Covid-19, un camuflaje para el financiamiento y el desarrollo
- Opinión
Los últimos meses del presente año todas las miradas se han volcado hacia el Covid-19 y no esta demás expresarlo, las muertes que ha dejado a su paso son terriblemente alarmantes. Es evidente que la pandemia de este virus ha puesto en Jaque a las economías de mercado desarrolladas y en desarrollo, en particular las de América Latina.
La pandemia por el Covid-19, demostró que nada está escrito sobre todo cuando se trata del desarrollo. Entendiendo en su definición más actual al desarrollo, como el cambio estructural que aumenta la productividad con equidad, la inserción de las economías en desarrollo a la economía global mediante la apertura comercial, la libre movilidad del capital, así como la desregulación económica, sin olvidar los cambios estructurales, base de sus economías. Sin embargo, toda la atención fija la mirada sobre el Covid-19 y sus efectos negativos en la economía, en particular sobre las economías de América Latina que sufren de síntomas comunes y no son derivadas de la pandemia sino de algunas décadas pasadas.
Algunos rasgos más destacados de estos síntomas son la falta de financiamiento hacia inversiones de actividades productivas -las cuales abonan hacia un desarrollo mas equitativo y menos desigual-. Tal es el caso del bajo crecimiento del producto, registrando en 2019 la cifra de 5, 719 billones de dólares muy por debajo de las cifras que en 2014 presento (6, 417 billones de dólares).
Por esta razón, las prácticas de financiamiento de las economías de América Latina, entendidas a través del proceso cíclico de acumulación llamado financiarizacion, cuya fuente de ingresos se deriva de actividades netamente financieras, desechan la posibilidad equitativa de incorporarse al mercado global en condiciones de sana competencia. Para ello, podemos ofrecer un análisis más detallado de esta situación.
En primera instancia, la falta de financiamiento ocasiona una disminución de la productividad, puesto que una magnitud cada vez mayor de capital se vuelca hacia inversiones no productivas y si especulativas. Como lo destacan Quintero y Prada (2019), las empresas cuyo valor depende de las cotizaciones en los mercados bursátiles y de la capacidad para maximizar utilidad, buscan reducir los costos laborales a través de la precarización del empleo. En cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para 2018, cerca de 140 millones de trabajadores se encontraban en la informalidad. Tan vil son estas prácticas, que implican la concentración de los recursos en una minoría cada vez más pequeña y con mayor influencia en las decisiones económicas y políticas de los países de América Latina.
Además, la falta de financiamiento bajo el esquema de la financiarización involucra la pérdida de autonomía de las autoridades centrales para implementar y articular políticas económicas y medidas contrarias a los intereses de los grupos financieros. Es evidente que la participación del Estado en la regulación de estas prácticas es limitada o simplemente nula. ¿Entonces, como entendemos la precarización del trabajo y sus efectos en las posibilidades de desarrollo en los países de América Latina si el sector financiero está volcado únicamente a incrementar sus ganancias?
Una posible respuesta, podría ser que, a partir de la intervención y regulación del Estado en estas prácticas-dicha participación ha sido considerada vital desde finales del siglo XIX en economías desarrolladas como Estados Unidos e Inglaterra- como destacan las nuevas recomendaciones emanadas de los nuevos estructuralistas donde se prioriza la transformación de las estructuras productivas de la región y el desarrollo “desde dentro” (Pérez, 2015), así como una mayor apertura comercial en forma gradual y selectiva, un tipo de cambio real estable, entre otras políticas de mercado (Quintero y Prada, 2019). Estas ideas se contraponen al radicalismo de las políticas contenidas en el Consenso de Washington en la etapa neoliberal, dando además importancia a la creación de un marco de creciente equidad social.
Lo que existe detrás del camuflaje que ha causado la pandemia originada por el Covid-19 en las economías en desarrollo, no solo es la falta de financiamiento hacia las actividades productivas con baja inversión de largo plazo, sino también ha puesto en evidencia que la economía de mercado emanada del aun vivo modelo neoliberal es un fracaso. Los viejos problemas del desarrollo de América Latina son hoy en día más significantes, ya que no solo no se han solucionado, sino que persisten en mantenerse vigentes ante la falta de mecanismos de intervención del Estado a través de marcos regulatorios actuales y la aplicación de políticas económicas que se dirijan a encaminar al desarrollo como la principal prioridad.
Luis Dorado
Doctorante en Economía Financiera del Posgrado en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.