Sobre los "errores" de Pedro Castillo y los retos que le esperan
Según sus detractores, Castillo habría cometido tres errores fundamentales: no traicionar sus compromisos, hacer política para vencer a sus adversarios, y querer dialogar con los agentes del poder financiero real.
- Opinión
Ernest Labrousse, el gran historiador de la revolución francesa, solía decir « … cuando hay una revolución, hay gente que no está contenta… ». En 1821 las élites de Lima hicieron todo lo posible para evitar que el libertador José de San Martín proclamara la independencia, y dos siglos después, los fujimoristas y la extrema derecha han hecho lo mismo -con las herramientas del siglo XXI- para intentar a toda costa que Pedro Castillo, un maestro rural de izquierdas que ganó las elecciones el 6 de junio, no fuera proclamado presidente. Entre las duras formas de expresar el descontento con el nombramiento del presidente peruano Pedro Castillo es casi una anécdota la descalificación de su mujer Lilia Paredes por usar el término “festejación” que diversos filólogos han considerado correcta por su morfología. Este ‘debate’ ha servido para que el profesor Pablo F. Luna reflexionara sobre los supuestos errores del Presidente electo y la «tarea colosal» que le espera.
Los verdaderos problemas sólo están empezando. Si Pedro Castillo no es el presidente de la vacuna y la reforma de la salud, no durará mucho tiempo. Hay razones de festejación para este 28 de julio de 2021, que se celebrará, con tres años de anticipación, en la Pampa de la Quinua (Huamanga, Ayacucho), allí donde la monarquía españolista y borbónica perdió la guerra hace dos siglos. El texto, escrito en un post para amigos, se ha completado con unas notas que ofrecen alguna precisión y nos acercan a las expresiones peruanas.
Conversación sobre la historia
Efectivamente. Festejación, del verbo festejar, del italiano festeggiare, del latín festa, peruanismo del bicentenario de 2021, nacido en Puña (Cajamarca).
Los mismos que celebran con beatitud y admiración al mínimo señor esloveno o austriaco cuando incurre en lamentables neologismos (y anacronismos), que son asimismo los que dicen sin inmutarse que «habían varios… » (y lo escriben), que beben «pijco»1 o que fueron «inactos» para el servicio militar, son los mismos que han criticado a la flamante primera dama (una «chola serrana que ni hablar sabe… ») por haber cometido semejante pecado2 (!), recurriendo incluso al Vaticano de la lengua castellana, es decir a los somnolientos paquidermos de la Real Academia española, para su verificación… Y seguramente que son los mismos (o muy cercanos) que aquellos que ya empezaron a descubrir los «primeros errores» del profe chotano3, antes de haber asumido ninguna responsabilidad oficial. Pero no por ser previsibles las cosas son menos reveladoras.
Ernest Labrousse, el gran historiador de la revolución francesa, solía decir «… cuando hay una revolución, hay gente que no está contenta… ». En nuestro caso, apenas se ha producido una mutación por vía electoral y si hay seguramente algunos a los que les parece que han llegado el comunismo y la revolución, el hecho de que los pueblos del Perú, alejados de las celebraciones oficiales (las del «Estado realmente existente»), hayan decidido «hacer una festejación» diferente, propia, del bicentenario de la independencia, les provoca un profundo descontento y malestar. A cada quien la desazón y la inquietud que le corresponden.
¿Los «errores» del profe?
El peor de todos: el decir que pretende aplicar el programa por el que han votado sus electores, por el que lo han elegido (lo que les parece un desvergonzado atrevimiento), sin dejarse «hojarutear»4 por los especialistas de la especialidad, los profesionales de la profesión, o los prudentes de la prudencia.
Otro error garrafal: el haber decidido consultar en Breña5 con perro, pericote, gato, hiena, lombriz y guanaco, tratando de escucharlos (cada uno en su propia jerigonza) y, quién sabe, intentando neutralizar a los más rabiosos y peligrosos, para evitar que la presidencia y la mayoría del congreso sean ganadas por algún ultraderechista exuniformado, aunque con la Cruz de Borgoña como estandarte.
Y otro error monumental: el haber producido la subida del dólar (como un vulgar especulador o alguna autoridad financiera de las actuales), a pesar de haberle hecho «ojitos» al presidente del Banco Central de Reserva, el mismo que le dijo primero que te proclamen, como la «virgen» novia le anuncia a su prometido, primero saca tu título…
Tres errores fundamentales entonces: no traicionar sus compromisos de campaña; hacer política para neutralizar y vencer a sus adversarios; querer dialogar con los agentes del poder financiero real. Obviamente: estamos delante de un peligroso extraño personaje; un serrano6 pérfido y naturalmente traidor…( !)
Digámoslo con toda claridad: la tarea es colosal y los verdaderos problemas sólo están empezando. El profe sabe seguramente que sus más sólidos apoyos no están ni en el Estado, ni en sus actuales instituciones, ni en los clanes políticos que poco representan, ni en los ramilletes de colaboradores que deambulan por los pasillos, ofreciendo sus encantos.
En realidad, la más potente palanca para que los pueblos sigan apoyándolo, no sólo por la polivalente identificación que naturalmente suscita, está en la satisfacción de sus necesidades mil veces pospuesta. La primera de ellas es hoy por hoy la vida, frente al mortal virus que, si siguiéramos como hasta ahora, se podría haber cobrado 280.000 vidas en total, hacia fines de octubre — si tomamos en cuenta las hipótesis mejor trabajadas7.
Por ello el plan bicentenario, elaborado entre las dos vueltas, que ponía como eje central la campaña de vacunación y las urgentes mejoras en el sistema sanitario, está a la orden del día. ¿Se pondrán en acción los medios financieros y humanos para tal objetivo? ¿Será posible hacerlo con las ruinas institucionales actuales, dominadas por las corruptelas tradicionales? ¿No habrá que apoyarse esencial y totalmente en las organizaciones populares a lo largo del territorio para conseguir vencer al virus?
Vacunas, tamales y chanfainita
Está claro que, si el profe no es el presidente de la vacuna y la reforma de la salud, no durará mucho tiempo. Pero no sólo de vacuna vive el hombre (y la mujer). También vive de tamales y chanfainita8. Y vive mucho además de ver concretamente que lo que se decide se toma en cuenta y se hace. Y lo que han decidido y afirmado con precisión los pueblos del Perú, especialmente los más jóvenes, es querer cambiar la vida, y sobre todo dejar de ser el ejemplo de aquello que no se acepta o no se permite que se haga, en otros lugares del mundo (¡porque de ello están hoy en día muy al tanto!).
Pero ojo !… La aspiración al cambio no es sólo «política» en el sentido institucional del término (para no hablar ya de curules o ministerios). Se trata en realidad de una profunda aspiración de transformación social, de completa inversión del lugar en donde se toman las decisiones, de donde parte la iniciativa, y del respeto de la voluntad mayoritariamente expresada.
Y esa aspiración de cambio radical apunta con nitidez, desde hace varios años, contra dos blancos: en primer lugar, el modelo de república unitaria, excluyente e invisibilizadora de los pueblos del Perú, que impusieron sus criollos fundadores, como herederos del centralismo borbónico; en segundo lugar, el modelo económico y político neoliberal, que se impuso como ley constitucional al amparo de un golpe de estado, que fue demás un golpe de mercado.
El profe no sólo sabe que existe dicha aspiración de cambio: sabe además que él es, carnal e intrínsecamente, producto de ella. De negarse a representarla y a ponerla en ejecución, se negaría a sí mismo y no duraría mucho tiempo.
Sí… Hay razones de festejación para este 28 de julio de 2021, que se celebrará, con tres años de anticipación, en la Pampa de la Quinua (Huamanga, Ayacucho), allí donde la monarquía españolista y borbónica perdió la guerra hace dos siglos. Sí… Hay razones de festejación porque la inteligencia de los pueblos del Perú ha encendido una chispa de esperanza, que se encarna en un profe rural chotano y en su imagen entrando por la puerta principal de la denominada Casa de Pizarro.
Nos tomaremos un «pijco», procedente de alguna de las cepas (españolas o italianas) que hace casi seis siglos empezaron a plantarse entre Lima, Ica, Arequipa o Moquegua. Para luego seguir con un clarito de Chulucanas9…
Fuente:
1 Es decir «pisco», alcohol de uva, típica bebida del país.
2 Declaraciones de Lilia Paredes, maestra rural cajamarquina y esposa del «profe» Pedro Castillo, presidente electo de Perú, luego de conocer la proclamación de los resultados oficiales, el 19 de julio pasado.
3 De Chota, Cajamarca, de donde Pedro Castillo es oriundo y donde ejerce como profesor de escuela rural.
4 De «hoja de ruta», es decir la considerable limitación del programa inicial de gobierno que, en 2011, un conglomerado de fuerzas, con Mario Vargas Llosa a la cabeza, hicieron firmar al entonces candidato Ollanta Humala, para otorgarle su apoyo.
5 Barrio popular limeño, en donde Pedro Castillo ha establecido su centro de operaciones y de consultas con líderes políticos.
6 Un apelativo geográfico que se transformó en el espacio peruano, en el vocabulario de la dominación colonial y criolla, en sinónimo de indio despreciable.
7 La epidemia del coronavirus ha producido consecuencias terribles, en particular en las zonas rurales, las más abandonadas de los territorios peruanos. Actualmente el número de víctimas mortales llega a aproximadamente 210 000, sobre una población total de 33-34 millones de habitantes.
8 Platos típicos de la cocina popular peruana.
9 Una variedad más suave de la chicha de jora o cerveza de maíz, bebida típica del norte peruano.