Luz y tinieblas en tiempos de pandemia

Política partidaria y esperanza

31/07/2020
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La vida humana es un continuo riesgo y una constante apuesta que exige atrevimiento y arrojo. Mas los actos humanos más sublimes no son producto del azar, sino están apuntalados por la esperanza. Toda espera, promesa y compromiso se nutre de ella: el pacto social, los contratos jurídicos, el matrimonio, la amistad, nos manifiestan que la esperanza está en la trama de la vida.” (1 )

 

La esperanza del ser humano tiene múltiples asideros y/o escenarios. Uno de tantos es la acción y esperanza en actores de la política partidaria.

 

En El Salvador pocos actores políticos han sido coherentes entre teoría y praxis y han aportado al bienestar de la población, pero han existido y probablemente algunos de ellos están intentando hacer algo positivo en la actualidad. Son parte de la esperanza en el ámbito político partidario.

 

Muchos actores de la vida política partidaria le han mentido a la población a lo largo de la historia, el actual gobierno en su expresión de Poder Ejecutivo es parte de los que han construido esa triste situación. En la cotidianidad, importantes sectores de la población aún siguen con esperanzas, pero las acciones de corrupción y nepotismo en el ejecutivo cada día erosionan esa esperanza. Aunque encuestas pretendan mostrar lo contrario, la realidad de calle, en los barrios y colonias de los más empobrecidos principalmente, nos muestran una situación distinta, aunque sigue contando con número importante de seguidores, estos no aumentan, disminuyen.

 

Estas dolorosas experiencias en la historia y la actualidad son causa impórtate, aunque no única, para que algunos generalicen y ya no crean en la política partidaria, lapidariamente la dejaron en el pasado e interpretan a todo político partidario como un producto negativo de la sociedad. Su esperanza no son los políticos partidarios. Tiene otros asideros de esperanza.

 

Otros, a pesar de todo acto contrario al bienestar de los sectores mayoritarios de la población y de sí mismos, siguen con esperanzas, esos han colocado tan fuerte su fe en esa esperanza y han caído en el extremo: fanatismo. Probablemente entre estos, algunos tienen tanto dolor por experiencias anteriores, que, aunque ven que el gobierno actual actúa igual o peor, le dejan pasar sus desaciertos. Otros porque algún beneficio, aunque poco, reciben de la actual gestión. En su gran mayoría, no tienen o han perdido objetividad.

 

Hay algunos más que tienen una mirada con reserva, acuciosa de la teoría y praxis de los políticos partidarios, han logrado no caer en los extremos antes mencionados. Estos intentan analizar con poca pasión y con esfuerzo objetivo la situación actual. Mantienen la esperanza, actúan en coherencia a ella e intentan no parcializarse y evitar el fanatismo.

 

A fin de cuentas, estos tres sectores se repelen. La unidad en la esperanza parece ser algo inalcanzable, en un horizonte muy lejano o imposible. Esto es parte de la realidad de los pueblos. Intentar reconciliar esta situación es mediatizar es “maquillar” la realidad. La esperanza en cualquiera de sus expresiones se vive, experimenta, práctica y busca desde diferentes ángulos, historias de vida, puntos de vista, objetivos y experiencias.

 

En este tiempo vivimos situaciones tristes, dolorosas: todos tenemos dudas, zozobra y temores. Todos en cierta manera estamos de luto, y en cierta manera celebramos la vida y la esperanza. ¿Quién de nosotros hoy no está triste o preocupado por un familiar, amigo, compañero de trabajo, conocido que ya no está físicamente entre nosotros? O que están grave en un hospital o en su casa, o por nosotros mismos y miembros de nuestra familia nuclear ante la amenaza del Covid 19, a ello se nos agrega la gravísima situación económica actual y que se incrementara en el futuro inmediato, así como el sufrimiento de los despedidos injustamente y de sus familias.

 

El presente y el futuro de nuestra sociedad y de nuestras familias nos convocan al análisis de nuestro entorno con objetividad, realismo, coherencia con la esperanza activa, respeto, amabilidad, y solidaridad con la población más empobrecida.

 

Todos debemos evitar y apartarnos de la mentira, subjetividad, fanatismo, hay que trabajar para que la mentira no entre en nuestras vidas ni la de otros, ello lo haremos con la única y más eficaz arma que tenemos para ese trabajo: la verdad.

 

Ubicados en esa sintonía de esperanza activa coherente con la vida plena de los más sufridos y empobrecidos por el sistema podemos avanzar a una situación más esperanzadora en todo espacio de nuestras vidas.

 

29 de julio de 2020

 

Nota

 

1 Víctor Manuel Pérez Valera. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/victor-manuel-perez-valera1/el-p... bloch#:~:text=S%C3%B3focles%20en%20el%20c%C3%A9lebre%20Coro,m%C3%A1s%20maravillosa%20que%20el%20hombre%E2%80%9D.&text=M%C3%A1s%20a%C3%BAn%2C%20el%20sentido%20de,El%20fil%C3%B3sofo%20alem%C3%A1n%20E

 

Rev. Héctor Fernández

Instituto Ecuménico Diaconal Esteban

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208221?language=es
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