aportaciones desprendidas de la primera reunión de la CIM y las realizadas por las ocho lideresas de LVC que participaron en el "Taller de mujeres rurales sobre seguridad alimentaria" en Roma, situaron algunas de las principales claves del documento Soberanía Alimentaria: Un futuro sin hambre. Declaración de 1996 (LVC, 1996a), la primera posición oficial sobre la SA -elaborada durante el Foro Social de ONG y OSC paralelo a la convocatoria institucional-, presentada el 17 de noviembre en la Cumbre de la FAO. Como cabría esperar, este texto realizó varias alusiones específicas a la relación entre mujeres y SA, entre las que podemos encontrar la referencia recogida en el documento consensuado por LVC en Tlaxcala durante la II Conferencia:

 

Las mujeres juegan un papel central en la Soberanía Alimentaria del hogar y de la comunidad; por lo tanto, tienen el derecho de acceder a los recursos para la producción de alimentos, tierra, crédito, capital, tecnología, educación y servicios sociales, y una oportunidad igual para desarrollar y utilizar sus habilidades (LVC, 1996; LVC, 1996a).

 

Demandamos una auténtica Reforma Agraria que garantice a los sin tierra y familias campesinas -especialmente a las mujeres- la tenencia y el control de la tierra que trabajan y la devolución de los territorios a los pueblos indígenas. El derecho a la tierra debe estar libre de discriminación basada en género, religión, raza, clase social o ideología; la tierra pertenece a quienes la trabajan (LVC, 1996a).

 

Las familias campesinas, especialmente las mujeres, deben tener acceso a la tierra productiva, crédito, tecnología, mercados y servicios de extensión (LVC, 1996a).

 

4. Autoorganización de las mujeres dentro de LVC y consolidación de alianzas externas por la Soberanía Alimentaria (2000-2004)

 

En el año 2000 La Vía Campesina celebró su III Conferencia Internacional en Bangalore (India). En el marco de este encuentro, al que asistieron más de 100 delegados y delegadas de 40 países, fue acordada la paridad en la Comisión de Coordinación Internacional de LVC. Durante el mismo tuvo lugar también la I Asamblea de Mujeres de LVC, la constitución formal de la Comisión Internacional de Mujeres (CIM) y la aprobación de la primera "posición de género" (LVC, 2000) por parte de este movimiento social agrario.

 

Dado que desde el año 1996 las mujeres de LVC habían venido aplicando como estrategia de incidencia el reunirse antes de convocatorias internas o eventos internacionales, la primera asamblea de mujeres de LVC tuvo lugar de modo previo a la propia conferencia. Ello permitió no sólo trabajar desde la perspectiva de las mujeres los temas que serían discutidos durante este encuentro, sino también debatir estrategias para conseguir una asunción efectiva de estos enfoques por parte de sus organizaciones locales y de LVC en su conjunto.

 

Las militantes de LVC expresaron sus análisis y propuestas a través de un posicionamiento final titulado "Género" (LVC, 2000). Este documento, que incide específicamente en que "los temas de género" deben ser integrados en el desarrollo del derecho a la Soberanía Alimentaria, sería adoptado en esta III Conferencia por la totalidad de La Vía Campesina.

 

Además de la conferencia de Bangalore, durante el año 2000 tiene lugar también la constitución del Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP), integrado por LVC y otras organizaciones presentes en el Foro de la Sociedad Civil convocado en el marco de la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO de 1996. Esta plataforma global y autoorganizada de personas productoras de alimentos a pequeña escala, organizaciones de trabajadores/as rurales y movimientos sociales agrupa alrededor de 300 millones de personas (CIP, s.f.). Con sede en Roma, una de sus funciones es actuar como enlace entre las organizaciones de la sociedad civil que impulsan el derecho a la Soberanía Alimentaria y las agencias de Naciones Unidas (ONU) implicadas en cuestiones agrícolas y alimentarias (CIP, s.f.).

 

En el año 2002, en el marco de la "Cumbre mundial sobre la alimentación: Cinco años después" convocada por la FAO de nuevo en Roma, el CIP organizó el Foro de Organizaciones no Gubernamentales y Organizaciones de la Sociedad Civil para la Soberanía Alimentaria. Acudieron alrededor de 1.600 personas, representantes de 700 organizaciones de 92 países (FAO, 2002). Este encuentro alternativo -que contó con la participación del por aquel entonces Director General de la FAO,  Jacques Diouf (FAO, 2002a)-, puso de manifiesto la existencia de un reconocimiento cada vez mayor en la identificación de la Soberanía Alimentaria como posible marco de trabajo para alcanzar el objetivo de proporcionar una alimentación saludable y poner fin al hambre y la desnutrición.

 

Aprovechando esta nueva oportunidad para reivindicar y reforzar el papel de las mujeres en la SA, la declaración final del Foro de ONG/OSC, "Soberanía Alimentaria: un derecho para todos", instó a reforzar el trabajo de las organizaciones sociales en general, y de mujeres en particular, como vía para alcanzar esta reivindicación, afirmando: "Lucharemos por un acceso equitativo de las mujeres a los recursos de producción y por el fin de las estructuras patriarcales en la agricultura y por los aspectos socioeconómicos y culturales de la alimentación" (CIP, 2002).

 

En el año 2003 la FAO se comprometió a trabajar con el CIP como representante de la sociedad civil en el seguimiento de los objetivos de la Cumbre Mundial de la Alimentación, acordando con el paso del tiempo un programa de trabajo conjunto que recoge ámbitos prioritarios del Programa de Acción del CIP (CIP, 2014). Algunas de las personas que han representado al Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria en el trabajo conjunto realizado con la FAO son campesinas que han destacado por impulsar desde su inicio el proceso de autoorganización de las mujeres en LVC, como Juana Ferrer, de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (CONAMUCA) de República Dominicana, o la chilena Francisca Rodríguez, de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI).

 

En junio de 2004 La Vía Campesina celebró su IV Conferencia Internacional en Itaici (São Paulo, Brasil). Acudieron 488 participantes de más de 70 países en representación de 115 organizaciones agrarias y 80 organizaciones aliadas (LVC, 2004a). Soberanía Alimentaria, junto con reforma agraria y oposición a la modificación genética de las semillas, fueron sus principales líneas de trabajo. Cumpliendo con la paridad organizacional acordada en la III Conferencia Internacional de Bangalore en el año 2000, los discursos de apertura de este evento corrieron a cargo de Egidio Brunetto, del Movimento dos Trabalhadores sem Terra de Brasil (MST) y Francisca Rodríguez, dirigenta de la Asociación de Mujeres Indígenas y Rurales de Chile (ANAMURI), quien precisamente apeló a que desde este encuentro se lanzase al mundo “el reto de lograr la Soberanía Alimentaria” (LVC, 2004b).

 

Durante la conferencia de Itaici tuvo lugar la I Asamblea Internacional de Jóvenes de la Vía Campesina y la II Asamblea Internacional de Mujeres, a la que acudieron 123 campesinas de 47 países de África, América, Asia y Europa (LVC, 2004). Manteniendo activa su implicación en el desarrollo reivindicativo de la SA, la declaración final de la II Asamblea de Mujeres aportó claves de análisis enmarcables en los parámetros de la Economía Feminista y los ecofeminismos:

 

Enfatizamos en nuestro derecho a preservar la vida en el campo, contrario a lo que imponen las transnacionales, cuya procura de rentabilidad agudiza la pobreza, el empleo precario y el desempleo rural, que generan el despoblamiento del campo y las migraciones; e impone una cultura alimenticia dependiente del mercado, que atenta no solo contra la Soberanía Alimentaria sino también contra la propia vida del planeta (LVC, 2004).

 

Al tiempo que, una vez más, subrayó específicamente el compromiso de las mujeres en la lucha por la Soberanía Alimentaria:

 

Las mujeres del campo, como protagonistas en la construcción de otro mundo posible, nos proponemos defender, fortalecer y ampliar nuestras organizaciones y movimientos, continuar luchando contra el modelo neoliberal; contra el libre comercio; por la Soberanía Alimentaria; por la tierra y territorio, por reformas agrarias integrales; por la defensa de nuestras semillas como patrimonio de los pueblos; por la soberanía económica de las mujeres y la igualdad de género, y por la soberanía de nuestros pueblos (LVC, 2004).

 

5. "Nyéléni"(2007): el I Foro Internacional para la Soberanía Alimentaria tiene nombre de mujer

 

Entre el 23 y el 27 de febrero el año 2007 tuvo lugar el Primer Foro Internacional para la Soberanía Alimentaria “Nyéléni”, celebrado en Sélingué (Malí). La Vía Campesina, Réseau des Organisations Paysannes et de Producteurs de l’Afrique de l’Ouest (ROPPA), Coordination Nationale des Organisations Paysannes de Mali (CNOP, integrada en LVC), Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), Foro Mundial de Pescadores y Trabajadores de la Pesca (WFF), Foro Mundial de Pueblos Pescadores (WFFP), Comité de planificación internacional para la Soberanía Alimentaria (CIP), Red para la Soberanía Alimentaria y Friends of the Earth International (FOI) fueron sus organizaciones promotoras.

 

Cabe inferir de este evento internacional la consolidación del trabajo realizado a lo largo de más de diez años para subrayar la existencia de una conexión diferenciada entre mujeres y Soberanía Alimentaria, reflejada en el propio referente elegido para el Foro, “Nyéléni”, en honor a una legendaria campesina maliense:

 

Nyéléni (que significa la primera hija) era la única hija de una pareja de campesinos malienses en una época en la que tener un sólo hijo, y más si éste era mujer, era considerado una vergüenza. A pesar de ello, Nyéléni se convirtió en una campesina muy respetada que sostenía a su familia y ayudaba a muchas otras, gracias a su arduo trabajo y su ingenio en la producción y el procesamiento de los alimentos. A ella se le atribuye el desarrollo de un grano local llamado “fonio”, el cual, en la actualidad, varios siglos más tarde, sigue siendo un cultivo importante para la alimentación. La presencia simbólica de esta figura en el Foro, que recibió su nombre, fue particularmente importante para la gran cantidad de mujeres productoras de alimentos del Foro. Como campesinas, forrajeras, ganaderas, procesadoras y cocineras, las mujeres en África, como en todo el mundo, juegan un papel central que fue reconocido y homenajeado en Nyéléni 2007 (Nyéléni, 2007).

 

A fin de impulsar la participación de las mujeres, el comité organizador se esforzó por conseguir que hubiese un mismo número de delegadas y delegados (Nyéléni, 2007). Además, la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM), una de sus organizaciones convocantes y estrecha colaboradora de La Vía Campesina, ocupó un importante espacio durante la realización del Foro, convocando un encuentro un día antes de su inicio (León, 2007). Esta reunión proporcionó una vez más la posibilidad de analizar desde una óptica feminista los temas que se tratarían a lo largo de este encuentro, facilitando la incorporación de las perspectivas de las mujeres:

 

Decidimos que las mujeres no actuaríamos como un sector separado, con reuniones paralelas al programa oficial, sino que más bien incluiríamos las perspectivas de las mujeres en todo el Foro. Organizamos una asamblea de mujeres un día antes y nos reunimos en horarios que no coincidieran con el programa del Foro. [...] La Asamblea de las Mujeres se inauguró con una obra de teatro y con diversos testimonios de las luchas de las mujeres en Malí. Nos dividimos en grupos para analizar los temas tratados en el Foro desde una perspectiva feminista. De estos debates surgieron dos temas: el acceso de las mujeres a la tierra y la reivindicación de los conocimientos de las mujeres acerca de la producción y la preparación de los alimentos. Con ello, establecíamos la autonomía de las mujeres como condición indispensable para la Soberanía Alimentaria (LVC, 2007).

 

La Declaración final del Foro Mundial de la Soberanía Alimentaria enfatizó el rol de las mujeres al recordar que la "herencia" del campesinado resultaba "fundamental para el futuro de la humanidad", resaltando particularmente "el caso de mujeres y pueblos indígenas que son creadores de conocimientos ancestrales sobre alimentos y agricultura, y que son infravaloradas" (Nyéléni, 2007a). Este documento también especificó que la SA tenía el objetivo de establecer "nuevas relaciones sociales libres de la opresión y desigualdad entre hombres y mujeres, grupos raciales, sociales y de generaciones [...]" (Nyéléni, 2007a) y situó la subyugación patriarcal al mismo nivel que el neoliberalismo, el imperialismo, el neocolonialismo y sus brazos institucionales:

 

¿En contra de qué luchamos? El imperialismo, el neoliberalismo, el neocolonialismo y el patriarcado, y todo sistema que empobrece la vida, los recursos, los ecosistemas y los agentes que los promueven, como las instituciones financieras internacionales, la Organización Mundial del Comercio, los acuerdos de libre comercio, las corporaciones multinacionales y los Gobiernos que perjudican a sus pueblos. [...] La internacionalización y la globalización de los valores paternalistas y patriarcales que marginan las mujeres y las diversas comunidades agrícolas, indígenas, pastoriles y pesqueras en el mundo (Nyéléni, 2007a). 

 

Pero, además, emanaría también de este foro una declaración subscrita por mujeres llegadas de más de 80 países y pueblos autóctonos de África, América, Europa, Asia y Oceanía, integrantes de distintos sectores y movimientos sociales. Entre sus premisas, reivindicaron su participación “en la construcción de un nuevo derecho: el derecho a la soberanía alimentaria”, y subrayaron su rechazo a las instituciones “capitalistas y patriarcales”, acusándolas de reducir “los alimentos, el agua, la tierra, el saber de los pueblos y el cuerpo de las mujeres” a simples mercancías (Nyéléni, 2007b).

 

La Declaración de las Mujeres por la Soberanía Alimentaria concluyó apelando al ejemplo de Nyéléni, “mujer de África que ha desafiado las reglas discriminatorias, que ha sobresalido por su creatividad y sus rendimientos en materia agrícola”, para, a través de la solidaridad, “llevar adelante el derecho a la Soberanía Alimentaria, portador de la esperanza”, y comprometiéndose a trasladar este mensaje “a las mujeres de todo el mundo” (Nyéléni, 2007b).

 

6. Soberanía Alimentaria con justicia de género y reivindicación permanente de los aportes realizados por las mujeres

 

Como hemos observado, a lo largo de su historia La Vía Campesina ha reiterado la importancia de que las mujeres sean protagonistas en el desarrollo de la lucha por la Soberanía Alimentaria, afirmando incluso que, si éstas no participan activamente, este derecho no podría desarrollarse tal y como LVC lo entiende (VV. AA, 2009). Para este movimiento social agrario, la propuesta de Soberanía Alimentaria se alinea con la justicia de género y los feminismos (LVC, 2014):

 

La Soberanía Alimentaria con justicia de género debería reafirmar los avances en materia de reconocimiento, pero al mismo tiempo considerar y alertar ante una vuelta atrás en materia de subordinación sexual. [...] Desde una óptica feminista debemos garantizar que el derecho a decidir soberanamente qué, cómo y para quién producir, se ejerza en un marco de democracia de género, caracterizado por una práctica equitativa del poder y de los espacios de toma de decisiones, asegurando participación plena de las mujeres en sus comunidades y pueblos (Francisca Rodríguez; LVC, 2015).

 

Tras casi treinta años de camino, las mujeres de LVC continúan avanzando en la integración de la lucha feminista en esta línea de acción (LVC, 2014) y se reconocen a sí mismas como “las madres de la Soberanía Alimentaria” (LVC, 2015). Al mismo tiempo, conscientes de la posibilidad de que su rol en el desarrollo práctico y teórico de esta propuesta se vea en algún momento invisibilizado, la Comisión Internacional de Mujeres de LVC ha venido reiterando la pertinencia de lograr un pleno reconocimiento y valoración del papel fundamental del cual son protagonistas las mujeres en el ejercicio de la Soberanía Alimentaria (LVC, 2015).

 

Esta posición ha sido reafirmada durante la VII y última Conferencia Internacional de LVC, celebrada en Derio (Euskal Herria) en julio de 2017. En el marco de la misma, la V Asamblea Internacional de Mujeres resaltó la importancia de que las mujeres “se organicen de una manera más independiente y que sean más visibles en la lucha por la Soberanía Alimentaria” (LVC, 2017).

 

La constancia en la aportación a todas las dimensiones de esta lucha, así como la toma de conciencia y compromiso con la visibilización de las mujeres dentro y a través de la SA, se ha visto fortalecida con el avance de la autoorganización de las mujeres de LVC y el establecimiento de alianzas con otras organizaciones y movimientos. Observando este proceso de modo retrospectivo, es constatable el rol motor de las mujeres de pueblos originarios, campesinas, asalariadas del campo, pescadoras, pastoras, artesanas, jóvenes, migrantes, recolectoras, etc. que, como reivindicaron durante la última Conferencia Internacional de LVC, aportan cotidianamente a las luchas del campo y a la construcción de este movimiento internacional, “desde la mirada del feminismo y de la soberanía alimentaria” (LVC, 2017).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Extracto de ponencia presentada en el I Congreso Internacional Land and Human Rights, realizado por la Universidad de Sevilla (Estado español) en junio de 2019 (https://bit.ly/2Weh2ih )

 

 

Vera Cruz Montoto Vázquez

Periodista. Dra. en Estudios sobre Desarrollo

Mayo 2020

https://bit.ly/2Weh2ih.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/206442
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