La Sierra Nevada de Santa Marta llora
- Opinión
El pasado 6 de agosto en horas de la mañana conocimos la triste y dolorosa noticia de la muerte, a causa del COVID19, de José de los Santos Sauna Limaco, quien pertenecía al pueblo Kogui de la Sierra Nevada de Santa Marta. El prestigioso sabio se desempeñaba como Cabildo Gobernador del Resguardo Indígena Kogui-Malayo-Arhuaco y de la Organización Gonawindua Tayrona. Su deceso constituye una pérdida irreparable para su pueblo como quiera que era uno de sus referentes más importantes en la defensa de sus derechos étnicos, culturales, históricos y territoriales. Del mismo modo, su muerte significa una irremplazable ausencia para Arhuacos, Wiwas y Kankuamos ya que para ellos era un incondicional aliado cuando de defender a la Sierra Nevada se trataba de aquellos actores que en nombre del progreso y la civilización atentaban –y atentan– de modo permanente contra todas las formas de vida existentes en este original espacio.
Las agresiones contra este lugar, vale la pena señalar, se producen con la colaboración o incluso la complicidad del Estado y están representadas en las concesiones de licencias que otorga a particulares –ya sean nacionales o extranjeros– para impulsar toda suerte de proyectos mineros, forestales, turísticos, hoteleros y de grandes y complejas obras civiles, todo lo cual no solo viola lo contendido en la Línea Negra, sino que pone en claro riesgo la reproducción material y cultural de dichos pueblos. En la actualidad se cree que hay al menos 180 títulos mineros concedidos y cinco bloques de minería activos. A esto se suman dos proyectos referidos a la explotación de hidrocarburos. Y ello para no mencionar la deforestación que avanza, al tiempo que los nevados experimentan un acelerados deshielo. Todo este ecocidio programado de forma oficial fue denunciado por Sauna Limaco en diferentes espacios y oportunidades.
La muerte de Sauna Limaco es una dura pérdida no solo para los cuatro pueblos originarios que habitan la mítica y singular Sierra Nevada de Santa Marta, también lo es para el movimiento ambientalista nacional y global, quien pierde a uno de sus mejores exponentes. De él nos quedan sus penetrantes y sabías reflexiones acerca del cuidado que debíamos –y debemos– tener los hermanos menores de las lagunas, plantas, nevados, bosques, ríos y animales que existen en la Sierra Nevada, corazón del mundo como solía llamarle. A esta majestuosa cornisa, no sobra recordar, la Unesco la declaró Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad en 1979.
La riqueza hídrica, paisajística y mineral que representa la Sierra ha traído sobre la misma a todo tipo de inversores y con ello a sus consabidos protectores. El nuevo proyecto colonizador que se impone a los pueblos que la constituyen no viene a caballo ni con la cruz en alto como hace casi cinco siglos, hoy llega con grandes y ruidosa maquinarias y en algunos casos aparece vestido o disfrazado de verde, léase ecoturismo. De este modo, da la extraña sensación de que protege la fauna, flora, los ríos y nevados. En fin, la vida. El nuevo pretendido proyecto civilizador habla, además, el lenguaje del desarrollo, ese mismo del cual habló el Presidente Harry Truman en su ya lejano discurso de aquel jueves 20 de enero de 1949, fecha en que este concepto entra en el diccionario de ciencias política para definir desde entonces a las poblaciones como desarrolladas o subdesarrolladas dependiendo del nivel de renta que manejen y del uso que den a sus recursos naturales. Desde luego que, para los ecocidas de hoy a la Sierra Nevada hay que desarrollarla, de ahí que la vean como una unidad de negocio y como un objeto al que hay que explotar y someter.
Para citar un caso, cuando sesionaba un foro del Centro Democrático realizado en la ciudad de Santa Marta en el mes de mayo de 2019, el senador Álvaro Uribe Vélez se fue lanza en ristre contra lo que llamó las medidas restrictivas que toma la Organización Nacionales Naturales de Colombia en la zona del Parque Nacional Natural Tayrona. Su malestar se centraba en el hecho de que la zona protegida de la Sierra Nevada y los mismos pueblos originarios son unos obstáculos para el desarrollo de grandes proyectos de inversión así discursivamente diga lo contrario. Era claro que el senador estaba apoyando a esos que él llama unos inversores. Sobre el particular decía el entonces senador Uribe: si se quiere que el turismo sea el nuevo petróleo, den facilidades para que se instalen los proyectos [en la Sierra Nevada de Santa Marta]. Eso que hizo el gobierno mío demostró que cuando se crean facilidades reacciona el turismo.[1]
Para este pensamiento extractivista y depredador, propio de este lastrado y erosionado occidente, Sauna Limaco siempre tuvo un pensamiento profundo y el cual le brotaba desde lo más hondo del saber milenario. Mientras mambeaba y poporeaba, una y otra vez insistía en la necesidad de proteger a la Madre Naturaleza y llamó a verla como una totalidad integrada y compleja, al tiempo que reiteraba que como miembros de la sociedad mayoritaria debíamos dejar de lado el antropocentrismo que nos caracteriza y empezar a vernos como una parte más de la misma.
La presencia del COVID19 que se ha cobrado la vida de José de los Santos Sauna Limaco, pone de presente un hecho y es que el Gobierno Nacional en coordinación con las gobernaciones del Magdalena, Cesar y Guajira debe emprender acciones y concertar las mismas con los pueblos originarios de la Sierra Nevada y sus organizaciones, hecho que podría contribuir a evitar que el contagio siga cobrándose otras vidas. De la misma manera, ya es hora de que los gobernadores de estos tres departamentos empiecen a ver a la Sierra Nevada como un todo, que era como la veía Sauna Limaco y la ven el resto de pueblos milenario que la habitan.
La problemática de la deforestación, el deterioro de los nevados, la contaminación de los 30 ríos que nacen en sus cumbres, y la desaparición de su biomasa animal y vegetal, sin duda, obliga a que se piense en este complejo macizo como algo holístico y no como algo segmentado. La crisis medioambiental que vive la Sierra Nevada exige la cooperación y la complementariedad de todos los poderes públicos. Por el momento, el gobernador Carlos Caicedo del Magdalena ha manifestado que lo lógico y conveniente sería que existiese una coordinación entre todos los actores institucionales para enfrentar los problemas comunes y compartidos de la Sierra Nevada. De esta coordinación necesariamente deben hacer parte los pueblos originario que habitan dicho territorio y de modo especial sus autoridades reconocidas.
La muerte de Sauna Limaco, emblemático líder Kogui, exige también que se analice la situación socioeconómica que viven los pueblos originarios de la Sierra Nevada y del resto del país. Muchos de ellos viven hoy una dramática realidad, de ahí que importantes estudios señalan que no pocos están en serio peligro de desaparición. Sobre sus territorios se cierne todo tipo de amenazas: la minería, por ejemplo, envenena sus fuentes hídricas y depreda los bosques que les posibilitan la reproducción simbólica y material. Un caso especial de estos es lo que sucede con el pueblo Yukpa que habita en la Sierra del Perijá. Aquí PRODECO, filial de GLENCORE XSTRATA, empresa transnacional Suiza que explota el carbón, apareció en el territorio de este pueblo cuando los paramilitares imponían su régimen de sangre y ceniza en pueblos como la Paz, Becerril y Codazzi en el departamento del Cesar.
Aprovechando todo este régimen de silencio, PRODECO y GLENCORE XSTRATA procedieron a desviar y secar varios ríos – Calenturitas, Tucuy y Maracas–, como también a depredar la biomasa vegetal, todo lo cual ha afectado la base de la alimentación de dicho pueblo. La gigante Drummond Company nada diferente ha hecho. Producto de esta situación y otros factores asociados, hoy se reporta la muerte de 42 niños por desnutrición (Ver Carta Abierta del Pueblo Yukpa al Fiscal General de la Nación, Ministerio Público y Entes de control, 2020, p.7 y ss)[2]. De esto es conocedor el hoy Fiscal General de la nación Francisco Barbosa desde que era Alto Consejero Presidencial para los Derechos Humanos. Así, el 9 de octubre de 2019 cuando todavía fungía como Alto Consejero se comprometió en Valledupar con varias autoridades del pueblo Yukpa a visitar sus territorios y presenciar in situ la desviación de los mencionados ríos y las condiciones socioeconómicas en que se encontraban las comunidades indígenas. Al cierre de esta nota todavía los Yukpas esperan al hoy Fiscal.
Lo paradójico de todo este relato es que, mientras el pueblo Yukpa vive el crudo drama de las enfermedades y el hambre, el DANE acostumbrado últimamente a esconder la pobreza, da a conocer que en el territorio Yukpa se ha producido una riqueza por explotación del carbón que asciende a los nueve mil novecientos diecisiete billones seiscientos noventa y dos mil millones de pesos. Es decir, riqueza para las multinacionales y etnocidio y ecocidio para el pueblo Yukpa. (Ibid, p.13). Todo este desastre ocurre con el pleno conocimiento de la CORPOCESAR, la ANLA y otras entidades del Estado. A propósito de este desafuero, pertinente resulta recordarle a la institucionalidad que el artículo 7 de la Constitución Política de Colombia reza que: El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana. Efectivamente, la reconoce para negarla. O dicho de otro modo, esto no es otra cosa que aquello que Héctor Díaz-Polanco (2017)[3] llamó de modo perspicaz etnofagia, es decir, aquel proceso [glocal] mediante el cual la cultura de la dominación busca devorar a las múltiples culturas populares.
El pueblo Wayuu como el Yukpa llora a sus niños. En la Guajira se calcula que al menos 4500 menores han muerto por desnutrición y enfermedades inmunoprevenibles. En el territorio Wayuu como en el Yukpa se vive aquello que Nancy Shepherd Hughes denominó en su día, aunque en otro contexto, como la muerte sin llanto. En uno y otro caso esas muertes no parecen importar al Estado y al gobierno porque ellas hacen parte de la línea del no ser de la que habló con mucha enjundia Frantz Fanon. En la Guajira los niños mueren un día sí y otro también. Mientras esto sucede, los grandes medios de información en esta Colombia de miseria y olvido obvian deliberadamente hablar de la nuda vida propia para hacer un despliegue informativo del hambre que se vive en la vecina Venezuela. En este mundo de injusticias localizadas y globalizadas, mientras el pueblo Wayuu cuenta a sus muertos, la BHP Billiton, Glencore Xstrata y la Anglo American cuentan sus riquezas de la explotación del carbón de la Guajira.
Los cultivos de hoja de coca, amapola y la violencia que estos han ocasionado sobre los territorios y las poblaciones de los pueblos originarios es causa de una crisis humanitaria representada en el desplazamiento forzado de estos grupos. Frente a esto, el gobierno calla o en su defecto contribuye a propiciarlo con eficaz éxito, pues en no pocas ocasiones la implementación de megaproyectos en territorios indígenas supone agredir de modo simbólico y físico a quienes pueblan esos territorios. Esta agresión se hace de manera consciente y deliberada porque se sabe que en dichos territorios existen recursos naturales de carácter estratégico que sirven al capital privado –nacional o multinacional– para mayor gloria del neoliberalismo depredador y ecocida.
Finalmente, quiero decirle a José de los Santos Sauna Limaco: buen Viaje y que la tierra te sea leve. Con tú partida la Sierra Nevada llora y Kaku Serankwa pierde a uno de sus retoños más eximios. Mañana sus hermanos de espíritu lo verán correr detrás del viento y jugando con la lluvia. Entre tanto, desde esos otros mundos seguirá insistiendo en que hay que proteger a la Madre Tierra como regalo para crear y seguir recreando la vida en todas sus manifestaciones y formas. A lo largo de la largo de la Línea Negra y todos sus hitos geográficos e históricos seguro que es posible encontrarlo convertido en un pájaro, en un frondoso árbol o en un río que rompe la roca para convertirse en vida que rueda y rueda hasta llegar al mar. Gracias maestro por todas las enseñanzas que nos distes y que nos dejas como herencia para construir un mundo otro.
Sierra Nevada de Santa Marta. Colombia.
Agosto 11 de 2020.
[1] Ver Pluralidad Z. (2019) Uribe defiende explotación del Parque Tayrona Sierra Nevada de Santa Marta. En línea en [https://www.youtube.com/watch?v=5wlYYwc_ovY] [consultado 11 de agosto de 2020]
[2] Autoridades Yukpas. Colombia. Sierra del Perijá (2020). Carta abierta al fiscal de la nación, Ministerio Públicos y entes de control. Territorio Yukpa. Agosto 10.
[3] Díaz-Polanco, H (2017) Identidad, globalización y etnofagia. En línea en [https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/13267] [ Consultado 11 de agosto de 2020]
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