La pandemia de las miserias humanas y de las resurrecciones
- Opinión
En Ecuador, ayer recibimos un mensaje a la Nación, en cadena. Se nos comunica que los pobres serán cada vez más pobres y los ricos más blindados e intocados que nunca. Hemos visto que 74 asambleístas han aprobado medidas contra la salud, la educación, la soberanía (Galápagos se abre a los vuelos internacionales), el petróleo se vende al mejor postor y la gasolina hoy baja, pero se subordina al mercado internacional “como debe ser”, nos dice el ministro, o sea que pasado mañana subirá y seguirá subiendo para siempre. Se acabaron los subsidios.
Se reduce la “masa salarial”, eufemismo para indicar que habrá despidos masivos y la negociación/disminución del salario mínimo puede durar dos años y en los dos siguientes, puede que sí, puede que no. O sea, puede que te aumente o puede que te despida. Por supuesto no se habla de los treinta mil millones de dólares que tienen los ricos en paraísos fiscales (nuestros infiernos reales, para no pagar impuestos que sacan de la plusvalía nacional), ni de repatriación de los dineros, ni de cuándo y para qué llegan los créditos. El Bachillerato Internacional volverá solamente para los hijos de los que pueden pagarlo, y la educación quedará en una ilusión como en tiempo de los terratenientes, que “prefieren que los indios no lean, porque luego se ponen rebeldes”.
En plena crisis sanitaria el gobierno de Lenin Moreno continúa despidiendo a trabajadores/as de la salud
Los derechos conquistados se vuelven culpas y pasan a ser de golpe y plumazo, obligación de mantener a los ricos, porque así todos nos sacrificamos y es tarea de todos que el país vuelva, a ser de todos aquellos, los que sí saben cómo explotarlo y no de los ilusos que piensan que la Patria es el conjunto de sus habitantes, y la Patria Grande es la única forma de negociar de igual a igual con los poderosos.
Así amanecimos hoy con el puntillazo en la testuz. El torero en su traje de luces que le queda apretadito, se voltea ofrece el sombrero al FMI y se retira entre las lágrimas y la sangre del pueblo.
A ello hay que añadir que los buitres del lucro sacan cabeza y se sienten seguros porque al final nada va a ocurrirles y muy pocos serán los que devuelvan los sobreprecios cobrados, y difícilmente les encontrarán los dineros robados en las compras de medicamentos e implementos. Los que venden bolsas para cadáveres a 140 dólares la bolsa cuando las compran a 6.50 dólares. Sobrevaluar las bolsas y mascarillas es su expresión silvestre y bacteriana. ¿Es que nos damos cuenta de la dimensión del lucro y de la perversidad? Los buitres que juegan con la muerte y lucran con ella, no son de exclusividad nacional, los hay en todos los países de Nuestramérica y del mundo occidental, oriental y austral. Es el sistema capitalista mundial cuyos exponentes más prosaicos, hoy por hoy son Trump y Bolsonaro. Sin ética, sin pudor, sólo enriquecerse, no importa cómo ni a costa de quién ni de cuántas o cuántos, vivos o muertas.
Como dicen en México, que dicen los políticos de la derecha “para superar esta crisis hay que ajustarse los cinturones…nos jodimos todos ustedes…”.
Efectivamente ya nada será igual, las máscaras cayeron y la confrontación será dura, pero ya no hay vuelta atrás. Hemos pasado siglos de lucha para conquistar estos espacios democráticos, hoy los tiempos se acortan, “in fines motus velotior, al final el movimiento se acelera” y estamos en esos tiempos de acelere.
No. Están muy equivocados los que auguran la retirada de los viejitos. Es el tiempo de que se traspasan las experiencias y que los jóvenes recogen las banderas con cada vez mayor imaginación, conocimiento, amplitud, espacio, ciencia y claridad.
Muy ilusionados están quienes creen que se repetirán repartijas de puestos y candidaturas, ya es tiempo de profundos cambios incluyendo de hombres y mujeres, incluyendo generación. Siempre ha existido el eslabón que nos une, Hatuey desde el Caribe gritó a Manco Inca que le dijo a Diriangén, que indicó a Caupolicán y éste a Juan Santos Atahualpa que le pasó la espada a Túpac Amaru y él a Túpac Katari, y Bartolina Sisa a Micaela Bastidas, y ella a Manuelita que con Bolívar y el Dignísimo Sucre, se la dio a Martí y el Poeta Guerrero, la entregó al que no era ni soldado ni político, pero General de Hombres Libres, Sandino, que derrotó a los yanquis, y un poquito antes lo habían hecho Villa y Zapata. Martí y Sandino a Fidel y él al Che, que la compartió con tantos otros como De la Puente, Enríquez, Tomás Borge, Carlos Fonseca, Daniel Ortega, hasta llegar a Chávez y luego los de las nuevas democracias, Lula, Kirchner, Cristina, Dilma, Evo, Mujica, Correa, los de las revoluciones inconclusas.
Muy errados son los que creen que con argucias como el law fare, las fake news, o con los carabineros que dejan a 400 muchachos y muchachas con media vista, pero con la mirada plena de futuro, cada vez más fuertes. ¿Realmente puede creer ese torerito del FMI que ganó la batalla?
No somos entierros, somos siembras y semillas. No será el Covid-19, ni el 20, ni el 21 quien nos derrote. Será su propia codicia que los tragará como un agujero inevitable y reordenaremos el mundo y la vida, lo harán las muchachas y muchachos, como siempre lo hicieron y nosotros sembraremos semillas del conocimiento rectificadas, corregidas y certificadas. Resembradas por las mujeres que ya es hora de que gobiernen el mundo completo, eso sí, las buenas.
La nanotecnología y el 5G servirán para crear ese mundo nuevo e igualitario. No se asusten, vamos palante con Cuba, Nicaragua, Venezuela. Miren el ejemplo. NO se equivoquen, no concilien. No pidan que gobiernen otros. Que sean les obreres y les campesines y les empresaries patriotas (que les hay) y les intelectuales capaces de poner rodilla a tierra y escuchar. No es voluntarismo, no son ilusiones, es lectura de la historia. No que el capitalismo chino sea mucho mejor que el ruso, pero las contradicciones con los yanquis nos abren puertas nuevas y rendijas que convertiremos en avenidas.
No es un acto de fe, aunque hay mucha, es la ruta y hay que labrarla. Nuestro arado es la unidad. No hay otra opción. Cuidado que cada uno de los dirigentes se crea más importante que el otro. Los necesitamos, pero el arado lo ponemos los de a pie y si un caballo que jala la yunta no va al ritmo de la yegua y del conjunto, pues deberá salirse y dejar el espacio a quien sí pueda trabajar en yunta y convocar. Así es esto de andar sembrando un mundo nuevo. Unidad, coraje y propuestas para todes.
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