¿Quién pagara la crisis de COVID y del cambio climático?

18/12/2020
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California experimentó este año los mayores incendios forestales de los que se tengan registros. El humo que generaron las llamas hizo imposible que la gente saliera de sus casas sin daño para sus pulmones. Pero la pandemia de COVID-19 hizo que, quienes se reunían con amigos y familiares en sus hogares para alejarse del humo, corrieran el riesgo de contraer la enfermedad. Aunque viven en el estado más rico del país más poderoso del mundo, los californianos estaban atrapados entre dos crisis sistémicas mundiales: incendios que se propagan junto a un virus que se propaga.

 

Esta situación es un callejón sin salida que enfrentan muchos habitantes del planeta, especialmente en el Sur Global, que durante mucho tiempo han tenido que lidiar con las arduas realidades de un sistema financiero internacional fracturado y la crisis climática. En el mismo mes en que se desataron los incendios en los Estados Unidos, Bangladesh padeció las lluvias más intensas de la última década, que dejaron a un tercio del país bajo agua. Según la primera ministra Sheikh Hasina, “Bangladesh está intentando salvar vidas, apuntalar los sistemas sanitarios y amortiguar el impacto económico para millones de personas, todo eso mientras evita el colapso fiscal. Pero este no es un grito de ayuda; es una advertencia.”1

 

Ya sea para realojar a millones de personas desplazadas en Bangladesh o para inyectar billones de dólares a la economía mundial y así mantener el sistema a flote durante la pandemia, los costos de estas crisis seguirán subiendo. A medida que crezcan las deudas, muchos se preguntarán: "¿Quién pagará por todo esto?"

 

Un nuevo informe de Transnational Institute, Cómo pagar por la pandemia y una transición justa, responde a esa interrogante con 10 propuestas progresistas. El informe calcula que diez propuestas podrían recaudar 9,4 billones de dólares al año, suficientes para pagar la pandemia, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la transición climática y las reparaciones por la esclavitud. Las propuestas incluyen impuestos nuevos sobre la riqueza y las ganancias de las empresas, reformando los subsidios a los combustibles fósiles, gravando el carbono, reencauzando el gasto militar y cancelando la deuda y emitiendo Derechos Especiales de Giro (DEG), una "moneda" internacional del FMI. Las propuestas muestran que podemos permitirnos la construcción de un futuro mejor, siempre que los ricos y poderosos lo paguen.

 

Como dice la economista Jayati Ghosh, necesitamos un “nuevo pacto mundial multicolor: rojo, verde y violeta”. Rojo: para combatir la extrema desigualdad de la riqueza, la consolidación del poder empresarial y la pobreza mundial. Verde: para evitar el desmoronamiento inminente de los sistemas ecológicos. Violeta: para poner el trabajo de cuidados esenciales en el centro de nuestro sistema de valores económicos, reconociendo que son las mujeres de la clase trabajadora de todo el mundo quienes llevan la carga más pesada de estas crisis.

 

Debido a las bajas tasas de interés y a la falta de capacidad en la economía, hasta el FMI ahora concuerda en que los Gobiernos ricos que controlan su propia moneda pueden aumentar el gasto sin tener que aumentar los impuestos. Esto implica un alejamiento de la falsa narrativa de austeridad de los últimos diez años de que las cuentas siempre tienen que estar en equilibrio. Sin embargo, el FMI no es tan abierto a cambiar sus políticas de austeridad impuestos en los países del Sur. Por lo tanto, además de enfrentar las políticas del FMI, seria imperiosa de lanzar iniciativas internacionales para redistribuir recursos de las elites globales a los pueblos del Sur. La UNCTAD, por ejemplo, ha reclamado la condonación de la deuda por un billón de dólares y la emisión de derechos especiales de giro de un billón de dólares, ambas propuestas que son los mínimos que la comunidad internacional debe realizar para enfrentar una crisis de salud y ambiental que afecta mucho más a los países del Sur que los países del Norte.

 

El obstáculo, como siempre, será la voluntad política de realizar las propuestas y el control del sistema financiero por las elites y gobiernos del Norte. Sin embargo, la COVID-19 ha demostrado que la acción política se puede concitar en cuestión de semanas, si los líderes políticos lo estiman necesario. Todas las propuestas son realizables dentro del sistema de capitalismo existente. La crisis de COVID ya ha movido la ventana de Overton de lo que se considera económicamente viable. Hay en todo el mundo una demanda cada vez más fuerte diciendo que después de la pandemia no podemos volver al mundo injusto anterior, que tenemos que volver a construir una sociedad mejor y más justa. Parte de esta visión post-COVID debe ser una respuesta internacional concertada que saca la plata de las elites para devolverla a los pueblos.

 

- Ben Tippet, TNI

 

https://www.alainet.org/es/articulo/210252
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