Los voluntarios argentinos en la guerra de España
Se estima que un millar de argentinos/as participaron como voluntarios/as en la guerra de España, la mayoría de ellos/as estuvo incorporada a las unidades normales del ejército popular republicano.
- Opinión
Los relatos tradicionales, e incluso las obras de investigación acerca de los voluntarios de la guerra de España se centran casi por completo en los integrantes de las Brigadas Internacionales, y entre ellos en los de origen europeo y norteamericano. La llamada brigada Lincoln, norteamericana, ha sido objeto de un verdadero culto, de cuyo merecimiento no cabe dudar. Las unidades llamadas André Marty, Dombrowky, Thaelmann, Garibaldi, también son muy mencionadas. Pero han quedado oscurecidos los voluntarios de otras latitudes (hubo hasta chinos), entre los cuales los latinoamericanos fueron particularmente numerosos.
En Argentina las últimas estimaciones sobre su cantidad se acercan al millar. Una parte mayoritaria de ellos no estaban incorporados a las brigadas, sino integrados en unidades normales del ejército popular republicano o en actividades auxiliares de retaguardia. En tanto que hispanoparlantes se los “disimulaba” dentro de las unidades españolas. En consecuencia es más apropiado hablar de voluntarios, que de brigadistas. Esto no quita que hubo argentinos que sí se integraron a las BI. En el Spanish Batalion Nº 24 de la Lincoln hubo cincuenta, en la 12º Brigada, italiana, hubo veinte y en la 13ª francesa, once. De todas maneras eran una reducida minoría del total de un millar.
El fenómeno de los voluntarios argentinos no debe verse como un hecho aislado, sino encuadrado en la recepción y las reacciones que hubo en nuestra sociedad respecto al conflicto español, que a la vez se asentaba en una corriente previa de simpatía con la república española y hacia los trabajadores y campesinos de España. La insurrección de Asturias ya había movido la solidaridad, incluso desde el campo literario (Raúl González Tuñón y María Luisa Carnelli escribieron sendos poemarios en torno al tema).
El enorme movimiento de solidaridad que se desencadena en Argentina se unía la presencia fulgurante de la contienda ibérica en los medios de comunicación y al debate público, tanto a favor como en contra de la causa republicana. Partidos de izquierda encuentran en todo lo que transcurre en torno de la guerra una forma de superar las cortapisas puestas por las instituciones y una manera de interpelar a nuevos públicos. E incorporan la guerra de España a sus mecanismos de propaganda regulares. El comunismo, virado hacía poco a las políticas de “frentes populares” combinaba de modo permanente las consignas a favor de un frente de ese tipo en el país, con la prédica antifascista en solidaridad con España.
Eso les permite a los perseguidos comunistas y anarquistas salir de la clandestinidad para ganar terreno en el espacio público. La fuerza del antifascismo como posicionamiento general aumentaba, incluyendo organizaciones e individualidades más allá de las pertenencias ideológicas específicas. Los anarquistas acababan de fundar la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA) y otro grupo libertario la Alianza Obrera Spartacus. El PC crecía en los sindicatos. En el socialismo crecía una corriente de izquierda que se escindiría ya iniciado el conflicto como Partido Socialista Obrero, que hizo de la solidaridad con los combatientes hispanos una parte de su identidad. Las distintas fuerzas de la izquierda forman sus propias centrales solidarias. Amigos de la República Española (ARE) los socialistas; Federación de Organizaciones de Ayuda a España Republicana (Foare) los comunistas; y la Coordinadora que nucleaba a anarquistas, sindicalistas y algunos trotskistas.
La vasta colectividad española se moviliza, en su gran mayoría a favor de la República. Ese es un factor central, una proporción muy alta de la población, sobre todo en Bs. As. u otras grandes ciudades, era nacida en España o primera generación de descendientes de españoles. También otras colectividades extranjeras, con judíos e italianos a la cabeza se comprometen con la causa española. Se hacen todo tipo de donaciones, desde ajuares para bebés a ambulancias, pasando por alimentos y ropa de abrigo, también donaciones en efectivo.
La situación era de oposición frontal de las fuerzas de izquierda o al menos consecuentes en su compromiso con la democracia, al poder político argentino de entonces, conservador, fraudulento y con simpatías fascistas de muchos de sus integrantes destacados (el gobernador bonaerense Manuel Fresco, el senador Matías Sánchez Sorondo, p. ej.). También gravitaba la existencia de agrupaciones y publicaciones fascistas, en polémica constante con las fuerzas de izquierda. Había censuras, prisiones, torturas, la Sección Especial de Lucha contra el comunismo de la policía desplegaba una vasta acción, a menudo relacionada con la represión de conflictos obreros. Frente a ello el movimiento antifascista ganaba adeptos en los últimos años y la oposición al golpismo de rasgos fascistas fue una oportunidad para su despliegue. En los medios de comunicación, diarios populares, de alcance masivo, tomaron decidido partido por la República. Critica, sobre todo, pero también Noticias Gráficas. Cabe la mención de Osvaldo Pugliese, que se afilia al PC a poco de comenzada la guerra, partir de su conmoción por las noticias de la guerra civil, que lee en el diario Crítica. España ocupaba un lugar preponderante aún en las páginas de los medios que simpatizaban con los “nacionales”.
Lo que venimos reseñando contribuye a explicar que cuando se abrieron registros de voluntarios para marchar a España al tiempo hubo que cerrarlos por la elevada cantidad de postulantes, a todas luces mayor que los que la limitada logística disponible podía trasladar y recibir en España.
Los voluntarios argentinos o desde Argentina
No hay que quedarse con la imagen modélica del voluntario de las Brigadas Internacionales. De acuerdo a ella se supone que parte de su país de origen una vez estallada la guerra, pasa por algún centro de reclutamiento en Francia, atraviesa por tierra la frontera española, no antes de octubre de 1936; es conducido a la base de las BI en Albacete donde recibe adiestramiento militar, se incorpora a una unidad de las Brigadas Internacionales y va al frente, en ocasión de la defensa de Madrid o más tarde. Este esquema no funciona, en la mayoría de los casos, para los voluntarios latinoamericanos y en particular para los argentinos.
Hubo muchos casos de españoles, residentes en Argentina, que una vez desatado el conflicto regresan a España, los hispanoargentinos. También hubo nacidos en Argentina que vivían en España y se quedaron allí para sumarse al combate o a las tareas de retaguardia (Víctor de Frutos, Luis Alberto Quesada, p. ej).
No fueron pocos los casos en que argentinos que ya se encontraban en España, en general dedicados a tareas vinculadas con la acción política o social e iniciado el conflicto se enrolan como parte de una tarea revolucionaria o como continuidad de la lucha contra el fascismo. Ocurre que el proceso social y político español mereció atención antes de la guerra. No necesariamente por identificación con el gobierno republicano (sí fue así en entidades preexistentes como el Centro Republicano Español) sino asimismo por elevadas expectativas en el proceso revolucionario que muchos consideraban iniciado con la caída de Primo de Rivera y que había tenido un vértice en la revolución de Asturias. Anarquistas, comunistas, una trotskista como Mika Etchebehere estaban allí colaborando con sus correligionarios desde sus convicciones revolucionarias.
Voluntarios no es igual a combatientes, muchos se desempeñan en el frente y otros en la retaguardia, o en el mismo frente pero en tareas de apoyo. Cumplieron las más variadas funciones, enfermeros, médicos, organizadores de diversas actividades, traductores, periodistas. Entre los que combatieron en la primera línea hubo quienes fueron oficiales con puestos de mando, como Víctor de Frutos, el coronel José María Frontera, Mica Etchebehere, o el “comandante Ortiz”.
Un conjunto de mujeres argentinas actuó en el conflicto español. La mayoría en tareas de retaguardia, si bien Mika Etchebehere destacó como combatiente y tuvo mando de tropa. Era frecuente que viajaran acompañando a sus parejas, pero muchas tuvieron un desenvolvimiento propio.
Los voluntarios comunistas-Los voluntarios anarquistas
En muchos casos el viaje a España no era una decisión puramente individual sino que respondía a una política de sus respectivas fuerzas, sobre todo el PC y la FACA. Los comunistas se reparten entre funciones militares y tareas de retaguardia. Los anarquistas envían sobre todo dirigentes para que cumplan tareas intelectuales en retaguardia. Eso tiene que ver con la idea de los libertarios de que a la República no le faltaban hombres, sino armas.
España fue también una escuela de formación de cuadros. Buena parte de la dirigencia del PC argentino y de la juventud comunista pasa por allí, en diversos roles.
Hubo al menos dos personas provenientes de Argentina que jugaron un papel en lo que podría denominarse la “alta dirigencia”, Victorio Codovilla y Diego Abad de Santillán.
El ítalo argentino fue el principal representante en la península de la Internacional Comunista en la primera parte de la guerra. Santillán fue virtual ministro de economía de la Generalitat, catalana. Con posiciones políticas muy divergentes, dos dirigentes argentinos ocupan posiciones de primera magnitud, uno oficial y público, Santillán, y otro desde las sombras, en la supervisión de la Comintern al comunismo español.
Algunos ejemplos de voluntarios: Mujeres y varones
Veamos algunos casos de voluntarios de ambos sexos que desplegaron su tarea militante en el conflicto hispano.
Berta Baumkoler, comunista. Estaba en España desde 1934, cumplió tareas de apoyo al CC del PCE. Iniciada la guerra civil participó en la organización de talleres de costura en el V Regimiento, así como de comedores y cursos de alfabetización para jóvenes Tomó parte también en la Organización de Mujeres Antifascistas. Quedó atrapada en España después de la guerra, sólo pudo salir en 1941. En 2000 publicó unas breves memorias que incluyen su experiencia de la guerra.
Micaela Feldman, más conocida como Mica Etchebehere. Tras un periplo por Europa, en especial en Alemania, llega a España después del triunfo del Frente Popular y antes del golpe militar. Ella y su marido, Hipólito Etchebehere se incorporan a una columna de militantes del POUM. Hipólito, que tiene un puesto de mando, resulta muerto en las primeras operaciones y Mica toma su lugar. Llega al grado de capitana y combate con sus soldados en la defensa de Madrid. Es arrestada cuando se desata la persecución contra el POUM, en 1937. Se salva por la intercesión del dirigente anarquista Cipriano Mera. Ya no se le permitió volver al frente, realizó tareas de cuidado y salió de Madrid días antes de la caída de la ciudad. Escribirá unas memorias muy atractivas, tituladas Mi guerra de España.
Ana Piacenza. Abogada anarquista. Participa en la organización libertaria Mujeres Libres y colabora en Tierra y Libertad. Toma parte en el Manifiesto a todos los anarquistas de la Argentina, producido por los delegados de la FACA en España.
María Luisa Carnelli. Comunista, poeta, autora de letras de tango, novelista y periodista, cumple algunas de esas funciones en Radio Madrid, envía notas a Buenos Aires, escribe poemas que lee por la radio madrileña. Escribe para El Sol de Madrid y también es corresponsal por La Nueva España, de Buenos Aires. Su relación con la causa obrera en España había comenzado con un poemario dedicado a los mineros en lucha. UHP: Mineros de Asturias.
Manuel Villar, anarquista. Nacido en Burgos, España migró a Argentina a los siete años. En Buenos Aires colaboraba en La Protesta y fue expulsado por la Ley de Residencia. Durante la guerra dirige los periódicos CNT y Solidaridad Obrera. Al final del conflicto fue apresado y pasó un total de dieciocho años en la cárcel. En los años sesenta publicó España en el camino de la libertad, en la que reflexiona sobre la guerra civil y la dictadura franquista y también acerca de la resistencia y el exilio.
Ángel Ortelli, comunista. Era dirigente de la Federación Obrera Nacional de la Construcción, a la que accedió a través de la conducción del Sindicato de Albañiles. Incorporado como oficial del ejército republicano, fue comisario de una división. También fue instructor del PCE en el Comité Regional de Aragón. Salió de España en la retirada de Cataluña hacia Francia y estuvo prisionero en el campo de concentración de Saint-Cyprien.
Gregorio Bermann, socialista de origen, cercano al PC al estallar la guerra. Al principio de la contienda, todavía en Buenos Aires, fue secretario general de la Junta de Ayuda Sanitaria a España Republicana. Trasladado al escenario de la guerra, organiza la Misión Médica Argentina que se instala en el Hospital de Chamartín, en Madrid., para atender a pacientes de neurosis de guerra. Se incorporan al Servicio de Sanidad del Ejército de Tierra. Interpretó desde el punto de vista psiquiátrico el proceso español a través de su obra Dialéctica del fascismo y su psicopatología. Más tarde publicó La neurosis de guerra en la que examinó su experiencia como psiquiatra durante la guerra. Regresa en 1938.
Los anónimos
Es importante tener en cuenta no sólo a las figuras, a los que tuvieron mando de tropas, u ocuparon cargos de responsabilidad o escribieron sobre la guerra. Interesa posar la vista sobre las personas anónimas, de distintas ideologías y procedencias, que conformaron la ancha base de voluntarios que ponía el pecho a las balas y las bombas en el frente o trajinaba en apoyo al combate desde la retaguardia. Mencionaremos algunos ejemplos
Juan Foruria Arrizabagala. Había nacido en el país vasco y luego reside en Argentina. Vuelve con el estallido de la guerra. Se incorpora a las milicias vascas, donde es teniente de un batallón. Tomado prisionero luego de la rendición de las tropas vascas es condenado a quince años de prisión. Sólo cumple treinta meses y termina radicado en EE.UU.
Roberto Parer Fernández y Martín Álvarez Ricardo, dos anarquistas que combaten en primera línea y son heridos en combate.
José María García Noya, comunista, figura como “cabo sanitario”, equivalente a un enfermero. Fue herido en el Ebro.
Pedro Maruba Atorrazagasti. Mecánico y chofer. Fue herido en la batalla del Ebro. Afiliado a la UGT.
Lo fundamental, a más de ochenta años de distancia con los hechos, es rescatar y preservar la memoria acerca de los voluntarios argentinos y de todo el inmenso movimiento social y político desatado en nuestro país por el conflicto español. Además de la especificidad del tema, es un modo eficaz de acercarse a la comprensión de la compleja realidad de los años 30 y en particular al destacado papel de las izquierdas en la Argentina de entonces, y su enfrentamiento con las fuerzas reaccionarias. La construcción del conocimiento histórico y el homenaje al espíritu internacionalista, a la vocación antifascista y al impulso de cambiar el mundo, pueden ir de la mano.
Buenos Aires, 26 de febrero de 2021.
Nota: Este artículo refleja la exposición realizada por el autor el 24/03/2021 en la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra.
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