A 40 años de la erradicación de la viruela: ¿qué hemos aprendido?
- Opinión
El 8 de mayo de 1980, la 33ª Asamblea Mundial de la Salud, órgano máximo de la Organización Mundial de la salud (OMS), anunció “que el mundo y todos sus habitantes han conseguido liberarse de la viruela, enfermedad sumamente devastadora que ha asolado en forma epidémica numerosos países desde los tiempos más remotos, dejando un rastro de muerte, ceguera y desfiguración, y que hace tan solo un decenio abundaba en África, Asia y América del Sur.”[1] Culminaba así un esfuerzo de vacunación de gran envergadura desarrollado por las naciones del mundo, especialmente entre 1958 y 1967.
Han transcurrido 40 años desde el anuncio de ese logro, y, en momentos en que un nuevo tipo de coronavirus, el síndrome respiratorio agudo severo de Wuhan o SARSCoV2, identificado a finales de 2019 en la República Popular China (RP China), ha contagiado a 6 millones 200 mil personas, provocando casi 400 mil defunciones en el planeta entero, el mundo cifra sus esperanzas en una vacuna. Por supuesto que el camino no será fácil, entre otras razones porque en toda la historia de la humanidad sólo se ha podido erradicar una sola enfermedad entre el universo de las existentes, eso sin dejar de lado la aparición, cada vez con mayor periodicidad, de nuevos padecimientos.
En estos momentos se desarrollan esfuerzos conocidos por parte de varios países encabezados por la República Popular China, Rusia,[2] Alemania y Estados Unidos en el desarrollo de la vacuna contra el SARSCoV2. Se tienen unos 125 prospectos de vacuna y 10 de ellos están siendo probados en humanos en los países referidos.[3] Empero, será necesario sortear numerosos obstáculos, mismos que van más allá de las consabidas pruebas de seguridad e inocuidad. No se pierda de vista que, normalmente el período de creación de una vacuna toma, en promedio, unos 10 años pero en el caso de la viruela fue un período más prolongado.
El largo y sinuoso camino de la vacuna contra la viruela
Podría pensarse que la erradicación de la viruela anunciada hace ocho lustros fue solamente el resultado de agresivas campañas de vacunación efectuadas en el mundo en un período de 10 años (1958-1967). La vacunación, sin duda, es importante. Sin embargo, existe evidencia histórica sobre el empleo de métodos semejantes a las vacunas desde tiempos remotos para enfrentar a esta devastadora enfermedad. Esto significa que la batalla contra la viruela se ganó tras una larga lucha, cuyos frutos apenas se obtuvieron en 1980.
La viruela o variola [4] es una enfermedad producida por un virus ADN doble cadena que pertenece a la familia de los virus pox -como la varicela, el sarampión y la rubeola, entre otros. Pox es sinónimo de pústula. Su único reservorio es el ser humano y no hay portadores asintomáticos. Es extremadamente contagiosa. La tasa de letalidad de la enfermedad va del 30 al 60 por ciento y quienes no perecen desarrollan inmunidad. Entre los efectos de la enfermedad figuran la ceguera. Se cree que apareció hace unos 10 mil años y que la dinastía Cheu en China, hace 1 100 años, la enfrentó. Al-Rahzi, el más importante fisiólogo de la medicina árabe describió las características de la enfermedad en el siglo X, pero quizá los recuentos más terribles de la enfermedad sean resultado del inicio de la globalización, en el renacimiento, cuando las noticias sobre el impacto que tuvo en Europa y en el Nuevo Mundo fueron ampliamente divulgadas. En la Europa del siglo XV, sin ir más lejos, provocó la muerte de unos 60 millones personas y atacó a ricos y pobres, causando también estragos en las casas reales, por ejemplo en la de los Habsburgo, en los Estuardo y en Alemania en siglos subsecuentes.[5] En América, la conquista se vio facilitada por la introducción de esta enfermedad -y otras más como la sífilis y el sarampión- para las que ni los aztecas, ni los incas, ni los mayas tenían anticuerpos.[6]
La búsqueda de un antídoto contra la viruela fue tan temprana como su irrupción en las sociedades. La variolización se considera que fue una práctica desarrollada en China e India en el siglo XI para que personas sanas desarrollaran inmunidad. Se ha documentado más ampliamente el recurso a la variolización en China entre los siglos XVI y XVII. Los métodos de variolización incluyeron:
- introducir en los orificios de la nariz, un pedazo de algodón empapado de pus extraído de pústulas frescas, cogidas de individuos que padecían la enfermedad;
- utilización de costras desecadas y pulverizadas, recogidas un año antes, que igualmente y mediante un tubo de bambú se introducían por los orificios nasales a los niños en la ventana nasal izquierda y a las niñas en la derecha; y
- poner a un niño sano las ropas usadas de una persona enferma. El niño variolizado por cualquiera de estos tres métodos padecía fiebre durante una semana y una forma atenuada de viruela. Las prácticas de variolización por inhalación parecían más eficaces y seguras que la de transmitir la infección natural exponiendo los niños al contagio.[7]
El inglés Edward Jenner, considerado el padre de la inmunología, es a quien se debe la creación de la vacuna contra la viruela, basada en la variolización. Si bien para ese momento diversos investigadores habían ensayado con cierto éxito vacunas contra la viruela, Jenner tiene el mérito de haber observado que quienes ordeñaban vacas aquejadas por la viruela bovina -un tipo de variola menos agresiva que la que aquejaba a seres humanos-, no desarrollaban la enfermedad. Así, a finales del siglo XVIII, Jenner inoculó a un niño en ambos brazos con la variola bovina y luego procedió a variolizarlo. El éxito de esta y otras pruebas llevó a demostrar que la inoculación generaba inmunidad contra la enfermedad. Hacia 1840, Gran Bretaña prohibió la variolización y promovió la vacuna de Jenner de manera gratuita.
El descubrimiento de Jenner se vio reforzado gracias al trabajo del médico de la corte española, Francisco Javier Balmis, quien, en una misión filantrópica financiada enteramente por el rey Carlos IV -cuya hija, María Teresa, murió justamente a causa de la viruela-, inmunizó a todos los niños de España y emprendió lo que se considera la primera expedición sanitaria de la historia recorriendo la Nueva España, Filipinas y China entre 1803 y 1814 con el propósito expreso de inocular a las personas con la vacuna del afamado inmunólogo inglés.[8]
La vacuna de Jenner tuvo opositores, quienes echaron a andar el ahora poderoso movimiento anti-vacunas. Justamente ese movimiento nació en Inglaterra hace 150 años y los argumentos, igual que ahora, eran de tipo religioso, político, económico, cultural y otros más. Se decía, por ejemplo, que era “poco cristiano” usar pústulas de vacas, esto es, “criaturas inferiores” en las vacunas que se ponían a humanos. Como la vacuna se tornó obligatoria por parte de las autoridades, incluso imponiendo multas y cárcel a quienes no la aceptaran, no faltaron los conspiracionistas que argumentaban que el gobierno quería controlar sus vidas. Como muchas veces las vacunas provocan reacciones indeseadas en las personas y a veces hay complicaciones que provocan la muerte -y en aquel tiempo las vacunas no eran tan seguras como ahora-, ello fue magnificado por el movimiento anti-vacunas, insistiendo en los peligros de la inmunización.[9]
Lecciones de la vacunación y erradicación de la viruela
Ante las enfermedades se pueden ganar muchas batallas, pero es importante no bajar la guardia, porque la guerra es permanente. La investigación médica debe continuar, sobre todo porque, a diferencia de otras épocas en que las enfermedades tomaban más tiempo para propagarse, hoy el comercio, el turismo y la globalización en general, propician su crecimiento e incidencia en tiempos muy cortos. La OMS señala que desde los años 70 del siglo pasado, se han identificado nuevas enfermedades sin precedente a un ritmo de uno o más por año en tanto que en estos momentos hay una 40 enfermedades que eran desconocidas tan sólo una generación atrás.[10]
De hecho, quizá pueda parecer desalentador saber que en la historia de la humanidad sólo se ha podido erradicar a una única enfermedad, en tanto se tienen vacunas solamente para otras 26 enfermedades -que no han sido aún extirpadas de la faz de la Tierra-, a la vez que se investiga en torno a 24 más, si bien el universo de patologías es infinitamente más extenso.[11] Para ponerlo en contexto: en estos momentos no existe una sola vacuna contra ninguno de los siete coronavirus descubiertos a la fecha, ni contra los tres que han irrumpido en el siglo XXI con mayor o menor tasa de letalidad, esto es, además del SARS de 2002-2003 y del SARSCoV2, el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) de 2012, por cierto, mucho más mortífero éste último, que sus dos hermanos.
Las campañas de vacunación son importantes, si bien tienen que lidiar con presiones e intereses políticos, religiosos y económicos, entre otros. El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por citar un caso, tomó la decisión de “terminar” la relación de su país con la OMS luego de que en la 73ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en mayo pasado la RP China anunciara que la vacuna contra el SARSCoV2 que está desarrollando, será un bien público global.[12] Los gigantes farmacéuticos involucrados en el desarrollo de la vacuna -muchos de ellos de matriz estadunidense- buscan la explotación exclusiva de la patente, por lo que lo dicho por los chinos les generaría enormes pérdidas económicas.
Para la dirigencia china, por su parte, es importante mitigar la mala imagen de que goza en estos momentos ante las críticas crecientes que recibe de parte de la comunidad internacional sobre el origen del virus y la información que ha proporcionado sobre el particular. A través del poder suave de la cooperación internacional puede mejorar la percepción que el mundo tiene sobre el gigante asiático, algo que se ve facilitado por las pifias y errores que la administración de Donald Trump en EEUU ha manifestado a lo largo de la pandemia. Con todo, para Beijing será difícil ganar la confianza del mundo.
Otro desafío proviene del movimiento antivacunas. Hoy, como nunca, la globalización ha dado mayor resonancia a quienes, por razones religiosas, conspirativas y defensoras de “remedios alternativos”, se oponen a la inmunización. No ayuda mucho la pérdida de confianza en las instituciones públicas, sobre todo porque, por ejemplo, tras la crisis económica de 2008, muchos gobiernos tomaron malas decisiones en términos de austeridad, reduciendo los recursos para la infraestructura en salud y la preparación ante emergencias sanitarias. El pobre desempeño mostrado por la mayor parte de los países de cara a la pandemia provocada por el SARSCoV2 -con algunas honrosas excepciones, como Alemania, Japón, Nueva Zelanda, Australia, Costa Rica, Chile, etcétera-, genera desánimo e incredulidad en las sociedades, las que tienden a buscar respuestas lejos de la racionalidad científica. Las “benditas redes sociales” hacen su parte al desinformar a la población.
Hace 40 años el mundo celebró la erradicación de la viruela. Es un logro enorme, más no fortuito. Demanda la continuación del esfuerzo para que el mundo siga estando libre de viruela, trabajando en la prevención, desarrollando vacunas, y escenarios en que se pudiese dar su resurgimiento y cómo se atendería la emergencia en un entorno globalizado donde, desde 1980, las personas ya no reciben inmunización para esa enfermedad. Aquí también la bioseguridad es importante: tras los sucesos de septiembre y octubre de 2001, cuando fueron liberadas esporas de ántrax en paquetes postales en Estados Unidos, la posibilidad de que se emplee un virus, bacteria o toxina para hacer daño, no puede ser descartada.
Pero más allá de ello, el mundo debe proseguir en la investigación sobre las enfermedades, para su prevención, mitigación y erradicación. La vigilancia e inteligencia epidemiológicas se tornan cruciales en un entorno global impredecible que, no obstante el enorme progreso médico, científico, tecnológico, cultural y social, ha evidenciado su fragilidad ante el SARSCoV2, el cual, ya lo corroboró la OMS, vivirá siempre entre nosotros. La cohabitación y coexistencia entre el SARSCoV2 y los seres humanos, va a ser difícil, porque ambos lucharán por sobrevivir.
Notas
[1] Asociación Española de Pediatría (14 de mayo de 2020), “Hace 40 años desde la erradicación de la viruela”, disponible en https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/hace-40-anos-desde-la-erradicacion-de-la-viruela
[2] El Universal (30/05/2020), “¿Via nasal? Así es la vacuna contra el COVID-19 que se desarrolla en Rusia”, disponible en https://www.eluniversal.com.mx/mundo/nasal-asi-es-la-vacuna-contra-el-covid-19-que-se-desarrolla-en-rusia
[3] Manuel Ansede (31 de mayo 2020), “La vacuna: el único camino de regreso a la vida anterior”, en El País, disponible en https://elpais.com/elpais/2020/05/30/ciencia/1590828979_735960.html
[4] Variola es el nombre que le dio el obispo Mario de Avenches en el siglo VI. Véase Celia E. Coto (3 de noviembre de 2002), “La viruela: peste del pasado, amenaza del presente”, en Química Viva, p. 1, disponible en https://www.redalyc.org/pdf/863/86310102.pdf
[5] Omar Díaz (2011), “La viruela y el hombre. Más allá del humanismo médico”, en Dendra Médica. Revista de Humanidades, pp. 24-26, disponible en http://www.dendramedica.es/revista/v10n1/La_viruela_y_el_hombre.pdf
[6] Symposium Ciba (1961), “Las epidemias en México durante el siglo XVI”, disponible en http://saludpublica.mx/index.php/spm/article/download/169/162
[7] José Tuells (2003), “La introducción de la variolización en Europa”, en José Tuells y J. M. Ramírez, Balmis et variola, Valencia, Generalit Valenciana, disponible en https://www.vacunas.org/la-introduccion-de-la-variolizacion-en-europa-histp/?print=pdf
[8] Asociación Española de Pediatría (4 enero 2019), Isabel Zendal y la Expedición Balmis, disponible en https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/isabel-zendal-y-expedicion-balmis
[9] Greig Watson (19 enero 2020), “La curiosa historia de cómo el movimiento antivacunas nació hace 150 años en Inglaterra”, en BBC News Mundo, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-50952151
[10] OMS (2007), Informe sobre la salud en el mundo 2007. Un porvenir más seguro. Protección de la salud pública mundial en el siglo XXI, Ginebra, Organización Mundial de la Salud, p. X, disponible en https://www.who.int/whr/2007/07_report_es.pdf?ua=1
[11] WHO (s/f), Vaccines and Diseases, Geneva, World Health Organization, disponible en https://www.who.int/immunization/diseases/en/
[12] El Tiempo (18 de mayo 2020), “Vacuna china contra virus será un bien público mundial: Xi Jinping”, disponible en https://www.eltiempo.com/mundo/asia/vacuna-china-contra-virus-sera-un-bien-publico-mundial-496528
María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
https://www.etcetera.com.mx/opinion/40-anos-de-la-erradicacion-de-la-viruela-que-hemos-aprendido/
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