Dos derrotas seguidas de EE.UU.

Washington no gana un conflicto bélico desde la Segunda Guerra Mundial, en su última victoria frente a Japón, hace exactamente 76 años.

17/08/2021
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Parece increíble, pero en menos de una semana EE.UU. ha sufrido dos sendas derrotas seguidas, en su política contra pueblos que no se pliegan a sus caprichos.

 

El viernes pasado fue instalada en México, con la mediación del Gobierno de Noruega, una nueva mesa de diálogo, con la oposición extremista apoyada por Estados Unidos, que se hacen llamar Plataforma Unitaria, un nombre que se aleja de la realidad. Y es que en Venezuela hay varias oposiciones que están divididas y responden a diferentes corrientes.

 

Pero. ¿cuál es la oposición que está en México? Es la oposición apoyada por Washington y sus países aliados. Son dos corrientes, la guaidosista que responde al grupo del autoproclamado “presidente” Juan Guaidó, que es la figura fallida que en el 2019 Estados Unidos quiso imponer para conformar un supuesto gobierno interino que nunca existió. Su jefe es el prófugo de la justicia venezolana, Leopoldo López, protegido por España.

 

Y el caprilismo, que obedece a Henrique Capriles Radonski del partido Primero Justicia, que, junto al otro sector, han promovido las sanciones económicas ilegales en contra del país.

 

Las expresiones del presidente Nicolás Maduro revelan la derrota de estos sectores: “fuiste derrotado y derrotado te sentamos en México para hablar de democracia y de paz. El pueblo de Venezuela te logró sentar en México, estas derrotado Guaidó, estas acabado, punto, se acabó, fin de la cita”, puntualizó el mandatario venezolano.

 

Al mismo tiempo señaló que “esa oposición no representa ni el 15% del padrón electoral del país, pero eso nos importa, no tomamos en cuenta eso, creemos que la paz está por encima de todo”.

 

Así mismo, el Presidente Maduro calificó la mesa de diálogo como una gran victoria: “ha valido la pena la lucha, lo que hemos logrado en estos años para plantarnos frente al imperialismo gloriosos ha valido la pena, y nos hemos sentado en México ¿Y lo logramos gracias a quién? Al pueblo valiente que ha resistido, que ha aguantado”.

 

En general, el anuncio del inicio de diálogo en México entre el gobierno de Venezuela y la derecha criolla significa, en primer término, el reconocimiento de parte de ésta del fracaso de los añosos esfuerzos por derrocar a Hugo Chávez primero y a Nicolás Maduro después.

 

A su vez, la agenda contempla, entre otros puntos, el levantamiento o aflojamiento del bloqueo por cuenta de Estados Unidos contra Venezuela. Si se resuelven estos dos únicos asuntos -excarcelación de presos y aflojamiento del bloqueo- se daría paso a la celebración de elecciones. Como puede verse, la propia agenda del diálogo constituye una victoria del chavismo frente a un retroceso de la derecha a sus posiciones de hace veinte años.

 

La segunda derrota la visualizamos recordando que, en 2001, la coalición dirigida por Estados Unidos derrocó a los gobernantes talibanes de Afganistán, tras los atentados terroristas en Nueva York, Washington y Pensilvania del 11 de septiembre, que llevaron a la Casa Blanca a apuntar hacia el país centroasiático.

 

Siguieron 20 años de ocupación y operaciones militares, tras lo cual Estados Unidos y sus aliados supervisaron elecciones y reforzaron las tropas de seguridad afganas. Pero los talibanes siguieron sus ataques y ahora mientras las fuerzas estadounidenses se retiran recuperan la mayor parte del país.

 

Pero en realidad desde los acuerdos de 2020 en Doha entre la administración de Donald Trump y el talibán, expertos del tema como el analista de África, Medio Oriente y Asia Central Guadi Calvo atribuyeron el pacto a una forma de salvoconducto para que Estados Unidos pudiera retirarse sin tener que repetir la humillante escena de la caída de Saigón en la guerra contra Vietnam en 1975.

 

Las dos décadas de hostilidades en Afganistán significaron 2.26 billones de dólares de gastos militares para los contribuyentes de Estados Unidos (110 mil millones de dólares de promedio al año). Así como también tres mil soldados estadounidenses muertos y otros 30 mil heridos, y la muerte de 150 mil civiles afganos y millones de personas desplazadas y refugiadas.

 

Hasta el momento los talibanes controlan del 60 al 85 por ciento de Afganistán según fuentes diversas, incluidos territorios considerables de la frontera del país con Irán, China, Pakistán, Tayikistán y Turkmenistán.

 

Este domingo el cineasta estadounidense Michael Moore afirmó que Estados Unidos pierde en Afganistán otra guerra, como ocurrió en Vietnam, pese a tener un ejército poderoso e invertir millones de dólares en él.

 

En sus redes sociales el documentalista lamentó la pérdida en suelo afgano de más de 2.300 soldados norteamericanos por invadir un país donde nunca estuvo el cabecilla de la red terrorista Al Qaeda Osama Bin Laden, supuesto responsable de los ataques del 11 de septiembre del 2001, motivo que desencadenó la contienda.

 

Moore calificó como una vergüenza gastar dos billones de dólares para enviar jóvenes a morir a una nación donde no estaban los "terroristas", pues 15 de los 19 atacantes eran de Arabia Saudita, no de Afganistán ni de otros países ocupados después, como Irak.

 

Según el documentalista su país fue derrotado por un ejército sin aviones bombarderos, sin destructores, sin misiles, sin helicópteros y sin napalm. También transmitió sus condolencias a las familias que perdieron a sus seres queridos en ese conflicto "repugnantemente triste". Por último, resaltó cómo Washington no gana un conflicto bélico desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), pues la última victoria fue justamente hace 76 años en Japón.

 

Analistas coinciden con Moore en considerar la ofensiva del grupo armado como una derrota militar para los estadounidenses, que dejan la nación centroasiática en peores condiciones de las que tenía en octubre de 2001, cuando las tropas norteñas invadieron el país.

 

En síntesis, estamos en presencia de otra derrota política y militar de EE.UU. y la OTAN en Afganistán, seguida de una bochornosa retirada. Se trata del último acto de una salvaje invasión que ha dejado como saldo cientos de miles de muertos y varios millones de desplazados.

 

Funcionarios de la embajada de EE.UU. en Kabul temen un final similar al de Saigón en 1975, cuando a las 3 de la madrugada del 30 de abril el embajador Graham Martin escapó en helicóptero para salvar su vida.

 

En pocos días EE.UU. ha sufrido dos derrotas colosales. ¿Será el inicio de una serie de fracasos? ¿Será la crónica anunciada de la caída del monstruo de papel? ¿Será un reacomodo del imperio? ¿Buscara otros escenarios su política guerrerista?

 

https://www.alainet.org/es/articulo/213472
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