Hacia la construcción de una geopolítica regional de soberanía sanitaria
Es urgente la construcción a una nueva geopolítica regional de soberanía sanitaria, tomar decisiones para reactivar/reestablecer y/o diseñar mecanismos con objetivos regionales comunes y compartidos.
- Opinión
Las radicales transformaciones que llevaron a cabo los organismos financieros internacionales para la instalación de la llamada globalización neoliberal tuvo/tiene efectos nocivos no solo en la financiarización de la economía y la internacionalización del conocimiento, la acumulación del capital llega al extremo de despojar los aspectos residuales del suelo: el agua, el subsuelo y la biodiversidad atentando contra los derechos de la Naturaleza y de ataque a la ciencia al servicio de los pueblos. Las repercusiones han ido mucho más allá, incluyeron a la sociedad, y en ella la destrucción de la solidaridad y los Derechos Humanos. Las prioridades cambiaron, se subordinaron los problemas sociales a la primacía de la competencia a través de la definición de instrumentos de hegemonía neoliberal y mercantilización de la vida en detrimento de la de los derechos de las mayorías que sobrevivían/sobreviven en condiciones de pobreza y desigualdad, fortaleciendo la economización de todas sus dimensiones.
Con diferentes ritmos y grados de profundidad las naciones de la región privatizaron las áreas sociales rentables y los sistemas de pensiones bajo la exigencia de una seguridad individual avaladas de contrarreformas de tipo legal que destruyó los derechos adquiridos. Se instaló el reajuste fiscal que reduce el financiamiento público a los sistemas de seguridad social, se impulsa un sistema de salud bajo los esquemas de costo/beneficio y una presunta neutralidad científico-tecnológica para la maximización de ganancias como nuevo modo de acumulación del capital. Políticas predeterminadas que llevaron a la reordenación de los sistemas sanitarios en el marco de la instalación de una salud global, fundamentada en la racionalidad liberal de mercantilización-privatización, cuyo resultado ha sido el vaciamiento de los sistemas públicos.
Gonzalo Basile plantea que con el nacimiento de la salud global liberal se consolidaron tres procesos centrales: 1) Las reformas de corte neoliberal al Estado y a los sistemas de salud; 2) La mercantilización de la salud y la definición de las funciones esenciales del Estado en la salud pública; y 3) La consolidación como actores hegemónicos del complejo médico industrial farmacéutico financiero y las compañías transnacionales, quienes además de encargarse de estructurar la agenda global especulan con la salud a través del manejo arbitrario de sus patentes.
Las patentes sobre medicamentos contempladas en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Adpic) así como la propiedad intelectual de los productos concernientes al virus confinan al derecho a la salud, hacen inaccesibles los precios de los medicamentos, bloquean su disponibilidad e incluso la posibilidad de producción a nivel local y regional.
El shock sanitario ha evidenciado una vez más y de forma contundente la crisis del sistema capitalista con características cada vez más complejas: un entramado sanitario, económico político y ecológico resultado de una lógica orientada al mercado, el cual ha sido incapaz de para hacer frente a los graves problemas que atraviesa la humanidad a escala mundial.
Esta coyuntura de emergencia sanitaria muestra a los gobiernos de la región la urgente necesidad de robustecer las políticas de protección social, priorizar la salud pública en todos sus niveles, así como llevar a cabo inversiones sostenidas en ciencia e innovación tecnológica en salud y potenciar los esfuerzos colectivos de cooperación y colaboración regional. La producción y circulación de las vacunas tiene que dejar de ser el gran negocio del entramado geopolítico transnacional farmacéutica para constituirse en bienes públicos que coloquen a la vida en el centro de la preocupación de la humanidad y no en Wall Street.
Mientras la geopolítica dominante de salud a nivel global hegemonice sus intereses/ganancias de patentes y propiedad intelectual avalados por la Organización Mundial de la Salud se continuara ahondando en la dependencia sanitaria y su mercantilización, privilegiando a los países centrales -aquellos que tienen capacidad de compra- en un marco desigual de acceso a las vacunas que discrimina y vulnera a los países de bajos ingresos a costa de la vida de miles y millones de seres humanos (10 países concentran el 80% aproximadamente el 80% de las dosis disponibles) patentizando la valorización del capital y la miseria de sus mercados.
Ahora en tiempos de pandemia se deben tomar decisiones para frenar estas lógicas dominantes imperantes donde la salud deje de ser una mercancía y se retome su derecho humano. Esta situación coyuntural amerita acciones de transformaciones estructurales ya no solo desde miradas individuales sino desde la construcción de caminos conjuntos de toma de decisiones considerando el contexto global de flagelo al que nos enfrentamos.
Se hace imperante tanto en el corto como en el largo plazo la instalación de debates en torno a la urgente construcción de una agenda sanitaria regional autosuficiente, soberana y emancipatoria con base en esfuerzos compartidos para la investigación científica y de transferencia tecnológica que priorice en primera instancia la salud; la definición de estrategias que agilicen el acceso a las vacunas y contrarresten su acaparamiento, eliminando la condicionalidad de las patentes y los derechos de propiedad intelectual.
La definición de políticas de intercambio de experiencias donde México y Argentina apoyados de la experiencia de Cuba soberana que pese al bloqueo persiste en proyectos de esta naturaleza, pueden sentar las condiciones para trazar una ruta para la producción de vacunas y posteriormente su circulación y administración equitativa.
El fortalecimiento en la implementación de políticas conjuntas para la formación de especialistas epidemiólogos y también especialistas en políticas públicas en salud como en su momento planteo el Consejo Suramericano de Salud de la UNASUR que implica retomar esta y otras propuestas emanadas en el marco de la integración autónoma de América Latina y el Caribe.
En suma es urgente la construcción a una nueva geopolítica regional de soberanía sanitaria, tomar decisiones para reactivar/reestablecer y/o diseñar mecanismos con objetivos regionales comunes y compartidos (hasta hoy ausentes) que brinde respuestas complejas a problemas complejos como la crisis epidemiológica que está presente. Metas emancipadoras que exige decisiones sociales regionales de reflexiones compartidas y solidarias, de cooperación en todos los ámbitos sobre todo en desarrollo científico y de construcción de puentes comunicativos de apropiación social del conocimiento científico, de respeto mutuo más allá de nuestras diferencias.
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