Desde mi punto de vista, las obras escritas que más ahondan en los asuntos y problemas humanos son las obras de ficción, dramaturgia o lírica. Ello lo logran porque a mi entender no lo hacen de manera directa, porque se forjan desde una perspectiva subjetiva y múltiple de constatación de comportamientos y entornos como en los casos de la novela, el cuento y el teatro, mientras que la poesía lo hace gracias al examen de la interioridad sensitiva y mental del ser. Nuestra conducta individual y social es tan compleja que no se deja definir por meros conceptos o juicios emitidos desde la observación “directa” o de sesudos estudios analíticos o teóricos. Por ejemplo, la novela y el teatro en los siglos diecinueve y veinte contienen, a mi modo de ver, observaciones mas agudas sobre la vida social, política o económica que muchos estudios históricos, conceptuales o académicos; podemos comprender mejor a las sociedades y sus hábitos, esplendores y miserias de éstos, que a través de una exposición de ideas.

Sin embargo, no es posible examinarlo todo mediante la ficción, la lírica o la dramaturgia. En mi caso, creo que hay una obligación moral de observar los fenómenos sociales que nos rodean a través del periodismo; los cuales, de paso, no son tan inmediatos o simples como pueden presentarse ante nuestros ojos, ya que obedecen casi siempre a causas estructurales, y no circunstanciales. A veces advertimos en éstos los efectos, pero no las causas. En la mayoría de los países de nuestra América Latina hemos acumulado tal número de falencias y equivocaciones políticas y económicas, que éstas se reflejarán, tarde o temprano, en la vida de los ciudadanos, quienes solemos “echar la culpa” de todos esos errores al gobierno que en ese momento está ejerciendo el poder, cuando en verdad constituyen un cúmulo de errores que vienen creciendo con el tiempo, y luego hacen aparición en el momento menos esperado. La mayoría de nuestros gobernantes en América Latina ha cometido el error de vivir a la sombra de un capitalismo de Estado que nos ha vuelto dependientes, creando hábitos, valores, ideologías, sistemas e ideas falsas de prosperidad o felicidad. Y cuando deseamos corregir estos errores, ya es demasiado tarde.

Un poco de esto se ha reflejado en estos ensayos y artículos. Los escribí movido por circunstancias políticas y culturales de determinados momentos históricos, reflejando una óptica personal de acercamiento. Serán leídos algunos de ellos como trabajos de un tiempo un tanto lejano, aunque se hayan producido sólo hace unos pocos años, así se suele relativizar a veces el tiempo social; pero en todo caso funcionarían como testimonios de un determinado suceso; otros intentan situarse en el espacio de los homenajes o en el reconocimiento intelectual a grandes escritores y líderes sociales. Poseen, pues unos un relativo valor testimonial y otros pueden tener una vigencia que sobrepasa lo temporal.