Bolsonaro fue elegido con mentiras y gobierna con mentiras
- Opinión
Brasil tuvo gobiernos que llegaron allí de manera dictatorial y gobernaron de manera dictatorial, como los de 1964 a 1985. Hubo gobiernos que fueron elegidos democráticamente - como los de Cardoso y los del PT- y gobernaron democráticamente.
Hubo un gobierno que llegó allí con un golpe de Estado - como el de Temer - y gobernó con las élites, restableciendo el modelo neoliberal e iniciando la destrucción de los avances democráticos de los gobiernos del PT. Ahora el país tiene un gobierno que se eligió a través de un mecanismo de manipulación de la opinión pública, de mentiras y de judicializar la política y que se comporta de manera coherente con ello.
Bolsonaro fue elegido por mentiras y por una farsa. Como si Dilma tuviera un comportamiento que justificara el juicio político, como si Lula hubiera sido detenido y se le hubiera impedido competir por acusaciones fundamentadas, y como si los gobiernos del PT fueran responsables, no de los mayores avances económicos, sociales y políticos que jamás haya tenido Brasil, sino por la crisis económica provocada por la derecha en el sabotaje al gobierno de Dilma y por las políticas del gobierno de Temer.
Bolsonaro es un títere que cree o pretende creer que las mentiras son ciertas. Que fue elegido para impulsar la nueva política, eliminar la corrupción de la política, hacer que la economía vuelva a crecer. Representa, en su gobierno, las mentiras que la derecha ha forjado e impuesto a la opinión pública.
Como la mentira funcionó, Bolsonaro pudo ser elegido, la mentira se convirtió en una fuerza material, apoyada por los medios y el Poder Judicial. Bolsonaro es producto de la mentira, haciendo con que Brasil viva en un mundo de mentiras.
La derecha promovió, a través de los medios de comunicación, con el consentimiento del Poder Judicial, a Bolsonaro como la renovación de la política, aunque ambos sabían que era mentira. Bolsonaro se negó a participar en los debates y los medios lo dejaron pasar, como si fuera normal. La denuncia de Folha de São Paulo de que la guerra de robots impulsada por la campaña de Bolsonaro, con los nombres de los empresarios que la sostenían era real, pero el Supremo Tribuna Electoral cerró los ojos y lo hizo, criminalmente, como si todo fuera normal. La mentira se impuso una vez más.
Bolsonaro llegó a creer que todo es posible. Que puede seguir negando la realidad y manteniéndose en el gobierno. Practica el negacionismo de forma sistemática. Dice que la economía va bien, que la pandemia está en su fase final, que no hay intercambio de favores con el Centrao, que el militar que está en el ministerio de Salud es uno de los mejores que ha estado ahí, que se está cumpliendo el límite de gasto, que su reelección atiende las necesidades del país, que el control de la policía y otros órganos del Estado para defender a sus hijos y a sí mismo es una conducta legítima, etc. etc.
Quien fue elegido con la mentira, quien se dio cuenta de que el delito de mentir vale la pena, gobierna con la mentira y cree en la mentira, o al menos en su efectividad. La verdad, la ciencia, la política como defensa de los intereses públicos, la democracia, fueron derrotados y Bolsonaro fue elegido y representa esta derrota.
Eso ahora gana contornos aún más serios, porque se traduce en cientos de muertes por día y miles por mes. El gobierno creía que no debería haber una política para la pandemia, que la clave sería el crecimiento económico y la creación de empleo. No lo hizo ni los uno ni los otro.
El gobierno creía en la inmunidad de rebaño, que no hacía daño que miles siguieran muriendo, pero llegaría una situación en la que todos serían inmunizados, naturalmente, sin que el gobierno hiciera nada. La mentira prevalece en el cinismo y la hipocresía del presidente para desconocer a los muertos e incluso bromear con ellos y sus familias. Se impone la mentira de que la generalización del acceso y uso de armas favorece la defensa de las personas frente a la violencia y no exactamente su contrario.
El derrocamiento de Bolsonaro y la restauración de la democracia representan la restauración de la verdad y la ciencia, la justicia, la paz y el respeto a los intereses de la gran mayoría de los brasileños. Porque este gobierno es el reino de la mentira, la injusticia, la arbitrariedad, los métodos y los intereses de las milicias. Fue elegido con mentiras y gobierno con mentiras.
- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).
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