2º Punto de oro para la paz

06/11/2013
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Como en el mejor lenguaje marinero y después de atravesar mares procelosos, “contra viento y marea”, se llegó a la firma esperanzadora del 2º punto de la agenda que el Gobierno del Presidente Santos y las FARC vienen discutiendo en las reuniones de Paz en la Habana, Cuba.
 
Llegar a buen puerto respecto al punto de la participación política es un logro que trae alegría y esperanza a la sociedad colombiana, a la comunidad universitaria en particular y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que anhelan un país en convivencia, justicia social y equidad.
 
Debemos expresar nuestro reconocimiento al Presidente Santos y a las FARC por ser capaces de conducir este anhelado proyecto de la sociedad, que según la última encuesta de Gallup cuenta con el 59% de apoyo de colombianos que respaldan las negociaciones.
 
Como bien lo destacó el editorial del diario El Espectador titulado “Es un paso” y publicado en el día de hoy jueves 7 de noviembre, dice que “Pueden leerse en la declaración tres puntos: Derechos para la oposición y los nuevos movimientos que surjan en virtud del acuerdo; mecanismos democráticos para la participación ciudadana y, finalmente, medidas efectivas para que más sectores –locales y nacionales destacados, pero también los más vulnerables- puedan ejercer mayor participación”.
 
Esto es lo que con tanto ahínco se ha venido luchando y que se concreta en el esfuerzo por construir una democracia más activa, profunda e incluyente que le permita a la sociedad colombiana enfrentar las múltiples contradicciones que viven en su seno y que es urgente solucionar, salomónicamente, para alejarnos del abismo hasta donde nos han conducido visiones dictatoriales del poder unidas a una corrupción galopante que corroe en forma peligrosa la médula de todo nuestro ordenamiento jurídico.
 
Este avance en las conversaciones por la reconciliación, después de largos y dolorosos años de violencia fratricida, debe ser cuidado como se cuida “la niña de los ojos” porque los caminos y los tiempos que atravesamos están infectados de enemigos de la paz que buscarán cualquier oportunidad, por débil que sea, para asestar un golpe que ponga en riesgos estos significativos esfuerzos, porque ellos en medio de su locura e insensatez son capaces de cualquier cosa.
 
Los grandes intereses económicos y políticos que viven de la guerra, de la violencia, de la inequidad y del egoísmo están más vivos y activos que nunca, buscando como continuar con el “descuadernamiento” que padece la nación y que es el que les permite trabajar y actuar para mantener la desesperanza y el odio en la gran familia colombiana.
 
Entonces es necesario para blindar y proteger los Acuerdos pensar en un mecanismo político que de garantía a las partes enfrentadas y nosotros proponemos desde el Programa de Paz de la Universidad Pedagógica Nacional, la firma de un Armisticio, que según el diccionario enciclopédico Larousse es “la suspensión de hostilidades”. En esta forma se evitarían más muertes y orfandad en la población civil y en las unidades militares comprometidas en la confrontación armada, así como los daños incalculables que se le causa a la infraestructura productiva de la nación.
 
Dejar atrás para siempre la violencia y lo armado como alternativas de la política debe ser el mensaje claro y taxativo en los nuevos tiempos. Volver a los textos de los filósofos como Antonio Gramsci el inolvidable fundador del partido comunista italiano, que tanto aporte hizo en la historia y en el pensamiento marxista, para reencontrar el camino de lo público y convertirlo en base fundamental de los nuevos desafíos políticos.
 
 Alonso Ojeda Awad
Ex – Embajador de Colombia
https://www.alainet.org/es/articulo/80732?language=en

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