Las caras del neoterrorismo
30/07/2013
- Opinión
Ya sea en folletos, en comunicados o en declaraciones de prensa, el terrorismo sigue presente en nuestra sociedad. Se ha actualizado, ha sumado métodos y estructuras que le ofrece el mundo actual.
Una de sus caras es la amenaza, difamación e irrespeto absoluto a personas que tienen pensamientos y posturas antagónicas ante los poderes dominantes. Utilizan y falsean información. Instalan confusiones o falsedades en el pensamiento colectivo.
El neoterrorismo, en nuestro país y con los nuevos métodos, puede entenderse como el uso del terror para impactar en el pensamiento de los otros, para crear miedo y aniquilar las acciones legales y justas a favor de los derechos de todos. Es el uso del terror para denigrar a posibles actores o sectores antagónicos, arrastrando a la sociedad a un pensamiento falseado que causa animadversión y ruptura de posibles proyectos e iniciativas ciudadanas y políticas de transformación estructural.
Aunque la violencia directa no deja de aparecer, más focalizada y puntual en la actualidad, a esta se han sumado, con alto protagonismo, las distintas acciones de acoso psicológico y mediático. Nuestra hermana Irma Alicia Velásquez es un ejemplo reciente de todo ello. Pero no es la primera porque antes ya nos ha tocado a otras personas sentir y sufrir lo mismo. Y seguirán haciéndolo con todos aquellos que justa y atrevidamente vean el mundo de una manera completamente distinta a esos sectores.
Este neoterrorismo es nuevo por sus prácticas y métodos mediáticos, institucionales o psicológicos. Pero es viejo por su ideología ultraconservadora, por su filosofía del “enemigo”, por sus métodos de aniquilamiento y por sus alianzas entre poderes. Se envalentona por el apoyo de quienes elogian sus morbosas expresiones. Vive del miedo de sus opositores, pero también del espectáculo en el cual se sienten actores y actores de primera línea.
Otro rostro del neoterrorismo es la amnesia. Es decir, se esfuerzan de manera muy decidida para ocultar el pasado, para hacernos creer que nada ocurrió, que las víctimas fueron inventadas, que las lágrimas son teatrales. Y, sobre todo, con la amnesia buscan siempre modificar las responsabilidades y hacer creer a la sociedad que los “culpables fueron otros”, encubriendo así el terrorismo de Estado. Mejor para los neoterroristas si en la confusión logran hacer que la gente crea que las víctimas fueron los victimarios y estos las víctimas.
Al neoterrorismo hay que combatirlo con la educación crítica e integral y con el conocimiento profundo de la historia. El neoterrorismo alimenta la confrontación para después, desde una posición de ventaja, justificar incluso una actuación violenta. Asimismo, se alimenta de la división de sus contrarios. Opongamos a eso la unidad histórica que nos permita ser más fuertes y más constructores y constructoras del presente y del futuro de nuestra sociedad. Y obvio es que también se alimentan del miedo. Entonces, como mujeres y hombres que pretendemos la plenitud de la vida, no sintamos el miedo que corta las alas para volar, ni sintamos el miedo que nos quita la alegría de luchar por una vida mejor para todos y todas.
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