Evo y los intentos imperiales de Estados Unidos, la saga infinita
03/07/2013
- Opinión
La noticia cobró relevancia en la noche del martes, cuando los principales medios de prensa informaron que las autoridades de Francia, Portugal e Italia habìan negado el permiso para que en aeropuertos de sus respectivos territorios repostara el aviòn que conducìa de regreso a su país procedente de Rusia al presidente de Bolivia, Evo Morales.
La medida ponía en riesgo la vida del primer mandatario boliviano y de sus acompañantes, pues la aeronave cumplía una ruta de vuelo que virtualmente habìa agotado sus provisiones de combustible.
El pretexto que justificaba la decisión de los gobiernos europeos era tan pueril como infundada: la presunta presencia en la nave del exanalista de la CIA Edward Snowden, solicitado por el gobierno de Estados Unidos, tras haber denunciado el espionaje electrónico de Washington en todo el mundo.
En junio de 2013, Snowden entregó a las redacciones de los periódicos The Guardian y The Washington Post documentos clasificados como secretos sobre varios programas de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, entre ellos el de vigilancia electrónica conocido como PRISM
El intento de atentado al presidente Morales, como lo han calificado varios políticos y cadenas de noticias, ha venido a confirmar lo que todos saben y los gobiernos europeos callan: el papel de condotiero que hoy desempeñan en favor de Estados Unidos las naciones del Viejo continente aliadas a la Casa Blanca e integrantes de la belicista OTAN.
Al denunciar lo sucedido el vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera dijo que el hecho demuestra que las colonias no están hoy en África o América Latina, sino, lamentablemente, en algunos países de Europa, que se comportan como peones de Estados Unidos.
El intento de magnicidio contra el presidente de Bolivia demuestra que la Casa Blanca no ha cambiado su esencia imperialista. Los hechos recientes confirman el papel de gendarme universal que se ha autoasignado el gobierno norteamericano desde hace más de medio siglo y que a todas luces se propone preservar.
Lo peor es que todo indica que el mundo avanza hacia una sociedad global en la que prevalecería la “justicia” del poder político y militar y las personas e instituciones estarían sometidas a una permanente observación de su comportamiento.
Es un futuro en el que la tecnología se volverá la Gran Inquisidora social al servicio del poder imperial y la sociedad un esperpento del mundo alucinante que dibujó George Orwell en sus paradigmáticas novelas 1984 y Rebelión en la Granja.
https://www.alainet.org/es/articulo/77342?language=es