EEUU: ¿Actuación de doble rasero o doble moral?
- Opinión
“Pero, siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad real de la cosa que a la representación imaginaria de la misma” (De aquellas cosas por las que los hombres y sobre todo los príncipes son alabados o censurados. El Príncipe de Maquiavelo).
La política exterior de los Estados Unidos es un tema de debate a nivel internacional prácticamente desde el mismo surgimiento de este país, pero ya desde finales del siglo XIX y, sobre todo, durante los siglos XX y XXI, ningún acontecimiento de relevancia mundial ha ocurrido sin el conocimiento y la participación de este país.
Su participación, cuando no ha sido de forma directa, ha significado apoyar, en defensa de sus particulares intereses, a uno de los lados en disputa y en consecuencia enfrentar al otro, lo que ha conducido a plantear el tema de la ética y de la moral de esa actuación.
Si alguien, admirador de ese país y muy incrédulo, piensa que estas afirmaciones son propias de un antimperialista, le recomiendo leer a un hombre claramente identificado con los valores gringos, Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, en su novela Tiempos recios, donde afirmará que el presidente guatemalteco, Jacobo Àrbenz, no era un hombre de izquierda ni amigo de la Unión Soviética, sino que más bien defendía a Estados Unidos y vociferaba que, con todos sus defectos, era un país libre y próspero, pero, no obstante, se le ocurrió impulsar una Reforma Agraria que no fue del agrado de la compañía bananera estadounidense United Fruit y eso bastó para que lo desalojaran del gobierno en 1954.
Estados Unidos, ante determinados gobiernos que les son incondicionales o sus posturas se alinean con su proceder en el campo internacional, muestra indiferencia o les importa un bledo si se violan o no los derechos humanos, pero si hay un gobierno que osa levantar banderas de independencia, soberanía o autodeterminación, ipso facto se les arma un expediente con la acusación de violadores de los derechos humanos.
Por tanto, siempre ha estado en discusión si EEUU actúa con un “doble rasero” o con una “doble moral”.
A la hora de analizar la política exterior de Estados Unidos y su sustento epistemológico y axiológico y sin acudir al absolutismo en el campo del conocimiento, sostenemos la siguiente tesis: no se trata de un comportamiento de “doble rasero” o “doble moral”. Se trata simplemente de la doctrina o la teoría que en relaciones internacionales esté en juego en el momento, de forma separada o la unísono con la otra. O es realista o es idealista/liberal o son ambas a la vez.
En estas reflexiones nos planteamos desarrollar esa tesis.
¿Quién manda en EEUU?
Se afirma que, en política exterior, no son los presidente de Estados Unidos lo que mandan sino una constelación de fuerzas políticas, económicas, financieras, militares culturales, mediáticas, los lobby, los thing than, las sociedades secretas, los mainstream, etc.
Según el escritor argentino, Walter Graziano, en el texto Nadie vio Matrix (2007, 219), Woodrow Wilson, identificado como el gran teórico del idealismo, diría en una entrevista concedida al New Republic en 1913, lo siguiente: “Desde que ingresé a la política, muchos hombres se me han acercado para confiarme sus pensamientos de manera reservada. Algunos de los más importantes hombres de los Estados Unidos, de las áreas del comercio y de la industria están asustados de alguien, están asustado de algo. Saben que en algún lugar hay un poder tan organizado, tan escondido, tan vigilante, tan interrelacionado, tan complejo, que es mejor no hablar más alto que el ruido de la respiración cuando se lo condena” (1)
El presidente Dwight Eisenhower en su discurso de despedida, el 17 de enero de 1961, alertó sobre ese gobierno de los “poderes fácticos” (factual powers) en estos términos: “Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, tanto solicitada como no solicitada, del complejo militar industrial” (2).
El 27 de abril de1961, el presidente John F. Kennedy denunció en un discurso ante la Asociación de editores de periódicos a las sociedades secretas en los siguientes términos:
“La propia palabra secreto es repugnante en una sociedad libre y abierta; y nos hemos opuesto intrínseca e históricamente a las sociedades secretas, a juramentos secretos y a procedimientos secretos. Porque nos enfrenta en todo el mundo una conspiración monolítica y despiadada que se basa principalmente en medios encubiertos para expandir su esfera de influencia basada en infiltración en lugar de invasión, en subversión, en lugar de elecciones, en intimidación en lugar de libre elección. Es un sistema que ha usado vastos recursos humanos y materiales para construir una maquina eficaz estrechamente tejida que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. Sus preparativos son ocultos, no se publican. Sus errores son enterrados no salen en los periódicos. Sus disidentes son silenciados, no elogiados. No se cuestionan los gastos, no se publican los rumores, no se revelan los secreto” (3).
Como se sabe, Kennedy fue asesinado el 22/11/1963, al igual que ante ocurrió con A. Lincoln (15/04/1865), J Garfield (19/09/1881) y W. Mckinley (14/09/1901).
Sobre el asesinato de Kennedy la película de Oliver Stone, “J.F.K.: caso abierto” del año 1991, deja claramente establecido los entretelones de su asesinato, sin que hasta el día de hoy haya quedado aclarado realmente.
Según Pablo Javier Davoli en el ensayo: “La tesis del Estado Profundo en Estados Unidos de Norteamérica”, en ese discurso, el Presidente Kennedy habló claro. Dio a entender que existía una “monolítica y despiadada conspiración”. Complot que operaba por “influencia”, “infiltración”, “subversión” e “intimidación” (4).
Otro escritor argentino, Adrián Salbuchi, en el libro El Cerebro del Mundo. La Cara Oculta de la Globalización (2003), distingue entre el “poder formal” y el “poder real”. El primero integrado por “estructuras altamente visibles”, como “las instituciones del Estado y de gobierno de la mayoría de los Estados-nación; organizaciones sindicales y otras estructuras de diversa índole”. El segundo, el “poder real”, que serían “estructuras de poder que, dentro o fuera de los circunstanciales entornos jurídicos en los que están insertas, impulsan planes, medidas y decisiones políticas, económicas y sociales de efectividad concreta en el tiempo y el espacio, dentro de una nación, región, estamento social o estructura pública o privada, o en un conjunto de éstas”. Esas estructuras son las que permiten detentar el verdadero poder y tienen sus diversas expresiones o manifestaciones: económica, financiera, tecnológica, informática, comunicaciones, gubernamental o “un conjunto de éstas”.
De allí que el “poder formal”, que tiene sus límites establecidos, sea una entelequia o la vía expedita para que el “poder real” sea realmente el que gobierne (41-47) (5).
Mientras tanto, el escritor canadiense Peter D Scott, plantea la distinción entre el “Estado Público” y el “Estado Profundo” (“Deep State”). El primero se encuentra establecido en términos jurídico-constitucional y el segundo está integrado por las “fuerzas profundas” de la riqueza, el poder y la violencia, las cuales operan en “segundo plano”, esto es, están “detrás del “Estado Público”. Ambos “Estados” está conectado por una “puerta trasera”, ubicada al “fondo” del primero.
Esta “puerta trasera” es la que habilita el “acceso” de “fuerzas oscuras invisibles”, provenientes de un contexto ajeno al “marco legal”.
Para este autor, el entramado de dichas “fuerzas”, más que construir una “estructura paralela”, inciden directamente en la “anatomía” del “Estado Público” y su funcionamiento, a través de una “amplia zona” de “contactos” con aquél.
En definitiva, el “Estado Profundo”, hace referencia al conjunto de personas e instituciones que dictan las políticas y que son una especie de gobierno en la sombra o secreto (6).
Walter Graziano, en el texto ya mencionado, considera que esta nación está representada por el Novus Ordo Seculorum, (Nuevo Orden de los Siglos), donde combina, por una lado, “el ojo que todo lo ve” y por otro, el águila, un ave de rapiña, símbolo este propio de los imperios. Y esa doble y simultánea actuación en política exterior le ha caracterizado en la historia, lo cual se observa en dirigentes, de cualquier estirpe, cuando han proclamado el “Destino Manifiesto” y su “Misión Providencial” como el demiurgo de ese accionar en el mundo (7).
Lo importante para el “gobierno secreto o en la sombra” son los intereses nacionales de Estados Unidos. Ejercen un férreo control sobre los partidos demócratas y republicanos y cualquier presidente está obligado a actuar en consecuencia, a menos que quiera enfrentarlo jugando con su propia existencia, política o con la vida misma.
¿Qué es el interés nacional?
El interés nacional de cualquier país está vinculado al proyecto establecido en su constitución y las leyes que la sustenta. También como la defensa y promoción de objetivos naturales y esenciales de un Estado en el área política, económica, social y cultural.
Según Hans Morgenthau, uno de los máximos representantes del realismo, “toda política exterior que opere bajo la normatividad del interés nacional debe comportar, obviamente, cierta relación con la entidad física, política y cultural que conocemos con el nombre de nación. En un mundo donde varias naciones soberanas compiten entre sí y rivalizan por el poder, las políticas exteriores de todas las naciones, por necesidad, deben referirse a su supervivencia como requisito mínimo,” pero también con aspectos variables, cambiantes como “todas las corrientes opuestas de personalidad, opinión pública, intereses sectoriales, política partidista y tradición política y moral del pueblo son convocadas a hacer valer su determinación” (8).
Continua el mismo autor argumentando que el interés nacional es un elemento clave que ha guiado la política exterior estadounidense desde el inicio de su vida independiente y que por lo tanto es un componente fundamental de la misma; que es un componente del espíritu de los padres fundadores y, por tanto, un concepto guía de la política exterior de los Estados Unidos desde la fundación de la república” (9).
El interés nacional de EEUU se ha guiado por su sentido de predestinación y de misión especial desde el comienzo de su existencia lo que lo lleva, como una constante en su accionar exterior, a identificar ideales universales como valores nacionales;
EE.UU. levanta el “Destino Manifiesto” convencidos de que su misión es la promoción de la democracia, la defensa de la libertad y de las instituciones republicanas.
Visualizan al mundo como una tabla de ajedrez en la que las consideraciones geopolíticas conducen a decisiones más racionales, que la de aquellos que con una ideología como máscara y una espada en la mano, tratan de imponer el orden a partir del caos.
El interés nacional se ha convertido prácticamente en un sinónimo de la fórmula de seguridad nacional.
Realista/Idealistas: dos caras y un solo interés
El realismo tiene una larga historia que comienza con Tucídides en la Historia de la Guerra del Peloponeso, continua con Nicolás Maquiavelo y su concepción del Príncipe y con Thomas Hobbes y su pesimismo antropológico. Entre los realista también se ubican a Hans Morgenthau, George Kennan, Robert Gilpin y Henry Kissinger, entre otros.
El idealismo tiene una expresión concreta en la concepción de Immanuel Kant al considerar que es posible la amistad en el ámbito internacional con su tesis “Sobre la paz perpetua”.
Pero en el terreno político esta teoría comenzó con Woodrow Wilson, que sugería que no todo era válido en la consecución del interés nacional, así como que debía tenderse a una suerte de interés global de la sociedad internacional.
Con el escritor ruso Alexander Dugin (2018), podemos identificar los “principios” o “valores” de ambas teorías.
Del realismo:
-Existencia de la soberanía absoluta (los Estados son una especie de “caja negra” o “bola de billar” que son impenetrables y que no está en juego su registro),
-Caos en las Relaciones Internacionales,
-El interés nacional completamente basado en el cálculo racional,
-El mercantilismo en el comercio exterior, lo que significa que el Estado debe controlar el comercio exterior por medio de impuestos,
-No existe la legitimidad supranacional,
-Pesimismo antropológico. (Hard power).
-Lo que existe en el campo internacional es una natural lucha de poder y en esa lucha todos los Estados son iguales, pero hay los que “hacen lo que quieren” y otros que “hacen lo que pueden”.
Del liberalismo:
-Existencia de la soberanía relativa (Se establece el registro al interior de cada Estado y por tanto se desecha el símil de la “caja negra” o “bola de billar”),
-Es posible pasar del caos al orden en las Relaciones Internacionales creando un sistema legal supranacional, los intereses internacionales deben prevalecer,
-Liberalismo en el comercio, compra y venta sin ningún vínculo con ningún monopolio estatal en el comercio exterior, y ninguna regulación en la política económica extranjera,
-la paz universal es un imperativo. La guerra es lo peor de todo, si no se trata de la “guerra santa” en contra de los enemigos de la sociedad abierta,
-Gobierno mundial, globalización política, internacionalismo (y algunas veces pacifismo),
-Optimismo antropológico, o idea de progreso, que los humanos pueden ser mejores, más pacíficos, más amigables, más risueños, más iguales (Soft power),
-La educación y el progreso son medios políticos para destruir los Estados Nación usando la epistemología para promover su visión del mundo,
-Los derechos humanos y los individuos son norma universal. No existe el concepto de ciudadano como en el realismo, sino el de individuo que es un concepto global (10).
El realismo e idealismo/liberalismo son teorías positivistas, ambas practican la creencia de la unidad de la ciencia, hacen una distinción entre hechos y valores y afirman que los hechos son teóricamente neutros. Abogan por la creencia de que el mundo social, así como en el natural, tienen regularidades que pueden ser descubiertas y adoptan una epistemología empirista como una forma de validar el conocimiento.
Desde el punto de vista político defienden el establishment y por tanto buscan la “resolución de problemas” en los términos planteados por el escritor canadiense Robert Cox, en el artículo: “Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: Más allá de la Teoría de Relaciones Internacionales” (11).
Ambas buscan “construir y hegemonizar un gobierno mundial” Ambas abogan y defienden que Estados Unidos es un país predestinado por la “providencia” para instaurar y defender la democracia, la libertad y los derechos humanos en el mundo.
Ambas teorías están convencidas del excepcionalísimo de Estados Unidos, un “país superior y por encima del resto de los países”.
Ambas son unilateralistas. El realismo practicando el unipolarismo unilateral (una abierta dominación por parte de Estados Unidos en un sistema “inter-estatal”) o el idealismo/liberal practicando el unipolarismo multilateral (“nuevo orden global” dominado por EEUU).
Ambos defienden el dominio militar del mundo por parte de EEUU y por eso logran el consenso para aprobar el presupuesto militar.
Ambos acuden al poder inteligente, esto es, a la combinación del poder duro y blando, contra los gobiernos que ellos califican de indeseables o enemigos.
En lo que no deja de haber acuerdo en las “fuerzas ocultas” es en mantener el dominio unipolar y en este sentido, enfrentar en conjunto a los polos de poder emergentes que desafían esta situación. Además, las pujas internas se condensan y unifican en el “Estado profundo”, que expresa el estado de las relaciones de fuerza, sintetizando precariamente una resultante política particular con continuidades estratégicas
Por eso, están conteste en los frentes abiertos en los actuales momentos: el chino, el ruso, el iraní y el venezolano, entre otros.
El nuevo gobierno de Joe Biden
El ya anunciado futuro secretario de Estado de EE.UU, Anthony Blinken en una entrevista publicada por la Vanguardia, el 29/11/2020, promete “sacar lustre” a la palabra diplomacia y cree firmemente en el multilateralismo y en EE.UU. como una fuerza de bien en el mundo. Sustenta la tesis del intervencionismo light americano. Debe recordar que trabajó con Bill Clinton durante las intervenciones en los Balcanes. Se define por su defensa de los derechos humanos, y se alinea, como buen judío, con Israel.
Criticó a Obama por no responder a Bashar el Asad cuando utilizó su arsenal químico y sobrepasó la “línea roja” que se había marcado para intervenir en la guerra. Como asesor de la campaña de Biden, criticó a Trump por retirar las tropas de la región y dejar así de tener influencia sobre Damasco.
Blinken ha sugerido que el presidente electo abogará por cambios en la estrategia con Venezuela. Trump “ha puesto casi todas sus manzanas en la misma cesta, que los militares se iban a cambiar de bando y pasarse a Juan Guaidó. Eso no ha ocurrido y ahora no hay más cartas con las que jugar. Puede que aún ocurra” pero, mientras tanto, “probablemente no habrá cambios”.
La doctrina de América primero (realismo), la ve como sinónimo de debilidad.
Conclusiones
En su actuación internacional lo que parece un “doble rasero” o una “doble moral” no es más que parte de su comportamiento histórico. Cuando se cuenta con gobernantes que sirven incondicionalmente a sus intereses y que se prestan para seguir apoyando su hegemonismo mundial entonces existe la “soberanía absoluta” y esos Estados son una especie de “caja negra” o “bola de billar” que son impenetrables (realismo). Pero cuando existen gobernantes que levantan banderas de independencia y soberanía e impulsan un mundo de varios poderes, entonces esos Estados deben ser “penetrados” porque su soberanía es relativa y por tanto, lo más importante para EEUU es defender “valores” o “principios”, como la democracia liberal, “los derechos humanos”, la “libertad” (Idealismo/liberalismo).
Algunos casos que pueden servir para analizarlos con esos epistemes.
El asesinato del escritor y periodista Jamal Khashoggi ocurrido el 2 de octubre de año 2018 en el consulado del país árabe en Estambul, Turquía, no pasó de ser una noticia de impacto internacional y de una declaratoria que había sido “Un crimen atroz e injustificado” por parte el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman. De allí más nada, todo porque ese gobierno le es funcional al interés estadounidense. El Estado saudí es “una caja negra” o “bola de billar”, es impenetrable, principio del realismo.
Los asesinatos de luchadores sociales en Colombia por parte del gobierno de Iván Duque no impiden que tanto demócratas como republicanos digan que el país neogranadino sea un “líder en el apoyo al combate del narcotráfico”.
Por ejemplo, el 7 de octubre de 2020, el entonces candidato demócrata, Joe Biden, de su puño y letra, aseguró que Colombia, constituye “la piedra angular de la política exterior de los Estados Unidos en Latinoamérica y el Caribe” y agregó que “la seguridad y la prosperidad de nuestro hemisferio dependen de una alianza cercana y eficaz entre los Estados Unidos y Colombia” y que, si resulta ser elegido presidente, “la reconstrucción de la alianza de EEUU con Colombia será una de sus prioridades en política exterior” (12). O sea, con el realismo por delante importa un bledo la violación de los derechos humanos.
Pero Venezuela se ha convertido, como también China, Rusia, Irán y Siria, en países donde sus gobiernos no “respetan la democracia, la libertad y son violadores de los derechos humanos”. En estos casos, para la concepción idealista, la política se establece en función del bien común, tanto en lo interno como en la proyección al exterior, planteando de esta forma un esquema de normas de conductas a ser adoptadas por los Estados para facilitar la convivencia colectiva.
En definitiva, no se trata de “doble rasero” o “doble moral”. Se trata de la defensa de su interés nacional donde la ética no juega papel alguno.
Pareciera que en materia de política exterior, EEUU ha estado plagado de una historia estática y poco dinámica.
Referencias bibliográficas
1. Walter Graziano (2007) Nadie vio Matrix. Buenos Aires, Argentina. Grupo Editorial Planeta.
2.http://hispanushistoria.blogspot.com/2014/08/discurso-de-despedida-de-dwight-d.html)
3.https://www.davesradar.com/sociedad/kennedy-y-las-sociedades-secretas/
5. SalbuchI, Adrián (2003). El Cerebro del Mundo. La Cara Oculta de la Globalización. Bogotá, Colombia, Editorial Solar Cía. S. en C.
6. Scott, Peter Dale (2015). Entrevista. 23 de mayo. Ottawa, Canadá. Red Voltaire.
7. Ob. Cit. 16 y 17.
8. Morgenthau, Hans (1952). “Explicaciones sobre política exterior Otro “gran debate”: el interés nacional de los Estados Unidos”. En Relaciones Internacionales. El pensamiento de los clásicos (1994). México, Editorial Limusa, S. A.
9.http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/mes/gonzalez_m_a/capitulo2.pdf.
10.Dugin, Alexander (2018). “Las Relaciones Internacionales y la Geopolítica”, conferencia dictada en diciembre. Universidad Fundan, Shanghái, China. En pdf.
11. Robert Cox: “Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: Más allá de la Teoría de Relaciones Internacionales”, 129-162. En: ¿Cómo pensar lo internacional / global en el siglo xxi? Herramientas, conceptos teóricos, acontecimientos y actores. Revista Relaciones Internacionales Número 24, octubre 2013 – Enero 2014. Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales (GERI), Universidad Autónoma de Madrid, España.
Franklin González
Sociólogo, Profesor Titular, Jubilado. Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Doctor en Ciencias Sociales. Con dos Postdoctorados. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela, en el Instituto de Altos Estudios “Pedro Gual” del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y en el Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Decano de Postgrado de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos (UNERG) y embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.
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