El 2013 un año claro-obscuro y viceversa

08/01/2014
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Durante el trascurso del 2013 el cielo y las montañas azuladas se vieron obscurecidas por el Terrorismo de Estado: asesinatos como el de Benedicta Joya; el de Robinson Mazo del Movimiento Ríos Vivos;el de César García dirigente campesino que se opuso a mina la Colosa; el de Óscar López huelguista y sindicalista de Nestlé; el de Adelina, la lidereza “del Maciso colombiano” y tantos mas. Nos vimos abatidos de nuevo por el desplazamiento, las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, y otros pérfidos delitos. No es este artículo el llamado al registro particular de tales hechos, pero tampoco podría pasar por alto tan estremecedora realidad. Estos hechos no son potestativos del 2013, es la constante que nos viene triturando como una herida crónica el tejido colectivo. Hechos que se inscriben en la cruenta guerra que ejercen los poderosos contra el pueblo colombiano. Guerra para el sometimiento, guerra para entregar territorios a multinacionales, guerra para saquear los recursos naturales, guerra para que las elites sigan en el poder, guerra para la acumulación del capital. Guerra que desplaza, asesina, masacra, generando horrores que lengua mortal decir no pudo. Esa es la guerra que destroza a Colombia. La guerra no se circunscribe al conflicto armado como nos quieren hacer creer, y como les creemos al parecer” (1).
 
Así entonces, un contexto de guerra es el telón de fondo de los sucesos particulares que le imprimieron al 2013 lo particular, que le hicieron ser lo que fue, que le dieron su propio carácter. Tres sucesos son su más vehemente expresión: 1. El levantamiento campesino o Paro Nacional Agrario 2. Las conversaciones entre las FARC EP y el Gobierno; 3. La destitución e inhabilidad política del Alcalde Mayor de Bogotá. En este artículo me voy a referir a los dos primeros temas, y el tercer tema lo trataré en otro artículo, no solo por las muchas líneas que implican, sino porque les daré un tratamiento, o si se quiere, un estilo diferente.
 
Levantamiento campesino
 
En el 2013 se revitalizó la protesta y movilización popular por abrir resquicios, cauces y semblantes a la justicia, a la equidad, a la soberanía, inexistentes en Colombia. En este panorama se elevo como un pájaro de vistosas alas, un levantamiento campesino que al decir de Renán Vega Cantor, se convirtió en la protesta social más importante que se ha llevado a cabo en Colombia en las últimas décadas” (2). Nunca en mucho tiempo habíase visto una gesta de esta magnitud y significado. Su fuerza impactó las urbes y nos vimos en las calles con cacerolazos, incluso quienes han sido indiferentes al vivir campesino, y a pesar del intento de los medios por subestimar el paro, y el pronunciamiento del presidente santos diciendo: “el tal paro agrario no existe”.
 
Desde febrero se sintieron pasos de animal grande, iniciaron los caficultores y camioneros, el 10 de junio siguieron los cocaleros del Catatumbo que durante 53 días batallaron heroicamente, entrelazándose con el paro de los mineros artesanales –desde el 17 de julio-, ya en agosto y septiembre adquirió la dimensión del memorable Paro Agrario Nacional. Este levantamiento quedará registrado en los anales de nuestra historia y presagia el advenimiento de un sector campesino fortalecido y engrandecido.
 
Como los comuneros de antaño, los vimos luchando con palos machetes y piedras para enfrentarse a la brutal acción represiva del gobierno santista que, sin mediar palabra y sin reparo alguno, les opuso el aparato militar del estado: el ejército y el brutal ESMAD -policía antidisturbios-. “Tanquetas, helicópteros artillados y desembarco de tropas, sobrevuelo de aviones de guerra, fusiles, perdigones, bombas aturdidoras, gases, bombas caseras con metralla” (3). ¡Quien lo creyera!, y ver para creer el documental, Los Hijos del Catatumbo (4). El penoso resultado: 17 campesinos muertos, más de 600 heridos, otros tantos apresados y judicializados. ¡Qué vileza! ¿O como calificar esta infamia? esa es la forma en que actúa el que se dice el presidente de la Paz?, ¿O al que así consideran? Llama la atención el cinismo, ese llamado por todos los medios a la protesta pacífica, cuando el gobierno santista mata manifestantes, hieren, encarcelan, cinismo es ese decir del gobierno, que el derecho a la protesta social se respeta.
 
El levantamiento campesino nos instó de nuevo a reparar las tormentosas condiciones que vive nuestra gente en las zonas rurales de Colombia. Pobreza, miseria, deficientes o carentes servicios públicos. Llevar a los hijos a la escuela o encontrar atención en un hospital, se convierte en una odisea. ¿Cultivar sus productos? ¿Con que y cómo? Los costos de producción no se compensan con los que reciben por la venta. Trasportar los productos, otro calvario. Lograr ingresos o empleo estable, un sueño imposible. Con el arduo trabajo por cuenta propia y con el sudor de la frente, no pueden ni alimentarse medianamente. Ese es el drama social cotidiano de sus vidas. A esas crueles manchas y huellas que ha dejado el abandono del estado, le suman la barbarie que éste ejerce con tal indolencia, –como viene ocurriendo- para despojarlos del terruño cuando sus tierras les interesan para grandes inversiones, cuando hay una política de extranjerización de tierras. ¿Cuál justicia? ¿Cuál es la verdad? El representante de la oligarquía Santos, dice que nuestra economía es ya una de las más prósperas de América Latina, será la de su clase que jamás tiene que acostarse con el estomago vacio, con los nenes llorando de hambre, con algún abuelo enfermo y sin el dolor, la angustia y el riesgo que amenaza el mañana.
 
Por el Paro Nacional Campesino supimos que nuestro país cafetero en vez de exportar café lo importa -en gran medida- de otros lares; que igualmente se importan masivamente productos agrícolas subvencionándolos; recordamos que una red de intermediarios y especuladores exprimen a los labriegos; supimos que retumba el Catatumbo con el grito que reclama una existencia digna, supimos de sus penas, penitas, penas y de su legítimo anhelo de una zona de reserva campesina. En sintonía fuimos testigos de los clamores de los que siembran la papa, de los lecheros, paneleros, cacaoteros, arroceros, algodoneros, maiceros,plataneros, cebolleros, de los mineros artesanales. Confirmamos que la firma de los Tratados de Libre Comercio por los últimos gobiernos ha dejado desvelo, adversidad, penalidad e incertidumbre. Que la deuda social con el campesinado data de más de un siglo. Que fue la contundencia del paro y la convicción de un ideario, lo que obligo finalmente al gobierno a la firma de acuerdos con el campesinado (5). En el 2013 la tierra y el territorio rugieron desde todos los rincones del país. Precisamente la tierra ha sido el núcleo de una confrontación que históricamente ha marcado el conflicto social y armado que vive Colombia. Dos de los seis puntos mayores del pliego de peticiones del Paro Nacional Agrario (6) lo refieren:-Exigimos acceso a la propiedad de la tierra.-Exigimos reconocimiento a la territorialidad campesina. Como dice la canción“Yo pregunto a los presentes, si no se han puesto a pensar, que esta tierra es de nosotros y no del que tenga más (6) Entonces la necesidad de una política agraria, -en la que el campesinado demanda lógicamente participar-, la inversión social, las facilidades crediticias, la asistencia técnica y demás anhelos y aspiraciones, pasa por ese derecho a la tierra y ese territorio de identidades y dignidad para las comunidades campesinas. Aquellas mismas que son los que nos dan el fruto y la yuca y la papa al 70% de los colombianos (7). Que son nuestros ancestros, nuestra Colombia profunda como lo expreso alguien, que son el eje de una genuina expresión de pueblo en resistencia y lucha, que son en síntesis, las entrañas de nosotras y nosotros mismos. Nos queda entonces rodearlos, apoyarlos, solidarizarnos y comprender que su lucha es la misma nuestra.
 
Las conversaciones entre las FARC EP y el Gobierno
 
Entre la guerra y las expectativas de paz, continuaron durante el año 2013, en la Habana Cuba, las conversaciones de los adversos marcados por una historia de enfrentamiento a muerte. El suceso que ha sido una conjetura para el logro de la paz, se desarrollo entre claro-obscuros. Claro: allegarse a acuerdos en dos puntos: 1. El tema agrario - la tierra y el desarrollo rural y 2. Participación Política –acuerdos parciales- Obscuro: lo rechazable y lo deseable en lo que para cada una de las partes, significa la paz.
 
Para el gobierno, significa la desmovilización de la insurgencia y la entrega de armas, a cambio, de “unas curules”. Para la contraparte, la paz no se concibe sin justicia social.
 
J Antonio Gutiérrez D expresa:“Nadie en su sano juicio puede negar que todos los aspectos que la insurgencia reclama (tierras, recursos naturales, democracia, medio ambiente, educación, salud, seguridad social, etc.) son temas de crucial importancia (8), podría añadirse, y son temas que competen a la paz.
 
No es casual que todo lo solicitado en el pliego de peticiones por el campesinado en el Paro Nacional Agrario, coincida con las propuestas de las FARC EP en los diálogos de La Habana, y estén contendidos en los acuerdos del primer punto. Como tampoco es casual que los insurgentes se sientan afrentados por la acción del procurador contra el alcalde mayor de Bogotá. Acción estrechamente relacionada con punto dos de la agenda. Lo acontecido en estos sucesos, va en contravía de lo que se viene pactado.
 
No obstante “el secretismo”, podemos percibir e inferir que las cosas no fueron expeditas, ni fáciles en la mesa de negociación en la Habana. Este capítulo 2013 podría titularse: Las conversaciones entre las FARC y la abuela desalmada, parodiando el titulo del cuento de García Márquez: La Cándida Erendira y su abuela desalmada.
 
Si bien, las FARC no es asimilable, a la cándida Erendira, el gobierno sí parece ser la abuela desalmada. Esa que dice NO a todo, a tiempo que da garrote venteado –entiéndase incrementar la fuerza militar y los ataques contra la insurgencia-. De hecho exactamente el 1 de enero del 2013 daban cuenta de 14 guerrilleros de las FARC en un bombardeo a un campamento en Chigorodó, en Antioquia.
 
Podríamos figurarnos estas conversaciones así:
 
Que un cese bilateral al fuego: que No. Que la participación del pueblo en los diálogos*9: que No. Que reformas institucionales: que No. Que cambios al modelo económico: que No. Sobre el saqueo de los recursos: No. Sobre la destrucción del hábitat: No. La abuela desalmada gusta de decir: esos temas no hacen parte de la agenda. Parece que a la abuela desalmada le causa escozor escuchar las palabras de soberanía, de democracia plena, de modelos alternativos de desarrollo en el tema de victimas*. El prurito de la abuela desalmada, es que es de muy mal tono hablar en la mesa de ciertos temas, a menos que lo que se hable, conduzca a lo que ella quiere. ¿Y que es lo que ella quiere? Lo dicho. Finalizando el año el presidente Santos, ante la Convención Nacional del partido Cambio Radical lo confirmo: Allá lo único que se está negociando es una transición para que esa gente deje las balas, deje las armas y las cambie por votos, por los argumentos, y ponerle fin al conflicto”. Las FARC, por su parte insisten: “no nos encontramos en La Habana negociando una transición para dejar las armas a cambio de unos votos”. Sesenta años de lucha armada buscando justicia social y verdadera participación política van mucho más allá del tema de esos votos (10).
 
Con tan disimiles miradas, en las que, para el gobierno los temas se pueden hacer reductibles y para la contraparte los temas tienen mucha tela que cortar, ¿cómo? Se explica con ello que el resultado obtenido, no satisfaga a las partes que aprecian se ha llevado largo tiempo.
 
¿Qué nos depara en este 2014 estos diálogos en dos idiomas diferentes y con dos sonidos discordantes? ¿Cómo concebir la paz sin profundos cambios en lo económico, en lo social, en lo político y en los diferentes ámbitos?, ¿Es que el modelo neoliberal y el capitalismo salvaje permiten la paz? Las preguntas, sin claras respuestas, nos quedan abiertas para este 2014.
 
Nota: Pendiente articulo con el tema anunciado: La destitución e inhabilidad política del Alcalde Mayor de Bogotá.
 
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1 Entiendo que en rigor, no se le denomina guerra a las acciones del terrorismo de estado, pero entonces me pregunto si no son precisamente eso: Guerra. O alguien que tenga la amabilidad de explicarme que es la guerra y por allí derecho que es la paz
 
2 Renán Vega Cantor, Rebelión/La Rebelión de los enrruanados
 
3 Parágrafo tomado de un articulo José Antonio Gutiérrez D www.rebelion.org/noticia.php?id=172839
 
4 Los hijos del Catatumbo www.youtube.com/watch?v=Ku6KZWaZEJI
 
5 A la fecha nueva manifestación aproximadamente 20.000 agricultores y medianos empresarios de 15 regiones del país se trasladan a Bogotá, por el incumplimiento del gobierno de los acuerdos pactados
 
6 Canción a desalambrar
 
 
7 No obstante que: un “0,43% de grandes latifundistas es dueño del 62,91% del Área Predial Rural, y en abismal contrate, el 57.87% de campesinos (minifundistas y pequeños propietarios), tiene un ridículo 1.66% de la tierra.
 
 
9 Las FARC proponen la Asamblea Nacional Constituyente como un mecanismo de participación popular en los diálogos, para refrendar los acuerdos.
 
10 FARC: “Causa malestar el zigzagueo de Santos”
https://www.alainet.org/es/articulo/82161?language=en
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