Elecciones legislativas en Colombia

La victoria electoral de la izquierda en Colombia se empaña entre denuncias de fraude y golpismo

Desmontada esta estrategia de Uribe para impugnar la validez de las elecciones legislativas, cabe esperar nuevos embates de la derecha para impedir el cambio que se avecina en las elecciones presidenciales.

30/03/2022
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
francia-e-gustavo-abre.jpg
Gustavo Petro e Francia Márquez representam o Pacto Histórico na eleição presidencial colombiana
-A +A

Las elecciones legislativas del 13 de marzo de 2022 supusieron un vuelco sin precedentes en la historia política de Colombia: por primera vez una coalición de partidos y movimientos de izquierda representó la opción electoral mayoritaria. El triunfo del Pacto Histórico (PH) fue abrumador en casi todo el país, tanto en el escrutinio para el Senado y la Cámara de Representantes como en las elecciones primarias que, paralelamente, se realizaron para elegir al candidato presidencial de las tres grandes coaliciones que se disputarán la Presidencia el 29 de mayo próximo.

 

En la consultas primarias de las diferentes coaliciones para las elecciones presidenciales, el líder de Colombia Humana y del PH, Gustavo Petro, fue a gran distancia el candidato más votado (4.495.831 votos), seguido con menos de la mitad de sufragios por Federico (Fico) Gutiérrez, el candidato de la coalición derechista Equipo por Colombia (2.161.686 votos), mientras que en tercer lugar se posicionó la también candidata presidencial por el PH Francia Márquez Mina (785.215 votos), quedando así como postulante a la vicepresidencia en la fórmula de la coalición de izquierda. Con este resultado, la lideresa afrocolombiana -que anunció su participación hace apenas tres meses- superó al candidato más votado de la coalición Centro Esperanza, Sergio Fajardo (723.475 votos), y a los demás aspirantes de formaciones tradicionales aupados por sus respectivas maquinarias partidarias.

 

La suma de votos para cada una de estas alianzas en la carrera hacia la presidencia, incluyendo los votos obtenidos por otros candidatos de la misma formación, también muestra un resultado muy favorable al Pacto Histórico, que obtuvo un total de 5.818.375 sufragios entre sus cinco candidatos presidenciales, seguido de Equipo por Colombia, con 4.145.691 votos, y la coalición Centro Esperanza, con 2.287.603 votos.

 

Si bien el resultado supuso una gran victoria del Pacto Histórico sobre sus rivales de centro y derecha, las elecciones quedaron empañadas por denuncias de fraude y manipulación en el conteo previo de los votos. La lista más votada al Senado, la del Pacto Histórico, aparecía sin ningún voto en más de 29.000 mesas, el 25 % del total nacional. Las críticas se dirigieron hacia la Registraduría, la institución encargada de presentar los datos del recuento de votos, y en particular hacia el registrador Alexánder Vega, considerado poco idóneo para el cargo -por sus escasos méritos intelectuales y porque su padre fue condenado por compra de votos- pero cercano al partido CD del presidente Iván Duque.

 

Anomalías en el recuento y maniobras de fraude

 

La maniobra institucional del gobierno para reducir el caudal de votos del Pacto Histórico (PH) y de otras fuerzas opositoras tuvo cierta complejidad y fue al principio desconcertante. En primer lugar, en los formularios E14 -muy mal diseñados- donde se recogían los votos para los candidatos de los distintos partidos, no aparecía directamente el PH, de tal forma que los votos recibidos por esta agrupación mayoritaria debían apuntarse a mano al final de la lista. Esto facilitó que en muchos casos se transmitiesen las actas a la Registraduría sin esta última anotación manual, con lo cual el PH aparecía sin votos registrados aunque tuviera cientos. La Registraduría había sido alertada “de que dejar al Pacto Histórico como una especie de pie de página se iba a prestar para malos entendidos”.

 

Otras anomalías denunciadas por los ciudadanos fueron la caída de la página de la Registraduría en momentos cruciales de la votación, impidiendo a muchos electores conocer su mesa electoral, así como las interminables filas de votantes colombianos en el exterior, reportadas desde los consultados de Colombia en Londres, Madrid, Barcelona, Santiago de Chile, Buenos Aires... Además, el sistema informático empleado para el recuento apenas fue terminado días antes de los comicios y no hubo tiempo para hacerle las pruebas de rigor.

 

Después de las primeras denuncias de los líderes de los partidos afectados por esta manipulación de las actas, la Registraduría notificó que había 390.000 votos más del PH al Congreso que los que aparecían en el recuento previo. La representación parlamentaria del PH aumentó en tres senadores, pasando de 16 a 19 curules. El registrador atribuyó esta diferencia a “errores”, sin dar más precisiones ni responsabilizarse personalmente, y todo esto puso en entredicho la profesionalidad de su trabajo, lo cual fue aprovechado por Álvaro Uribe, el gran derrotado en los comicios, para desconocer el resultado y exigir un nuevo recuento de votos sin ningún fundamento legal. Uribe rechazó el resultado por las “inconsistencias” según él detectadas en las elecciones: “No se puede aceptar este resultado”, afirmó.

 

El senador Iván Cepeda (PH) respondió así a esa maniobra: “Ante su estruendosa derrota electoral y política, Uribe y Pastrana promueven un quiebre institucional para desconocer el resultado de las urnas. Que no quepa duda, las fuerzas alternativas nos uniremos para defender la democracia y cerrarle el camino a los golpistas perdedores.”

 

Mientras tanto, en las redes sociales los agitadores uribistas convocaron a sus seguidores a “salir masivamente a las calles” para “exigir un proceso transparente”, incitando al presidente Duque a declarar la nulidad de los comicios. Así por ejemplo se expresaba en Twitter la acérrima uribista Valentina Martínez, admitiendo que “el Pacto Histórico nos metió gol”, pero atribuyéndole a un fraude del registrador afín al uribismo. Ceremonia de confusiones para alterar los ánimos, hacer más digerible la derrota y a ser posible fomentar un golpe de estado institucional que impida un gobierno de la izquierda.

 

El Centro Democrático de Uribe, esa organización política que aún gobierna pero que está cada vez más desconectada de la realidad del país -aunque no se resigna a perder el poder-, no consiguió empañar una victoria histórica no solo de la izquierda colombiana, sino también del pueblo empoderado a través de todo lo que representa la candidata del PH a la vicepresidencia de Colombia, Francia Márquez: el antirracismo, el feminismo, la marginalidad crónica del mundo rural, las juventudes alzadas contra los corruptos, el ambientalismo, la lucha por la paz, la defensa de la víctimas del conflicto.

 

Nuevos ejes y protagonistas del debate político

 

Con el triunfo del Pacto Histórico y el liderazgo compartido entre Gustavo Petro y Francia Márquez se han desplazado los ejes y protagonistas del debate político, quedando fuera del nuevo escenario no solo el uribismo, sino también otras viejas oligarquías partidarias a cuyas bases se espera sumar al proyecto de cambio progresista. La designación de Francia Márquez como vicepresidenta actúa como un dique de contención para que las políticas del PH no se diluyan ni desdibujen en las mesas de negociación para sumar mayorías.

 

Las diferencias ideológicas que separan a Francia de las viejas maquinarias de los partidos tradicionales son aparentemente irreductibles. Su nombramiento como vicepresidenta supuso el fin de las conversaciones entre Gustavo Petro, por parte del Pacto Histórico, y el líder del Partido Liberal, el ex presidente César Gaviria, quien afirmó que la relación entre los dos movimientos políticos se había vuelto “inviable” tras su designación para ese cargo. Entre quienes priman la realpolitik, esto supondría un obstáculo para alcanzar las mayorías suficientes para ganar las elecciones presidenciales y poder gobernar, pero ante sus votantes esa actitud la honra por su coherencia ideológica. En declaraciones a la revista Semana, la recién nombrada candidata a vicepresidenta por el PH explicó con claridad su posición: “No tengo nada contra el Partido Liberal. Yo lo que he dicho es frente a César Gaviria, que es más de lo mismo y lo reitero. Siento que él no aporta nada a la transformación de este país. […] “Si el Partido Liberal, como partido, decide estar en esta apuesta, es una necesidad y debería articular a este proyecto, pero César Gaviria, como gamonal político que hemos tenido, no es un cambio en la política para este país”.

 

Sus palabras fueron matizadas más tarde por Gustavo Petro: “No quiero descalificar a personas cuando sé que Colombia necesita el camino de las rectificaciones. Reconocemos en César Gaviria la persona en la que el Partido Liberal ha designado su vocería. Esperamos que el liberalismo se apreste al camino de las reformas que necesita Colombia”, dijo buscando alguna forma de conciliación.

 

Gaviria respondió: “Mientras yo sea presidente del Partido Liberal doy por terminadas unas conversaciones que planeaba tener con ese sector político”. Pero pocas horas después de su intervención, varios legisladores liberales no conformes con esta decisión adoptada de manera inconsulta, tomaron distancia del presidente del partido y aceptaron mantener un desayuno de trabajo con Petro el 30 de marzo para retomar las negociaciones. A esta reunión asistirán tanto quienes simpatizan abiertamente con Petro como quienes no aceptarían la consigna del partido de votar por el derechista Federico Gutiérrez, que ante el fracaso del candidato del Centro Democrático, también se ha convertido en la apuesta preferente del uribismo.

 

La radicalidad verbal del liderazgo de Francia Márquez, cuestionada por los medios de la derecha, despierta la adhesión incondicional entre sus votantes, entre quienes han contado de manera especial los jóvenes urbanos de ciudades como Bogotá, que valoran la coherencia que mantiene entre lo que dice, lo que hace y lo que piensa. Francia ya tiene suficiente peso -real y simbólico- en la coalición progresista como para reequilibrar los desaciertos de un proyecto político que fue cuestionado desde un sector al que Petro llamó feminismo urbano, por un exceso de “masculinidad” en su interpretación de los derechos reproductivos de la mujer y en el ejercicio de la conducción política. Francia Márquez es, precisamente, la persona que puede 'parar los pies' a la dirigencia masculina en el PH; pero no la única: esta alianza ya cuenta con la mayor representación de mujeres de la historia de Colombia en ambas cámaras: 9 en el Senado y otras 9 en la Cámara de Representantes; ningún otro partido incluyó en sus listas la paridad de candidatas como lo hizo el PH.

 

Malabares del gobierno para desconocer los resultados

 

Una semana después de las elecciones, el lunes 21 de marzo, la Registraduría Nacional indicó que iba a solicitar al Consejo Nacional Electoral (CNE) el recuento de votos para el Senado en todas las mesas del país. El registrador nacional del Estado Civil, Alexander Vega, lo comunicó el 21 de marzo a través de la página web de la institución: “Para tranquilidad del país, como registrador nacional solicitaré al Consejo Nacional Electoral que autorice el recuento de votos para Senado de la República de todas las mesas en el territorio nacional. Si hubo diferencias en el preconteo por causas externas hay que buscar la verdad electoral”. En ese momento la página web ya no mostraba los resultados electorales para el Senado, mientras que sí podían verse los resultados para la Cámara de Representantes, que ya estaban declarados en 11 departamentos, Alexánder Vega seguía así las recomendaciones de Álvaro Uribe sin siquiera considerar su probable ilegalidad, y era apoyado explícitamente por el presidente Iván Duque.

 

En respuesta al notorio desconocimiento del resultado electoral, Gustavo Petro lanzó este mensaje en Twitter: “Lo que hace el Registrador hoy ahora sí se llama fraude. La cadena de custodia de los votos terminó el sábado. A esta hora pueden estar llenando las bolsas de votos. Desobedecen la decisión de 5.000 jueces. Estamos ante un verdadero golpe de estado impulsado por Uribe.”

 

Al día siguiente, el 22 de marzo, Asonal Judicial (Asociación Nacional de Empleados de la Rama Judicial) denunció que el gobierno de Duque desconocía los fallos judiciales, deslegitimando así el poder judicial colombiano. José Fredy Restrepo, presidente de la Junta Directiva Nacional de Asonal Judicial, declaró que el fraude en el conteo previo era aún más grave de lo inicialmente observado: “después de que los jueces hicieran la labor de aplicar el debido proceso electoral, algunos jueces encontraron que en las mesas donde habían contado cientos de votos para el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza habían 0, cuando ellos habían dictado cifras de 200 o más votos (…)”.

 

En el comunicado de Asonal se asegura que el partido de gobierno, “ante la derrota sufrida por esa colectividad en los comicios electorales realizados el pasado 13 de marzo, sale abiertamente a desconocer el resultado de las elecciones, porque no coincidieron con la información entregada por la Registraduría el día de los mismos. En el verdadero escrutinio, el realizado con posterioridad por los jueces y notarios, se revisó durante toda la semana la labor de conteo final y se procedió a la corrección de los errores y fallas detectadas, e inclusive, se ordenó la investigación ante los entes de control de aquellas conductas penales en las que podían estar inmersos los jurados de votación.”

 

En otro párrafo los representantes de los jueces advierten: “Pensar siquiera en invalidar o desconocer un proceso electoral, que ha sido verificado por el poder judicial con responsabilidad y pulcritud, cuando simplemente no beneficia los intereses del partido de gobierno, desconoce los principios y postulados constitucionales [...] Ello solo es posible incurriendo en prevaricato por acción, abuso de función pública y otras conductas ilícitas que estamos revisando”, dice el comunicado de Asonal Judicial.

 

Los funcionarios de la Justicia recordaron también la desprotección en la que se encuentran todos los jueces colombianos bajo el gobierno de Iván Duque, citando como ejemplo más representativo las declaraciones del presidente cuando la Corte Constitucional despenalizó el aborto en Colombia, reprobando que desconociera el ordenamiento jurídico cuando dijo que “cinco personas no podían decidir por todo un país”. Esta manifestación del primer mandatario habría constituido una “sublevación a la institucionalidad del país y una invitación a que se atente, no solo contra la justicia, sino, además, contra sus integrantes”. Aludieron así a las amenazas de muerte recibidas por los magistrados de la Corte Constitucional por parte del grupo paramilitar Águilas Negras el pasado 4 de marzo, exigiéndoles que derogasen la sentencia. Esta presunta organización paramilitar, muy activa en época preelectoral, se considera una pantalla detrás de la que se esconden los más turbios intereses políticos.

 

Finalmente, tres días después de haber abierto la caja de los truenos, el registrador se retractó de su propuesta. Temiendo ser imputado por prevaricato, Vega desistió de solicitar el recuento de los votos luego de escuchar a los partidos políticos, la mayoría en contra de una figura inédita en el país. Solo tres partidos estuvieron a favor de un nuevo escrutinio: el uribista Centro Democrático, Verde Oxígeno (Ingrid Betancourt) y el Movimiento Salvación Nacional. Otros 16 partidos, incluyendo los siete que integran el Pacto Histórico, se opusieron tajantemente a esa posibilidad.

 

El registrador justificó así su repliegue: “Para tranquilidad de las fuerzas políticas no voy a presentar la solicitud de recuento de votos [...] Defiendo el escrutinio... Fraude nunca ha existido”.  Poco después César Abreo, magistrado del CNE, celebró esta decisión y aseguró que en Colombia nunca se ha hecho un recuento de votos, aunque las fuerzas políticas que lo desearan podían solicitarlo.

 

Desmontada esta estrategia de Uribe para impugnar la validez de las elecciones legislativas, cabe esperar nuevos embates de la derecha para impedir el cambio que se avecina en las elecciones presidenciales. Los verdaderos demócratas -dentro y fuera de Colombia- deberían estar atentos a los próximos zarpazos que intentará dar una derecha desesperada por no pagar el costo político y las consecuencias judiciales de su derrota.

 

 @eduardogior

 

https://www.alainet.org/es/articulo/215225?language=es
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS