La guerra de las imágenes

09/09/2013
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Lo que está aconteciendo en Siria constituye la escenificación de una guerra contemporánea de alta tecnología. Desde siempre las fuerzas en pugna han intentado controlar el flujo de información como un arma de guerra psicológica y de inteligencia militar. La mentira y la falsificación de noticias ha sido desde tiempos remotos una de las armas predilectas de los ejércitos y se llama “operaciones de inteligencia”. En la actualidad, el principio es el mismo, pero la alta tecnología permite niveles de sofisticación nunca antes vistos.
 
De hecho, existen denuncias fundadas de que las potencias extranjeras han intervenido la red televisiva oficial de los sirios mediante el uso de satélites en órbita estacionaria, en una operación de los servicios de inteligencia estadounidenses de “intoxicación” Este tipo de maniobra consiste en la creación de “canales espejo” capaces de ocupar la banda televisiva original, manteniendo los formatos originales. Se trata, desde luego, de una “puesta en escena” para propalar información falsa sobre el curso de la guerra, atribuyendo al gobierno sirio su responsabilidad en hechos deleznables.
 
De este modo, un cúmulo de imágenes que mezcla la realidad con escenas fabricadas en estudios y sometidas a una exhaustiva digitalización adquiere el carácter de “documento” y, eventualmente, de “prueba” Desde aquella escena en que “Forrest Gump” estrecha su mano con la del extinto presidente John Kennedy, ha quedado claro que la imagen, hoy en día, puede ser manipulada a la perfección, construyendo un verosímil para el consumo mundial.
 
Las imágenes construidas sobre la guerra en Siria sirven de material y fundamento para construir un “relato” a la medida del fabricante. Imágenes tan perfectas que la misma población local es incapaz de distinguir lo real de la ficción. Si la guerra y la tecnología van de la mano desde hace mucho, en la actualidad asistimos con espanto a la conjunción de la guerra con el espectáculo. Una potencia imperial se enseñorea en diversos rincones del planeta, llevando la violencia y la aniquilación en alta definición ante la mirada impávida del resto de la humanidad.
 
Como en un espeluznante “reality”, el presidente de los Estados Unidos, nimbado con su premio Nobel de la Paz, como el “Hermano Mayor” de la pesadilla orwelliana nos anuncia su decisión de atacar a un país cualquiera. Mostrando como “prueba definitiva” de la infamia del enemigo unas secuencias documentales, aunque tales imágenes hayan sido filmadas en algún desierto saudí y tratadas con avanzados programas Mac, justo antes de que el satélite las difundiera. En una guerra, ya se sabe, lo primero que muere es la verdad.
 
- Álvaro Cuadraes investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. ARENA PÚBLICA. Plataforma de Opinión. Universidad de Arte y Ciencias Sociales. ARCIS.  Autor de “A Cuarenta Años: Crónica de un golpe de estado” http://alainet.org/active/63526
 
https://www.alainet.org/es/articulo/79142
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